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ro de Luna, é acaesció en esta guisa. Don Alvaro quiso mantener en aquel dia que el Rey tomó el regimiento de sus Regnos, é mantovo él é un fijo del Condestable Don Ruy Lopez Davalos que estonce era. E Don Alvaro de Luna avia salido á la justa muy ricamente armado, é con unos paramen- 5 tos muy ricos, é levaba assimismo aquel dia una joya de su amiga de unas tranzaderas de oro é seda, que le ceñian por las espaldas, é por encima de la vuelta del escudo ; é muchos de los caballeros mancebos, é grandes omes de la corte, acompañaban aquel dia á Don Alvaro de Luna, é unos le- 10 vaban las lanzas, é otros el yelmo, é otros le iban sirviendo de lo que era menester. E Don Alvaro avia grand voluntad de lo facer muy bien aquel dia, assi por le mirar el Rey su señor, como muchas dueñas é doncellas, é grandes señoras que alli estaban, é por amor de la joya que de su amiga levaba; 15 segund que lo avemos contado. E fizolo muy bien aquel dia, é rompió muchas lanzas, é trajo muy buen tiento, é andovo muy fermoso caballero, é fué el mas presciado é loado de todos los otros é yá el Rey le avia enviado á decir que non ficiese mas, que farto avia trabajado por estonce. Don Alvaro que nunca ja- 20 más en los fechos de caballeria, nin en las otras cosas que oviese de facer sintió aver trabajo, nin menos temió peligro que por esta causa le pudiese venir, envió un caballero á suplicar al Rey quisiese dar licencia para facer una carrera tan solamente. E á la sazon estaba en el rencle de la tela de la otra parte Gonzalo 25 de Quadros, que era uno de los mayores justadores é mas valientes é punteros, que por estos dias avia en la corte del Rey. Los Caballeros eran buenos, é muy deseosos de facer bien, é vinieronse alli el uno al otro, é Don Alvaro encontró á Gonzalo de Quadros por encima la vuelta del escudo, 30 de tan grand encuentro que le puso por sobre las ancas del caballo, é si la lanza non se rompiera sacáralo de la silla segund el encuentro fué grande, é en buen lugar. E Gonzalo de Quadros encontró á Don Alvaro por la vista del yelmo, é el roquete de la lanza abrió la vista, é encontrole en la 35 frente, é con las puntas del roquete quebrantóle todo el casco de aquella parte de la cabeza; pero Don Alvaro non cayó del caballo, é comenzó salir tanta sangre de la ferida por

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la vista del yelmo, que todos los paramentos é sobrevistas, é las tranzaderas que su amiga le avia enviado fueron llenas de sangre. E estonce llegaron muchos de aquellos caballeros á él de los que le servian é acompañaban en la justa, é tira5 ronle el yelmo, é decendieronle del caballo. E las dueñas é doncellas que avian tanto mirado á Don Alvaro como lo aviat fecho bien, é lo vieron ferido é todo ensangrentado, comenzaron á facer el mayor llanto del mundo. E el Rey mandó cesar la justa, é ovo muy grand pessar de la ferida de Don 10 Alvaro, é todas las fiestas fueron tornadas en tristeza é desplacer por aquella ferida de Don Alvaro. E quando aquellos caballeros llegaron á Don Alvaro de Luna, é lo ficieron apear del caballo, él les dixo, que ¿para qué lo facian apear? que non tenia mal ninguno porque dexase de facer lo que te15 nia entre las manos. E estonce ellos le dixeron que estaba muy mal ferido, é que mas avia menester los maestros, que non aquello, é ficieron traer del agua, é como ge la lanzasen so

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bre la cara, él comenzó de entrar en sí, como quien recuerda de un sueño, é comenzó demandar ; dónde estaba, é qué 20 sangre era aquella que tenia? Estonce le dixeron :,,Vos estais ferido muy mal de un encuentro que ovistes en la justa." E alli se comenzó de recordar, ca la grand ferida lo avia sacado fuera de sí, é levaronlo de alli en unas andas á su posada, é el Rey mandó llamar los mejores maestros Cirujanos 25 que tenia en su corte, é todos los mejores de la comarca,

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mandóles que assi curasen dél como de su persona mesma. E en grand peligro estovo Don Alvaro de Luna de aquella ferida, ca todos pensaron que moriera, ca le sacaron bien veinte é quatro huesos de la cabeza, é venianle grandes accidentes é 30 muy amenudo. E fuera muy grand pérdida é daño si Don Alvaro moriera aquella sazon, segund las cosas que despues oireis que fizo, para las quales facer é acabar paresce ser que Dios le tenia conservado é escogido, é le plogo de lo guardar. Muchas veces fué el Rey de Castilla á ver á Don Al35 varo de Luna en tanto que estovo mal, é todos los grandes que en la corte estaban lo iban á ver muy amenudo, é las dueñas é doncellas. E mucho fué mercada su vida de Don Alvaro de Luna de todas ellas por muchas lagrimas, é mu

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chas continuas oraciones é ayunos, é votos é promesas que le ficieron. E muchas ovo ende que prometieron con gran devocion de non comer cabeza jamás en algund tiempo de ninguna cosa que fuese, por él ser ferido de tal manera como avemos contado en la cabeza, por tal que Dios le librase, é le 5 diesse salud. E las que lo mas amaban é querian, como quier que públicamente é en plaza non osaban facer semblantes tanto mas tristes, despues que se retraían en sus cámaras é aposentos facian grandes llantos, é derramaban con grand cuita muchas asaz de lagrimas, é mucho verdaderas, con grandes gemidos é sospi- 10 ros dolorosos, diciendo, que si aquel mancebo tanto virtuoso é de escogida memoria moriese, que aquella era una grand pérdida que aquella corte del Rey perdia: é que assimismo se perderia toda ó la mayor parte de la gracia, é pulicia, é gentileza de toda ella. E non fallesció dia nin noche que el 15 mal de Don Alvaro non fuese dolorosamente llorado por muchas señoras, fasta tanto que Dios todo poderoso por su infinita clemencia le quiso dar segura determinacion de salud. E como fuese alli entregado el Regno al Rey, el qual de cada dia mucho se pagaba mas de Don Alvaro, é lo preciaba 20 mas, é cresciale mas la voluntad de lo amar, assi como sentia crescer las bondades é virtudes de Don Alvaro, é ibale el Rey de cada dia dandole mayor parte de sí, é mayor lugar en las cosas. E como Juan Furtado de Mendoza, Mayordomo mayor del Rey, fuese casado con Doña Maria de Luna, fija de 25 Don Juan Martinez de Luna, prima, fijos de hermanos, de Don Alvaro de Luna, el Rey por acatamiento é contemplacion de Don Alvaro allegó mas á sí á Juan Furtado, é fizo que de alli adelante él cupiese en las mayores cosas de sus Regnos, é con su consejo las principales se previniesen. E 30 como yá todos viesen la grand parte que Don Alvaro tenia en el Rey, é sintiesen en quanto grado el Rey lo amaba, juntaronse con Don Alvaro el Almirante Don Alfonso Enriquez, el Condestable Don Ruy Lopez Davalos, é el Adelantado Pero Manrique, é Don Gutierre, Arcediano de Gua- 35 dalaxara, que fué despues Arzobispo de Toledo, á los quales el Rey daba mayor cabida en las cosas por contemplacion de Don Alvaro. E la grand cabida que Don Sancho de Ro

jas,

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jas, Arzobispo de Toledo, fasta alli tenia en los fechos del Regno, de alli en adelante se fué amenguando, é faciendo menos. E partió el Rey de Madrid, é fué á tener el Domingo. de Ramos á Segovia, é Don Alvaro de Luna quedó en Madrid, ca aún non era sano de la ferida.

TITULO IX.

DE LA MANERA QUE DON ALVARO DE LUNA tovo en Segovia con el Rey, é con los grandes del Regno, é como fizo é sacó gente de armas

D

con estandarte.

Espues que Don Alvaro fué sano de la ferida, partióse de Madrid, é fuese á Segovia para el Rey, é falló que era yá ende venido el Rey Don Juan de Navarra, é el Infante Don Enrique, é el Conde Don Fadrique, é el Conde 10 de Castro, é el Arzobispo de Santiago, é otros grandes caballeros del Regno, é con ellos juntose de la una parte el Arzobispo Don Sancho, contra los que avemos dicho que estaban cerca del Rey. E si bien se mira en esta verdadera historia , nunca Don Alvaro de Luna estovo absente 15 de la corte, que luego en ella non oviese grand division,

é

vandos muy formados. E como cada una de aquestas partes toviese puestos en la cámara del Rey algunos caballeros de dos en dos por parte de cada uno, Don Alvaro de Luna quando llegó sintió que estaba todo en otra guisa, é 20 que los que diximos que con él se avian juntado non le acataban segund solian, nin le guardaban aquello que con él avian puesto, nin facian dél la cuenta que solian, nin lo llamaban á los consejos, nin le daban parte nin cavida en las cosas, nin assimismo á Juan Furtado. E estonce entendió que 25 convenia reparar por discrecion, lo que por absencia se avia dañado. E fabló con Juan Furtado, é dixole, que se juntase con él, é toviese corazon para seguir lo que él faria, ca mas valia que sus debdos oviesen el lugar é cercania con el Rey, que non los estraños. E Juan Furtado le respondió, que des30 cia bien, é que assi lo faria. E fabló Don Alvaro con el Rey D 2 quan

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quando vido que todos assi estaban repartidos, disciendole: ,, Señor, pues yo solo quedo, é todos estos caballeros tienen fechas sus compañias ante vuestra cámara, mandad á mí ante ellos que me acueste á los pies de vuestra cama.“ E el Rey le dixo que lo faria. E estando el Condestable Don Ruy 5 Lopez Davalos, é el Adelantado Pero Manrique, é el Almirante, é los que eran de su parte, en la cámara una noche, en queriendose acostar el Rey, llamó á Don Alvaro, é mandole que se acostase á los pies de su cama. E como el Rey se lo mandase, Don Alvaro lo fizo luego. E como quiera que 10 el escándalo fué grande entre todos, grandes fueron las amenazas que ficieron á Don Alvaro estos grandes que con el Rey estaban. Ca el Adelantado Pero Manrique, é otros grandes omes avian procurado mucho acostarse á los pies del Rey, mas non les avia seido dado lugar. El Rey por dar ma- 15 yor favor á Juan Furtado, por contemplacion de Don Alvaro de Luna, salió de su alcazar á posar á las casas de Juan Furtado, que en aquel tiempo eran asaz notables, é quedaron todos los otros grandes que pensaron apartar á Don Alvaro del lugar que tenia con el Rey, mucho fuera de donde pensaron 20 estar, por quanto las cosas les respondieron mucho por el contrario de como en aquel tiempo las esperaban. En esta guisa que avemos dicho tovo manera Don Alvaro de Luna con grand ánimo é corazon é mucho seso, veyendo clara é manifiestamente como todos aquellos grandes del Regno que por estonce 25 estaban alli ayuntados é congregados, é que ya eran en vandos é grand division, como aquello cesase é se ficiese lo que él queria. Trató Don Alvaro con el Rey, como se diese orden, que los grandes de los sus Regnos se partiesen por los tercios del año á servir el su consejo, é los otros que fue- 30 sen fuera de la corte. E los primeros que quedaron á servir el consejo del Rey por cabsa de Don Alvaro, fueron el Rey de Navarra, é Juan Furtado de Mendoza, é Fernando Alfonso de Robles, é los Doctores Francisco Yañes, é Diego Rodriguez, é otros asaz letrados. E por atraer Don Alvaro 35 al Arzobispo Don Sancho de Rojas, tovo manera como Ruy Diaz de Mendoza, fijo de Juan Furtado, casase con una sobrina de Don Sancho Arzobispo de Toledo, la qual se lla

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