Imágenes de página
PDF
ePub
[ocr errors]

Princesa en su tiempo empezaron en Castilla las bellas artes á deponer su rusticidad y caprichos, y á buscar la correccion y bellezas del antíguo. Antonio del Rincon sustituia en sus cuadros las formas redondas, las proporciones griegas á la manera dura y seca de sus maestros: Borgoña y Siloe señalaban nuevo rumbo y direccion á los escultores; y la arquitectura plateresca, abandonando el camino seguido hasta entonces por la gótica, preparaba la restauracion de la greco-romana y su triunfo en el Escorial.

¡Leccion notable para los Reyes! Dispútase vulgarmente sobre la preferéncia entre los pueblos europeos; se supone que los unos preceden á los otros con mayor o menor intervalo en la carrera de la ilustracion, de la cultura, del poder y de la glória: y no se vé que la masa de las naciones civilizadas es igual con corta diferéncia por doquiera , y que la superioridad que adquieren de tiempo en tiempo suele ser obra de pocas personas que las dirigen, y que comunicándoles el ascendiente de sus prendas y talentos, las elevan y hacen descollar entre otros pueblos menos afortunados. Este fué el prodígio que obraron Epaminondas y Alejandro en la antígua Grécia, Carlos XII y Pedro el Grande hace un siglo, Federico ya en nuestros tiempos, Isabel en el de nuestros abuelos. Su reinado es la parte mas importante de nuestros fastos, y el período por exceléncia del renombre y esplendor castellano. La real Académia de la História, este cuerpo respetable, destinado á conservar la memória de los nobles hechos de nuestros antepasados, á recoger los votos de la posteridad, y á ofrecer en nombre de la Nacion el homenage de admiracion y de honor á las personas insignes que la han ilustrado, apenas acierta á salir de la época de Isabel para elegir los asuntos de sus elogios. Si se trata de consagrarlos á las letras, nombra á Lebrija; si á las artes escabrosas y difíciles del gobierno, nombra á Cisneros; si algun dia quiere llamar la atencion y los loores sobre las virtudes militares y ciéncia de la guerra; podrá menos de nombrar al Gran Capitan?

Pero el esplendor de que gozó la Nacion bajo el gobier

no de Isabel, no es el único fundamento de los derechos que tiene aquella Princesa á nuestra gratitud y respeto. El influjo de su reinado se echó de ver patentemente en los que le siguieron, y sus instituciones y providéncias afianzaron por largo tiempo la reputacion y crédito del nombre español. Otros grandes personages de los que asombraron al mundo ó le trastornaron con sus calidades extraordinárias, pasaron como relámpagos: los monumentos de su nombradía, la que dieron á su país desaparecieron y se sepultaron con ellos. No así con Isabel. Su grande alma fue como la levadura que hizo fermentar y mostrarse otras mil grandes almas que sostuvieron y prolongaron la influéncia benéfica de su gobierno en todo el siguiente siglo. Lebrija, á quien el largo magistério y el número prodigioso de sus alumnos adquirieron el honroso título de Maestro, por el que le entendió su edad comunmente, creó á Honcala, Strany y Ocampo entre otros hombres señalados por su erudicion y doctrina. Hernan Nuñez de Guzman, cuya fama compitió con la de Lebrija cuando ambos enseñaban juntos en Salamanca le excedió acaso en discípulos ilustres, como Leon de Castro, los Vergaras y el inmortal Zurita. Fernan Perez de Oliva produjo á Ambrósio de Morales, Cuadra á Don António Agustin, Victória á Melchor Cano. Ya se trabajaba, viviendo Isabel, en la edicion de la Poliglota de Alcalá, ya habian nacido Herrera el padre de nuestros geopónicos, Laguna de nuestros botánicos, Garcilaso de nuestros poetas, el cosmógrafo Enciso, el humanista Sepúlveda. Ya existian todos los elementos de la glória española durante la centúria XVI. El conquistador de Méjico habia pasado ya á América; Sebastian de Elcano se ensayaba para dar vuelta al mundo; el Conde Pedro Navarro habia inventado las minas; Antonio de Léiva, el Marques de Pescara, Hernando de Alarcon, todos los capitanes de Carlos V pisaban ya la senda que guia al templo de la inmortalidad. Los héroes del Garellano formaban á los de Pavia, como estos formaron á los de Túnez, San Quintin y Lepanto. Isabel fue la verdadera autora del lustre y esplendor que disfrutaron los Reyes austriacos de España. Y así como

[ocr errors]

al ver y admirar las corpulentas arboledas de un jardin delicioso y sombrio, no elogiamos por ello á la generacion que lo posée sino á las anteriores que lo plantaron ; del mismo modo debemos referir á Isabel la creacion de nuestra edad dorada de aquel siglo de ilustracion á que dió nombre Felipe II con igual fortuna, ó por mejor decir, con igual injustícia que Vespucio dió poco antes el suyo á las Indias occidentales.

[ocr errors]

Isabel en los últimos años de su reinado, primeros ya del siglo XVI, gozaba del fruto colmado de sus desvelos y fatigas. La constitucion del reino mejorada; sus límites aumentados dentro de la Península con los domínios de Aragon y Granada, fuera de ella con los de Sicília, Nápoles, Canárias y nuevos descubrimientos de América; las naciones comarcanas, ó amigas ó vencidas; el poder de España fundado sobre su ilustracion, indústria y riquezas; la tranquilidad, la abundáncia, la felicidad rebosando desde las columnas de Hércules hasta el encumbrado Pirineo, todas estas circunstancias formaban un cuadro grandioso y encantador cuya consideracion debia llenar de placer el pecho de nuestra Princesa, pero que no alcanzó á consolarla de las desgrácias domésticas que afligieron el postrer período de su vida. El fallecimiento de su hijo Don Juan, el de la Infanta Doña Isabel ya jurada heredera y el de su nieto el Príncipe Don Miguel, fueron tres cuchillos de dolor que sucediéndose rápidamente llagaron de muerte su corazon afectuoso y sensible. Los esfuerzos de su virtud y la admirable constáncia con que sufrió golpes tan lamentables no estorvaron que se resintiese de ellos su naturaleza, y que la perdiesen sus vasallos cuando aun podian prometerse disfrutar largos años de su felicísimo gobierno. Consumida de pesar y melancolia, conoció que se acercaba su fin en Medina del Campo, y despues de dictar aquel célebre testamento, espejo del alma de Isabel, modelo de religiosidad y de ternura, donde los padres, las esposas, los amos, amos, los Reyes pueden tomar lecciones sublimes de las virtudes que con

[ocr errors]

54

ELÓGIO DE LA RÉINA DOÑA ISABEL.

vienen á todos ellos, bajó finalmente al sepulcro en noviembre de 1504.

El eclipse que se siguió inmediatamente en la glória de España, manifestó bien á las claras quien era el sol que la alumbraba. El venerable arzobispo de Granada Don Hernando de Talavera amenazado de la prision y del opróbio: el gran Gonzalo de Córdoba desatendido, rodeado de espias é indignas sospechas: el descubridor de las Índias acabando sus dias en la oscuridad y casi en la pobreza: el vigor de la justícia debilitado: la corrupcion, la codícia, la profusion sucediendo al noble desinterés, á la moderacion y sobriedad castellana: el Rei Católico tratando de contraer un enlace injurioso al nombre de su difunta esposa, de aquella tierna y amante esposa, de privar del trono á su descendéncia, de trastornar sus planes políticos y dividir de nuevo la sucesion de los réinos de Aragon y Castilla. . . . . . Pero apartemos la imaginacion de ideas tan desapacibles, y fijémosla en la grata memória de nuestra Princesa. Su alma subió á las moradas celestiales; su nombre quedó acá en la tierra, y durará en ella hasta las edades mas remotas. El recuerdo de sus virtudes servirá siempre de honor á España, de consuelo á los buenos y de admiracion al mundo. Su ejemplo hablará en todos tiempos al corazon de los Reyes les amonestará que el único objeto digno del arte de reinar es el bien comun de los súbditos; y les dirá que para conseguirlo nunca pierdan de vista aquella máxima saludable, que habiendo sido el norte constante de las operaciones de Isabel, quedó nuevamente confirmada con los aciertos y felicidades de su gobierno: á saber, que la verdadera política mira como unidas con vínculo indisoluble la virtud, la ilustracion y la prosperidad.

ILUSTRACIONES

SOBRE VÁRIOS ASUNTOS DEL REINADO

DE

DOÑA ISABEL LA CATÓLICA,

QUE PUEDEN SERVIR DE PRUEBAS A SU ELÓGIO.

PRESENTADAS À LA ACADÉMIA DE LA HISTORIA

POR D ON DIEGO CLEMENCIN,

SU INDIVIDUO DE NUMERO.

E

Á LA ACADÉMIA DE LA HISTÓRIA.

elógio de la Réina Doña Isabel que me confió muchos años há la Académia, fué la ocasion de que se escribiesen las ilustraciones que ahora tengo el honor de presentarle. Así como los pintores encargados de composiciones históricas mui complicadas suelen hacer estúdios especiales de ciertas partes del cuadro que lo necesitan; así tambien en el cúmulo de investigaciones hechas para formar el panegírico de aquella ilustre princesa, fué menester estudiar con mayor esmero los puntos mas importantes o menos conocidos. Estos trabajos parciales produjeron algunos descubrimientos y aclaraciones en matérias pertenecientes al reinado de los Reyes católicos, y su publicacion podrá servir de comentário y de pruebas de várias notícias indicadas en el elógio, que no son comunes en nuestros libros. En la eleccion de los asuntos no siem

« AnteriorContinuar »