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ñías de á cien hombres cada una, cuyo gasto (que importó en la temporada, ochenta y nueve mil ochocientos cincuenta y tres pesos, cuátro tomines, dos granos), aunque fué consignado en las rentas del desagüe, no se incluye en el estracto adjunto, por, no serlo de la obra, y con igual fundamento se han escluido tambien nueve mil novecientos ochenta y cinco pesos, siete reales, erogados el año de mil seiscientos treinta y siete, por órden del Exmo. Sr. marques de Cadereita, en buscar el tesoro del emperador Moctezuma, en la laguna de San Lazaro, y asimismo las cantidades impendidas en reedificio del palacio de México y del de Chapultepec y otras semejantes.

24.

A representacion de la ciudad; informó Enrico Martinez, á fines del año de seiscientos veintisiete, que la obra del desague no corria desde el de seiscientos veintitres, y que el crecimiento de las aguas iba preparando una ruina memorable, en cuya vista mandó el Exmo. Sr. marques de Cerralbo, que pasadas las lluvias del año de seiscientos veintiocho, se continuase la obra, á direccion del mismo maestro Enrico Martinez, quien en cuatro meses la puso en el estado que antes tenia, habiéndose hecho entonces la presa de Pachuca.

25.

En mil seiscientos veintinueve, gobernando el Exmo. Sr. marques de Cerralbo, padeció México la octava y última inundacion, que ha sido la mayor que se ha visto; pues como á la multitud de aguas que habian entrado á la laguna de San Lázaro, siguieron crecidas lluvias, fué tan grande y fuerte el golpe de ellas que vino sobre esta ciudad, que rompiendo cuantas albarradas, calzadas y presas, se habian hecho en su defensa, arruinó muchos edificios, con perjuicio notable de sus habitantes, así de vidas como de haciendas, de suerte, que llegó á tener el agua, por donde menos, la altura de dos varas, y para el comercio necesario, en virtud de auto de junta celebrada á primero de Noviembre del referido año de seiscientos veintinueve, se hicieron á costa de los dueños de casas en las calles principales, calzadillas. de una vara de ancho y una cuarta de mas alto que el peso del agua, poniéndose puentes de madera en los pasos públicos, á cada tres cua

dras una, con tablas y viguetas postizas por el medio, para que se pu dieran levantar con facilidad cuando pasaran barcos ó canoas con vo-lúmen.

26.

En el año de seiscientos treinta y uno, por real cédula de diez y nueve de Mayo, se mando tratar de mudar esta ciudad en los llanos. que están entre Tacuba y Tacubaya, lo cual se habia intentado antes con menos motivo, y que el virey impidiese desde luego la continuacion de fábricas de casas en Tacuba, Cuyoacán y San Agustin de las Cuevas, distantes unas dos y tres leguas de México, por ser lugares del marques del Valle.

27.

Resintió esta mudanza la ciudad, representando que sus edificios valdrian mas de cincuenta millones de pesos: que el comercio estaba muy atrasado, pobres los dueños de fincas, y el real erario sin fuerzas para costear lo que le correspondia; pues habia que mudar á mas de la poblacion de particulares, quince conventos de monjas, siete de religiosos, ocho hospitales, seis colegios, catedral, dos parroquias, casas reales y arzobispales, las del santo oficio, ciudad, real Universidad y cárceles, para cuyas obras se necesitaba gran cantidad de pesos, que no habia, siendo la mayor dificultad, segun el lamentable estado en que el vecindario se hallaba, el sostener las religiosas, religiosos, colegios, capellanes y demas que vivian del producto de fincas, lo cual supuesto, era menor inconveniente gastar cuatro millones de pesos en acabar perfectamente la obra del desagüe de Huehuetoca, á tajo abierto, que es la cantidad en que el maestro Enrico Martinez se obligaba á hacerlo.

28.

Tratóse el punto en junta, y se resolvió continuar la obra de el desagüe perfeccionando los socavones, por no permitir las circunstancias el gasto escesivo del general tajo abierto, á cuyo fin se entregaron á Enrico Martinez, doscientos mil pesos que se habian recogido prestados, sin embargo de que poco antes se inventó un arbitrio que produjo cien mil pesos.

29.

Duró el agua en consumirse cerca de cuatro años, trabajándose en ellos dicha obra, por haber permitido la misericordia de Dios fuesen de cortas lluvias, habiéndose gastado desde su principio hasta fin del año de seiscientos treinta y cinco, cerca de tres millones de pesos. Hasta aquí las inundaciones, y sigue la constancia hallada de las situa ciones que han sufrido el gasto antes de la ereccion del desagüe de Huehuetoca, y á su continuacion se hará de lo erogado hasta ahora en dicho desagüe, describiendo las rentas y contribuciones impuestas para esta obra.

30.

Por real cédula fecha en Madrid á dos de Mayo de mil quinientos sesenta y tres, á representacion de la ciudad, en que dijo, que para acabar de traer el agua encañada, convenia se echase una sisa en las carnes que se pesaban en las carnicerías, se mandó poner en ejecucion como pareciera al virey.

31.

Tuvo efecto dicha sisa en las carnes y se cobró hasta veinte y seis de Abril de mil quinientos setenta y uno, en que apedimento de la ciudad, se alzó este cobro, mandando la real audiencia se impusiese Ia sisa en el vino, á cuyo fin se diese cuenta al virey, quien espidió el auto siguiente.

32.

En la ciudad de México, á once dias del mes de Diciembre de mil quinientos setenta y un años. El muy escelente señor virey de esta Nueva España, habiendo visto la peticion, y auto de suso contenido, dijo: que mandaba y mandó que del precio de todo el vino que se vendiese por menudo en esta ciudad, de cada diez y siete blancas se lleve una de sisa, la cual sisa se quite de las medidas con que se hubiese de 'medir el dicho vino por menudo, segun dicho es, y en la cobranza de ello se guarde la órden que para ello S. E. dá: entiéndase que el regaton que vendiere pipa por junto, ha de pagar la sisa de ella, por la dicha órden, y que los mercaderes de Castilla no han de pagar por las TOMO V.-46

pipas sino del que vendieren por menudo.-D. Martin Enriquez.-Pasó ante mí.-Juan de Cueva.

33.

Antes de la ereccion del desagüe de México por Huehuetoca, se costeaban las albarradas, calzadas, presas, y otras semejantes obras preservativas y reparativas de inundaciones, de la sisa del vino, que era del cargo del corregidor de esta ciudad y otras personas, como tambien de repartimientos que se hacian; y aunque los oficiales reales de esta corte habian tomado prestado de la caja de dicha sisa, para fines del real servicio, ciento cincuenta y un mil pesos, tenia pagados la real hacienda á cuenta de esta suma, cien mil pesos en fin de Agosto de mil seiscientos cuatro: y de los cincuenta y un mil pesos restantes, satisfizo treinta y un mil setenta y un peso siete reales, antes que se comenzara la obra del desagüe referido, quedando la deuda reducida á diez y nueve mil novecientos veintiocho pesos, un tomin, de que se despachó libranza el año de seiscientos ocho, á favor de la caja. de la sisa del vino, bien que esta partida volvió á entrar en la real hacienda por cuenta de lo que dicha renta debió pagar á los indios que trabajaron en las calzadas, albarradas y otros reparos del daño universal que esta ciudad padeció en las inundaciones anteriores á la obra del desagüe, de suerte que la libranza referida se despachó con total independencia de las rentas del desagüe de Huehuetoca, por haberse destinado el procedido de dicha sisa, á las obras solamente del agua y cañerías de esta ciudad, luego que se comenzó la del desagüe: como dichas calzadas y reparos no sufren dilacion, los ha costeado la real hacienda, siempre que la caja de la sisa no ha tenido fondos, con calidad de reintegro, en conformidad de cartas del rey y mandamientos de sus vireyes. Asimismo sucedió en las obras de calzadas, albarradas y otras hechas para reparar el daño que hizo la inundacion del año de mil seiscientos cuatro, que de real hacienda se pagaron ochenta mil pesos á los indios que trabajaron en ellas, aunque de esta cantidad solo reintegró la sisa cuarenta mil pesos, pues los otros cuarenta mil los satisfizo la ciudad, de sus propios, conforme al repartimiento que se le hizo el año de mil seiscientos quince, á razon de cuatro mil pesos en cada año, de los diez que se le señalaron para la paga.

34.

Queda bien calificado que cuando empezó la obra del desagüe de Huechuetoca, no hubo fondo que por sobrante de las situaciones que anteriormente sufrian semejantes gastos, se debiera aplicar al fomento de ella, por haberse considerado las del desagüe independientes y de ninguna conexion con las otras, y por lo mismo los ochenta mil pesos que la sisa debia á la real hacienda, del vino, los pagaron por mitad, como queda dicho, los propios de la ciudad y la sisa, la cual siguió despues destinada solamente á las obras de agua y cañerías, cobrándose actualmente en razon á esta sisa, tres pesos un real, por cada ciên botellas.

35.

En atencion, pues, á que no hubo fondo de que hacer los primeros gastos del desagüe de Huechuetoca, y á que las pensiones de las carnicorías, y medio real en el vino, que se impusieron para esta obra, aun no habian rendido cantidad alguna, oy orbitrá ochar un repartimiento de tomin y medio por ciento sobre las posesiones, mercaderías y otros bienes muebles de los vecinos de todos estados de esta ciudad, que avaluados en veinte millones, doscientos sesenta y siete mil quinientos cincuenta y cinco pesos, produjeron trescientos cuatro mil trece pesos, dos tomines, siete granos, en que se incluyen nueve mil trescientos setenta y cinco pesos, "que tocaron pagar á su S. M. por el principal de seiscientos veinticinco mil pesos, en que se habian tazado las casas de moneda У cárcel de corte.

36.

De la renta de vino cobrada en México para el desagüe.

Para la obra del desagüe de Huchuetoca, que (como queda dicho, tuvo principio en veintiocho de Noviembre de mil seiscientos siete, se estableció la cobranza de medio real de plata en cada cuartillo de vino que se vendia en esta ciudad, la cual se moderó el año de mil seiscientos doce, en conformidad de real cédula de seis de Junio del mismo, reduciéndola á una cuartilla de real de plata; y porque á conse

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