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narian al tiempo preciso, y de qué manera el agua dulce vendria á mezclarse á propósito con el agua salada?

Cronstadt, químico sueco, habiendo probado la existencia del ácido clorídrico en la superficie de los mares, siendo así que no existe en las minas de sal y en los manantiales salados de los continentes, cree que la sal ó cloridrato de sosa se forma diariamente en el seno de los mares por la combinacion de aquel ácido con compuestos de sosa. Si esta opinion no puede dar la razon de los inmensos depósitos de sal conocidos, puede á lo menos conducir á su explicacion.

Digo desde luego que las minas de sal se encuentran en todas las formaciones geológicas, aunque la situacion de algunas de ellas sea.todavía un objeto de discusion tales son las del Tirol y la famosa salina de Willicska (Polonia).

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Si se considera, pues, la composicion de las aguas del diluvio, y si se les atribuyen los hechos diversos de solidificacion, de mezcla y de alteracion de las rocas, se formará una idea exacta de la formacion de la sal gema y del yeso.

Los ácidos clorídrico y sulfúrico debieron pasar á través de las hendiduras del globo y combinarse con bases de sosa contenidas en las aguas que cubrian la superficie de la tierra, ó que provenian de las rocas de derrame. Así fue como se formó la sal marina que pudo depositarse en gran cantidad, ya perfectamente pura, ya mezclada con arcillas y margas. Si el agua contenia greda ú otras sales de cal, debieron transformarse en sulfato ó yeso, y depositarse ya en estado de pureza y cristalizando bajo diversas formas, segun las circunstancias, ya en estado de mezcla con las materias de sedimento inmediatas ó concomitantes. Obsérvase tambien que á las inmediaciones de todas las minas de estas sustancias los terrenos se hallan impregnados de sal.

Se ha confirmado la presencia del sulfato de cal y á menudo de pequeñas acumulaciones de yeso en las inmediaciones de las yeseras del Delfinado: esta sustancia incrusta muchas veces sus cristales en las rocas vecinas, de manera que llega á alterar profundamente las de cuarzo.

En el valle del Garona, las arcillas encierran acá y acullá pequeños montones de yeso; y las margas que sirven de depósito

de turba en las yeseras de la Provenza, lo contienen en abundancia hasta á grandes distancias de la capa yesosa explotada.

Es á esta imbibicion de los terrenos vecinos de las minas por la sustancia que lás constituye, que puede atribuirse la formacion de las nuevas capas en las galerías: así es que, en las canteras de Arcy-sobre-Eure, las infiltraciones del yeso procedentes de las capas extrañas sobrepuestas á la del yeso explotado, depositan esta sustancia en el lugar de aquella que se ha sacado.

CAPÍTULO VI.

ÉPOCA POSTDILUVIANA.

Acabo de exponer en el capítulo precedente el gran suceso que tan profundamente modificó la superficie terrestre, es decir, la causa geológica universal, la única racionalmente admisible segun la narracion bíblica. He meditado sobre esta causa, le he opuesto, en el secreto del estudio, los hechos mas escabrosos de la ciencia, para asegurarme de su valor real; y puedo afirmar que ninguno de ellos en mi concepto la contradice. Demasiado poco he dicho: he reconocido que no hay hecho, por inexplicable y misterioso que sea, que no encuentre su natural y verdadera explicacion en el cataclismo mosaico. Y despues de este severo exámen es cuando he escrito sin darme el menor cuidado las doctrinas que se profesan á mi rededor. Pronto estoy á contestar á todas las objeciones que puedan hacérseme; las deseo de veras, y miro como un deber el responder á ellas, primero con la Biblia, y despues con la ciencia positiva y real, sin reparar en la molestia que pueda ocasionarme este exceso de ocupacion. Una discusion semejante creerán desde luego algunos que es impropia á mi profesion; pero suplico que piensen que estando en palestra la causa de Dios, nada puedo hacer mejor que acudir en su defensa.

Necesito ahora terminar esta materia examinando las causas geológicas posteriores al diluvio. Omito hablar de las que continuamente están obrando á nuestra vista, como los terreros de los rios, las inundaciones, las invasiones de las arenas y de las dunas, etc..., porque estas causas han sido perfectamente apreciadas por todos los geólogos, y pueden ser leidas en sus obras. Pero una formacion singular, toda de transporte, y que no pudo ser producida por ninguna inundacion parcial, una formacion cási universal y debida á una sola y misma causa, exige que se la exponga aquí con algun detalle. Lo debo hacer tanto mas, por cuan

to ella alucinó á los geólogos, quienes la tomaron por efecto del diluvio mosaico.

Se me ha ganado por la mano nombrando el terreno conocido bajo el nombre de diluvium. Ante todo digo que, habiendo el diluvio de Moisés sido universal y durado un año, no puede serle atribuida la formacion de transporte llamada diluvium; primeramente, porque nunca se presenta en las tierras á mas de doscientos metros sobre el nivel del mar; luego, porque no forma sino una capa que generalmente no pasa de algunos metros. Este terreno, formado principalmente de cantos rodados, de casquijos, de arenas y de pedazos de rocas preexistentes, está de tal modo dispuesto que, de una parte, pueden atribuirse á los lugares vecinos los materiales que lo componen, y que de allí fueron arrastrados por las aguas; y de la otra, apenas se le encuentran sino conchas fósiles actualmente vivientes en la comarca inmediata, al paso que se encuentran animales de países muy lejanos porque pudieron sobrenadar.

Por lo demás, esta formacion no puede ser atribuida al diluvio de Noé, porque, no solamente se halla sobrepuesta á todas las capas debidas al diluvio, sí que tambien porque no ocupa una situacion independiente, sea á causa de que con frecuencia ocupa partes en que se habia ya formado un suelo vegetal, sea porque se halla en estratificacion discordante.

Antes de determinar con mas exactitud la naturaleza de ese terreno de transporte, debo exponer su orígen y su causa. Para ello voy á proseguir la historia de los sucesos humanos, lo que no admirarán aquellos que saben que todo se hizo para el hombre, y que es su buena ó mala conducta lo que determina la accion de la Providencia divina en este mundo. De paso aclararé algunas dificultades tocante á las consecuencias del gran cataclismo.

Despues del diluvio, dirigiéndose Noé á sus tres hijos Sem, Cham y Japhet, les dijo, en su posteridad: Maldito sea Canaan '; sea para con sus hermanos el esclavo de los esclavos. Bendito sea

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« Noé se expresó así, dice el P. de Carrières, para no maldecir á Cham, « á quien Dios bendijo al salir del arca, y para no hacer caer la maldicion sino « sobre Canaan, que era el mas malo de los hijos de Cham.»

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