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jeturas, es claro que no pudo proponerlo á los genoveses antes de pasar á aquel reino. Mártir de Anglería dice tambien que tenia Colon 40 años cuando propuso á la Señoría de Génova el plan de su descubrimiento'; pero como no determina la época, no puede fijarse el año en que nació. Muñoz le señala hácia el 14466 y si tenia aquella edad cuando en 1485 fué á Génova á ofrecer sus servicios y proponer sus proyectos, como opina él mismo autor, resultaria su nacimiento en 1445. En la carta que escribió á los reyes, hallándose en la Jamaica á 7 de Julio de 1503, dice equivocadamente que les vino á servir de 28 años de edad, lo que indicaria haber nacido en 1456; pero hay ciertamente un error en las copias de este documento, como ya lo han advertido algunos, y nosotros lo hemos notado . Por los años de 1501 6 1502 dirigió á los reyes el libro de las Profecías, y dice que hacia mas de cuarenta años que se ejercitaba en la mar; y su hijo cita otra carta en que afirmaba que empezó á navegar á los 14 de edad, y si á estos cincuenta y cuatro se agregan los ocho que estuvo en España sin embarcarse desde fines de 1484, hasta Agosto de 1492, y los cuatro que mediaron desde 1502 hasta su fallecimiento, se deduciria que por lo menos vivió sesenta y seis años, aunque el P. Charlevoix dice que sesenta y cinco. El cura de los Palacios, que le conoció y trató familiarmente, asegura que murió en Valladolid el año de 1506, en el mes de Mayo, in senectute bona, de edad de 70 años poco mas o menos 4 : en cuyo caso debió haber nacido hacia Códice Colombo-Americano, Introduc. pág. 21.

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Véase la pág. 311 de este tomo I. Es indudable esta equivocacion, que sin duda provino de estar mal expresado el número ó guarismo en los manuscritos, escribiendo veinte y ocho en lugar de cuarenta y ocho, que es la edad que Colon tendria en 1484 cuando vino á España, si murió de 70 años, como dice Bernaldez. Pero aun suponiendo que solo contase los cuarenta y ocho años desde que entró al servicio de los reyes en 20 de Enero de 1486 (pág. 137 de este tomo), siempre resultará que murió de sesenta y ocho años poco mas o menos.

3 Hist. de Sto. Domingo, lib. 3, pág. 260.

4 Bernaldez, Hist. de los Reyes-Católicos, cap. 131. Véase al fin la Ilustracion 11.a

el año 1436; y esto parece lo mas probable, si se atiende á que Oviedo, cuando refiere la muerte de Colon, dice que era ya viejo; y cuando el Rey-Católico le otorgó en 1505 el permiso de andar en mula, expresó entre otras causas que era por su ancianidad; lo que no se pudiera decir propiamente de un hombre de 60 años.

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55. Por los documentos que publicamos pueden conjeturarse algunas de las causas particulares que influyeron en su precipitada salida de Portugal para venirse á la Andalucía á fines de 1484: no siendo extraño que buscase seguridad y amparo en un pais donde los genoveses se hallaban generosamente favorecidos desde tiempos muy antiguos *. De la ocasion de haberse establecido en Portugal hacia el año 1470 han hablado casi todos los historiadores; aunque algunos, como D. Hernando Colon, la atribuyen á un suceso que no ocurrió hasta quince años despues, segun lo dice el mismo Marco Antonio Sabélico, por cuya autoridad se refiere y observó juiciosamente D. Juan Bautista Muñoz . Allí se casó con Doña Felipa Muñiz, de noble linage, hija de Bartolomé Muñiz Perestrello, criado del infante D. Juan de Portugal. Era ya muerto el suegro, y su viuda no solo enteró al yerno de las navegaciones y descubrimientos que habia hecho su marido por mandado del infante D. Enrique, yendo con otros á poblar la isla de PuertoSanto, y obteniendo allí grandes heredamientos, sino que le facilitó las escrituras, cartas é instrumentos náuticos de que habia usado en sus viages, y esta lectura y estudio á que era aficionado, y los descubrimientos que iban adelantando los portugueses por la costa de Africa, le dieron márgen á conjeturar y discurrir sobre la navega

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Oviedo, lib. 3, cap. 9, fol. 30.

2 Colec. diplom., tom. II., pág. 304.

3 Colec. diplom., tom. II, núm. 3, pág. 5, y núm. 158 en la pág. 315:

4 Véase al fin la Ilustracion 12.a

Hist. del Nuevo-Mundo, prólogo, pág. 8. 6 Barros, D'Asia, Déc. 1, lib. 1, cap. 2.

cion por el occidente para dirigirse á la India, y le excitaron á navegar con los portugueses por las costas de Guinea y de Etiopia; proporcionándosele de este modo vivir algun tiempo en la isla de Puerto-Santo, donde su suegro habia dejado alguna hacienda. Allí engendró á su primogénito D. Diego Colon, y desde alli salia á navegar á la costa y á la isla de la Madera, que se descubrió entonces, segun contó á Fr. Bartolomé de las Casas el mismo D. Diego, hallándose ambos en Barcelona el año 1519 con el emperador 1.

56. Como no nos proponemos escribir la historia del almirante, sino publicar noticias y documentos para escribirla con veracidad, es imposible que entremos á examinar todos los sucesos de su vida, ni á desvanecer todas las imposturas y calumnias con que algunos escritores modernos intentan deprimir á los españoles en sus descubrimientos y conquistas de ultramar. Pudiéramos remitirlos para su convencimiento á las Reflexiones imparciales sobre la humanidad de los españoles en las Indias, que contra los pretendidos filósofos y políticos, y para ilustrar las historias de Raynal y Robertson, escribió en italiano el Sr. abate D. Juan Nuix, y se publicaron despues traducidas al español en el año 1782. Pero la ignorancia es muy pertinaz; y la venalidad, la corrupcion de costumbres, el libertinage, los vicios mas soeces se han enlazado con los principios de cierta falsa y dañosa filosofía que ha perturbado el mundo entero, sumiéndole en revolu ciones y trastornos espantosos, y sembrando odios y discordias entre hermanos, á quienes siempre deberian unir la uniformidad de orígen, de religion, de costumbres, de idioma, de leyes y de intereses recíprocos. Se intenta no obstante alucinarlos y dividirlos; y para manifestar los ardides, falsedades y malignas intenciones de estos apóstoles de la discordia, procurarémos desvanecer sus argumentos con las mismas autoridades que ellos veneran, y con el juicio y crítica mas imparcial,

I Casas, lib. 1; cap. 4.

: 57. El traductor frances de la vida de Colon escrita por el Sr. Bossi, empieza por asegurar que el descubrimiento de la América pertenece enteramente á la Italia, porque en ella nació Colon, y que la España no hizo sino prestarle un auxilio largamente solicitado, y perseguir al mismo que la habia enriquecido. »No veo "(dice) por todas partes sino monstruos, devorados á un » tiempo de la sed del oro y de la sangre; y si nuestras » miradas no encontrasen á Cristóbal Colon y las Casas, » no veriamos, en medio de las escenas abominables que » han ensangrentado la América, nada que pudiese consolar la humanidad de la horrorosa conquista de los es"pañoles." Este es el tema ya contestado y satisfecho de mil maneras muchos años ha por varios juiciosos escritores que conocian mejor á la nacion española que estos émulos suyos, enemigos de la verdad que no conocen ó afectan no conocer. Pero ya que el obispo Casas les merece tanta veneracion y respeto, esperamos que no desecharán su autoridad cuando habla de la conducta humana y benéfica de Colon, á quien conoció personalmente; y para ello copiarémos á la casualidad algunos de los muchos pasages de su Historia general de las Indias. Tratando Casas en el lib. 1, cap. 102 del tiempo en que salió el almirante á reducir á los habitantes de la Isla Española, dice: » En estos dias envió el almirante á hacer » guerra al cacique ó rey Guatiguana, porque habia ›› mandado matar los diez cristianos, y él huyó. Tomá»ronse mucha gente á vida, de lo cual envió á vender » á Castilla mas de 500 esclavos en los cuatro navíos trujo Antonio de Torres, y se partió con ellos para » Castilla en 24 de Hebrero de 1495." Y mas abajo "Y

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I A las primeras noticias que tuvieron los reyes de la llegada de estos indios, y sin haber aun recibido las cartas del almirante ni de Torres, mandaron á D. Juan de Fonseca, á 12 de Abril de 1495, que se ven→ diesen en Andalucía; pero cuatro dias despues, con reflexion mas madura, le previnieron que querian informarse de letrados, teólogos y canonistaş, si con buena conciencia se podian vender; lo cual no se podia hacer hasta recibir las cartas del almirante, y saber la causa por qué los enviaba cautivos; y le prevenian que entretanto afianzase el producto ó

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hablando de la prision del cacique Caonabo continúa : » Determinó el almirante llevarlo á Castilla, y con él » otros muchos para esclavos que hinchiesen los navíos, » por lo cual envió ochenta cristianos hácia Cibao y á » otras provincias que tomasen por fuerza los que pudie» sen, y hallo en mis memoriales que trajeron 600 in», dios...... Para mostrar Dios la injusticia de su prision y » de todos aquellos inocentes, hizo una tan desecha tor» menta, que todos los navíos que allí estaban, con toda » la gente que habia en ellos, y el rey Caonabo, cargado » de hierros, se ahogaron." En el lib. 2, cap. 11; refiriendo el trato que se daba á los indios mandándoles trabajar á jornal, abandonando sus casas, pregunta el autor qué ley les mostraron para esto, y añade: » ¿Por ventu»ra fueron las guerras que les hizo el almirante y su hermano el adelantado? El enviar los navíos á Castilla » llenos de esclavos? ¿ Prender y enviar en hierros á los »dos mayores reyes de esta isla (la Española), Caonabo, » rey de la Maguana, y Guarionex de la Vega Real, y "ahogarse en las naos?"- En el cap. 23 dice: » Y cier» to, harto mala enmienda de los escándalos que los es»pañoles habian causado á aquellas pacíficas gentes; y "poco sufrimiento y menos buenas obras en esto hizo el » almirante, por no mas de porque no tuviesen tan gran » soberbia y no menospreciasen los cristianos, con la lom» barda matallos."- En el cap. 27 dice que » D. Hernando Colon alcanzó poco de derecho destas gentes (los indios) y de tener por injusticias las primeras que » su padre comenzó en esta isla contra los naturales della, » segun que en el primer libro queda declarado." Tra

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valor de su venta. La consulta hecha por españoles, y en aquellos tiempos, fue favorable á la libertad de los indios; y los reyes, que conservaron siempre los mismos principios de humanidad, dictaron leyes tan benéficas, que fueron siempre el fundamento de las que despues han gobernado á los habitantes de las posesiones españolas en el Nuevo-Mundo. Véanse los números 87, 92, 98, 99, 134 y otros de nuestra Colec. diplom.

I Véase en la Colec. diplom. tom. 11, pág. 112 la estratagema y ardid con que mandaba el almirante prender á este cacique.

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