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daban los parciales del infante. Referia el concierto de los Toros de Guisando, donde el mismo Don Enrique la reconoció solemnemente por su heredera, las deliberaciones que hubo sobre su casamiento, la importuna oficiosidad con que Enrique habia solicitado que se efectuase con el Rei de Portugal, y los aprémios y amenazas con que habia tratado de que contribuyesen á su intento los procuradores de cortes reunidos en Ocaña. Alegaba el parecer y voto de los grandes, prelados y con caballeros que la disuadieron del enlace con el Rei de Portugal y con el duque de Berri, aconsejándole que prefiriese el del príncipe Don Fernando : traía á colacion el aumento y ventajas que de ello resultaban á la monarquia, y los consejos que el Rei Don Enrique el Enfermo daba en su testamento de que sus descendientes continuasen las conexiones matrimoniales con la casa real de Aragon: mencionaba las diligéncias que se habian hecho para sorprenderla en Madrigal y privarla de su libertad despues de la visita del cardenal embajador de Francia, y la necesidad en que se habia visto de. refugiarse á Valladolid para evitar el riesgo. Se quejaba tambien de que á nombre del Rei se hubiese despojado á su madre la Réina viuda Doña Isabel del señorio y rentas de la villa de Arévalo. Pedia que cesasen estos agrávios, y que el Rei se sirviese de aprobar su matrimónio con el príncipe Rei de Sicília, saliendo por fiadora de su rendimiento y sumision, si Don Enrique lo queria recibir por hijo. Y concluia protestando su voluntad y propósito de obedecerle como á hermano mayor, señor y padre.

Cuando se escribió esta carta, todavia no se habian visto los nóbios; ni se vieron hasta el 14 de octubre, en que el príncipe, acompañado de Ramon y Gaspar de Espés y otras dos personas de su confianza, vino secretamente á Valladolid cerca de média noche, y entró en la casa de Juan de Vivero donde moraba la princesa (1), por un postigo que daba al

(1) En esta casa se puso despues la chancilleria, como lo dice Galindezen

año

su Memorial, afio 1469.

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campo. Allí le aguardaba el arzobispo de Toledo, quien lo condujo al cuarto de Isabel; y al entrar fué quando Gutierre de Cárdenas, señalando al príncipe con el dedo, dijo á la princesa, ese es, ese es ; de donde quedaron las SS en el escudo de sus armas. La visita, que presenció el arzobispo segun lo estipulado anteriormente, duró casi dos horas: en ella se formalizó la promesa de matrimónio por un notário á preséncia de testigos, que fueron Pero Lopez de Alcalá, capellan del arzobispo y mayor de la iglésia de San Justo, Gonzalo Chacon y Gutierre de Cárdenas; y el príncipe, despues de haber presentado á Isabel los regalos de estilo entre esposos, por no llamar la atencion se restituyó en la misma madrugada á Dueñas.

De resultas de esta conferéncia se resolvió no aguardar mas, y se aplazó la boda para dentro de breves dias. Pero aquí tropieza nuestra relacion con la diversidad que ofrecen las memórias coetáneas. Tres son los textos que nos guian en la presente matéria. El de Alonso de Paléncia, testigo presencial, que tanto en la crónica castellana como en las décadas latinas habla de desposórios en la noche del 18, y de desposórios en la mañana del 19 de octubre (1). Los apuntamientos del doctor de Toledo, médico de la Réina católica, notables siempre por su exactitud y puntualidad: en los cuales despues de contar que los príncipes se desposaron el 18 por la noche

(1) Paucos igitur dies Fernandus mora☛ tur apud oppidum Duennas: nam decima octava octobris....cum ingenti equitum numero....redivit in nobile oppidum Vallesoleti....Facto autem vespere, ingressus Fernandus hospitium Elisabeth illustrissimae, coram frequenti populo multaque nobilitate coramque avo Federico Enriquez, almiranto seu Archimarino Castellae, facta prius protestatione publica per Toletanum quod impedimentum consaguineitatis al connubium ipsorum principum cessabat ob dispensationem Pontificis Pü secundi, Paulli secundi tunc Pontificis inmediate prædecessoris, in forma Romanae ecclesia spon.

salia admisit per utriusque concessionem, necnon perlectis ad futuram sceptri posses sionem conditionibus haud modice faventibus principi Elisabeth ut legitimae herea di regnorum Castellae et Legionis. Illnocte Fernandus princeps divertit in hospitium Toletani. Postera autem die, scilicet XIX octobris, rediit in domum Ioannis de Vivero, in qua princeps Elisabeth permanebat, ubi denuo reiteratur ante celcbrationem sacrificii sponsaliorum mentio cum pristina protestatione, et die toto in choreis gestientique Laetitia consumpto, complexui nocturno principum concessit multitudo. Decad. lib. XII, cap. V.

que

dice que se desposaron y velaron el 19 por la mañana. Y finalmente, el acta del matrimónio legalmente autorizada se guarda original en el archivo de Simancas (1), la cual expresa que los príncipes se desposaron y velaron el 18 de oc

tubre.

Á primera vista parece que el instrumento de Simancas es á quien se debe la preferéncia, siendo mas facil el que se equivocasen personas particulares que sin autoridad pública quisieron escribir la história del suceso. Pero hai yerro indudablemente en la fecha del matrimónio que señala el instrumento; porque el 18 de octubre de 1469 no fué jueves como allí se dice, sinó miércoles como lo expresó con mucha razon el doctor de Toledo. El jueves de aquella semana correspondió al 19 de octubre, y este fué el dia en que segun todas las probabilidades hubo de verificarse el casamiento de los prínci pe Don Fernando y Doña Isabel. Los desposórios de la noche del 18 que mencionaron Paléncia y Toledo, serian no el mismo matrimónio contraido irrevocablemente con las formalidades legales y ritos eclesiásticos, sino la publicacion y solem ne ratificacion de los esponsales otorgados por palabras de futuro en la noche del 14 anterior. Las expresiones de ambos escritores se ajustan sin mucha dificultad á esta explicacion, quedando los desposórios de la noche del 18 con solo el caracter de esponsales o promesa para en adelante (2). Y que asi fué en realidad, lo indica la circunstáncia de haberse retirado el príncipe aquella noche á pasarla en el alojamiento del arzobispo de Toledo, como refiere Paléncia, deduciéndose tambien con claridad de la relacion de Toledo la pasó fuera de la habitacion de la princesa. Resulta de estas consideraciones, que el matrimónio se celebró en 19 de octubre, y que el error del instrumento de Simancas no está en la designacion del dia de la semana sinó del mes, no en la

(1) Se inserta en el Apéndice, junto 'con el pasage del doctor de Toledo. (2) Concuerda con esto la relacion de Enriquez del Castillo en su crónica cap. 135; pues aunque no señaló

que

la fecha del matrimónio, y habló de él mui de paso, dijo que llegado el príncipe de Aragon á Valladolid, se hizo luego el despotório é otro dia siguiente se celebraron las bodas.

del jueves, sinó del 18. Y aun lo mismo puede inferirse del contexto del acta; porque expresando esta, que se dijo misa á continuacion del desposório, y constando de las otras memórias que el príncipe vino á Valladolid el 18 por la tarde, no pudo ser el desposório de que habla el acta hasta la mañana siguiente del 19.

Hecha en el acta ó partida de matrimónio esta correccion indispensable, y declaradas así las expresiones de Toledo y Paléncia, queda llana y sin dificultad la relacion de este importante suceso; la que continuaremos, ajustándola siempre á las memórias y documentos auténticos de aquel tiempo, sin embarazarnos en lo que dijeron los escritores de los siguientes.

Á consecuencia de lo acordado después de la entrevista de 14 de octubre, vino el príncipe á Valladolid desde Dueñas el dia 18 del mismo mes por la tarde, acompañado de vários señores de las casas de los Manriques y Rojas, con tréinta caballos de escolta. Salieron á recibirle el arzobispo, el almirante y mucha gente de la ciudad con grandes muestras de regocijo. Al anochecer pasó el príncipe á la casa de la princesa, y en la sala principal de ella se publicaron y ratificaron solemnemente los esponsales á preséncia del almirante, abuelo del nóbio, y de un numeroso concurso que habia atraido la curiosidad. El arzobispo proclamó que habia cesado el impedimento de consanguinidad entre los príncipes por dispensa del papa Pio II predecesor de Páulo II, á la sazon reinante; y se leyeron en público las capitulaciones matrimoniales otor-. gadas por Don Fernando y ratificadas por el Rei su padre. La suma de ellas era la obediéncia filial que el príncipe ofrecia al Rei Don Enrique, el amor y buen trato de los castellanos, el respeto á sus fueros y privilégios, la conservacion de las preeminencias y honores de los grandes y en especial de los arzobispos de Toledo y Sevilla, del maestre de Santiago, del conde de Plaséncia y del obispo de Burgos; la residéncia personal del príneipe en los réinos de Castilla, la promesa de no sacar de ellos á sus hijos cuando los tuviese, la provision de empleos en los naturales, el manTom. VI. N. 1.

M

tenimiento del honor y prerrogativas de la princesa cuando llegase á ser Réina despues de los dias de Don Enrique, la obligacion de no hacer guerra ni paz con otros príncipes sin consentimiento de su muger, y finalmente la protesta de no innovar cosa alguna en orden á los estados y bienes situados en Castilla que habian sido del Rei su padre, y pasado después á otras manos: condiciones todas dirigidas á hacer popular y grato generalmente el enlace, y que convenia publicar y esparcir para justificar la conducta é intenciones de los príncipes, y quitar pretextos de queja al Rei Don Enrique y á los grandes de su partido.

Concluida esta ceremónia, Don Fernando se retiró aquella noche á la posada del arzobispo; y el dia siguiente 19 de octubre por la mañana se celebró el matrimónio en el salon de la casa donde vivia Doña Isabel, siendo padrino el almirante, y madrina Doña Maria, muger de Juan de Vivero dueño de la casa. Asistieron el arzobispo, el almirante y sus hijos Don Alonso y Don Enrique, el conde de Treviño, Don Lope Vazquez de Acuña hijo del arzobispo de Toledo, adelantado de Cazorla, Don Diego de Rojas hijo del conde de Castro, Gomez Manrique y su hermano Garcia Manrique, hijos del adelantado Don Pedro Manrique, Alonso Carrillo señor de Mandayona, Sancho de Rojas señor de Cabrias, Gonzalo Chacon, comendador de Montiel, mayordomo mayor de la princesa, su sobrino Gutierre de Cárdenas, Mosen Pero Vaca (1), Don Tello de Buendia arcediano de Toledo, que fué despues obispo de Córdoba, Don Diego de Guevara canónigo de Toledo, criado del arzobispo, los licenciados Alfonso Manuel y Pero Alfonso de Valdevieso del consejo del Rei y sus oidores, los licenciados Pero Sanchez Surbano, Diego Rodriguez de Aillon, Gonzalo Gonzalez de Illescas, Gonzalo Garcia de Burgos

(1) Era Pero Vaca el embajador: persona diferente de Pero Nuñez Cabeza de Vaca, otro de los compañeros del príncipe en el viage, que ha. bia sido enviado desde Dueñas al Rei Don Enrique. Zurita los confun

dió en la relacion de estos sucesos (Anal. I. 18. c. 26). Es mui réparable que entre los testigos de la boda

no se nombre á los demás caballeros que habian venido de Aragon.

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