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pesares aceibos que oprimieron su corazon, primeramente con la pérdida de una de sus niñas, aunque en tierna edad, luego con la de su cara esposa Da Ana Josefa Renté, y por remate cruel de infortunio con la de su apacible y bellísima primogénita Adelaida. Suspendamos pues, la pluma, y terminando esta rápida nota de los trabajos y méritos de tan respetable y buen amigo, hagamos un voto ferviente para que el pais, la Ciencia y el Cuerpo de Sanidad militar vean reproducirse el ejemplo que en costumbres públicas y privadas, en rasgos patrióticos, y en consagracion á sus deberes les ha legado el Sr. D. Francisco Alonso y Fernandez, cuyu alma descanse en paz.

Josè Z. G. del Valle.

ANTIGÜEDADES HISTORICAS

REFERENTES

A LA ISLA DE CUBA.

Apuntes para la Historia de la Habana sobre la fundacion y progresos del Hospital de San Francisco de Paula de esta ciudad hichos en el año de 1798, por el Dr. D. Tomas Romay. (*)

Tiempos en que ya el sexo fuerte y robusto tenia en la Habana un Hospital donde curar sus dolencias, las infelices de la porcion mas débil de la humanidad carecian de semejante asilo, siendo sus enfermedades mucho mas numerosas que las del hombre. (1) La Religio. que descendió de los cielos; la policía de esta ciudad; el carácter benético de sus habitantes; los gemidos y lamentos exhalados sin intermision entre las chozas y arruinados edificios, únicos espectad res de las penas y miserias de tantas pobres, pedian eficazmente se reparara esa falta. Oy éronse en fin los clamores de la Religion, de la Naturaleza y de la Politica, y por un órden admirable de la Providencia, el santuario y el pueblo, el Sacerdote grande y el gefe de esta provincia einprenden con el mayor interés la ejecucion de esa importante obra.

Don Nicolas Estévez Borges dignísimo cura rector de la Habana, provisor y vicario general de este obispado, y dean electo de la catedral de Cuba, mandó en la cláusula 49 de una Memoria hecha el 10 de diciembre de 1664 se edificase una capilla dedicada á San Francisco de Paula en el lugar que mejor les pa

(*) Nuestros suscritores han tenido ocasion de conocer con cuanta justicia y oportunidad hemos insertado en este periódico los trabajos útiles, las escolentes producciones de nuestro respetable amigo el Sr. D. Tomas Romay, que aunque impresas separa, damente algunas, las poseian pocos individuos, esponiéndolas de este modo á que que dasen perdidas para siempre; y como en este número no es de las que presta menor interés la que aquí insertamos, nos atrevemos á asegurar que nuestros lectores recibirán con agrado la consignacion que les hacemos., eligiendo la seccion de Antigüedades, pues el objeto á que se refiere es sobre la fundacion de uno de nuestros mas útiles y benéficos establecimientos.

(1) Sexcentorum morborum autor est uterus.-DEMOC.

reciese al Ilmo. Sr. D. Juan de Santo Matias, Obispo de esta diócesis, y al Sr. D. Francisco de Avila Orejon Gaston, Maestre de campo, gobernador y capitan general de esta ciudad é Isla: en el propio capitulo les nombra por albaceas, y les deja el poder necesario para que á su nombre testasen, y distribuyeran el resto de sus bienes, despues de hecha la fábrica y dotado el capellau, en aquellas obras-pías que juzgasen inas proficuas á su alma.

En virtud de este poder los muy ilustres y piadosos albaceas otorgaron el siguiente año ante Domingo Fernandez Calaza, escribano público, un testamento que hará perpetuos y respetables sus nombres, y les conciliará las bendiciones de todos los que ejercen y esperimentan los efectos de la misericordia. En él disponen que concluida la ermita, y fundada una capellanía bastante para la subsistencia del capellan, se einplease el caudal remaniente en erigir un Hospital donde se curasen mugeres pobres, y si posible fuera, se destinase una pieza para recoger las que convenga tener reclusas, nombrándose patronos perpetuos de dichas obras-pias, con plena y absoluta facultad de administrar sus rentas, y elegir sucesores.

Si nos fuese concedido penetrar las oscuras regiones del se pulcro, sin duda encontrariamos al Pbro. Borges transportado de un gozo santo al ver el destino que á sus bienes se habia dado. Despues de la ereccion de un templo, en ninguno otro pudieron invertirse que mas sufragase por su alma. En los hospitales no solo se suministra al hombre todo lo preciso para conservar la presente vida, sino tambien para adquirir la futura. En ellos se ejercen las mayores virtudes; se cumplen los preceptos sagrados del cristianismo; se celebran sus Augustos Sacramentos, y se reu ne cuanto hay de meritorio en otras obras de misericordia. Esta no necesita que la Religion la recomiende. La misma naturaleza pide enérgicamente se establezcan esos monumentos de humanidad. Platou lo ordena en una de sus leyes: los Iucas del Perú lo ejecutaron; y los musulmanes lo observan. A la verdad, si la vista de un pobre enfermo desvalido, abandonado á sus dolores y miserias, y espuesto á la desesperacion no conmueve nuestras entrañas ¿qué objeto será capaz de enterneceruos? ¿Para cuándo reservamos nuestra compasion y caridad?

Convencidos de estas y otras várias razones el Illmo. Sr. Santo Matías, y el Sr. D. Francisco de Avila, no demoraron la ejecucion de su proyecto. En el mismo año de 65 nombraron por administrador de los bienes destinados para esa obra al capitan D. Pedro Valdespino. Inmediatamente compró á diferentes propietarios el terreno donde existe ese edificio en precio de 1950 pesos efectivos, y procedió á edificar la capilla y habitacion del capellan.

El 27 de febrero de 1668 se puso la primera piedra en presencia de los gefes de esta ciudad, siendo Sumo Pontífice el Sr. Clemente IX, Rey de España el Sr. D. Carlos II, y gobernando por su ninoridad la Sra. Da María de Austria su augusta Madre. Terminada la fábrica y proveida de lo necesario para el culto Divino, emprende la de una sala donde se colocaron cuatro camas, y el caudal restante se impuso para asistir con sus réditos otras tantas enfermas, dotar un presbítero administrador de estos intereses, un médico, y una enfermera con su criada. Estos censos se concedian por el juzgado eclesiástico, participándoselo ántes al Sr. D. Francisco de Avila como albacea del difunto Dean, y compatrono de dicha obra-pía.

No omitiendo el Illmo. Sr. Santo Matías diligencia alguna para fomentarla, erigió en cofradía el año de 1666 y despues trasladó á ella la hermandad de San Francisco de Paula, fundada el 13 de febrero de 1605 en la iglesia Mayor de esta ciudad por todos sus hacendados. Dió motivo á esta devota congregacion la esterilidad de la tierra, y la grande mortandad que se habia esperimentado en los ganados en los años anteriores. Juntáronse en la parroquial de San Cristóbal los dueños de ingenios, hatos, y estancias para elegir un abogado en aquella pública calamidad, y habiendo caido la suerte en el Patriarca de los Mínimos, acordaron se estableciese la referida hermandad, y anualmente se celebrase al Santo una solemne fiesta en aquel templo miéntras se le edificaba una ermita, comprometiéndose cada cual á contribuir para estos objetos con una porcion de sus respectivos frutos.

El celo del Sr. Santo Matías se transmitió á sus sucesores. Por la Constitucion primera del título segundo del Sínodo de este obispado, presidido por el Illmo. Sr. D. Juan García Palacios, el año de 1681 se agregó la dicha cofradía al hospital de mugeres, para que en lo adelante corriese su administracion conjunta á la de aquella casa, y á cargo de su mayordomo y administrador. Su beneficencia no se satisfizo con solo esta demostracion. Cuando en la Constitucion tercera del título quinto se trató de determinar, cuales habian de ser las mandas forzosas, incluyò entre ellas la hospitalidad de San Francisco de Paula, ordenando que todos los que testasen en esta ciudad, destinaran al menos dos reales para la asistencia de sus enfermas, obligando tambien á lo mis. imo á los que falleciesen en cualquier lugar de esta diócesis, donde no hubiere algun hospital.

Pero como la estabilidad no es concedida ni á las obras más piadosas de las manos del hombre, un recio temporal que por espacio de treinta dias contínuos afligió esta ciudad el año de 1730 desplomó toda la ermita, sepultando bajo sus ruinas la Magestar Sacramentada, y dejando inhabitables las enfermerias. D. Pedro

Lodares Cota, capellan administrador que entonces era, procuró con una eficacia y caridad digna de los mayores elogios, reparar prontamente esa catástrofe, mejorando uno y otro edificio. El ocho de enero del año siguiente bendijo la primera piedra de la nueva iglesia el Sr. Dr. D. Pedro Ignacio Torres y Ayala, magistral de la catedral de Cuba, provisor y vicario general en sede vacante, y la colocó el Sr. brigadier D. Dionisio Martinez, gobernador y capitan general de esta ciudad é Isla. Despues que el Ldo. Lodares Cota, consumió los fondos que habia colectado, y una gran parte de sus bienes, sacando los cimientos de toda la iglesia, y concluyendo el presbiterio y sacristía, suplicó al Rey el año de 1735 destinase los espólios del Illmo. Sr. D. Fr. Gerónimo Valdés para terminar esa obra, y reedificar el Hospital. Al nismo tiempo solicitó de S. M. la confirmacion del empleo de capellan administrador que le habia concedido este prelado, ratificándolo su sucesor el Illmo, Sr. D. Fr. Juan Lazo de la Vega.

El Rey le negó esta última gracia en Real cédula de 18 de diciembre del propio año por haberse hecho aquel nombramiento sin intervencion del Vice-patrono; y encarga el Rdo. Obispo, que en lo sucesivo el espresado empleo de capellan administrador del hospital de San Francisco de Paula, se confiera conforme á lo dispuesto por el Real despacho de 10 de mayo de 1730, en el cual se previene, que las mayordomías de las iglesias parroquiales, y demas beneficios se provean segun leyes y reglas del Real patronato; y para determinar en lo primero que suplicaba el Ldo. Lodares Cota, pidió S. M. en la misma Real cédula á dicho Illmo. Sr. y al gobernador de esta plaza, le informasen sobre la fundacion de la enunciada hospitalidad y si era de su Real patromato; el estado de la ruina que habia padecido, y lo que podia costar su reparacion. En cumplimiento de esta órden soberana su Sría. Ilma. dispuso que los albañiles y carpinteros mas peritos reconociesen ámbos edificios, y con vista de los planos ya formados calculasen lo que importaria concluirlos y perfeccionarlos. Estos profesores despues de un prolijo exámen convinieron en que eran necesarios veinte y tres mil seiscientos y cuarenta pesos para lo que restaba á la obra. Incluyendo este certificato informó al Rey el 17 de octubre de 1736 sobre todo lo que S. M. le habia prevenido.

En vano he solicitado con la mayor eficacia en varios archivos la Real resolucion; solo me consta que no obstante haber quedado sin efecto las sùplicas de D. Pedro Lodares Cota, su caridad y predileccion à este establecimiento no se disminuyeron. Despues que en vida apuró todos los recursos para repararle y engrandecerle, dejó en su muerte impuestos de su propio peculio 16.780 pesos destinando sus réditos á la dotacion de camas. Con

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