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negocios. Entretanto será bien que Vm. procure de entender del Duque de Florencia su parecer sobre todo, que yo no sé otro que poder dar al presente. Este correo pasa á la córte: Vm. dé órden que no se entretenga, que él la lleva mia de ir á buscar á Vm. donde quiera que estuviere, cuya muy ilustre persona nuestro Señor guarde como desea. De Mesina á 11 de noviembre 1571. De puño propio.

Lo que toca á negocios remito á mano ajena, y el parabien de venir Vm. á la vista, pues el que yo recibo desto no se puede decir de otra manera. Entretanto Vm. se dé mucha priesa á venir en hora buena, que en ella será siempre rescibido. Váyame tambien avisando de su salud si tardare-A servicio de Vm-Don Juan.

Copia del despacho que envió el Sr. D. Juan de Austria á Felipe 2 remitió á D. García de Toledo con la antecedente carta para los efectos que en ella se expresan.

y

Sacra Católica Real Majestad-A los 5 del presente allegó aquí el correo que V. M. mandó despacharme á los 28 de setiembre, que le tenia harto deseado. Responderé en esta á los cabos de los despachos que ha traido. Y cuanto á lo que toca á la oferta que Marco Antonio me hizo el mes de agosto pasado de ayudar á disponer al Papa y á venecianos para que este invierno se pudiese atender á lo de Tunez y Biserta, ya por el año presente no hay que tratar de que se pueda emprender aquello; pero porque V. M. me escribe que en caso que se hubiese de hacer á la primavera queda tiempo para tratar dello, y á mí me paresce ques muy conviniente que se sepa muy temprano lo que se ha de hacer en esto, suplico humilmente á V. M. que se me avise con brevedad, pues de

una hora á otra puede haber ocasiones segund el estado de las cosas presentes que no será bien perderlas; y así ofresciéndose alguna y no viniendo órden de V. M. en contrario se ha de entender que usaré della sin aguardar otra respuesta, pues á este fin principalmente ordené que se entretuviese la infantería alemana é italiana, la cual me pesaria de ver ociosa todo el tiempo que hay de aquí á marzo sin hacer ninguna cosa. Y á este propósito digo que envío al capitan Andres de Salazar á la Goleta para que se informe como estan las cosas de Tunez Ꭹ Biserta despues de la pérdida del armada del Turco, y qué es lo que en aquello se podria hacer, al cual he dado la instruccion de que va con esta el traslado.

Tambien pienso enviar á la Goleta un Jaime Losada que al presente es proveedor de las galeras de este reino y solia ser mercader, el cual tiene amistad con el alcaide que gobierna á Tunez para que vea si por via de medio y negociacion se pudiesen sacar los turcos de aquellas partes; porque soy de opinion que si fuese posible hacerlo por tracto seria muy mejor que no aguardar á llevarlo por fuerza. Avisaré á V. M. de lo que en este negocio se hiciere.

He visto lo que V. M. me envía á mandar cerca del invernar mi persona con parte desta armada en el puerto de esta cibdad, lo cual haré como V. M. me lo manda. Verdad es que yo deseaba y lo que me parescia que convenia era ir á besar á V. M. las manos, y dándole cuenta de las cosas del viaje pasado entender su voluntad presencialmente para el año venidero, pues pudiera volver á tiempo que aquí no hiciera falta, y para en lo que yo podré entender segun lo que se me ordena, cualquier Capitan General de galeras era muy bueno. Tras desto mi deseo y

parecer se ha de arreglar siempre con las órdenes de V. M. tanto mas que tengo por de momento que el Papa y venecianos entiendan y vean por todas las demostraciones que son posibles que V. M. atiende mucho mas á los negocios públicos y universales que no á los privados y particulares; y á este mismo propósito he escripto al Papa y al embajador D. Juan de Zúñiga, y al General de venecianos que está en Corfú, y al embajador Guzman de Silva lo que se verá por el traslado de mis cartas que van con esta.

Cuanto á los lugares donde han de invernar estas galeras de V. M., ha parescido que queden en este puerto las catorce de esos reinos, las doce de Juan Andrea con una que de nuevo ha armado, cuatro de Lomelines, dos de Mari y dos de Jorje de Grimaldo, y una de Bendinelo Sauli: que á Palermo vayan á invernar las diez deste reino con que la persona de D. Juan de Cardona quede aquí conmigo, las treinta de Nápoles vayan al puerto de aquella ciudad, y las cuatro de Cinturiones vayan á Génova á llevar al Comendador mayor de Castilla para que dende allí á su tiempo, no mandando V. M. otra cosa, puedan ir á Barcelona, y traer la muger y casa del dicho Comendador mayor, y los dineros que V. M. será servido de mandarme enviar, de que hay tanta necesidad como por otra carta aparte escribo. El enviar á invernar galeras á Cerdeña estando el tiempo tan adelante, es cosa que no lleva plática, así por el peligro que correrian en ir á aquella isla, como por la grand dificultad que habria en recogerlas con brevedad en caso que fuesen menester para las cosas de Berbería con alguna priesa.

V. M. ha de mandar siendo servido que con las dichas galeras de Centurion cuando se les mande que vayan en esos reinos, se me envíen todos los mas forzados que fue

re posible, porque á causa de los muchos que se desherraron el dia de la batalla y otros que murieron, hállanse estas galeras muy faltas de chusma.

Las naves que han servido este verano, se despedirán como lleguen á Corfú á donde las dejé conforme V. M. manda.

Por lo que escribí con el correo que despaché últimamente de Corfú, habrá V. M. entendido la resolucion que habia tomado de entretener los alemanes que habian servido este verano debajo de la coronelía del Conde Alberico de Lodron, y dar licencia al Conde Vinceguerra de Arcos, y que así mismo entretendria las coronelías de italianos de Paulo Esforza y el Conde de Sarno. Los dos coroneles de alemanes aun no han llegado, que vienen en las naves, como tambien viene una parte de la infantería italiana. El Paulo Esforza se entretendrá, aunque no creo que tiene tanta gente como me habian dicho. El Conde de Sarno me ha pedido licencia, y se la he dado. He hecho recoger su gente en un tercio de que he dado cargo al coronel Tiberio Brancazio con título de maestre de campo, así por ser muy buen soldado como porque entreteniendo infantería italiana debajo desta forma, soy certificado que será muy buena y que habrá muchos hombres de cualidad que holgarán de tener cargo de una compañía.

Hánse despedido la coronelía de italianos de Segismundo de Gonzaga y las cuatro compañías que andaban en las galeras de este reino, y ordenádose que se les pague lo que se les debe, y un escudo mas á cada uno, y se les dé pasaje y victualla franca hasta Liorna ó Génova como se acostumbra.

Cuanto á las partes y lugares donde esta gente se ha

de alojar, ya he escripto á V. M. que en este reino se pondrian los españoles ordinarios dél, y los italianos que arriba digo que se entretienen; y que los alemanes y los demas españoles se pondrán en el reino de Nápoles en las partes que parescerá al Cardenal Grandvela; y donde quiera que estuvieren siendo pagados y viviendo con el órden que se presupone que han de vivir, será mas el útil que harán á las tierras por el dinero que en ellas gastarán, que no el daño que harán.

Héme informado de qué número de infantería española hay en este reino de la ordinaria dél, y me dicen que pasan de dos mil soldados, de manera que á esta cuenta se podrán cargar pocos de los extraordinarios de la armada. He mandado que se pida relacion á los oficiales de la hacienda, que sea puntual, de lo que en esto hay para enviarla á V. M.

Tambien he escripto al Cardenal Grandvela que me avise los soldados que le faltan á cumplimiento de los cuatro mil que ha de tener aquel reino para dárselos de los del tercio de D. Miguel de Moncada que va á esa córte con licencia á besar á V. M. las manos y á negocios suyos como se entenderá por otra carta que escribo aparte.

A mi parescer fuera muy necesario reformar un buen número de capitanes que tienen poca gente, y enviarlos á esos reinos á levantar la que de nuevo se ha de hacer; pero el quitarles las compañías tras haber vencido una batalla tan importante, seria darles justa causa de se desdeñar; y á enviarlos á España sin licencia y órden de V. M. no me atrevo porque no sé como se tomará.

Procuraré por mi parte en cuanto pudiere que la gente de guerra esté bien disciplinada como V. M. manda; pero podré poco, pues apenas quedan á mi cargo cuatro

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