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Estando aquí le enviaron un presente desde Cáceres de buenos javalíes y venados.

Otro dia seguiente que fué viernes, partió de aquí con esta compaña tan honrada, y quedó esa noche en Talavera que es una villeta que dista de Badajoz por tres leguas, á donde esperó nuevas del Duque; y sabido que aun no era llegado, determinó otro dia sábado, que se contaron trece de octubre, de entrar en Badajoz donde le salió á recibir el cabildo de la iglesia y provisor hasta mas de dos leguas, y volvieron para recibirle en procesion y pompa como acostumbran á su mesmo prelado, porque así les estaba mandado del que lo es; pero el obispo no se lo consentió. Acercándose, pues, á las puertas de la ciudad, salieron juntos el regimiento y la clerecía y fueron con él hasta las casas episcopales donde ya le tenian hecho el aposento en esta forma: pasado el primer zaguan y el patio grande que la casa tiene, está una gran sala: esta tenian ya entoldada de buena tapicería con un dosel muy grande de brocado; en frente desta estaba puesto un aparador grandísimo con muchas maneras de plata dorada y blanca, y mucha diversidad de piezas de estrañas y hermosas hechuras, con doce blandones muy grandes y de muy esquesitas labores. Pasa su valor de doscientos mil ducados, comprada de sus propios dineros, sin que se mezclase con ellos una onza de plata prestada. Pasada la gran sala que ya dije, estaba una cuadra entoldada de paños de seda morada á piernas y damasco del mismo color. Al cabo de ella estaba armada una cama de campo., dorada, con unas cortinas cielo de brocado morado, muy rico, con las goteras de terciopelo del mismo color y sus franjas de oro. Estaba otra cuadra junto á esta, entoldada, con ocho re

y

posteros de grana, bordados de seda, con una cama de grana, bordada muy ricamente, con unos largos de terciopelo morado. Estaba junto á esta sala una sala entapizada de figuras que contenian la historia de.... ......(1) y un dosel al cabo de brocado morado donde se ponia otra mesa para los que no cabian en la primera, aunque era bien larga. Habia en lo alto otras dos piezas grandes entapizadas con otras dos camas, la una verde y la otra de grana, en que dormia el obispo y algunos caballeros que acertaron á posar con él. Esa noche llegó Juan de Vargas, hermano del obispo de Plasencia, á acompañar el obispo. Venia muy rico de ropas de seda y martas con buen repuesto y muy galana librea. Pasado el domingo tuvóse nueva como el Duque vendria el dia seguiente; y así el obispo se aparejó para el recebimiento con algunos caballeros de la ciudad que se juntaron con él para este efecto. Lúnes, pues, á los quince de octubre, á la una despues de medio dia, llegó el Duque de Medina Sidonia á Badajoz, y ya que estaba cerca de un tiro de ballesta de la ciudad, salió el obispo á recibirle con todos los de su cuadrilla y con otros caballeros de la tierra que con él se juntaron.

La órden de su entrada fué esta: el dia pasado habia enviado hasta doscientas acémilas con reposteros, sin otras muchas que los dias antes deste habian traido cosa de botellería y cocina. Entraron delante dél, algo apartados, hasta treinta caballos de diestro suyos y de los que con él venian, sin jaeces ningunos. Desde á un rato seguieron á estos cuarenta y cuatro pages encima de otros

(1) Claramente dice el ms. la historia de soamas; pero como esta última palabra no tiene sentido conocido, y creemos que está equivocada, la omitimos.

tantos caballos, uno en pos de otro, hechos una hilera muy larga, con unos sayetes de terciopelo amarillo con dos tiras angostas, la una de seda azul y la otra rosada: todos en cuerpo con sus espadas ceñidas, sin otra cosa encima. Trás destos venian diez y seis pages del Conde de Niebla, con una librea de terciopelo morado con dos tiras blancas por guarnicion, en la misma postura y órden que los otros. Venian luego trás ellos doce cazadores del mesmo Conde con sus alcones y aparejos de caza, vestidos de la misma librea, salvo que era paño. Trás destos venian dos maneras de trompetas, unas italianas y otras españolas, hasta en número de diez y seis. Seguian á estos hasta ocho atabaleros vestidos de la librea del Duque, tocando todos á bulto. Despues vinieron seis italianos con sus vihuelas de arco y sus libreas. Trás destos venian ocho indios de la misma librea con unos escudos redondos y grandes de plata, y en medio de cada uno una águila que tenia las armas del Duque y la Duquesa, que son las mismas del Rey Católico. Estos traian cheremias y sacabuches; y al dicho de todos, muy singular y dulcemente tañian. Venian tras destos doce lacayos del Conde de Olivares, de tres en tres, vestidos de la misma librea que sus pages, porque traia doce pages en otros tantos caballos, vestidos de terciopelo negro con las mangas bandadas de terciopelo blanco. Venia luego el Conde de Olivares con cinco ó seis caballeros. Trás el Conde venian diez y seis lacayos de D. Juan Clarós, vestidos de la misma librea que sus pages, y trás dellos el mismo D. Juan Clarós, Conde de Niebla, con siete ó ocho caballeros. Trás destos venian treinta lacayos del Duque, vestidos con cueras de terciopelo amarillo y fajas como los pages, y gorras de grana con plumas blan

cas, y calzas de terciopelo amarillo y tafetanes morados. Trás ellos venia el Duque con un sayo de terciopelo negro y un jubon de raso negro acuchillado, y un capote de paño negro con dos tiras de terciopelo acuchilladas, y un chapeo de terciopelo negro con una pluma (1) negra y una medalla de un rubí bien grande. A la mano derecha venia Fernan Darias de Saavedra, y á la izquierda el. Conde de Bailen vestido de luto con un sombrero de fieltro tan antiguo como el Conde Clarós. Trás los tres venian dos pages del Duque con la dicha librea en dos caballos muy buenos y bien aderezados, el uno con una balija de terciopelo amarillo y fajas de terciopelo azul y encarnado, y el otro con una lanza gineta. Trás los dos pages venia una litera de raso carmesí, llana, y la cubierta y sillones de los machos de lo mismo. Venian ansí mesmo dos hijos del Duque de Bejar en medio de otros caballeros del Andalucía, los cuales dieron muchas y muy buenas libreas de seda porque traian gran repuesto, el cual dejo de decir por ser cosa larga. Traia ansi mesmo el Duque tres locos: el uno se llamaba Calabaza, y el otro Cordobilla y el otro Hernando, tan diferentes en lo loco cuanto lo fueran en el seso si lo alcanzaran : el uno natural bobo con ciertas puntas y collar de enteresal, y los otros dos fingidos ó artificiales locos, y naturales trobadores. El Cordobilla excedia en habilidad de trobar; el otro en decir malicias y ser entremetido. Venia entre ellos un enano del Duque, tan de buena conversacion cuanto era grande de cuerpo.

Salido, pues, el obispo como hemos dicho con su acompañamiento á recebir al Duque, iba delante de to

(1) Por equivocacion dice pula el ms.

dos los del obispo D. Rodrigo Manrique hijo del arzobis-
po
de Sevilla: sirvióle de maestro de cerimonias en este
paso porque él decia al Duque quienes eran todos los de-
mas caballeros. Como llegó el obispo donde el Duque ve-
nia, él se paró y todos uno á uno le llegaron á besar las
manos; y llegado el obispo que traia á su mano derecha
al abad de Valladolid, y á la izquierda el alcalde Casti-
llo, hizo su acatamiento al Duque y el Duque á él, y el
obispo tomó al Duque á su mano derecha y todos los otros
adelante comenzaron á caminar á la ciudad, y así entra-
ron hasta la posada (1) del Duque, y dejándole allí fuese
el obispo con su compañía á la suya, la cual sin propor-
cion era mayor que la del Duque, la posada del cual te-
nia siete piezas pepueñas y una sala grande, y un corre-
dor mediano, y otro medio en que estaba el aparador bien
proveido de plata, aunque no muy lucida, digo la blan-
ca, porque la dorada era muy buena y muy galana:
estaba deviso (2) en tres grandes, los dos de plata blan-
ca y el otro de dorada solamente. Tenia así mismo mu-
chas bacías y muy grandes de plata, y ocho grandes
cántaros con que traian agua. Tenia muy buenos blando-
nes y muy bien labrados. La casa toda estaba desta ma-
nera entoldala: la primera sala de brocado, y debajo
del brocado tenia otro entoldamiento de muy rica tape-
cería, en la cual estaba colgado un dosel de brocado de
tres altos con las armas del Duque, ricamente bordadas;
mas dentro habia otras seis piezas colgadas ansí mismo de
brocado, con otro entoldamiento debajo á la forma del
primero. Tenia armadas tres ó cuatro camas muy ricas de
brocado, y de la una dellas era toda de plata la armadu-

1) El ms. dice: hasta posada omitiendo la.
El aparador, segun parece.

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