El alcalde Ronquillo, Volumen 2

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Impr. y Libr. de Miguel Guijarro, 1868 - 568 páginas
 

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Pasajes populares

Página 592 - Vos, señora, como cuerda llorad vuestra desdicha y no mi muerte, que siendo ella tan justa, de nadie debe ser llorada. Mi ánima, pues ya otra cosa no tengo, dejo en vuestras manos; vos, señora, lo haced con ella como con la cosa que más os quiso.
Página 536 - ... caballeros de los dichos reinos, que han seguido y siguen nuestro servicio. De manera que aunque los dichos grandes, siendo su lealtad para nos poder servir, han llamado los dichos sus criados, no les han acudido por miedo y temor de la opresión de aquellos que están en la dicha rebelión.
Página 586 - ... arriscar negocio tan importante a la ventura de una batalla. Que la infantería de los comuneros era mucha y parecía bien, y la que el condestable había traído era poca y cansada, y quedaba rezagada. Pero el marqués de Astorga y el conde de Alba y don Diego de Toledo, prior de San Juan, insistieron en que se rompiese. Así los fueron apretando, y como eran tantos los caballos, y encubertados, y la gente de Padilla mal regida y de poco ánimo, y los capitanes no muy diestros, y el lodo a la...
Página 601 - En pos de ellos venían los capitanes generales, maestres de campo del ejército, con las banderas tendidas y los caballeros vestidos de brocado. Luego el obispo de Osma, los del Consejo real, alcaldes y alguaciles; y, finalmente, el condestable y el conde de Alba de Lista, el conde de Salinas, el conde de Aguilar, el marqués de Astorga, con toda su gente...
Página 591 - ... mi agravio. Muchas lenguas habrá que mi muerte contarán, que aun yo no la sé , aunque la tengo bien cerca : mi fin te dará testimonio de mi deseo. Mi ánima te encomiendo , como patrona de la cristiandad: del cuerpo...
Página 591 - Padilla , te hago saber , como con la sangre de mi cuerpo se refrescan tus victorias antepasadas. Si mi ventura no me dejó poner mis hechos entre tus nombradas hazañas, la culpa fue en mi mala dicha, y no en mi buena voluntad. La cual como á madre te requiero me recibas, pues Dios no me dio mas que perder por ti de lo que aventuré.
Página 592 - ... dilación en recibir la corona que espero. Vos, señora, como cuerda, llorad vuestra desdicha y no mi muerte, que siendo ella tan justa, de nadie debe ser llorada. Mi ánima, pues ya otra cosa no tengo, dejo en vuestras manos.
Página 422 - ... no hay peor sordo que el que no quiere oír — , dirán que aquí predico la insularidad y la indisciplina y el individualismo anárquico.
Página 591 - A ti, corona de España y luz de todo el mundo, desde los altos godos muy libertada. A ti que por derramamientos de sangres extrañas, como de las tuyas, cobraste libertad para ti e para tus vecinas ciudades.
Página 586 - Sobrevínoles una agua grande que les daba de cara, y la infantería no podía dar paso atrás ni adelante empantanados de los muchos lodos, ni se aprovecharon de la artillería por el mal tiempo...

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