Imágenes de página
PDF
ePub

venido á los lugares donde yo habia proveido, hallé en ellos los cristianos que el Almirante habia enviado, y cargué de todas las vituallas que les hallé, y fuime al Almirante, del cual fuí muy bien recebido, que no se hartaba de verme y abrazarme, y preguntar lo que me habia sucedido en el viage, dando gracias á Dios que me habia llevado y traido á salvamiento libre de tanta gente salvage. Y como al tiempo que yo llegué á las naos no habia en ellas un pan que comer, fueron todos muy alegres con mi venida, porque les maté la hambre en tiempo de tanta necesidad, y de allí adelante cada dia venian los Indios cargados de vituallas á las naos de aquellos lugares que yo habia concertado, que bastaban para dos. cientas y treinta personas que estaban con el Almirante.

Dende á diez dias el Álmirante me llamó á parte y me dijo el gran peligro en que estaba, diciéndome ansí: Diego Mendez, hijo: ninguno de cuantos aquí yo tengo siente el gran peligro en que estamos sino yo y vos, porque somos muy poquitos, y estos indios salvages son muchos y muy mudables y antojadizos, y en la hora que se les antojare de venir y quemarnos aquí donde estamos en estos dos navios hechos casas pajizas, fácilmente pueden echar fuego dende tierra y abrasarnos aquí á todos: y el concierto que vos habeis hecho con ellos del traer los mantenimientos que traen de tan buena gana, mañana se les antojará otra cosa y no nos traerán nada, y nosotros no somos parte para tomargelo por fuerza si no estar á lo ellos quisieren. Yo he pensado un remedio si á vos os parece: que en esta canoa que comprastes se aventurase alguno á pasar á la Isla Española á comprar una nao en que pudiesen salir de tan gran peligro como este en que estamos. Decidme vuestro parecer. Yo le respondí: Señor: el peligro en que estamos bien lo veo, que es muy mayor que se puede pensar. El pasar desta Isla á la Isla Española en tan poca vasija como es la canoa, no solamente lo tengo por dificultoso, sino por imposible: porque haber de atravesar un golfo de cuarenta leguas de mar y entre islas donde la mar es mas impetuosa y de menos reposo,

lo

TOMO I.

[ocr errors]

que

de

no sé quien se ose aventurar á peligro tan notorio. Su Señoría no me replicó, persuadiendome reciamente que yo era el que lo habia de hacer, á lo cual yo respondi: Šeñor: muchas veces he puesto mi vida á peligro de muerte por salvar la vuestra y de todos estos que aqui estan, y nuestro Señor milagrosamente me ha guardado y la vida; y con todo no han faltado murmuradores que dicen que

vuestra Señoría me acomete á mí todas las cosas de honra, habiendo en la compañía otros que las harian tan bien como yo: y por tanto paréceme á mí que vuestra Señoría los haga llamar á todos y los proponga este nego cio, para ver si entre todos ellos habrá alguno que lo quiera emprender, lo cual yo dudo; y cuando todos se echen de fuera, yo pondré mi vida á muerte por vuestro servicio, como muchas veces lo he hecho.

Luego el dia siguiente su Señoría los hizo juntar á todos delante sí, y les propuso el negocio de la manera que á mí : é oido, todos enmudecieron, y algunos dijeron que era por demas platicarse en semejante cosa, porque era imposible en tan pequeña vasija pasar tan impetuoso y peligroso golfo de cuarenta leguas como este, entre estas dos islas donde muy recias naos se habian perdido andando á descubrir, sin poder romper ni forzar el ímpetu y furia de las corrientes. Entonces yo me levanté y dije: Señor una vida tengo no mas, yo la quiero aventurar por servicio de vuestra Señoría y por el bien de todos los que aquí estan, porque tengo esperanza en Dios nuestro Señor que vista la intencion con que yo lo hago me librará, como otras muchas veces lo ha hecho. Oida por el Almirante mi determinacion levantóse y abrazóme y besóme en el carrillo, diciendo: Bien sabia yo que no habia aquí ninguno que osase tomar esta empresa sino vos : esperanza tengo en Dios nuestro Señor saldreis della con vitoria como de las otras que habeis emprendido.

El dia siguiente yo puse mi canoa á monte, y le eché una quilla postiza, y le dí su brea y sebo, y en la

[blocks in formation]

popa y proa clavéle algunas tablas para defensa de la mar que no se me entrase como hiciera siendo rasa ; y púsele un mástil y su vela, y metí los mantenimientos que pude para mí y para un cristiano y para seis indios, que éramos ocho personas, y no cabian mas en la canoa y despedíme de su Señoría y de todos, y fuime la costa arriba de la Isla de Jamaica, donde estábamos, que hay dende las naos hasta el cabo della treinta y cinco leguas, las cuales yo navegué con gran peligro y trabajo, porque fuí preso en el camino de Indios salteadores en la mar, de que Dios me libró milagrosamente. Y llegado al cabo de la isla, estando esperando que la mar se amansase para acometer mi viage, juntáronse muchos Indios y determinaron de matarme y tomar la canoa y lo que en ella llevaba; y así juntos jugaron mi vida á la pelota para ver á cual dellos cabria la ejecucion del negocio. Lo cual sentido por mí víneme ascondidamente á mi canoa, que tenia tres leguas de allí, y hícime á la vela y víneme donde estaba el Almirante, habiendo quince dias que de allí habia partido y contéle todo lo sucedido, y cómo Dios milagrosamente me habia librado de las manos de aquellos salvages. Su Señoría fue muy alegre de mi venida, y preguntóme si volveria al viage. Yo dije que sí, llevando gente que estuviese conmigo en el cabo de la isla hasta que yo entrase en la mar á proseguir mi viage. Su Señoría me dió setenta hombres y con ellos á su hermano el Adelantado, que fuesen y estuviesen conmigo hasta embarcarme, y tres dias despues. Y desta manera volví al cabo de la isla donde estuve cuatro dias. Viendo que la mar se amansaba me despedí dellos y ellos de mí, con hartas lágrimas; y encomendéme á Dios y á nuestra Señora del Antigua, y navegué cinco dias y cuatro noches que jamas perdí el remo de la mano gobernando la canoa y los compañeros remando. Plugo á Dios nuestro Señor que en cabo de cinco dias yo arribé á la Isla Española,

I Esta punta oriental de la isla, dice D. Hernando Colon, que los Indios llamaban Aoamaquique, y que distaba 34 leguas de Maima donde quedaba el Almirante.

2

al Cabo de S. Miguel, habiendo dos dias que no comia-
mos ni bebiamos por no tenello; y entré con mi canoa
en una ribera muy hermosa, donde luego vino mucha
gente de la tierra y trajeron muchas cosas de comer, y
estuve allí dos dias descansando. Y tomé seis Indios de
allí, dejados los que llevaba, y comencé á navegar por
la costa de la Isla Española, que hay dende allí hasta la
Cibdad de Santo Domingo ciento y treinta leguas que yo
habia de andar, porque estaba allí el Gobernador, que
era el Comendador de Lares; y habiendo andado por la
costa de la isla ochenta leguas, no sin grandes peligros y
trabajos, porque la isla no estaba conquistada ni allanada,
llegué á la Provincia de Azoa, que es veinte y cuatro
leguas antes de Santo Domingo, y allí supe del Comen.
dador Gallego como el Gobernador era partido á la Pro-
vincia de Xuragoa á allanarla; la cual estaba cincuen-
ta leguas de alli. Y esto sabido dejé mi canoa y tomé el
camino por tierra de Xuragoa, donde hallé el Gober-
nador, el cual me detuvo allí siete meses hasta que hizo
quemar y ahorcar ochenta y cuatro Caciques, Señores de
vasallos, y con ellos á Nacaona la mayor Señora de la
isla, á quien todos ellos obedecian y servian. Y esto aca-
bado vine de pie á tierra de Santo Domingo, que era se-
tenta leguas de allí, y estuve esperando que viniesen
naos de Castilla, que habia mas de un año que no habian
venido. Y en este comedio plugo á Dios que vinieron
tres naos, de las cuales yo compré la una y la cargué de
vituallas, de pan y vino
y carne y puercos y carneros y
frutas, y la envié adonde estaba el Almirante para en que
viniesen él y toda la gente como vinieron allí á Santo
Domingo y de allí á Castilla. E yo me vine delante en
las otras dos naos á hacer relacion al Rey y á la Reina de
todo lo sucedido en aquel viage.

Pareceme que será bien que se diga
que se diga algo de lo acae-

I Este Cabo se llamó despues del Tiburon. Omite Mendez su llegada á la isleta Navaza, y otros pormenores que refieren D. Hernando Colon y Antonio de Herrera en sus historias.

2 Ha de ser Jaragua.

cido al Almirante y á su familia en un año que estuvieron perdidos en aquesta isla : y es que dende á pocos dias que yo me partí los Indios se amotinaron y no le querian traer de comer como antes; y él los hizo llamar á todos los Caciques y les dijo que se maravillaba dellos en no traerle la comida como solian, sabiendo, como él les habia dicho, que habia venido allí por mandado de Dios, y que Dios estaba enojado dellos, y que él ge lo mostraria aquella noche por señales que haria en el cielo; y como aquella noche era el eclipse de la luna que casi toda se escureció, díjoles que Dios hacia aquello por enojo que tenia dellos porque no le traian de comer, y ellos lo creyeron y fueron muy espantados, y prometieron que le traerian siempre de comer, como de hecho lo hicieron, hasta que llegó la nao con los mantenimientos que yo envié, de que no pequeño gozo fue en el Almirante y en todos los que con él estaban : que despues en Castilla me dijo su Señoría que en toda su vida habia visto tan alegre dia, y que nunca pensó salir de allí vivo: y en esta nao se embarcó y vino á Santo Domingo y de alli á Castilla.

I

He querido poner aquí esta breve suma de mis trabajos y grandes y señalados servicios, cuales nunca hizo hombre á Señor, ni los hará de aquí adelante del mundo; y esto á fin que mis hijos lo sepan y se animen á servir, é su Señoría sepa que es obligado á hacerles muchas mercedes.

Venido su Señoría á la Corte, y estando en Salamanca en la cama enfermo de gota, gota, andando yo solo entendiendo en sus negocios y en la restitucion de su estado de la gobernacion para su hijo D. Diego, yo le dije ansi:

y

I A 28 de Junio de 1504: entró en el Puerto de Santo Domingo el 13 de Agosto: salió para España el 12 de Setiembre; y surgió en San Lúcar el Jueves 7 de Noviembre.

2 D. Hernando Colon dice en el cap. 94 que Mendez escribió una relacion de este viage; y en el cap. 104 que desde la Española envió con Diego de Escobar otra noticia de su viage cuando aquel fue á la Jamaica por orden de Ovando á visitar al Almirante mandando una carabela.

« AnteriorContinuar »