Imágenes de página
PDF
ePub

Y pues ya paresce que aunque no tan larga ni suficientemente he dicho lo que hasta aquí está escrito, como estas cosas y otras muchas mas sin comparacion están copiosamente apuntadas en mi General historia de Indias, quiero pasar á las otras partes y cosas de que en el proemio se hizo mencion, y primeramente diré de algunos animales terrestres, en especial de aquellos que mas certificada se hallare mi memoria.

CAPITULO XI.

De los animales, y primeramente del tigre.

y es muy buena fruta. Los murciélagos en España aunque piquen no matan ni son ponzoñosos, pero en Tierra-Firme muchos hombres murieron de picaduras de ellos, como en su lugar se dirá. E así de aquesta forma se podrian decir tantas cosas, que no nos bastase tiempo para leerlas. Mi fin es decir que este animal podria ser tigre, y no de la ligereza de los tigres de quien Plinio y otros autores hablan. Aquestos de Tierra-Firme se matan muchas veces fácilmente por los ballesteros en esta manera: así como el ballestero ha conoscimiento y sabe dónde anda algun tigre de estos, vale á buscar con su ballesta y'con un can pequeño ventor ó sabueso (y no con perro de presa, porque al perro que con él se afierra le mata luego, porque es animal muy armado y de grandísima fuerza); el cual perro ventor, así como da de él y lo halla, anda al rededor ladrándole y pellizcando y huyendo; y tanto le molesta, que le hace subir y encaramar en el primero árbol que por allí está, y el dicho tigre, de importunado del dicho ventor, se sube á lo alto y se está allí, y el perro al pié del árbol ladrándole, y él regañando mostrando los dientes; llega el ballestero, y desde á doce ó quince pasos le tira con un rallon y le da por los pechos, y echa á huir, y el dicho tigre queda con su trabajo y herida mordiendo la tierra y árboles, y desde á espacio de dos ó tres horas ó otro dia el montero torna allí, y con el perro luego le halla donde está muerto. El año de 1522 años yo y otros regidores de la cibdad de Santa María del Antigua del Darien hicimos en nuestro cabildo y ayuntamiento una ordenanza, en la cual prometimos cuatro ó cinco pesos de oro al que matase cualquiera tigre de estos, y por este premio se mataron muchos de ellos en breve tiempo, de la manera que es dicho, y con cepos asimismo. Para mi opinion, ni tengo ni dejo de tener por tigres estos tales animales, ó por panteras ó otro de aquellos que se escriben del número de los que se notan de piel maculada, ó por ventura otro nuevo animal que asimismo la tiene y no está en el número de los que están escriptos; porque de muchos animales que hay en aquellas partes, y entre ellos aquestos que yo aquí porné, ó los mas de ellos, ningun escriptor supo de los antiguos, como quiera que están en parte y tierra que hasta nuestros tiempos era incógnita, y de quien ninguna mencion hacia la Cosmografia del Tolomeo ni otra o con que el almirante don Cristóbal Golfs de España. Tócosa por cierto mas diguano se queman los montes, y y grande que no fué zos por mano de los indios. terráneo en el C

El tigre es animal que, segun los antiguos escribieron, es el mas velocísimo de los animales terrestres; y tiguer en griego quiere decir saeta; y así, por la velocidad del rio Tigris se le dió este nombre. Los primeTos españoles que vieron estos tigres en Tierra-Firme llamaron así á estos animales, los cuales son segun y de la manera del que en esta cibdad de Toledo dió á vuestra majestad el almirante don Diego Colon, que le trajeron de la Nueva-España. Tiene la hechura de la cabeza como leon ó onza, pero gruesa, y ella y todo el cuerpo y brazos pintado de manchas negras y juntas unas con otras, perfiladas de color bermeja, que hacen una hermosa labor ó concierto de pintura; en el lomo yá par de él mayores estas manchas, y diminuyéndose hácia el vientre y brazos y cabeza; este que aquí se trujo era pequeño y nuevo, y á mi parescer podria ser de tres años; pero haylos muy mayores en Tierra-Firme, y yo le he visto mas alto bien que tres palmos y de mas de cinco de luengo; y son muy doblados y recios de brazos y piernas, y muy armados de dientes y colmillos y uñas, y en tanta manera fiero, que á mi parescer ningun leon real de los muy grandes no es tan fiero ni tan fuerte. De aquestos animales hay muchos en la TierraFirme, y se comen muchos indios, y son muy dañosos; pero yo no me determino si son tigres, viendo lo que se escribe de la ligereza del tigre y lo que se ve de la torpeza de aquestos que tigres llamamos en las Indias. Verdad es que, segun las maravillas del mundo y los extremos que las criaturas, mas en unas partes que en otras, tienen, segun las diversidades de las provincias y constelaciones donde se crian, ya vemos que las plantas que son nocivas en unas partes, son sanas y provechosas en otras, y las aves que en una provincia son de buen sabor, en otras partes no curan de ellas ni las comen; los hombres, que en una parte son negros, en otras provincias son blanquísimos, y los unos y los otros son hombres ya podria ser que los tigres asimismo fuesen en una parte ligeros, como escriben, y que en la India de vuestra majestad, de donde aquí se habla, fuesen torpes y pesados. Animosos son los hombres y cho de encubertados son animales mucho de ver, ymuy de mucho atrevimiento en algunos reinos, y tímidos y están eos á la vista de los cristianos, y muy diferentes de cobardes naturalmente en otros. Todas estas cosas, y coles dos que se han dicho ó visto en España ni en otras otras muchas que se podrian decir á este propósito, son no y pus Estos animales son de cuatro piés, y la cola y fáciles de probar y muy dinas de creer de todos aque-jestad t es de tez, la piel como cobertura ó pellejo de llos que han leido ó andado por el mundo, á quien la propria vista habrá enseñado la experiencia de lo que es dicho. Notorio es que la yuca, de que hacen pan en la isla Española, que matan con el zumo de ella, y que no se osa comer en fruta; pero en Tierra-Firme no tiene tal propriedad; que yo la he comido muchas veces,

le supieron:

los monte

CAPITULO XXII.
Encubertados.

palabro, pero es entre blanco y pardo, tirando mas á la
sal emblanca, y es de la facion y hechura ni mas ni me-
no; Pque un caballo encubertado, con sus costaneras y
guas on, y en todo y por todo, y por debajo de lo que
univ
stran las costaneras y cubiertas, sale la cola, y los
zos en su lugar, y el cuello y las orejas por su par-

tólic,

486

cuerdas ó sogas de algodon, que llaman hicos, y queda la cama en el aire, cuatro ó cinco palmos levantada de tierra, en manera de honda ó columpio; y es muy buen dormir en tales camas, y son muy limpias; y como la tierra es templada, no hay necesidad de otra ropa ninguna encima. Verdad es que dormiendo en alguna sierra donde hace algun frio, ó llegando hombre mojado, suelen poner brasa debajo de las hamacas para se calentar. Aquellas cuerdas con que se atan las empulgueras ó fines de las dichas hamacas son unas sogas torcidas y bien hechas y de la groseza que conviene, de muy buen algodon; y cuando no duermen en el campo, para se atar de árbol á árbol, átanse en casa de un poste á otro, y siempre hay lugar para las colgar.

Son muy grandes nadadores todos los indios comunmente, así los hombres como las mujeres, porque desde que nascen continúan andar en el agua; pero para entender cuán hábiles son los indios en el nadar, basta lo que es dicho en el lugar donde se dijo de la manera que en las islas de Cuba y de Jamaica toman los indios las ansares, etc.

Lo que toqué de suso en los hilos de la cabuya y del henequen, que me ofrescí de especificar adelante, es así: de ciertas hojas de una yerba, que es de la manera de los lirios ó espadaña, hacen estos hilos de cabuya ó henequen, que todo es una cosa, excepto que el henequen es bien delgado y se hace de lo mejor de la materia, y es como el lino, y lo al es mas basto, ó en la diferencia es como de cáñamo de cerro á lo otro mas tosco, y la color es como rubio, y alguno hay cuasi blanco.

Con el benequen, que es lo mas delgado de este hilo, cortan, si les dan lugar á los indios, unos grillos ó una barra de hierro, en esta manera: como quien siega ó asierra, mueven sobre el hierro que ha de ser cortado el hilo del henequen, tirando y aflojando, yendo y viniendo de una mano hácia otra, y echando arena muy inenuda sobre el hilo en el lugar ó parte que lo mueven, ludiendo en el hierro, y como se va rozando el hilo, lo van mejorando y poniendo del hilo que está sano lo que está por rozar; y de esta forma siegan un hierro, por grueso que sea, y lo cortan como si fuese una cosa tierna ó muy apta para cortarse.

así

Tambien me ocurre una cosa que he mirado muchas veces en estos indios, y es que tienen el casco de la cabeza mas grueso cuatro veces que los cristianos. E así, cuando se les hace guerra y vienen con ellos á las manos, han de estar muy sobre aviso de no les dar cuchillada en la cabeza, porque se han visto quebrar muchas espadas, á causa de lo que es dicho, y porque demás de ser grueso el casco, es muy fuerte.

Asimismo he notado que los indios, cuando conoscen que les sobra la sangre, se sajan por las pantorrillas y en los brazos, de los codos hácia las manos, en lo que es mas ancho encima de las muñecas, con unos pedernales muy delgados que ellos tienen para esto, y algunas veces con unos colmillos de víboras muy delgados ó con unas cañuelas.

Todos los indios comunmente son sin barbas, y por maravilla ó rarísimo es aquel que tiene bozo ó algunos pelos en la barba ó en alguna parte de su persona, ellos ni ellas, puesto que el cacique de la provincia de Cata

rapa yo le vi que las tenia, y tambien en las otras partes que los hombres acá las tienen, y á su mujer en el lugar y partes que las mujeres las suelen tener; y así, en aquella provincia diz que hay algunos, pero pocos, que esto tengan, segun el mismo cacique me dijo, y decia que á él que le venia de linaje; el cual cacique tenia mucha parte de la persona pintada, y estas pinturas son negras y perpetuas, segun las que los moros en Berbería por gentileza traen, en especial las moras, en los rostros y gargantas y otras partes; y así, entre los indios, los principales usan estas pinturas en los brazos y en los pechos, pero no en la cara, sino los esclavos.

Cuando van á las batallas los indios en algunas provincias, en especial los caribes frecheros, llevan caracoles grandes, que suenan mucho, á manera de bocinas, y tambien atambores y muchos penachos muy lindos y algunas armaduras de oro, en especial unas piezas redondas. grandes, en los pechos y brazales, y otras piezas en las cabezas y en otras partes de las personas, y de ninguna manera tanto como en la guerra se precian de parescer gentiles hombres y ir lo mas bien aderezados que ellos pueden de joyas de oro y plumajes; y de aquellos caracoles hacen unas contecicas blancas de muchas maneras, y otras coloradas, y otras negras, y otras moradas, y cañutos de lo mismo, y hacen brazaletes, mezclados con olivetas y cuentas de oro, que se ponen en las muñecas y encima de los tobillos y debajo de las rodillas por gentileza, en especial las mujeres que se precian de sí y son principales traen todas estas cosas en las partes que es dicho y á las gargantas; y llaman á estos sartales y cosas de esta manera, chaquira. Demás de esto, traen zarcillos de oro en las orejas y en las narices, hecho un agujero de ventana á ventana, colgado sobre el bozo. Algunos indios se tresquilan, aunque comunmente ellos y ellas se prescian mucha del cabello, y lo traen ellas mas largo hasta media espalda, y cercenado igualmente y cortado muy bien pr encima de las cejas, lo cual cortan con pedernales muy justa y'igualmente. A las mujeres principales que se les van cayendo las tetas, ellas las levantan con una barra de oro, de palmo y medio de luengo y bien labrada, v que pesan algunas mas de docientos castellanos, horsdadas en los cabos, y por allí atados sendos cordons de algodon; el un cabo va sobre el hombro, y el otr debajo del sobaco, donde lo añudan en ambas partes. y algunas mujeres principales van á las batallas con sus maridos, ó cuando son señoras de la tierra, y mandar y capitanean su gente, y de camino llévanlas eɔma agora diré.

Siempre el cacique principal tiene una docena de 13dios de los mas recios, diputados para llevarle de ramino, echado en una hamaca puesta en un palo largo. que de su natura es ligero, y aquellos van corriendo medio trotando con él á cuestas sobre los hombros. cuando se causan los dos que lo llevan, sin se porar, luego se ponen otros dos, y continúan el camino, yet un dia, si es en tierra llana, andan de esta manera quince y veinte leguas. Estos indios que aqueste ofizi” tienen, por la mayor parte son esclavos ó naborías.

Naboria es un indio que no es esclavo, pero esta ob gado á servir aunque no quiera.

[ocr errors]

Y pues ya paresce que aunque no tan larga ni suficientemente he dicho lo que hasta aquí está escrito, como estas cosas y otras muchas mas sin comparacion están copiosamente apuntadas en mi General historia de Indias, quiero pasar á las otras partes y cosas de que en el proemio se hizo mencion, y primeramente diré de algunos animales terrestres, en especial de aquellos que mas certificada se hallare mi memoria.

CAPITULO XI.

De los animales, y primeramente del tigre.

El tigre es animal que, segun los antiguos escribietron, es el mas velocísimo de los animales terrestres; y tiguer en griego quiere decir saeta; y así, por la velocidad del rio Tígris se le dió este nombre. Los primeros españoles que vieron estos tigres en Tierra-Firme llamaron así á estos animales, los cuales son segun y de la manera del que en esta cibdad de Toledo dió á vuestra majestad el almirante don Diego Colon, que le trajeron de la Nueva-España. Tiene la hechura de la cabeza como leon ó onza, pero gruesa, y ella y todo el cuerpo y brazos pintado de manchas negras y juntas unas con otras, perfiladas de color bermeja, que hacen una hermosa labor ó concierto de pintura; en el lomo á par de él mayores estas manchas, y diminuyéndose hácia el vientre y brazos y cabeza; este que aquí se trujo era pequeño y nuevo, y á mi parescer podria ser de tres años; pero haylos muy mayores en Tierra-Firme, y yo le he visto mas alto bien que tres palmos y de mas de cinco de luengo; y son muy doblados y recios de brazos y piernas, y muy armados de dientes y colmillos y uñas, y en tanta manera fiero, que á mi parescer ningun leon real de los muy grandes no es tan fiero ni tan fuerte. De aquestos animales hay muchos en la TierraFirme, y se comen muchos indios, y son muy dañosos; pero yo no me determino si son tigres, viendo lo que se escribe de la ligereza del tigre y lo que se ve de la torpeza de aquestos que tigres llamamos en las Indias. Verdad es que, segun las maravillas del mundo y los extremos que las criaturas, mas en unas partes que en otras, tienen, segun las diversidades de las provincias y constelaciones donde se crian, ya vemos que las plantas que son nocivas en unas partes, son sanas y provechosas en otras, y las aves que en una provincia son de buen sabor, en otras partes no curan de ellas ni las comen; los hombres, que en una parte son negros, en otras provincias son blanquísimos, y los unos y los otros son hombres ya podria ser que los tigres asimismo fuesen en una parte ligeros, como escriben, y que en la India de vuestra majestad, de donde aquí se habla, fuesen torpes y pesados. Animosos son los hombres y de mucho atrevimiento en algunos reinos, y tímidos y cobardes naturalmente en otros. Todas estas cosas, y otras muchas que se podrian decir á este propósito, son - fáciles de probar y muy dinas de creer de todos aquellos que han leido ó andado por el mundo, á quien la propria vista habrá enseñado la experiencia de lo que es dicho. Notorio es que la yuca, de que hacen pan en la isla Española, que matan con el zumo de ella, y que no se osa comer en fruta; pero en Tierra-Firme no tiene tal propriedad; que yo la he comido muchas veces,

y es muy buena fruta. Los murciélagos en España aunque piquen no matan ni son ponzoñosos, pero en Tierra-Firme muchos hombres murieron de picaduras de ellos, como en su lugar se dirá. E así de aquesta forma se podrian decir tantas cosas, que no nos bastase tiempo para leerlas. Mi fin es decir que este animal podria ser tigre, y no de la ligereza de los tigres de quien Plinio y otros autores hablan. Aquestos de Tierra-Firme se matan muchas veces fácilmente por los ballesteros en esta manera: así como el ballestero ha conoscimiento y sabe dónde anda algun tigre de estos, vale á buscar con su ballesta y con un can pequeño ventor ó sabueso (y no con perro de presa, porque al perro que con él se afierra le mata luego, porque es animal muy armado y de grandísima fuerza); el cual perro ventor, así como da de él y lo halla, anda al rededor ladrándole y pellizcando y huyendo; y tanto le molesta, que le hace subir y encaramar en el primero árbol que por allí está, y el dicho tigre, de importunado del dicho ventor, se sube á lo alto y se está allí, y el perro al pié del árbol ladrándole, y él regañando mostrando los dientes; llega el ballestero, y desde á doce ó quince pasos le tira con un rallon y le da por los pechos, y echa á huir, y el dicho tigre queda con su trabajo y herida mordiendo la tierra y árboles, y desde á espacio de dos ó tres horas ó otro dia el montero torna allí, y con el perro luego le halla donde está muerto. El año de 1522 años yo y otros regidores de la cibdad de Santa María del Antigua del Darien hicimos en nuestro cabildo y ayuntamiento una ordenanza, en la cual prometimos cuatro ó cinco pesos de oro al que matase cualquiera tigre de estos, y por este premio se mataron muchos de ellos en breve tiempo, de la manera que es dicho, y con cepos asimismo. Para mi opinion, ni tengo ni dejo de tener por tigres estos tales animales, ó por panteras ó otro de aquellos que se escriben del número de los que se notan de piel maculada, ó por ventura otro nuevo animal que asimismo la tiene y no está en el número de los que están escriptos; porque de muchos animales que hay en aquellas partes, y entre ellos aquestos que yo aquí porné, ó los mas de ellos, ningun escriptor supo de los antiguos, como quiera que están en parte y tierra que hasta nuestros tiempos era incógnita, y de quien ninguna mencion hacia la Cosmografia del Tolomeo ni otra con que el almirante don Cristóbal Golfs de España. Tócosa por cierto mas dignano se queman los montes, y y grande que no fué zos por mano de los indios.

terráneo en el C

CAPITULO XXII. Encubertados.

le supieron: los monte cho de encubertados son animales mucho de ver, ymuy están eos á la vista de los cristianos, y muy diferentes de coles dos que se han dicho ó visto en España ni en otras no y pus Estos animales son de cuatro piés, y la cola y jestad i es de tez, la piel como cobertura ó pellejo de palabro, pero es entre blanco y pardo, tirando mas á la sal emblanca, y es de la facion y hechura ni mas ni meno; Pque un caballo encubertado, con sus costaneras y guas on, y en todo y por todo, y por debajo de lo que univ stran las costaneras y cubiertas, sale la cola, y los Czos en su lugar, y el cuello y las orejas por su par

tólic.

te. Finalmente, es de la misma manera que un corsier con bardas; é es del tamaño de un perrillo ó gozque de estos comunes, y no hace mal, y es cobarde, y hacen su habitacion en torronteras, y cavando con las manos ahondan sus cuevas y madrigueras de la forma que los conejos las suelen hacer. Son excelente manjar, y tómanlos con redes, y algunos matan ballesteros, y las mas veces se toman cuando se queman los campos para sembrar ó por renovar los herbajes para las vacas y ganados; yo los he comido algunas veces, y son mejores que cabritos en el sabor, y es manjar sano. No podria dejar de sospecharse si aqueste animal se hobiera visto donde los primeros caballos encubertados hobieron orígen, sino que de la vista de estos animales se había aprehendido la forma de las cubiertas para los caballos de armas.

CAPITULO XXIII.

Perico ligero.

Perico ligero es un animal el mas torpe que se puede ver en el mundo, y tan pesadísimo y tan espacioso en su movimiento, que para andar el espacio que tomarán cincuenta pasos, ha menester un dia entero. Los primeros cristianos que este animal vieron, acordándose que en España suelen llamar al negro Juan Blanco porque se entienda al revés, así como toparon este animal le pusieron el nombre al revés de su ser, pues seyendo espaciosísimo, le llamaron ligero. Este es un animal de los extraños, y que es mucho de ver en Tierra-Firme, por la desconformidad que tiene con todos los otros animales. Será tan luengo como dos palmos cuando ha crecido todo lo que ha de crecer, y muy poco mas desta mesura será si algo fuere mayor; menores muchos se hallan, porque serán nuevos; tienen de ancho poco menos que de luengo, y tienen cuatro piés, y delgados, y en cada mano y pié cuatro uñas largas como de ave, y juntas; pero ni las uñas ni manos no son de manera que se pueda sostener sobre ellas, y de esta causa, y por la delgadez de los brazos y piernas y pesadumbre del cuerpo, trae la barriga cuasi arrastrando por tierra; el cuello de él es alto y derecho, y todo igual como una mano de almirez, que sea de una igualdad hasta el cabo, sin hacer en la cabeza proporcion ó diferencia alguna fuera del pescuezo; y al cabo de aquel cuello tiene una cara cuasi redonda, semejante mucho á la de la lechuza, y el pelo proprio hace un perfil de sí mismo como rostro en circuito, poco mas prolongado que ancho, y los ojos son pequeños y redondos y la nariz como de un monico, y la boca muy chiquita, y mueve aquel su pescuezo á una parte y á otra, como atontado, y su intencion ó lo que parece que mas procura y apetece es asirse de árbol ó de cosa por donde se pueda subir en alto; y así, las mas veces que los hallan á estos animales, los toman en los árboles, por los cuales, trepando muy espaciosamente, se andan colgando y asiendo con aquellas luengas uñas. El pelo de él es entre pardo y blanco, cuasi de la propria color y pelo del tejon, y no tiene cola. Su voz es muy diferente de todas las de todos los animales del mundo, porque de noche solamente suena, y toda ella en continuado canto, de rato en rato, cantando seis puntos, uno mas alto que

otro, siempre bajando, así que el mas alto punto es el primero, y de aquel baja diminuyendo la voz, ó menos sonando, como quien dijese, la, sol. fa, mi, re, ut; asi este animal dice, ah, ah, ah, ah, ah, ah. Sin dubda me parece que así como dije en el capítulo de los encubertados, que semejantes animales pudieran ser el origen ó aviso para hacer las cubiertas á los caballos, asi oyendo á aqueste animal el primero inventor de la música, pudiera mejor fundarse para le dar principio, que por causa del mundo; porque el dicho perico ligero nos enseña por sus seis puntos lo mismo que por la, sol, fa, mi, re, ut se puede entender.

Tornando á la historia, digo que después que este animal ha cantado, desde á muy poco de intervalo ó espacio torna á cantar lo mismo. Esto hace de noche, y jamás se oye cantar de dia; y así por esto como porque es de poca vista, me paresce que es animal noturno y amigo de escuridad ó tinieblas. Algunas veces que los cristianos toman este animal y lo traen á casa, se anda por ahí de su espacio, y por amenaza ó golpe ó aguijon no se mueve con mas presteza de lo que sin fatigarle él acostumbra moverse; y si topa árbol, luego se va á él y se sube á la cumbre mas alta de las ramas, y se está en el árbol ocho y diez y veinte dias, y no se puede saber ni entender lo que come; yo le he tenido en mi casa, y lo que supe comprehender de este animal, es que se debe mantener del aire; y de esta opinion mia ballé muchos en aquella tierra, porque nunca se le vido comer cosa alguna, sino volver continuamente la cabeza ó boca hacia la parte que el viento viene, mas á menudo que á otra parte alguna, por donde se conoce que el aire le es muy grato. No muerde, ni puede, segun tiene pequeñísima la boca, ni es ponzoñoso, ni he visto hasta agora animal tan feo ni que parezca ser mas inútil que aqueste.

CAPITULO XXIV.

Zorrillos.

Hay unos animales pequeños como chiquitos gozques pardos, y el hocico y los medios brazos y piernas negros, y cuasi del talle y manera de zorrillos de España, y no son menos maliciosos, y muerden mucho; pero tambien los hay domésticos, y son muy burlones y traviesos, cuasi como los monicos, y su principal manjar, y de que con mejor voluntad comen, son cangrejos, de los cuales se cree que principalmente se deben sostener estos animales; yo he tenido uno de ellos, que una carabela mia me trujo de la costa de Cartagena, que lo dieron los indios frecheros á trueco de dos anzuelos para pescar, y lo tuve mucho tiempo atado á una cadenilla, y son animales muy placenteros, y no tan sucios como los gatos monillos.

CAPITULO XXV.

De los gatos monillos.

En aquella tierra hay gatos de tantas maneras y diferencias, que no se podria decir en poca escritura, narrando sus diferentes formas y sus inumerables travesuras, y porque cada dia se traen á España, no me ocuparé en decir de ellos sino pocas cosas. Algunos de estos gatos son tan astutos, que muchas cosas de las

que ven hacer á los hombres, las imitan y hacen. En especial hay muchos que así como ven partir una almendra ó piñon con una piedra, lo hacen de la misma manera, y parten todos los que les dan, poniéndole una piedra donde el gato la pueda tomar. Asimismo tiran una piedra pequeña, del tamaño y peso que su fuerza basta, como la tiraria un hombre. Demás de esto, cuando los cristianos van por la tierra adentro, á entrar ó hacer guerra á alguna provincia, y pasan por algun bosque donde haya de unos gatos grandes y negros que hay en Tierra-Firme, no hacen sino romper troncos y ramas de los árboles, y arrojar sobre los cristianos, por los descalabrar, y les conviene cobrirse bien con las rodelas, y ir muy sobre aviso, para que no reciban daño, y les hieran algunos compañeros. Acaesce tirarles piedras, y quedarse ellas allá en lo alto de los árboles, y tornarlas los gatos á lanzar contra los cristianos; y de esta manera un gato arrojó una que le habia seido tirada, y dió una pedrada á un Francisco de Villacastur, criado del gobernador Pedrarias de Avila, que le derribó cuatro ó cinco dientes de la boca; al cual yo conozco, y le vi antes de la pedrada que le dió el gato, con ellos, y después muchas veces le vi sin dientes, porque los perdió, segun es dicho. E cuando algunas saetas les tiran, ó hieren á algun gato, ellos se las sacan, y algunas veces las tornan á echar abajo, y otras veces, así como se las sacan, las ponen ellos mismos de su mano allá en lo alto en las ramas de los árboles, de manera que no puedan caer abajo para que los tornen á herir con ellas, y otros las quiebran y hacen muchos pedazos. Finalmente, hay tanto que decir de sus travesuras y diferentes maneras de estos gatos, que sin verlo es dificultoso de creer. Haylos tan pequeñitos como la mano de un hombre, y menores; otros tan grandes como un mediano mastin. E entre estos dos extremos los hay de muchas maneras y de diversas colores y figuras, y muy variables, y apartados los unos de los otros.

CAPITULO XXVI.

Perros.

En Tierra-Firme, en poder de los indios caribes frecheros, hay unos perrillos pequeños, gozques, que tienen en casa, de todas las colores de pelo que en España los hay; algunos bedijudos y algunos rasos, y son mudos, porque nunca jamás ladran ni gañen, ni aullan, ni hacen señal de gritar 6 gemir aunque los maten á golpes, y tienen mucho aire de lobillos, pero no lo son, sino perros naturales. E yo los he visto matar, y no quejarse ni gemir, y los he visto en el Darien, traidos de la costa de Cartagena, de tierra de caribes, por rescates, dando algun anzuelo en trueco de ellos, y jamás ladran ni hacen cosa alguna, mas que comer y beber, y son harto mas esquivos que los nuestros, excepto con los de la casa donde están, que muestran amor á los que les dan de comer, en el halagar con la cola y saltar regocijados, mostrando querer complacer á quien les da de comer y tienen por señor.

CAPITULO XXVII.

De la churcha.

La churcha es un animal pequeño, del tamaño de un

pequeño conejo, y de color leonado y el pelo muy delgado, el hocico muy agudo, y los colmillos y dientes asimismo, y la cola luenga, de la manera que la tiene el raton, y las orejas á él muy semejantes. Aquestas churchas en Tierra-Firme (como en Castilla las garduñas) se vienen de noche á las casas á comerse las gallinas, ó á lo menos á degollarlas y chuparse la sangre; y por tanto son mas dañosas, porque si matasen una, y de aquella se hartasen, menos daño harian; pero acaesce degollar quince, y veinte, y muchas mas, sino son socorridas. Pero la novedad y admiracion que se puede notar de aqueste animal es, que si al tiempo que anda en estos pasos de matar las gallinas cria sus hijos, los trae consigo metidos en el seno, de aquesta manera: por medio de la barriga, al luengo, abre un seno, que hace de su misma piel, de la manera que se haria juntando dos dobleces de una capa, haciendo una bolsa, y aquella berdidura en que el un pliegue junta con el otro, aprieta tanto, que ninguno de los hijos se le cae aunque corra; y cuando quiere, abre aquella bolsa y suelta los hijos, y andan por el suelo, ayudando á la madre á chupar la sangre de las gallinas que mata; y como siente que es sentida, y alguno socorre y va con lumbre á ver de qué causa las gallinas se escandalizan, luego encontinente la dicha churcha mete en aquella bolsa ó seno los hijos, y se va si halla lugar por donde irse, y si le toman el paso, súbese á lo alto de la casa ó gallinero á se esconder; y como muchas veces la toman viva, y algunas la matan, base visto muy bien lo que es dicho, y bállanle los hijos metidos en aquella bolsa, dentro de la cual tiene las tetas y pueden los hijos estar mamando. Yo he visto algunas de estas churchas y todo lo que es dicho, y aun me han muerto las gallinas en mi casa de la manera susodicha. Es animal esta churcha que huele mal, y el pelo y la cola y las orejas tiene como raton, pero es mayor mucho.

Pues se ha dicho de algunos animales particularmente, quiero asimismo traer á la memoria de vuestra majestad lo que se me acuerda de algunas aves que he visto y hay en aquellas partes; las cuales son muchas

[ocr errors]

de muchas maneras, y primeramente de aquellas que tienen semejanza á las de estas partes ó son como ellas, y después se proseguirá en particular lo que me ocurriere de las otras que son diferentes á aquellas de que acá tienen noticia ó se conoscen.

CAPITULO XXVIII.

Aves conoscidas y semejantes á las que hay en España. Hay en las Indias águilas reales y de las negras, y aguilillas y de las rubias; hay gavilanes y alcotanes, y halcones neblíes ó peregrinos, salvo que son mas negros que los de acá. Hay unos milanos que andan á comer los pollos, y tienen el plumaje y similitud de alfaneques. Hay otras aves mayores que grandes girifaltes, y de muy grandes presas, y los ojos colorados en mucha manera, y la pluma muy hermosa y pintada á la manera de los azores mudados muy lindos, y andan pareados de dos en dos. Yo derribé uno una vez de un árbol muy alto, de una saetada que le dí en los pechos, y caido abajo, era cuasi como una águila real, y estaba tan armado, que era cosa mucho de ver sus presas y

« AnteriorContinuar »