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tuoso, que codiciando para sí aquel aposento, hizo arrojar fuera las ropas de Fructuoso y se apoderó de él, lo que el bendito jóven llevó con paciencia, ofreciendo á Dios este desprecio. Pero su Majestad volvió por su causa, permitiendo que aquella misma noche á deshora el cuarto se redujese á cenizas, con todos los muebles que allí habia encerrado el injuriante. Y para que no se dudase ser castigo del cielo, consta no haber quedado en la tarde ántes lumbre alguna á que pudiera atribuirse. Cuando el discípulo era esto, ¿qué no seria el maestro? Hoc habes (decia el docto Juan Vasseo al principio de su Chronicon, cap. 2, hablando con el Cardenal Infante de Portugal D. Enrique, despues Rey de aquella corona) hoc habes venerabilis Conantii Episcopi, quo præceptore Divus Fructuosus ad tantam profecit sanctitatem.

Por esta relacion de S. Valerio, yo no dudo comprenderán todos los hombres de razon que á este tiempo habia

ya estudios en Palencia, por lo menos eclesiásticos, que son los que seguia S. Fructuoso, y de que le tocó hablar á su historiador, sin excluir por eso los seculares que seguirian otros, y de que por lo mismo no le fué preciso hacer memoria. Pero en todo caso, no faltarian aquellos que eran preliminares para las mismas ciencias eclesiásticas, gramática, retórica, artes, filosofía, etc., todos los cuales no dudamos permaneciesen en tiempo de los obispos sucesores, Ascario, Concordio, Baroaldo y los demás que lo fueron en el reinado de los godos.

INTERRUPCION DE LOS ESTUDIOS DE PALENCIA POR LA ENTRADA DE LOS MOROS.

Desecha su monarquía por la entrada de los moros, fué arruinada la ciudad, y quedó tan desvalida y con tan corta poblacion, que no pudo mantener la dignidad epis. copal, ni forma auténtica de iglesia, desecha su clerecía ó prófuga por varias partes como sucedió á otras muchas. Los pocos pueblos de su diócesi que se fueron rescatando, y todo el distrito de ella, se aplicaron á la de Leon y al cuidado de sus obispos, por los privilegios de los Reyes D. Ordoño II y III de los años 916 y 955, que ha publicado últimamente el sabio P. M. Risco, célebre continuador de la Esp. Sagrad. en el tomo 34, pág. 435 y 459, sin que en todo ese intermedio se halle mas que un obispo de Palencia, y ese al parecer titular y sin cátedra: Julianus Palentina Sedis Episcopus, que confirma, llamándose así en un privilegio del monasterio de Sahagun del año 944, que ha impreso su nuevo historiador el P. Fr. Romualdo de Escalona en el Apéndice, página 390, col. 2, al fin (1). Y si algun residuo quedó del estudio palentino, ese será necesario suponerle trasladado á la villa de Astudillo por el nombre Studellum, que parece tomó de ahí esta villa, y se lée ya en el Libro de los milagros de San Zoyl, escrito en el siglo XII, y año 1136 por el monge Rodulfo de Carrion (2), sin que ten

(1) Otro de Oña del propio año y con la propia firma, alegó Argaiz citado de Pulgar en la Histor. de Palenc. tomo 4, pág. 678, col. 2.

(2) Publicado por Florez en el tomo 10 de la Esp. Sagrada, página 502, núm. 11, donde ofrece memoria de quodam in confinio nostro castello, quod ab incolis Studellum dicitur-Estudiello se ve

gamos de ello otra comprobacion. El cual en efecto no deja de aludir algo á esta conjetura.

RESTAURACION DE LOS ESTUDIOS PALENTINOS.

Llegó por fin el caso de reinar en Castilla el Rey Don Sancho el Mayor de Navarra, por su muger Doña Elvira, hija y heredera del penúltimo conde soberano de este estado D. Sancho, el que dijeron de los buenos fueros. Y este poderoso Rey, por resulta del milagro bien sabido que Dios le concedió por medio de San Antolin (1), se propuso restablecer la ciudad, iglesia, silla y estudios de Palencia por los años mil y treinta y cinco. Para ponerlo por obra se valió de un varon extremado en la disciplina eclesiástica, de mucho celo apostólico y grande sabiduría, de D. Poncio, francés de nacion, ya conocido en España por iguales desempeños, pues el Rey D. Alonso V de Leon le habia traido para reglar la de Oviedo, y mostró bien allí el talento de que era capaz, dando mucho gusto á todos por sus sabias disposiciones.

No hizo menos en Palencia segun los extraordinarios elogios que hace el Rey de su conducta en la carta de dotacion de dicha iglesia que le dirige en dicho año 1035, teniéndola ya restaurada, y todas las demás cosas en disposicion: Poncio in Ecclesiastica doctrina, et vita contemplativa Doctore perfectissimo, vita et moribus pro

nombrado todavía en escritura del año 1219 que copia Rades en la Crónica de Calatrava, fol. 35, col. 1.

(4) Véase en el arzobispo D. Rodrigo, lib. y cap. 6. — Morales, lib. 17, cap. 44-Pulgar, etc.

batissimo. . . . Palentinam, quæ á Toletana Ecclesia Sedes Pontificalis fuerit secunda, quam pagana invasione funditus demolitam . . . consilio interveniente Sedis Apostolicæ. . . . illius prudentissimæ Solentiæ amplissima largitione ego prænotatus piissimus Rex Sanctius tradidi recuperandam, et antiqua specie redintegrandam, cujus scientia non solum antiquitus eversa renovaret dogmata (obsérvese esto) scd multis argumentis hominum dogmatizaret efferata et quasi silvestria corda (1).

Cuya sabiduría, dice, de esta iglesia restablecida ahora al estado antiguo, así como antiguamente antes de su ruina fué en este país la doctora de las gentes, la que las daba con su ciencia la doctrina y la enseñanza, así en el dia vuelva á serlo, ministrando á los hombres, que en el intermedio tanto se han barbarizado, la instruccion que necesitan para salir de la ignorancia y la fiereza. Yo no dudo sea este el sentido de esta cláusula intrincada en la que parece se quiso decir algo mas de lo que se escribió. Y en efecto así lo han entendido ántes de mí no menores hombres que un Pulgar, un Papebrochio, un Alcázar, un Mondejar, un Berganza (2); todos los cuales si es que vieron claro unos ojos tan linces,

(1) Impreso por Pulgar en la Histor. de Pulenc. tomo y lib. 2, pág. 40 y 41.

(2) Pulgar, cit. tom. y lib. 2.o, pág. 32, 33 y 209.-Papebrochi. in oper. de act. S. S. ad diem 30 maii, tom. 7, pág. 295, y despues en las Notas à la Crónica de San Fernando, let. G.—Alcázar, Vida de San Julian obispo de Cuenca, impresa en Madrid año de 1689, pág. 49.-Mondejar, Memorias del Rey D. Alonso VIII, que escribia en 1703, publicadas por el Dr. Cerdá en Madrid año 4783, cap. 95, pág. 288.-Berganza, Ant. de España, publicadas. en 1721, tomo. 2, pág. 127 y 128, núm. 234, cuyo solo testimonio extractarémos luego, porque él casi hace la basa de mi obra.

creyeron haber visto en ella descubierta la restauracion de los estudios, al mismo tiempo que la de la iglesia. El hecho de hallarlos luego corrientes, sin otro principio conocido ni tan verosímil, afianza mucho esta inteligencia.

Sobre la firmeza, pues, de esta sólida piedra angular, de un varon, quiero decir, tan sabio y bien disciplinado como el obispo D. Poncio, el cual siendo francés, donde se llevaba la misma disciplina, no habia de olvidar esta en Palencia, sentó el católico Principe el cimiento de una obra tan magestuosa y tan digna de su elevacion, superior á cuantas habian emprendido los Príncipes pasados, grata á Dios, laudable á los hombres, benéfica en gran manera á sus estados, y fecunda á la iglesia de varones insignes. ¡O! sí: ella lleva su nombre á la inmortalidad, ella le tendrá en bendicion, como no menos al instrumento y móvil de la empresa, enviado, como entónces se creyó, de la mano de Dios, para difundir sobre nuestro hemisferio un rayo de luz en dias de tanta lobreguez. Cierto parece admiracion acordarse de escuelas en aquel siglo de hierro, siglo de tinieblas, siglo de rudeza y de barbarie, donde por todas partes amenazan los horizontes cerrados sin ráfaga de claridad. Mucha instruccion habia en el Rey, mucha en D. Poncio, en ambos mucho celo, en ambos mucha presencia de ánimo.

Y de verdad por lo que toca al ministerio de la restauracion, si son grandes los elogios que le hacia en vida y cara á cara un Príncipe tan magnánimo, aun fueron superiores los que ya difunto le ofreció el hija D. Fernando el Magno en otro diploma del año mil cuarenta y cinco, donde ofreciéndosele hablar de él, le realzaba con este panegirico: De quibus unus fuit Præsul Pontius estrenuus

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