se de unas ramas, pero no pudo, y cayó al precipicio. D. Diego inmediatamente rasgó sus vestidos, se hirió el rostro con unas ramas, tocó un cuerno de caza, y á grandes gritos comenzó á pedir auxilio. A poco los criados llegaron, y D. Diego les dijo, que á D. Juan se le había deslizado eľ pie, y había caído al abismo. CONCLUSION. Cuatro años después, una monja, fundadora de las Capuchinas, murió en olor de santidad. Era Leonor, cuyo cuerpo se encontró lleno de cilicios y lacerado por la penitencia. D. Diego casi en ese tiempo regresaba á España; pero naufragó en las costas de la Coruña. Literatura Mexicana.-Tomo 11.-31. I EL CAPITÁN Y SU TENIENTE. -¿Qué hay de nuevo, mi capitán? -Poca cosa, teniente: una partida de doscientos caballos debe acercarse dentro de ocho días, con la intención de entrar al pueblo y saquearlo. Y la batiremos, mi capitán? -Es cosa de pensarse, teniente Dávalos, porque esos hijos de Satanás, según me han dicho, están muy montados y armados, y.... -Entonces tendremos que volver grupas, contestó el téniente sonriéndose sardónicamente. -Volver grupas?... Eso no, interrumpió el capitán algo colérico; una vez que entremos en batalla.... |