Imágenes de página
PDF
ePub
[ocr errors]

Esta muerte del rey Alarico sucedió en el año de | vió el rey su ejército. Y en la carta que está en las de nuestro Redentor quinientos y seis, pues san Isidoro Casiodoro, con que el rey apercibe y manda á sus goy Vulsa le dan veinte y tres años de reinado. Y lleva san Isidoro tan cierta y bien continuada desde ahora la cuenta de los reyes godos hasta su tiempo, que le saldrá siempre muy buena á cualquiera que por otras certificaciones la quisiere averiguar.

dos salgan á esta jornada, se vé claramente como no habia de ir el rey en ella. Y en año de tales consules puso esta jornada, que por la mejor cuenta se entiende fué el quinientos y siete de nuestro Redentor. Gesǝleico, que ningun pensamiento tenia de grandeza real ni esfuerzo, entendiendo la guerra que se le aparejaba,

En tiempo deste rey murió el papa san Felix Segundo a los veinte y cinco de febrero, el año cuatrocientos y no-pasóse huyendo en África á valerse del rey Trasamunventa y dos, habiendo tenido el pontificado ocho años, once meses y diez y siete dias. Pasados cinco dias que la Silla apostólica estuvo vaca fué elegido san Gelasio el tercero dia de marzo. No tuvo el pontificado mas de cuatro años, ocho meses y diez y nueve dias, muriendo á los veinte y uno de noviembre del año cuatrocientos y noventa y seis. Vacó la Silla cinco días, hasta que á los veinte y siete del mismo mes fué electo Anastasio el Segundo. Durando no mas que dos años ménoscatorce dias, falleció á los diez y nueve de noviembre del año cuatrocientos y noventa y ocho. Sucedióle san Celio Simmaco, natural de Cerdeña, siendo elegido á los veinte y dos del mismo mes, despues de dos dias de vacante. En un concilio quinto de los que este sumo pontífice celebró en Roma, se halla firmado solo un obispo español, y fué el de Córdoba, llamado Estefano.

CAPÍTULO XL.

El rey Amalarico, hijo de Alarico, y la tutoria que tomó del su abuelo Teodorico, echando del reino á Gesaleico.

Dejó Alarico de su mujer Teudetusa, que ya habia ántes fallecido, un niño pequeño llamado Amalarico, al cual sacaron los godos de Francia con mucha priesa, cuando mataron á su padre, teniendo ya por perdido todo lo de allí, y lo trujeron á España donde podian conservar y continuar su reino con seguridad. Y por la poca edad deste niño, eligieron en Narbona por su rey á Gesaleico, un su hermano bastardo, nombrado por otros algo diferente; y llamándolo Procopio, san Isidoro y los demás hijo de Alarico, no sé por dónde se guió Vaseo para tenerlo por su hermano. Y no hay duda sino que el rey Teodorico tuvo por buena, y aprobó por ahora esta eleccion de los godos, por ver la necesidad que tenian de hombre entero que los gobernase. Esto parece ser así, pues está claro, que si él no consintiera y aprobara esta eleccion, que Gesaleico no pudiera haber el reino tan pacíficamente como ahora se le dió. Cuatro años hubo el reino, en los cuales perdió á Narbona, que se la tomó y metió á saco el rey Gundibaldo, de Borgoña, y él con cobardía se vino huyendo á Barcelona; usando en todo el gobierno tanta flojedad y descuido, que no sabia sino buscar afrenta para sí, y daño y menoscabo para los suyos. «Entre »otras sus vilezas era cruel, como lo suelen ser los re»yes cobardes, buscando su seguridad con las muer»tes de sus principales. En Barcelona mató á Goerico »dentro de su palacio, como del libro antiguo Vaseo lo >>refiere.>>

[ocr errors][ocr errors][ocr errors]

do de los vándalos, aunque era cuñado de Teodorico, casado con su hermana. Parece que recogió el vándalo á Gesaleico, haciendo alguna muestra de ayudarle, á lo menos dióle dineros, pues se le quejó bravamente desto Teodorico por una carta que ahora se lee entre las de Casiodoro adonde le pone delante el deudo entre ambos, y la ofensa grande que Gesaleico le ha hecho en mostrarse así su enemigo. Usa al fin alguna amenaza liviana, y pide creencia para sus embajadores. Movióse con es'a embajada y carta Trasamundo, y envió su satisfaccion al rey: y así hay otra segunda carta, en que le agradece su buen comedimiento. Tambien hay hartas cartas en que se vé como tenia Teodorico el señorio en Frância, y particularmente en Narbona, Arles y Marsella, aunque se da á entender en ellas que tenia estas ciudades como propias, y no como de su nieto. Porque hace fiesta de haberse restituido al señorío de Roma. Tambien hay una carta para este su capitan Iba que residia en Narbona con gente de guerra. Cuándo se cobró Narbona, ó cómo, yo no lo puedo decir, pues no se halla en los autores.

Volvió de África Gesaleico, y estuvo un año escondido en Francia, y despues dice san Isidoro que entró en España con ejército, sin que se entienda cómo ni de dónde lo hubo, aunque como por la carta de Teodorico parece, tenia dineros, y cuando éstos hay, no les faltan á los reyes fuerzas. Saliole al encuentro este capitan Iba, y dándole la batalla á doce millas de Barcelona, lo venció, y lo hizo huir en Francia, donde murió de su enfermedad, como en Procopio mas á la clara parece. Y habiendo sido su reino no mas de cuatro años, falleció en el quinientos y diez de nuestro Redentor. Y especifica mas Vulsa, que los tres años tuvo Gesaleico el reino, y el cuarto estando escondido. Y es lo mismo que san Isidoro tambien dijo en particular. Tambien puso Vulsa la opinion de otros que le daban quince años á este rey.

CAPÍTULO XLI.

La memoria que hay de la cristiandad católica de España por este tiempo.

De todos tiempos hay buenos testimonios en España de la mucha gente católica que habia en ella, aunque los reyes fuesen herejes. Es uno muy bueno, que poco antes de la muerte del rey Alarico, en el año quinientos y cuatro, falleció san Gregorio el español, que es muy reverenciado en Alcalá del Rio, lugar dos leguas encima de Sevilla. Tiene allí una igle ia, que los El rey Teodorico, que le dolia ver despojado á su nie- reyes católicos don Fernando y doña Isabel le mandato Amalarico de la sucesion del reino, y el andar tan ron hacer, como en letrero que allí está parece, moviabatido y apocado el señorío de los visogodos por cul- dos con la fama de los muchos milagros que este Sanpa de su rey: trató luego de quitárselo, y envió contra to habia hecho, y con la gran devocion de toda aquella él un su capitan llamado Iba, con buen ejército. Y no tierra con él. Allí mandaron poner estos reyes católifué Teodorico en esta jornada, porque Casiodoro que cos los huesos deste Santo en un arca dorada, con relo veia todo, y por cuya pluma se despachaba, dice jas de hierro. Allí tambien se muestra el sepulcro donexpresamente en su corónica de los cónsules, que en- I de este santo cuerpo de muchos años atrás fué hallado,

con una piedra encima, que todavía está allí en la igle- | de Jesucristo nuestro Redentor. Presupuesto que estas sia, y tiene estas letras:

IN. HOC TVMVLO IACET FAMVLVS. DEI GREGORIVS QVI VIXIT ANNOS PLVS MINVS LXX. RECESSIT IN PACE DIE NONA. SEPTEMB. ERA. DXXXXII.

Yo no he visto esta piedra, mas téngola por relacion de quién la sacó bien. Los números están en ella tan oscuros, sin poderse precisamente entender. Porque puede decir que murió este Santo á los nueve de setiembre, y tambien que murió à cinco. Tambien está el número de la era tan confuso, que puede señalar este año, ó el de quinientos y cincuenta y cuatro. Yo seguí lo que me pareció llevaba mas apariencia de estar escrito, y así señala el año de nuestro Redentor quinientos y cuatro. Tiene esta piedra la cifra antigua del Lábaro con el nombre de Cristo en ella, y á los lados el A y O, de que luego se dira. Y si estuviéramos seguros del número del año, ésta fuera la mas antigua piedra que de la verdadera y católica cristiandad destos tiempos se hallaba en España. Mas por la incertidumbre ya dicha se dejará todo para otra, que tiene claros y ciertos los caractéres del año, y es la que sigue.

Es otro gran testimonio de la buena cristiandad de España por estos tiempos una sepultura muy suntuosa, que se halló habrá cincuenta años en Talavera de la Reina, del mismo año de la muerte deste rey. Era un arca de mármol blanco, de ocho piés en largo y mas de dos en ancho. La cubierta era tambien blanca del mismo mármol. Sobre ésta estaba otra losa de mármol cardeno, de seis piés en largo, y media vara en ancho. El título que tiene dice:

LITORIVS. FAMVLVS DEI. VIXIT ANNOS PLVS MINVS LXXV. REQVIEVIT IN PACE VIII. KAL. IVLIAS. AERA DXXXXVIII.

En castellano dice: Litorio, siervo de Dios, vivió Setenta y cinco años, poco mas ó ménos. Reposó en paz á los veinte y cuatro de junio. Era quinientos y cuarenta y ocho y es el año de nuestro Redentor quinientos y diez. Esta losa con el título está ahora en la hermita de nuestra Señora del Prado junto á Talavera. Tiene abajo de las letras esculpida una cruz, con A y O á los lados.

Estas sepulturas que así tienen las dos letras griegas son de hombres verdaderos católicos, y no herejes arrianos, como los godos lo eran entónces; y eso se quiere dar á entender con poner las dos letras Alfa y Omega junto con la cruz. Esto es una cosa antigua y muy usada en España, que se ha de poner de aquí adelante de muchas piedras, y por esto convendrá dar aquí noticia della. El infernal fundamento y mayor error de la berejía de Arrio, fué quitarle á Jesucristo nuestro Redentor la igualdad que en la divinidad tiene con el Padre Eterno, y hacerlo inferior á todo él en todo. Por esto, quien en su sepultura queria mostrar que no seguia este error, sino la doctrina Católica, representando á nuestro Redentor Jesucristo por la cruz, confesaba tambien su entera divinidad, igual con la del padre, poniendo aquellas dos letras, por las cuales en el Apocalipsi (1) se nos enseña la verdadera divinidad

(1) Cap. 22.

|

dos letras son la primera y la postrera del A B C griego, dice allí en el Apocalipsi Jesucristo nuestro Redentor de sí mismo por boca de sau Juan, yo soy A y 0, y declarólo mas añadiendo, principio y fin, que es atributo y propiedad de la divinidad de Dios, que no puede competer sino es á quien verdadera y enteramente es Dios, pues otro no pudo ser principio y fin de todas las cosas. Por esta causa los católicos deste tiempo se señalaban con este blason de A y O, como firme testimonio de su verdadera fé. Porque un arriano no confesara esto de Jesucristo nuestro Señor. Y de harto mas atrás venia ya el uso deste blason católico, pues se halla en monedas del emperador Magnencio y de su hermano Decencio, como Jacobo de Estrada y Guillelmo Choul en sus libros de monedas antiguas notaron y describieron. Estos dos hermanos se levantaron en el imperio contra Constancio, habiendo muerto al emperador Constante su hermano. Y porque Constancio era muy arriano, ellos quisieron dar entender de sí como eran católicos. Pusieron por esto en sus monedas y banderas una cifra, en que dice Cristo; pues tiene las dos primeras letras con que en griego se escribe este nombre. Añadiéronle á los lados el A y la O, para confesar su verdadera divinidad igual con la del Padre: y con esto apellidaban los católicos para que los siguiesen, mostrando que ellos lo eran. La letra es ésta en las monedas: SALVS. DD. NN.::: LVCET. Que en castellano dice: Aquí se muestra y resplandece el amparo y salud de nuestros señores los emperadores. Esto venía desde Constantino, que se traia la cruz en las banderas, con el nombre de Cristo nuestro Redentor en aquella cifra, como fray Onufrio Panuinio en sus fastos, tratando la victoria que este emperador alcanzó por la señal de la cruz, lo prueba con muchas monedas, de las cuales tambien yo he visto y tengo algunas. Este autor dice en particular vió monedas de Constantino, donde junto con la cifra y con la cruz, decia la letra: HOC SIGNO. VICTOR ERIS. Y las cifras y señal de la cruz que se ven en las monedas son en dos maneras: y ambas son casi como ésta:

*

Con ser, pues, desde entónces usada la cruz y la santa cifra, despues en tiempo de Magnencio se le añadieron las dos letras contra la herejía de Arrio: y por que tambien en monedas de Constancio se halla el mismo reverso de la cifra y las dos letras, hemos de entender que traia tal divisa antes que fuese arriano, pues tuvo hartos años de imperio, siendo verdadero católico. Yo he visto tambien esta cifra con el A y 0 en los despojos de un edificio antiguo, que tengo por cierto es de aquellos mismos tiempos de Magnencio y por allí. Hallóse en la villa de Bujalance, tierra de Córdoba. Estaba toda la obra labrada de unos grandes ladrillos mayores que un pliego de papel. Cuando los forjaron los imprimieron á todos la cifra arriba puesta del nombre de nuestro Redentor, con el A y O á los lados. Tenia tambien diversas letras, que en unos decia: MARCTIANE. VIVAS. IN. Y dice en castellano: Vivas, ¡6 Marciano! en Jesucristo. Porque aunque no se escribió el nombre de Jesucristo, en la cifra está puesto. En otros ladrillos decia: SPES. IN. DEO. Y en nuestra lengua: Esperanza en Dios. Por esto creo yo que aquel edificio fué sepultura deste Marciano, ó algun oratorio que él edificó y para mostrar como era buen cristiano cate

lico, se mandó poner ó le pusieron estos santos títulos en los ladrillos de que debia estar cubierta toda la fabrica. Pasó muy adelante en España el usarse poner el A y O y la dicha cifra en piedras y en otras memorias aun despues de destruida toda la provincia por los moros: y así vemos que las tienen. Muchos privilegios antiguos de nuestros reyes las ponen antes que se comience a escribir nada, aunque se ponga el In Dei nomine amen ó su equivalencia. Y yo tengo monedas de plata del rey don Alonso el Magno, á lo que creo, donde se halla la santa cifra y las dos letras muy bien esculpidas.

CAPÍTULO XLII.

El rey Teodorico de Italia nunca vino en España.

El deshacer y destruir Teodorico á Gesaleico, todo era para dar el reino á su nieto Amalarico. Y aunque un año ó dos antes de la muerte deste rey, ya el niño Amalarico tenia el reino; mas por la claridad de la cuenta, y por conformarnos con san Isidoro y los demás en ella, no se contará el principio deste rey hasta este año quinientos y diez, en que murió su antecesor. Y no seguiré á san Isidoro y Vulsa en poner luego tras Gesaleico al rey Teodorico Amalo ostrogodo, dándole quince años de reinado en España; y prosiguiendo despues, que Alarico reinó cinco sino que se contarán todos los veinte años siguientes al rey Amalarico, pues Teodorico verdaderamente no fué rey de España, sino que solo tuvo la administracion della por su nieto, hasta que fué de edad para poder él gobernar. Y porque todo esto de Teodorico, que toca por estos años á España, está muy confuso en nuestras corónicas, y aun en las otras historias, será necesario aclarar por extenso aquí la verdad de todo.

Primeramente san Isidoro y los demás que le siguen dan á entender que Teodorico vino en España, y estuvo acá mucho deste tiempo que le dan de reinar. Esto es imposible que hava sucedido así, como mostraremos en particular yendo por los años. Ya hemos mostrado como no vino a España hasta este año quinientos y diez. Pues así mostraremos tambien como no vino de aquí adelante. Porque este año quinientos y diez, que es por la mejor cuenta el vigésimo del imperio de Anastasio en Constantinopla, como san Isidoro tambien lo refiere, y es tambien el en que fué solo cónsul en Roma Boecio Severino, el muy conocido por sus obras, y no tuvo compañero en el consulado: Teodorico estaba muy de reposo en Italia, y por todos los años siguientes tambien. Esto parece por lo que Casiodoro, su secretario deste rey, cuenta al fin de su corónica y catálogo de cónsules, y en las epístolas de lo que hizo este rey por estos años estando en Ravena, que era el lugar de su ordinaria residencia. El año quinientos y once fué cónsul en Roma Felix Galo, y en las epístolas del rey Teodorico, que son las del gran Casiodoro, hace mencion dél, escribiendo de Ravena.

No pudo tampoco venir á España el rey el año siguiente quinientos y doce: pues hay mucha mencion en Paulo Diácono de lo que hizo este año estando en Ravena. Porque en la misma ciudad en presencia del rey se hizo un concilio por la cisma que de nuevo andaba en la Iglesia entre el papa Simmaco y otro Laurencio antipapa: habiéndose ya ántes una vez apaciguado. Y fué este concilio el sexto de los que hizo este papa: y en el libro antiguo, que llaman el Pontifical,

|

y es de mucha autoridad, se hace mencion deste concilio; y por lo que allí se trata y por otras buenas conjeturas, se congregó el año quinientos y doce de nuestro Redentor. En el libro de los concilios no tiene éste dia, mes ni año.

Entiéndese tambien como estaba el rey en Ravena el año siguiente quinientos y trece, pues hay carta suya en que pide á los romanos hagan cónsul para el año siguiente al gran Casiodoro, su secretario. Y así fué consul el año siguiente quinientos y catorce, en que tampoco pudo el rey venir acá, pues para el año que viene tenia tanto que hacer como veremos.

Particularmente cuenta Casiodoro, y celebra el rey en sus cartas, como habiendo concertado el rey de casar su hija Amalasuenta con Eutarico, por sobrenombre Cilica, ostrogodo de nacion, y Amalo, de linaje, el casamiento fué en Italia el año quinientos y quince, como por los cónsules que Casiodoro nombra se entiende, y Jornandes y Paulo Diácono especifican, que este caballero residia por este tiempo en España, y de acá fué á Italia á hacer estas sus bodas. Este caballero Eutarico, como Jornandes refiere, era hijo de Wittirico Amalo, descendiente de los reyes de los ostrogodos, y su padre se habia venido al rey Teodoredo desde ántes de la batalla de los campos Catalaunicos: y así se puede bien creer que Eutarico nació en España. Y aunque Casiodoro no lo dice, en Jornandes y en Paulo Diácono está expresamente, como ya dije, que Eutarico estaba en España cuando Teodorico lo tomó por yerno, y de acá lo mandó llamar desde Italia para este efecto. Del año quinientos y diez y seis hay mucha mencion en la corónica de Casiodoro, por haber ido desde Ravena Eutarico á Roma á pedir el consulado para el año siguiente con cartas del suegro. Y celebrando tambien mucho este autor las grandezas deste consulado, que fué el año de quinientos y diez y siete, refiere como se volvió Eutarico á su suegro, y hizo de nuevo suntuosísimas fiestas en Ravena, lo cual parece fué el año siguiente quinientos y diez y ocho. Y porque es cosa pesada para los lectores ir tan menudamente por lo destos años, digo que en Procopio y en los otros autores se hallan muchas de las cosas que el rey Teodorico hizo los ocho años que despues déstos vivió estando en Ravena. Desde allí mandó desterrar y despues matar á Boecio Severino y á su Suegro Simmaco, y trujo mucha contienda con el papa san Juan, como adelante en esta historia veremos. Conforme à todo esto se puede afirmar por cierto que este rey, habiendo cobrado el reino de España para su nieto Amalarico, con destruccion de Gesaleico, como hemos visto, por ser el rey niño, mandó administrar á España como tutor. Y así la administró hasta que su nieto tuvo edad para tomar su reino; mas esto fué estándose quedo en Italia, sin venir jamás acá. Así lo escribe Procopio, diciendo expresamente que enviaba gobernadores y ejército ordinariamente á España, para el sosiego y buena gobernacion de la tierra. Añade este autor, que aunque el nombre del reino de España se conservaba en el niño Amalarico, mas en realidad de verdad era todo de su abuelo, acudiéndose á él por mandado expreso con los tributos de acá. Déstos, dice, distribuia largamente por los ejércitos de los ostrogodos y vesogodos que acá residian. Así excusaba la nota de avaricia en llevarse las riquezas de España, y tenia granjeados los ánimos de su gente. Entre los otros capitanes que con su ejército acá tuvo, fué uno muy principal Teudio, de quien adelante se ha de escribir mucho, por haber llegado á

ser rey en España. Jornandes dice habia servido á Teo- | captusque transfluvium Druentiam Galliarum, interiil, dorico de llevarle las armas en la guerra, y que ahora

le envió acá por tutor de su nieto: por donde se entiende tenia acá todo el mando en paz y guerra. Entre las cartas deste rey Teodorico anda impresa tambien una su provision, dada á uno llamado Ampelio, del gobierno de España, con instruccion 6 leyes para relevar la provincia de muchas fatigas y violencias que padecia.

El maestro Vaseo se funda para probar que reinó este rey Teodorico en España, por los concilios en que se refiere se celebraron acá en tal y tal año deste rey. Mas este era un buen cumplimiento que por el concilio y por su escritor se hacia de nombrar por rey al que en realidad de verdad tenia el señorío del reino, aunque el título era del niño Amalarico, que no era mas rey, cuanto su abuelo rey muy poderoso y temido lo tenia en su amparo. Y aunque esto que yo así conjeturo tiene harta apariencia: mas no está tan claro el no haber sido rey de España Teodorico, como el no haber venido jamás acá. Que esto cosa manifiesta es, y en que no se puede poner duda. Y así Juan Cochleo, hombre muy docto y diligente, aleman, que en estos nuestros tiempos hizo imprimir las epístolas de Casiodoro, y despues escribió la vida deste rey Teodorico con gran curiosidad, no hizo mencion desta su venida en España, porque no halló fundamento ninguno para tratar della. Y no pudiendo ser verdad que vino acá Teodorico, mucho menos lo será lo que añade el obispo de Tuy que se casó en Toledo con una señora principal de linaje antiguo, y natural de España. Prosigue que por respecto desta señora dió el rey libertad á todos los españoles, y que hubo della un hijo llamado Severiano, padre que fué despues de san Leandro y sus hermanos. Es verdad, que Severiano fué padre destos santos (como en su lugar se verá) mas no lo es, que él fuese hijo deste rey habido desta manera, ni hay ningun fundamento para poder probarlo. Y es cosa clara que si el Teodorico tal hijo tuviera, heredara el reino de Italia, y no lo llevara su hija Amalasuenta, y no la podia favorecer en esto su marido Eutarico, que murió antes que Teodorico.

Las palabras de san Isidoro son éstas en latin. Despues de haber contado como Teodorico reinó en Italia dice así: Rursus extincto Gesaleico Rege Gothorum, Hispaniæ regnum quindecim annis obtinuit, quod superstiti Amalarico nepoti suo reliquit. Inde Italiam repetens, omni cum prosperitate regnavit. Y dicen en castellano: Muerto el rey Gesaleico, tuvo despues Teodorico el reino de España quince años, el cual dejó á su nieto Amalarico que habia quedado de su hija y del rey Alarico su yerno. Despues desto volviendo á Italia, reinó allá algun tiempo con toda prosperidad. Tambien dice luego: Regresso en Italiam Theodorico, et ibi defuncto, Amalaricus nepos ejus quinque annis regnavit. Y en castellano: Vuelto Teodorico en Italia, y muerto allá, su nieto Amalarico reinó cinco años. Tambien habia dicho ántes en lo de Gesaleico así: Iste cum multo suo dedecore et magna suorum clade, apud Barcinonam se contulit, ibique moratus, quo usque etiam regni fascibus á Theodorico fugre ignominia privaretur: inde provectus ad Africam, Wandalorum suffragia poscit, quo in regnum possit, restitui. Qui cum non impetrasset auxilium, mox de Africa rediens, ob metum Theodorici Aquitaniam petiit, ibique anno uno delitescens, Hispaniam revertitur, atque á Theodorici Regis duceduodecimo á Barchinona urbe milliari commisso prælio superatus, in fugam vertitur,

sicque prorsus honorem, et postea vitam amisit. Y dicen en castellano: Gesaleico, con mucha deshonra suya y gran daño de los suyos se fué á Barcelona y estuvo allí, hasta que habiéndole quitado Teodorico el reino con haberlo hecho huir ignominiosamente, se fué á África á pedir el ayuda de los vándalos, para poder cobrar su reino. Mas no alcanzando él ayuda, se volvió luego de África, y por miedo del rey Teodorico se retiró en la Aquitania, y allí estuvo escondido un año, y volviendo á España, le dió la batalla un capitan de Teodorico, á doce millas de la ciudad de Barcelona, y lo venció y hizo huir. Fué preso despues de aquella parte del rio de Francia llamado Druencia, y allí murió. Desta manera perdió primero la honra, y despues la vida. Esto es todo lo que nuestro glorioso Santo dice en estos hechos, y he lo querido poner tan en particular, no mas de para que todos puedan cotejarlo con lo que yo por Casiodoro aclaro. Que por lo demás yo tengo tanto acatamiento, y particular devocion al santo Doctor, que no sé sino reverenciarlo, y tener cada palabra suya en toda la debida veneracion. Y algunas veces he pensado, si se equivocó el Santo en los dos reyes Teodoricos, y atribuyó á éste de ahora lo del pasado que estuvo mucho acá en España. Mas no me con-. tenta esto viendo cuán.distintamente escribió del otro.

Digo tan seguramente que no habia venido Teodorico á España el año de quinientos y diez, por aquello que expresamente dice Casiodoro que envió el rey su ejército. Y en la carta de llamamiento en que el rey manda á los godos salir á esta jornada, nunca hace mencion de que quiere ir él en persona, y era harto conveniente decirlo para mas moverlos. Y callándolo Casiodoro en la historia y en la carta, no hay poder pensar que vino. Y el suceso de la jornada fué tan próspero y victorioso, que no callara la presencia del rey en la guerra, para darle toda la mucha gloria que de allí le redundaba. Y si Teodorico hubiera venido á España, ahora fuera y no despues, como con tanta particularidad, se va mostrando. Y la jornada contra los franceses fué el año quinientos y ocho, como por los cónsules dél parece.

Lo demás que se halla en don Lucas de Tuy del casamiento deste rey Teodorico en Toledo, y haber nacido deste matrimonio su padre de san Leandro y sus hermanos, verá claramente como no puede ser así quien solamente considerare, como san Leandro era ya arzobispo de Sevilla, cuando fué á Constantinopla al quinto concilio universal que se celebró el año quinientos y cincuenta y tres. Así es cosa clara que habia entonces el Santo cincuenta años, ó muy pocos ménos: pues de ménos edad que ésta no los hacian entonces prelados, y que no fuese de mas de cuarenta años que es lo menos que se le debe echar, queda que nació el año quinientos y doce, ó por allí. Así no queda tiempo ninguno para Severiano su padre, que si fuera hijo de Teodorico y nacido acá, no pudo nacer sino despues del año quinientos y ocho, pues antes desto no pudo venir acá Teodorico, ya que demos el haber venido. Esto es cosa manifiesta y verdad necesaria. Aun del otro Teodorico primero deste nombre pudiera esto llevar algun camino.

En el monasterio de San Pedro de Cardeña cerca de Búrgos, muy conocido por la sepultura del Cid, refieren tambien los monges, que fué fundado aquel monasterio por este rey Teodorico: prosiguiendo que murió allí por cierta ocasion, con otras cosas que no

solamente no tienen fundameuto, mas ni aun apa- | riencia alguna de verdad. Segun es grande y bien aprobada la grande antiguedad de aquella casa, podria bien ser que en este tiempo ya fuese fundada, mas no por este rey, ni por las otras ocasiones fabulosas que se relatan. Y pues fué este rey tan hereje, no fundaria monasterio de católicos, ni es acertado preciarse de tan mal fundador.

CAPÍTULO XLIII.

Los concilios de Tarragona y Girona, y las epistolas decretales que el papa Hormisda escribió á España.

Destos tiempos de la tutela de Teodorico, es el concilio de Tarragona, pues se celebró á seis de noviembre el año de nuestro Redentor quinientos y diez y seis como parece por el año del cónsul Pedro, cuyo nombre pone el concilio, y se dice que era el sexto del rey Teodorico, y viene bien con la muerte de Gesaleico, y tambien en los ejemplares de Toledo, y en los demás se señala este mismo año en este concilio. Juntáronse en él estos diez obispos firmados allí por esta órden. 1 Juan, metropolitano de Tarragona. 2 Paulo, obispo de Empurias.

3 Hector, de Cartagena.

4 Agricio, de Barcelona.

aunque ya allí no habia iglesia ni diócesi, quedaba el nombre y representacion della en su obispo titular (1). Esto tengo yo por lo mas cierto, por haber sido aquella destruccion tan grande, que nunca mas la ciudad volvió jamás á restaurarse, y así no hay ninguna mencion de aquí adelante della.

Este concilio se celebró ya en tiempo del papa Hormisda. Porque habiendo tenido Simmaco el pontificado falleció quince años, siete meses y veinte y ocho dias, á los diez y ocho de julio del año quinientos y catorce, y no estando vaca la Silla mas que un dia, fué luego elegido Hormisda el siguiente.

El concilio provincial de Girona, ciudad en lo postrero de Cataluña, se celebró el año quinientos y diez y siete, á los siete dias de junio. Entiéndese haber sido en este año por el consulado de Agapito, y por el séptimo año del rey Teodorico que allí está señalados.

Este concilio con nombrar al rey Teodorico, parece contradice al presupuesto que yo llevo de que nunca reinó en España, dándole, como le doy á su nieto Amalarico, todo el tiempo que á él otros le dan. Mas ya dije, que aunque Amalarico realmente era rey de España, el estar en la tutela del abuelo hacia que á él y no al niño nombrasen rey, por lisonjearle. Otro concilio habrá presto en que nombrarán rey al niño en vida del abuelo. Nómbranse que se hallaron en el concilio estos siete obispos, sin sus

5 Oroncio, de Iliberi, que fué donde ahora Gra- diócesis, mas casi todos son de los del concilio pasanada, ó muy cerca de allí.

6 Vincencio, de Zaragoza.

7 Urso, de Tortosa.

8 Fonciano 6 Frontiniano, como está en los ejemplares antiguos, obispo de Girona.

9 Cinidio, de Ausona, que ahora es Vique. 10 Nebridio (1), de Bigerra en Lenguadoc. El décimo obispo falta en las firmas. Tratáronse pocas cosas, mas entre las otras una muy rigurosa y harto ejemplar. Mándase que excusen los clérigos las visitas de sus parientas, y cuando fueren forzosas se detengan poco en ellas, y aun entonces lleven consigo un viejo y aprobado por compañero. Tanta cuenta se tenia entonces de la honestidad de los clérigos, y del recato en ella. Algunas otras cosas se deben notar en este concilio. Primero, como es verdad lo que siempre vamos advirtiendo que habia muchos católicos en España, aunque los reyes y sus godos eran arrianos, y ellos les permitian hacer sus concilios, y tratar como católicos todo lo que convenia. Lo segundo, que ya hay mencion de monges y sus monasterios de España, y no la ha habido hasta ahora, aunque ya vimos lo que se trató de las monjas en el primer concillo Toledano. Estos monasterios creo eran ya de la órden de San Benito, que comenzó por este tiempo. Lo tercero se ha de tener cuenta, como ya estaba por ahora restituida y reparada la ciudad de Tarragona, despues de la destruccion grande, que como se ha dicho, hizo en ella el rey; y su Iglesia metropolitana perseveraba siempre en grande observancia y disciplina eclesiástica, segun al principio del concilio se propone. Tambien parece se habia vuelto á reparar la ciudad y la iglesia de Cartagena, despues de haberla asolado el rey Gunderico de los vándalos, como ya atrás queda referido. Sino es que

(1) Este Nebridio, dice Florez, pág. 136 del tomo sexto, que segun los códices no fué obispo de Bigerra, sino de Egara. B.

do. Juan, Fortuniano, Agricio, Paulo, Cinidio, Nebridio y Oroncio. Entre otras cosas se ordenó que el misal de la diócesis fuese el de la metropolitana. Ordénanse letanías despues de Pentecostes, y en noviembre. Son estas letanías de España mas antiguas que las de Roma: pues aquellas se instituyeron hartos años despues por el papa san Gregorio. En Roma digo que aun no habia uso de las letanías que ahora tiene la Iglesia: aunque ya antes de ahora las tenian en Francia instituidas por san Mamerco, obispo de Vienna, como en Sidonio Apolinar, y Gregorio Turonense, y en el martirologio de Usuardo parece.

El papa Hormisda escribió hartas cartas decretales á España. La primera que en los concilios se pone es á Juan, obispo acá en España, y puédese bien creer sea el de Tarragona, que anda en los concilios destos años, por lo que luego se verá. La data desta carta es á los dos de abril deste mismo año quinientos y diez y siete, pues se nombra allí el mismo cónsul Agapito; y está errado el libro impreso, nombrando segundo consulado déste, no habiéndolo él tenido mas de una vez. Este obispo Juan habia pasado desde acá en Italia por negocios de la fé, y no pudiendo llegar á Roma, escribió al papa con un su diacono Casiano. El papa le responde en esta carta, dándole á entender como otras veces le ha escrito, y agradeciéndole su jornada por tan buen respeto. Envíale instrucciones de como se ha de haber acá en cosas de la fé y dale para esto sus veces, con algunas limitaciones.

Otra carta hay general deste sumo pontifice á todos los obispos de España, dada el mismo dia, mes y año. Pideles gran rigor y exámen en la eleccion y consagracion de los obispos y sacerdotes, y encárgales mucho

(1) Aqui supone Morales que el obispo era solo titular por haber quedado la ciudad enteramente destruida. Florez es de opinion contraria, como puede verse en su tomo quinto, pág. 84. B.

« AnteriorContinuar »