Tesoro de historiadores españoles ...

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Página 9 - Alhambra no podia dejar de aprovecharse de la artillería, acordaron que los moriscos de la vega tuviesen por contraseña las primeras dos piezas que se disparasen, para que en un tiempo acudiesen...
Página 6 - Pusieron los Reyes Católicos el gobierno de la justicia y cosas públicas en manos de letrados, gente media entre los grandes y pequeños , sin ofensa de los unos ni de los otros : cuya profesión eran letras legales , comedimiento , secreto , verdad , vida llana y sin corrupción de costumbres...
Página 308 - ... los ministros reales y los de la guerra lo esperaban, iguales en el celo. Todos aguardaban por instantes la muerte (el vulgo furioso pocas veces para sino en sangre); muchos, sin contener su enojo, servían de pregón al furor de otros, éste gritaba cuando aquél hería, y éste con las voces de aquél se enfurecía de nuevo.
Página 147 - Llevaban consigo hijos y mujeres, testigos de su gloria o afrenta, y como los alemanes en todos tiempos lo han usado el vestido de pieles de fieras, abarcas y antiparas de lo mismo. Las armas, una red de hierro en la cabeza a modo de casco, una espada y un chuzo algo menor de lo que se usa hoy en las compañías de arcabuceros, pero la mayor parte llevaban tres o cuatro dardos arrojadizos.
Página 310 - A esta sazón, entrada su casa y pública su ausencia, le buscaban rabiosamente por todas partes, como si su muerte fuese la corona de aquella victoria; todos sus pasos reconocían los de la tarazana: los muchos ojos que lo miraban caminando como verdaderamente á la muerte, hicieron que no pudiese ocultarse á los que le seguían.
Página 1 - ... príncipes amigos y enemigos, lejos y cerca; primero, cubierta y sobresanada, y al fin descubierta, parte con el miedo y la industria, y parte criada con el arte y ambición.
Página 8 - Tratóse del cuando y como se debían descubrir unos á otros, de la manera del tratado y ejecución; acordaron que fuese en la fuerza del invierno, porque las noches largas les diesen tiempo para salir de la montaña y llegar á Granada, y á una necesidad tornarse á recoger y poner en salvo...
Página 308 - Catalanes; allí otros clamaban: muera el mal gobierno de Felipe Formidables resonaron la primera vez estas cláusulas en los recatados oídos de los prudentes; casi todos los que no las ministraban, las oían con temor, y los más no quisieran haberlas oído. La duda, el espanto, el peligro, la confusión, todo era uno: para todo había su acción, y en cada cual cabían tan diferentes efectos; solo los ministros reales y los de la guerra lo esperaban iguales en el celo.
Página 111 - Ferí le respondió cuando le heria : tú eres don Alonso, mas ye soy el Feri de Benastepar, y que no fueron tan desdichadas las heridas que dio don Alonso, como las que recibió. Lloráronle amigos y enemigos, y en aquel punto renovaron los soldados el sentimiento; gente desagradecida, sino en las lágrimas.
Página 304 - Habitan los quejosos por los boscajes y espesuras, y entre sus cuadrillas hay uno que gobierna, a quien obedecen los demás. Ya de este pernicioso mando han salido para mejores empleos Roque Guinart, Pedraza, y algunos famosos capitanes de bandoleros, y últimamente don Pedro de Santa Cilia y Paz, caballero de nación mallorquín, hombre cuya vida hicieron notable en Europa las muertes de trescientas...

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