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siempre sobre la penúltima sílaba. A los primeros les llamaremos perfectos fuertes, y á los segundos, débiles.

211. 1. Perfecto fuerte.-Los pocos verbos que lo tienen en castellano conservan en este tiempo la misma forma latina alterada sólo por las leyes fonéticas. En latín sabemos que la característica de este tiempo era en unos verbos ui (vi); teneo ten-ui; en otros si, como dico dixi (dic-si), mientras que otros sólo tenían la 1, venio ven-i. En castellano tenemos restos de estas tres formas, por lo que distinguiremos tres clases de perfecto fuerte.

212. Clase 1.-Perfectos castellanos que conservan la característica ui (vi) latina.

En esta clase hemos de distinguir formas primitivas. y formas creadas por el latín vulgar á semejanza de las primitivas.

1.° Formas primitivas.-Citaremos las procedentes de los perfectos latinos:

habuit iacuit placuit sapuit
sapuit potuit

que dieron

en cast. ant. ovo (1) yogo plogo sopo podo
plugo supo pudo

mod. hubo

2.o Formas secundarias. Véanse en el siguiente cuadro los perfectos de los verbos credo, etc., formados por el latín vulgar en sustitución de los clásicos:

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Además de tenui, tovo y tuvo; de andar, andudo y andovo, anduvo.

(1) Téngase en cuenta el cambio de a tónica en o: habui, haubi, auvi, ovo (V. núm. 36). También son de notar las for mas antiguas de tercera persona ouve, soube, prougue.

Al lado de estas formas se empleaban también en castellano antiguo las débiles como yací, que ha prevalecido y desechado á la forma fuerte yogo; podió y pudió, que, al contrario, no ha prevalecido, sino que ha sido desechada por la forma fuerte pudo; creyó y creci, que han sustituído al antiguo crovo, y conocí á conuvo; sovo se ha perdido lo mismo que estudo.

De modo que de esta primera clase, el castellano actual sólo conserva el perfecto fuerte en los vervos haber, placer, saber, poder, caber, tener, estar y andar.

213. Clase 2.-Perfectos castellanos que conservan la característica si.

Los perfectos latinos en -si son en su origen aoristos que sustituyeron á los verdaderos perfectos latinos, especialmente en verbos primitivos, que son los que los tienen. Esta tendencia invasora del sufijo -si fué mayor en el latín vulgar que dió perfectos en -si á verbos que no lo tenían, como fugio, perfecto clásico fugi, pero vulgar fuxi. De estos perfectos, ya originarios, ya secundarios, tenemos restos en castellano en verbos de tema en gutural, dental y labial.

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Al lado de estas formas se ven en castellano antiguo los perfectos débiles dezí (de decir), reduzió (de reducir) y trayó (de traer), que han sido deshechados, y destruyó, ciñó que han sustituído á las formas fuertes.

(1) Y también trojo de traxuit por haber tomado la característica ui.

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y además remaso de remansit, remaneo; poso y puso de posuit, pono; apriso, quiso de *quæsit, quaero; al lado de cuyas formas se ven también las débiles romanió, reí prendí, etc.

C. De verbos en labial tenemos el antiguo escripso de scripsit, scribo.

Téngase en cuenta la metátesis de la s en los perfectos antiguos visqui de vic-si (vixi) y trasqui de trac-si (traxi); nasque, nací, se formó del presente nasco de nascor.

De esta segunda clase conservamos hoy el perfecto fuerte en los verbos decir y traer, dije y traje; en los compuestos de ducere como conducir y reducir, conduje, reduje, etc., y en poner y querer, puse y quise.

214. Clase 3.-Son muy pocos los perfectos que de ella quedaron en castellano:

fēcit fizo, fis, fiz; venit vino; vidi vide

y también el débil viyó, hoy vió.

dedit deo, deu, hoy débil, dió; stetit estide (209, nota); exivit ixo

y también el débil yxió.

Sólo hice y vine persisten actualmente.

Desinencias.-Son las mismas del perfecto latino:

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La o de la tercera persona del singular se debe á influencia del perfecto débil. Primitivamente era e que se perdía, como la de primera persona, así:

fiz y fis, vin, pud, pus, pris, dux, of y off, estit

La tercera persona del plural tiene á veces la terminación -ioron por -ieron: troguioron trajeron, podioron = pudieron. La i de -ieron falta hoy en los perfec

=

tos de la segunda clase ó en s, excepto puse y quise, por haber sido absorbida por la consonante palatal precedente; antiguamente existía: así, dixieron, conduxieron. El sonido xi pasó á j: dijeron, condujeron.

Otra terminación antigua de esta tercera persona es -on formada sobre la tercera del singular en o: así, él dixo, ellos dixon; él puso, ellos puson, etc.

Al lado de la primera y segunda personas del plural en -imos, istes, se ven formas en -iemos, -iestes: vimos y viemos, dimos y diemos, diestes, etc.

215. 2.o Perfecto débil.—Al estudiar el pretérito imperfecto hemos visto que en castellano han venido á tener igual forma el de la segunda y el de la tercera conjugaciones. Esto mismo sucedió en los tiempos del cuarto grupo, por haberse perdido el perfecto latino de los verbos correspondientes á la segunda conjugación castellana (segunda y tercera latinas), y haber tomado estos verbos la forina propia de los perfectos de la tercera (cuarta latina).

Los pocos verbos de la segunda y tercera latinas que no se sujetaron á la analogía de los perfectos de la cuarta son los que hemos llamado perfectos fuertes.

216. Tratemos primero del perfecto de la tercera conjugación.

Los verbos de la cuarta conjugación latina (tercera castellana) tenían todos, excepto unos pocos, por característica de este tiempo -vi- que, unido con las desinencias al tema, formaba el perfecto:

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OBSERVACIONES. En la primera persona del singular se contrajeron en una las dos ii que el portugués conservó hasta el siglo xvi y aún hoy conserva el italiano.

En la tercera cambió la u en o y atrajo el acento de la i que pasó á semivocal y formó diptongo con la o: partiut, partió. El antiguo portugués conservaba esta u: partiu, feriu, etc.

La segunda del plural queda explicada ya en el perfecto de la primera conjugación. La tercera tuvo dos formas: iron por síncopa completa de la sílaba vi, ó -ieron si sólo se perdió la v: partiron y partieron.

227. Perfecto de la segunda conjugación (segunda y tercera latinas).

La uniformidad que hemos visto en la formación de los perfectos latinos de los verbos de la primera y de la cuarta conjugación, no existía en los de la segunda y tercera que formaban su perfecto en ui, -si, solo i ó con reduplicación: así debeo debui, cresco crevi, cedo cessi, lego legi, vendo vendidi, cado cedidi, etc., etc.

Si comparamos estos perfectos con sus correspondientes castellanos,

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veremos: que si vendiste, leíste y hasta debiste pueden explicarse perfectamente como continuadores de los latinos vendidisti, legisti y debuisti, no ocurre lo mismo. con los demás; y, por lo tanto, hemos de convenir en que los perfectos de esta conjugación se formaron casi todos á semejanza de los de la tercera, á lo cual contribuyó la variedad de sufijos que hacía que fueran pocos en comparación con los en -ivi, los perfectos reduplicados y los en ui, si, i; y la tendencia uniformadora del pueblo á reducir á la unidad genérica las variedades específicas.

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