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LIBRO DE APOLLONIO.

Questo poema si conserva in un manoscritto (contenente anche altre scritture importanti) del secolo XIV, nella Biblioteca dell' Escuriale, e fu per la prima volta pubblicato dal Marchese DE PIDAL a Madrid nel 1841, e poscia dal JANER nel vol. 57.o della Biblioteca de autores españoles, pag. 283-305. Il cantare consta di 656 coplas «en quaderna via», e narra la storia avventurosa del re Apollonio di Tiro, il quale perseguitato dalla fortuna, va peregrinando di paese in paese, perde la moglie e la figlia, ma alla fine le ritrova, e riesce a terminare tranquillamente i giorni nel suo regno. Tale narrazione è di origine orientale, e passò in occidente attraverso una redazione greca, ora perduta, ma di cui resta una traduzione latina (Historia Apollonii regis Tyri, pubblicata da A. RIESE, Lipsia, 1871). L'AMADOR DE LOS RIOS nella sua Historia critica de la literatura española (vol. III, pag. 282-83) fa risalire la composizione del nostro poemetto alla fine del primo terzo o al principio del secondo terzo del XIII secolo, << cuando ya las primeras poesías de Berceo habian hecho aceptable entre la gente docta ó clerical la nueva maestria ». Secondo il DE PUYMAIGRE (Les vieux auteurs castillans, vol. I, Paris, 1888, pag. 229) esso «dut précéder les poésies de Gonzalo de Berceo et suivre d'assez près le Poème du Cid», е quindi datare << des premières années du treizième siècle ». L'autore è ignoto, ma egli dimostra non di rado una certa valentia nel narrare abilmente le fortunose vicende dei suoi personaggi o nel dipingerne gli affetti, sebbene sia per ora impossibile il riconoscere quanto ciò si debba all'arte sua, e quanto a quella della sua fonte, che fu molto probabilmente un testo francese. Un'ampia esposizione del contenuto del poema diedero AMADOR DE LOS RIOS, op. e vol. cit., pag. 288298; e DE PUYMAIGRE, op. e vol. cit., pag. 235-250; e della diffusione della leggenda discorsero, fra gli altri: HAGEN, Der Roman vom König Apollonius von Tyrus in seinen verschie

denen Bearbeitungen, Berlin, 1878; S. SINGER, Apollonius von Tyrus. Untersuchungen über das Fortleben des antiken Romans in spätern Zeiten, Halle, 1895. I brani che io pubblico provengono dall'edizione del Janer, e contengono le coplas 1-2; 162167; 173-189; 527-548 (cfr. pag. 283; 288-89; 289; 301).

(coplas 1-2). En el nombre de Dios e de Santa Maria, Si ellos me guiassen estudiar querria, Conponer hun romance de nueva maestria, Del buen Rey Apolonio e de su cortesia; El Rey Apolonio de Tiro natural, Que por las aventuras visto grant tenporal; Commo perdió la fija e la muger capdal, Commo las cobró amas, ca les fué muy leal. (c. 162-167). El Rey Architrastres por la corte mas pagar A su fija Luciana mandóla hi venir; La duenya vino luego, non lo quiso tardar, Ca quiso a ssu padre obediente estar.

Entró por el palaçio la infante bien adobada,
Besó al rey manos, commo bien ensenyada,
Saluó a los ricos omnes e a toda su mesnada,
Fué la corte desta cosa alegre e pagada.

Fincó entre los otros oio al pelegrino,
Quiso saber quien era, ho de qual parte venido;
Fija, dixo el Rey, omne es de camino,
Oy tan bien el juego ninguno non avino.

Sirvióme en el juego onde so su pagado,
Pero non lo conosco, e le yo muy gran grado;
Segunt mi connyosçençia del mar es escapado;
Grant danyo a priso, onde está desmayado.

Fija, si vos queredes buscarme grant plaçer, Que vos yo siempre aya mucho que gradeçer, Sabet de su fazienda quanto pudierdes saber, Contra el que sepamos como nos captener.

Aguisóse la duenya de toda voluntat, Fué contra Apolonio con grant simplicitat; Fué luego diziendo palabras de amiztat, Como cosa ensennyada que amava bondat. (c. 173-189). Porfiole la duenya, non lo quiso dexar, Dixo, si Dios te faga a tu casa tornar, Que me digas el nombre que te suelen llamar, Sabremos contra ti como devemos far.

Començo Apolonio de sospiros cargado,
Dixol toda su cuyta poro avia pasado,
Su nombre e tierra, e qual era su regnado;
Bien lo ascuchó la duenya, e óvole gran grado.
En cabo quando hovo su cosa bien contado,
El Rey fuẻ mas alegre, la duenya fué pagada,
Querie tener las lágrimas, mas nol valia nada,
Renovósele el duelo e la hocasion passada.

Estonze dixo el Rey: «Fija que devedes,
Si Apolonio llora non vos maravielledes,
Tal omne a tal cuyta vos venir non sabedes,
Mas vos me pensat del, si a mi bien queredes.
Fiziéstes-lo llorrar, avédes-lo contristado,
Pensat como lo tornedes alegre e pagado;
Facet le mucho algo, que omne es honrrado;
Fija, ren non dubdedes e fazet aguisado.
Aguisosse la duenya, fizieronle logar,
Tenpró bien la vihuela en hun son natural;
Dexó cayer el manto, paróse en hun brial,
Començo huna laude, omne non viỏ atal.

Fazia fermosos sones, e fermosos debaylados,
Quedava a sabiendas la boz a las vegadas,
Fazia a la viuela dezir puntos ortados,
Semeiavan que eran palabras afirmadas.

Los altos e los baxos todos della dizian, La duenya e la viuela tan bien se abinien, Que lo tenien ha fazannya quantos que lo vehien; Fazia otros depuertos que mucho mas valien.

Alabȧvanla todos, Apollonio callava;
Fué pensando al Rey porque el non fablava;
Demandóle e dixol que se maravellava
Que con todos los otros tan mal se acordava.
Recudió Apollonio como firme varon:

<< Rey, de tu fija non digo si bien non,
Mas si prendo la vihuela cuydo fer hun tal son
Que entendredes todos que es mas con razon.
Tu fija bien entiende huna gran partida,
Acomienço bueno, e es bien entendida,
Mas aun non se tenga por maestra complida,
Si yo dezir quisiere tengase por vencida.

« Amigo, dixo ella, si Dios te benediga,
Por amor, si la as, de la tu dulçe amiga,
Que cantes huna laude en rota ho en gigua,
Sino as me dicho sobervia e enemiga. »

Non quiso Apolonio la duenya contrastar;
Priso huna viuela e sópola bien temprar,
Dixo que sin corona non sabríe violar,
Non queria maguer pobre su dignidat baxar.
Ovo desta palabra el Rey muy grant sabor,
Semeiole que le yva amansando la dolor,
Mandó de sus coronas aduzir la meior,
Dióla a Apolonio hun buen violador.

Quando el Rey de Tiro se vyó coronado,
Fué de la tristeza ya quanto amansado,
Fué cobrando el seso, de color meiorado,
Pero non que hoviesse el duelo olvidado.

Alçó contra la duenya un poquiello el çeio,
Fué ella de verguenza prisa hun poquilleio,
Fué trayendo el arquo egual e muy pareio,
Abes cabie la duenya de gozo en su pelleio.
Fué levantando hunos tan dulçes sones
Doblas e debayladas, temblantes, semitones,
A todos alegrava la boz los corazones;
Fué la duenya toquada de malos aguigones.

(c. 527-548). Nunqua tanto le pudo dezir nin predicar Que en otra leticia le pudiesse tornar;

Con grant cuyta que ovo non sopo que asmar,
Fuéle amos los braços el cuello a echar.
Ovosse ya con esto el Rey de enssanyar,
Ovo con fellonia el braço a tornar;
Ovole huna ferida en el rostro a dar,
Tanto que las narizes le ovo ensangrentar.

La duenya fué yrada, començó de llorar.
Començó sus rencuras todas ha ementar;
Bien querrie Antinågora grant aver a dar
Que non fuesse entrada an aquella yantar.

Dizia: «Ay mesquina! en mal ora fuy nada,
Siempre fue mi ventura de andar aontada;
Por las tierras agenas ando mal sorostrada,
Por bien e por servicio prendo mala soldada.
Ay madre Luciana! Ssi mal fado oviste
A tu fija Tarssiana meior non lo diste;
Peligreste sobre mar, et de parto moriste,
Ante que pariesses afogar me deviste.

Mi padre Apolonyo non te pudo prestar,
A fonssario ssagrado non te pudo levar,
En ataud muy rico echóte en la mar;
Non sabemos del cuerpo do pudo arribar.

A mi tovo a vida por tanto pesar tomar,
Diome a Dionisa de Tarsso a criar,
Por derecha enbidia quisome fer matar;
Si estonçe fuesse muerta non me deviera pesar.
Que por mis pecados la muerte ha escusar,
Los que me acorrieron non me quisieron dexar;
Vendiéronme a omne que non es de prestar.
Que me quiso ell alma e el cuerpo danyar.

Por la gracia del cielo que me quiso valler, Non me pudo ninguno fasta aqui vençer; Diéronme omnes buenos tanto de su aver, Por que pague mi amo de todo mio loguer.

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