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que aquello seria ir á tomar el agua á la fuente, y lo demas es tomalla despues que corre por muchos arroyos, que dividida es dificultoso negocio de hacer. Y en esta empresa general es mas fácil cosa poder hablar, que en las particulares empresas, porque la una se ha de hacer con fuerza y la otra con astucia y segun la calidad de las particulares plazas, que como tengo dicho requiere para poder hablar en ellas haberlas visto. Yo seria de opinion que esta empresa á la entera ruina se tomase, porque tomándose con las calidades que requeria, lo tengo por el verdadero remedio de la cristiandad y por mucho mas fácil de secutarse que las empresas á que no tomando este camino general, es fuerza venir. Y seria siempre de opinion que S. S. y S. M. procurasen esto con todas sus fuerzas como el único remedio y verdadera salud de la cristiandad, y yo pongo dubda ninguna en que se saldria con la empresa de destruir aquel imperio poniéndose las fuerzas que para ello se podrian juntar: en lo que pongo la duda es en el acordarlas. Sin que el Emperador con el Imperio y el Rey de Francia juntamente entrasen en la liga, en ninguna manera tengo que sin ellos se pudiese hacer el efecto que tengo dicho, no solamente este, pero aun otro ninguno que fuere de momento en lo general. Y cuando el Emperador nuestro Señor, que Dios tenga en gloria, estuvo resuelto de hacer la empresa de Constantinopla y con resolucion entera de poner cuantos estados tenia ó acabar al enemigo; siendo él Emperador y teniendo el ayuda del Imperio, y ayudando tambien el Rey de Francia á ello, y estando tan adelante que tenia hechas las provisiones necesarias y muchos gastos, y la voluntad tan grande para secutallo como su gran corazon le demandaba, vió tantas dificul

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tades y tan duras de vencer, que vinieron á ser imposibilidades tales que á gran dolor suyo hubo de desistir de la empresa. Ejemplo, paréceme á mí, que no se puede dar mas fuerte ni mas concluyente á la materia que tenemos entre manos, porque el enemigo es el mismo contra quien se queria hacer; sus fuerzas si no son mayores agora, no son menores, porque aunque no se le habia rompido su armada en aquel tiempo, él tenia tan poca, que la que S. M. C. entonces juntaba, bastaba para ser Señor en la mar: las fuerzas con que se queria hacer, no eran menores que las que al presente el Rey nuestro Señor tiene, antes llegaban á ellas las del Imperio que agora faltan, y el ayuda que el Rey de Francia le hacia, y con todo esto tenia (1) su ánimo y valor y su persona que él queria emplear en la jornada. Pues si teniendo esto todo no le pareció emprenderlo, antes perder el gasto que tenia hecho, ¿quién podrá proponer agora que faltando tanto de lo que el Emperador que está en gloria, entonces tenia, con que aun le parecia imposible, se pueda persuadir á pensar se haya de salir con la empresa? Las dificultades que entonces hubo, si no fuera hacer muy larga escritura, pudiera poner muchas como hombre con quien trató S. M. en aquel tiempo todas aquellas materias, que creo que no sea hoy vivo otro de los que las trataron sino yo, y véolas el dia de hoy mucho mas duras de lo que estaban entonces. Pues no pudiendo hacerse la empresa en esta forma, lo que se hiciere para dañar el enemigo en Levante, tengo por de mucho gasto y gran pérdida de tiempo. Porque queriendo el armada junta de los coligados ir á hacer

(1) Hay aquí yerro del copista. Será temia.

empresa en Levante, ó la ha de hacer en tierra firme ó en islas si la quisiesen hacer en tierra firme, cuan poco pueden hacer, nos lo ha mostrado bien la experiencia de lo que el armada del Turco hasta agora ha podido hacer contra nuestras tierras firmes, y no solamente no haber podido hacer nada contra ellas, pero no haber osado acometerlo, y sabemos cuan poco cuidado nos ha dado siempre la defensa de nuestra tierra firme sabiendo que en ninguna podian tocar que no fuésemos mas fuertes que ellos por poca caballería que en cualquiera destas pudiera acudir á la defensa. ¿Pues qué se podrá hacer contra pais donde con tanta facilidad se junta en cualquiera parte dél tan gran número de caballería? Llevar en nuestra armada la que está capitulada, paréceme cosa tan dificultosa que me parece imposible; y cuando bien se pudiese llevar, la mar los trataria de manera que en muy pocos dias no quedaria caballo vivo, y los que quedasen no serian de servicio, ni apeados en tierra podrian servir en muchos dias; y cuando bien estuviesen apeados enteros y de servicio, que es imposible respecto á las fuerzas del enemigo, el número es tan pequeño que serian de poco fruto, de manera que para mí tengo que en tierra firme ningun efecto se podria hacer con el armada.

En las islas podrian tomarse algunas plazas que por no saber yo la particularidad como tengo dicho, no sé del provecho que serian: sé que serian de gran cuidado cuando el enemigo volviese á recobrarse de la pérdida que en esta rota ha hecho, que siendo tan gran Príncipe no se debe dudar que no acabándolo antes, juntándose para ello las fuerzas que tengo dichas, y no pudiendo segun mi opinion hacerle daño en tierra firme,

ha de tornar á cobrarlas, y ser forzado á los coligados á tornar á combatir con él en la mar ó á dejarle ser Señor della, en el cual caso como tengo dicho, las islas que se hubiesen conquistado darian mas cuidado que provecho.

En este camino de la general y mas conveniente empresa tengo dicho lo que se me ofrece, y debajo de los efectos que entiendo que nuestra armada podria hacer y dejar de hacer. Agora viene el tercero que es el atender á otras empresas accesorias respecto de la principal, presuponiendo que el enemigo no puede armar fuerzas, que divididas las de la liga en dos partes cualquiera de las dos no le sea superior; y siendo esto así la forma que se podria tener seria que S. M. con sus fuerzas atendiese á limpiar las costas en Berbería desde Argel á Trípol en este verano, y que así mismo venecianos con la ayuda de su Santidad atendiesen á lo que les pareciese mas convenirles, porque de andar junta toda la armada, lo que sobrare de lo que era menester para ser superiores a enemigo en la mar, seria gasto superfluo y que quedaria haciéndose el gasto sin hacerse ningun provecho.

De manera, Señor, que resolviéndome digo que su Santidad y S. M. deben poner los ojos en acabar de destruir este imperio de Levante, y que para esto deben emplear todo cuanto Dios les ha dado en la tierra, y procurar así mismo que el Emperador con el ayuda del Imperio, y el Rey de Francia con sus fuerzas quieran entrar en esta liga para hacer tan gran oficio á Dios, y á sí tan grande honor. Porque muy vano hombre seria y muy poca noticia tendria del mundo y de las cosas tocantes á esta materia quien pensase que en ninguna manera una empresa tan grande como destruir un poder como el del Turco hasta el dia de hoy, se pudiese hacer poco a poco

á

y á remiendos ganando un año un pedazo y otro otro, sino con un ejército muy grande por tierra y el armada conviniente por mar para que por todas partes pudiese ser acometido, y si acudiese á lo de tierra hacer mayor esfuerzo en lo de mar, y de la misma manera la armada (1) engrosar lo de la tierra, y con este poder grande por la tierra y por la mar no alzar la mano uniformemente cada un año hasta que se acabase. Y cuando se tuviese seguridad que dos Príncipes (2) que podrian entrar en la dicha liga lo quisiesen hacer, se podria tratar de las fuerzas que convendria poner en la una y en la otra parte y los efectos que con ellas se haurian de hacer. Y esto es lo que su Santidad y S. M. deben procurar por todas las vias y medios que para ello conviniere, porque concurriendo estos dos Príncipes tengo el negocio por tan hecho como si lo viese ya efectuado. Por dificultoso tengo el atraer al Rey de Francia: no deja de haber grandes dificultades en la ayuda del Imperio; pero la desconfianza no ha de bastar para que no se haga el último esfuerzo para persuadirles cosa tan grande y tan hecha con la puerta desta tan gran victoria que nuestro Señor ha sido servido de abrir. Y de la misma manera que tengo por fácil la empresa entrando estos dos Príncipes en la liga, la tengo por imposible sin ellos, no solamente de poderse acabar, pero aun de poder hacerse cosa que sea de efecto para enfrenar este enemigo comun por las razones que arriba tengo dichas. No pudiendo hacerse esto, que es lo que verdaderamente conviene, es fuerza venir al tercero camino ques dividirse las fuerzas de la liga en dos partes, presuponiendo lo dicho de que

(1) Quizá con la armada.

(2) El Rey de Francia y el Emperador de Alemania.

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