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pondido acá lo que parescia convenir para estos negocios, mayormente que hiciésedes instancia con la dicha Reina y los del Consejo que por todas vias posibles procurasen de romper esta platica de franceses, ora sea con riguridad, ó con dádivas y promesas como se viese mas conve→ nir segun la cualidad de las personas y disposicion del tiempo (1), que es, si bien os acordais, en conformidad de lo que yo os escribí á 11 de noviembre, paresciendo que por allí se atraerian los que no fuesen de tan buena opinion, y que se debian asegurar los puertos por las causas que le escribistes, y que las otras cosas se allanasen para que yo pudiese ir á la celebracion de mi matrimonio, y yo me diese prisa en aprestar lo que fuese menester para mi embarcacion para que en sabiendo que era concluido el desposorio con la dicha Serenísima Reina me acercase á la mar; visto lo cual en mandando (2) dar mayor prisa en todo para que no se pierda puncto de tiempo en ninguna cosa, y he enviado á Gutierre Lopez de Padilla, mi mayordomo, á la costa de Vizcaya y cuatro villas para que espere allí á los embajadores que la dicha Reina ha de enviar, y con órden que se les haga todo el buen tratamiento y acogimiento y regalo que es razon. De lo cual os habemos querido avisar para que sepais que por nuestra parte no se dilatará cosa que convenga para este negocio; y aunque creemos que lo de allá debe estar asentado, no obstante lo que está dicho, y como se espera de la voluntad tan firme de la dicha Serenísima Reina que es conforme á lo que siempre he tenido y tengo y debo, y que sus ministros corresponderán á esto; viendo ser cosa de tanta importancia, todavía os encar

(1) Este pasage y algunos otros que van en letra bastardilla, están subrayados en el original.

(2) Sin duda: he mandado.

gamos mucho que con las zabras que os habemos despachado nos aviseis muy particularmente de todo lo que veis que debemos saber, y de la llegada de los embaja– dores de S. M. y de lo que hubieren hecho en este negocio, y cuando partirán los que ha de enviar la dicha Serenísima Reina, porque no se espera otra cosa sino su llegada y saber que es hecho el desposorio para ponernos en camino; y todavía no dejeis segun que S. M. os ha ordenado y yo os escribí de hacer los ofrecimientos que os pareciere á los que viésedes algo dudosos y no bien inclinados á este negocio, aunque esto ya lo haréis (1) guiado como de vos esperamos, procurando que los dichos puertos desta parte se aseguren, y así las fronteras de Escocia, y se allanen las otras cosas, y se entretenga en todo la plática del casamiento de Isabella por las causas que S. M. os escribió; y en lo de los españoles satisfaréis de manera que los tengan en otra opinion, como lo verán, placiendo á Dios, y se podrán bien desengañar de la que ahora tienen.

En lo que escribís que la Serenísima Reina quiere saber la gente que irá en nuestro acompañamiento y servicio, no se podria decirlo cierto, pero todavía no dejarán de ir hasta tres mil personas de nuestra casa y corte, sin la gente que irá para seguridad de la armada, que serán hasta otros seis mil, sin la gente mareante, y estos no se han de desembarcar sino volverse en el armada; de manera que los que desembarcarán serán solamente las dichas mil personas, y hasta mil y quinientos caballos y acémilas y otras cabalgaduras que se llevarán para nuestro servicio, y de los de nuestra casa y corte, y si mas fueren, tambien se os avisará con tiempo.-De Valladolid á 8 de enero de 1554.

(1) Habreis.

Copia de lo que el embajador de Inglaterra escribió á S. M.

Londres á 8 de hebrero de 1554.

(El original está en cifra.)

Da cuenta el embajador á Cárlos V. del estado de la rebelion de Wyat en Inglaterra, con su posterior derrota y prision, y de los castigos que se iban á hacer contra los culpables.

Archivo de Simancas-Estado-Correspondencia de Inglaterra-Legajo 808.

Por haber estado cerrados los pasos por todas partes no he podido encaminar mis cartas, ni tenido medio de advertir á V. M. á menudo el suceso de las cosas, por lo cual he añadido duplicado de algunas que he enviado, despues de las cuales el dia de nuestra Señora de la Candelaria que agora pasó, tuvo la Reina nueva como el Conde de Adindon (1) habia preso al Duque de Sofoque y á Milort de Sun su hermano, y el dicho Conde fué ha– llado en el hueco de un árbol, y el dicho Juan soterrado en el heno, y el dicho Duque fué descubierto por un perro que ha sido gran comienzo de milagro para el próspero suceso de los negocios de la dicha Señora.

El mismo dia el Consejo hizo poner en prision á Coban, como á participante en la traicion, y á Greuade el viejo y Florens y otros muchos.

El sábado vino Viat con su gente de guerra á campear de la otra parte de la puente de Londres, llamada Sucevert, donde se tuvo tres dias; pero como sintió que

(1) Todos los nombres ingleses están equivocados en la correspondencia de los embajadores españoles, como D'Arlington, Sufolk, Warton, etc., que estan escritos segun arriba se vc.

TOMO III.

31

Milort Vardon con Milort Borgoc le venian en seguimiento, y ni mas ni menos que el Conde de Pembruque y Cliton insistian á cortar las victuallas y sitiarle por tres partes, el martes último pasado se desalojó, y tomó su camino la vuelta de Quinpton para ganar la puente que está cerca de Anteant; y como halló que las barcas pasajeras que estaban en el rio no tenian guardia, pasó toda su gente de noche y se acercó á esta villa á la parte de Sansguens y Vesmcitestere, á seis millas de aquí; alteró y espantó al Consejo de tal manera que entre las dos y tres horas de la noche se fué á la Reina á hacerla levantar y que se metiese en barcos para huirse y retirarse; de lo cual ella sin ninguna turbacion me mandó llamar, y como el Chanciller le habia declarado muchas maldades de Cortenay el dia antes y aconsejado que fuese á Visoren, ella me habia demandado parescer en que si seria bien que se retirase, y yo le dije que no debia si no queria perder su Estado, y si no fuese á todo el estremo y cuando no hubiese remedio por la fuerza ó expediente; y así mismo que si la villa de Lóndres se revolvia, el castillo se perderia, y los heréticos pornian en confusion la religion y matarian los clérigos y que la Isabel seria proclamada por ellos al reinado, y que dello se seguirian irreparables inconvenientes, y que no le podia persuadir la retirada sin ver alguna otra demostracion.

A la hora dicha por la mañana me fuí á hallar delante de ella y fuí de la misma opinion, lo cual dió así á entender á su Consejo que estaba muy perturbado y algunos dellos insistian en su retirada, señaladamente el Chanciller, los otros no. En fin ella tomó tal ánimo y esfuerzo que dijo que no se queria retirar si el Conde de Pembroke y Cliton hacian su deber, y luego despachó para ellos,

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los cuales le enviaron á suplicar no hiciese movimiento y asegurándole que Dios le daria victoria, y con muy gran presteza hicieron ajuntar sus gentes é hicieron trincheras, plantaron artillería, pusieron en batalla la infantería que pasaba de diez mil hombres, formaron tres buenos escuadrones de caballos atendiendo la venida del dicho Viat, el cual pensando que las fuerzas de la dicha Serenísima Reina no fuesen tales y que los conjurados y heréticos serian de su parte, como hombre desesperado tomó el camino de Sangemen sin órden, y llegó á esta villa con cuatrocientos hombres, y la gente de caballo de la dicha Señora Reina desbarataron é hicieron huir los otros rebeldes, y prendieron hasta cuatrocientos ó quinientos y hirieron otros tantos. El dicho Viat fué preso á la puerta de la villa y todos los capitanes presos ó muertos los dos hijos de Coban presos, Pelhain muerto, Arbec preso. Desta manera fué nuestro Señor servido dar victoria á la dicha Señora, sin perder mas de dos hombres y tres que salieron heridos, que es milagro evidente. El Conde de Pembruque y Cliton y Fealtre y Guerret, Varnombron y la nobleza hicieron muy bien su deber. Cortenay y el Conde de Orcester por su primer lance de guerra sin haber hecho demostracion de pelear, ni cosa que le paresciese se retiraron atrás y se vinieron á la corte diciendo que todo era perdido y que los enemigos eran los que llevaban la victoria; que ha sido nota muy singular y confirmacion de lo que el embajador de Francia escribia, que la empresa se hacia por él, y con esto haber antepuesto propósito lijero y sin sustancia y muy peligroso con el Conde de Liñoque diciendo que él era tan bueno como Pembroque, y que no le queria obedecer; que tenia sospecha dél cuando se retiró á Cornua

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