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dras de la mesma manera que iba la armada de la Liga.

En este comedio caminaba la una armada y la otra en órden de batalla poco a poco, y el Señor Don Juan iba con harta pena porque no acababa de llegar el Marqués de Santa Cruz, Don Alvaro de Bazan, que quedaba por retaguardia, y Don Juan de Cardona que habia venido de la vanguardia con haber decaido con ocho galeras que llevaba, las cuales S. A. invió á solecitar con fragatas que se diesen priesa á caminar.

A las doce del dia, en el cual tiempo las armadas se juntaron á tiro de cañon, y las cuatro galeazas de las seis se pusieron en lugar que se les habia señalado; tambien llegaron el Marqués de Santa Cruz y D. Juan de Cardona con sus escuadras al punto que eran necesarios. Como las armadas se pusieron á tiro de cañon, S. A. mandó tocar las trompetas á la batalla, y habló á la gente de su galera animándola al combate, y despues se puso de rodillas y hizo oracion á Dios, suplicándole con grande ánimo mirase y volviese por su fe católica, y ayudase á los defensores della para que hubiesen la victoria contra sus impuniadores (1), y lo mesmo hicieron los demas de las galeras de la armada. Hecho esto comenzaron las galeras de ambas partes á cañonearse y llegarse las unas y las otras con grandísimo denuedo y ánimo, porque es cosa cierta que no hay memoria de hombres ni mencion de historias que dos tan gruesas armadas hayan venido en conformidad de pelear, y arriscar en una batalla todo el ser de sus provincias.

En pudiendo conocer cual era la galera Real del Turco, porque aunque traia muchas banderas y gallardetes,

(1) Así el ms. Quizá: impugnadores.

el grandísimo humo de la artillería lo impedia, el Señor D. Juan mandó al cómitre Real que guiase su galera derecha á la Real del enemigo, como se hizo, y así se imbistieron la una con la otra con grandísimo ímpetu: venian con la galera Real del Turco otras siete galeras, las principales de la armada, las cuales todas acudieron sobre la Real de la Liga.

Por otra parte tenia el Señor D. Juan á la popa de su galera la capitana del Comendador mayor y su galera patrona, y á los lados la capitana del Papa y de Venecianos: fué la batalla muy reñida de todas partes, la cual duró mas de hora y media. Al cabo de este tiempo vinieron de á la popa á decir al Señor D. Juan que la galera Real del Turco estaba rendida, y que la batalla en la escuadra de S. A. iba venciendo á los enemigos. S. A. mandó, visto esto, gritar la victoria en la galera Real, y lo mesmo se gritó en las demas galeras que estaban cerca.

la

proa

En esta sazon ya comenzó á conocerse la victoria clara en nuestro favor; y acabada de entrarse á la galera Real del enemigo, los que estaban cerca della, el Señor D. Juan y los capitanes del Papa y Venecia, y las otras demas galeras que habian estado cerca, las cuales sin duda habian ayudado mucho á la Real de S. M., y con todas las galeras que pudo recoger, se fué al cuerno derecho donde le pareció que habia gran golpe de enemigos; y caminando se iban rindiendo, cañoneando todas las galeras que se hallaron por el camino, que fueron muchas. Cuando el Señor D. Juan llegó cerca del cuerno derecho, como los enemigos vieron que venia sobre ellos tan gran golpe de galeras, se comenzaron á esparcir, y nuestras galeras iban tomando las suyas con grandísima facilidad y presteza.

Hecho esto, volvió el Señor D. Juan con las galeras que llevaba sobre el cuerno izquierdo que estaba á la parte de la tierra, donde vió gran golpe de galeras de los enemigos juntas, las cuales como le vieron venir comenzaron á hacer vela de los trinquetes, caminando há– cia poniente.

En este tiempo estaba la batalla declarada en todas partes en nuestro favor y se conocia la victoria cierta; pero con todo esto siguió el Señor D. Juan con todas las galeras que con él se juntaron, á los bajeles que arriba se dice que se huian á vela y á remo, y con el beneficio del tiempo se iban su camino. Visto esto, el Sr. D. Juan con la galera Real y las demas que con él iban, entre los cuales era Juan Andrea Doria con su galera capitana y el Marqués de Santa Cruz, General de las galeras de Nápoles, fué navegando al remo la vuelta de la mar para que los enemigos no pudiesen doblar una punta que habia, la cual fué causa que casi todas las galeras que se huian, excepto ocho ó nueve que se hicieron mas al viento y eran las mejores, imbistieran en tierra y se salvó gran parte de la gente. No se siguieron las demas galeras que huian porque anochecia y nuestra chusma iba cansada, y las galeras medio desaliñadas por la mucha gente del remo que se habia sacado para pelear.

Las galeras de nuestra armada que quedaron atrás en este medio, fueron rindiendo las galeras que se hallaron, sin que quedase ninguna.

Recogióse el Señor D. Juan á este puerto, por ser ya noche, con todas las galeras que con él venian, y invió órden á las demas de la armada para que hiciesen lo mismo.

Este fin en sustancia tuvo la mayor batalla naval que

se ha visto, habiendo venido á pelear no solo voluntariamente, pero de ambas partes con gran confianza de haber la victoria, porque en la armada de la liga habia doscientas galeras Reales y seis galeazas, habiendo dejado atrás veinte y cuatro naves gruesas por no perder el tiempo que se perderia en esperallas.

Demas desto habia algunas fragatas y otros navíos de poca importancia. Estaba esta armada guarnecida de mas de veinte y dos mil infantes, es á saber, ocho mil españoles, once mil italianos, tres mil alemanes; esto sin la gente ordinaria de las galeras, así de pelea como del remo: iban todos con gran deseo de combatir, y llevaban entendido que toda la armada del enemigo era de menor número que la nuestra, creyendo que el cosario Aluchalí era ido la vuelta de Levante con sesenta galeras y galeotas, como se habia dicho y escripto por muy cierto. Por otra parte la armada enemiga se hallaba como doblada, pues se ha visto con doscientas veinte y cinco galeras Reales y sesenta galeotas, y otros bajeles menores, y con mas de veinte y cinco mil hombres de pelea, porque en el Esponto habian embarcado cuanta gente habian podido, y estaban acostumbrados á tener contínuas victorias de nuestras galeras, y habíanse hecho menospreciadores de nuestras fuerzas y valor con los buenos sucesos que habian tenido, de manera que entre los soldados de aquella milicia todas las cosas se estimaban y tenian en mas que las de la nuestra: por esta causa entre la gente vulgar de su armada se tenia la victoria por sin duda, aunque segun se ha entendido entre los particulares y prudentes de ellos, despues que supieron que las galeras de S. M., que ellos llaman Ponentines, estaban aquí, dudaron de su buen suceso. Grande ha sido cierto el valor con que no solamente las capitanes generales y par

ticulares, y los soldados y capitanes de mar, y marineros, y toda la demas gente de la armada de la Liga ha combatido. Pero aun la chusma que de las galeras se ha desherrado, la cual fué de muy grande ayuda para nuestra victoria, pero porque al enemigo aun no se le ha de quitar lo que le toca por incubrir su valor, se dice por cosa muy cierta haber conbatido los contrarios con grande esfuerzo ostinacion, y que no se pudo tener mayor valor, diligencia y prevencion de la que se tuvo en todas partes para sostener como mediante la gracia de Dios se sostuvo una tan señalada é importante victoria.

y

Las hazañas que los capitanes y otras personas particulares que se han hallado en esta batalla han hecho, que han sido muchas, no se escriben en esta relacion por la brevedad y presteza con que se envía á su Majestad: haráse como haya mas tiempo y se tengan mejor entendidas las cosas que se han podido saber, de la manera que la armada enemiga venia y las fuerzas y desinio que traia; así mismo se inviará relacion de las personas de calidad que han muerto en esta armada, porque hasta ahora no se ha podido complidamente saber.

y

Las galeras Reales que hasta ahora se hallan en esta armada que se han tomado, son ciento setenta, y veinte galeotas de doce bancos arriba.

Las galeras que se ven quemadas y anegadas en la costa de esta mar, pasan de mas de veinte y cinco, demas de algunas otras que se han ido de todo punto al fondo y no parecen.

Por esta cuenta se puede (1) que al Turco no le quedan fuerzas para que el año que viene pueda hacer cosa

(1) Aquí debe suplirse el verbo considerar ó creer, ú otro equivalente para completar el sentido de la frase.

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