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Biscrta a Tunez estando la armada á donde está, porque lo ternia por evidente peligro, y en tal caso pudiendo estar nuestra armada, ó la mayor parte della en Biserta, estaria esperando como arriba digo la ocasion que el tiempo pudiese traer si por caso la Goleta se perdiese, y los enemigos se contentasen de irse con su armada dejando el fuerte sitiado con la gente del pais en la de Tripol y Argél, dejándoles en su compañía alguna cantidad de trigo como dice Gabrio que tiene aviso que harán. Entonces se podria ver el término en que quedan sus cosas, y el estado en que tenemos las nuestras, y por la parte de Radiz llevando siempre el lado derecho guardado, del estado (1) se podria intentar de socorrer el dicho fuerte: si él tambien fuese perdido, atender á recobrar la Goleta, porque ella quedará tal que se podrá salir con ello, y quedarnos ya todo el invierno para reparalla, lo que ellos en poco tiempo no podrán hacer; el cual tiempo mostrará lo que mas convcrná, porque mudándose el estado de las cosas ello mismo mostrará si se debe hacer lo que digo ó parte dello, ó dejallo todo por inútil. Si se temiese que la armada del enemigo volviese el verano que viene á deshacer lo que se hubiese reparado el invierno, para obviar esto se habria de poner allí á mi juicio buen número de gente como se hizo en Malta, y digo cierto que dejado aparte la pérdida de la gente, la reputacion y el ánimo de los enemigos, que son tres cosas harto importantes, por la pérdida de la Goleta yo me daria poco, porque una plaza fundada en el arena y terraplenada de la misma, está claro habia de ser deshecha con la brevedad que lo ha sido, y plaza sin tierra, sin agua, sin

(1) Quizá de costado.

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leña, sin puerto y sin fondo para que galera ó nave no pueda socorrella sino por milagro de Dios, no sé yo como se podrá recebir della el amparo por el cual se sustentaba, que era cubrir y amparar el reino de Sicilia, el de Nápoles y el de Cerdeña, pues como está dicho, no teniendo puerto no podia recoger número de navíos que ofendiesen ninguna de estas tres partes, porque si lo tuviera pudiéransele sufrir los otros defectos; y el ser engolfada en parte fuera de otro camino del que es menester para ir á ella misma siendo plaza incapaz de poder tener mas gente de la que para su defensa ha menester, poco freno se puede poner con ella á Berbería. En el cobralla, si se pierde, yo concurro de buena gana por remendar algo de lo pasado; pero á mi parecer no se pornia espuerta de cal ni de tierra en ella, antes se desharia del todo, y para salir con lo que pretendemos que es subjetar el reino de Tunez y estorbar que dél no reciban daño los tres reinos dichos, ni el estado de la iglesia, ni otras partes de la cristiandad, seria de parecer, como lo soy, que ida la armada se hiciese una fuerza en puerto Farina á donde hay tierra, agua, leña, fondo y puerto para grand armada, y en parte que tiene fácil el socorro, que son las cosas que faltan á la Goleta, como está dicho, sustentando tambien á Biserta que por abreviar tiene las mismas calidades y es capaz de recoger mucho número mayor de gente de lo que para su defensa ha menester, y estas dos partes son el verdadero freno para subjetar el reino de Tunez y para estorbar que dél no reciba el daño que la cristiandad recibiria si el enemigo se anticipase á hacerse Señor destos dos lugares, y para impedir las idas y venidas de su armada en Berbería no teniendo agujero á do meterse, habiendo tan pocos puertos en ella; y realmente

tengo por evidente milagro que los haya Dios hasta aquí cegado y que no se hayan hecho señores de lo dicho. Debe V. A. consultallo luego con S. M. para que teniéndolo por bien, pueda V. A. socorrido que sea el fuerte y la Goleta, ó acabado de perder, ir al dicho puerto Farina con toda la armada y comenzar con la ayuda de la chusma della dicha obra, y dar tal prisa que no estemos mediendo ni contando si la armada del enemigo nos da tiempo el verano que viene para acaballa ó no, no partiéndose de allí hasta dejalla en tal término que se asegure lo dicho; y con ejecutar esto se muestra claro al mundo que el Turco no puede salir con lo que pretende, que es sacar á S. M. del todo de este reino de Tunez; y el tener tanta gana de ser señor dél muestra bien manifiesto que tiene conocido y entendido el daño que los tres reinos dichos y el resto de la cristiandad pueden recibir dél, porque teniendo estas dos plazas, tenemos á mi parecer en la mano dos llaves para abrir sus daños y para cerrar los nuestros. Manda V. A. que se le den expedientes para socorrer lo de la Goleta y podello hacer con armada de ciento y veinte y cinco galeras, siendo la del Turco de doscientas y cincuenta. Es bien trabajoso y alquimia mala de hallar que los pocos puedan mas que los muchos, especialmente en pais de enemigos, y en tal sitio como el que tiene aquella plaza; y para estar mas cerca de salir con ello es necesario aplicalle muchos remedios, y así será bien que todos los artífices busquen y digan el suyo como yo hago, por que escogiendo el que mas conviniere, juntando V. A. con él el valor, prudencia y suerte que ha mostrado por lo pasado, pueda dar remedio á lo presente y porvenir. Ni acordaré á V. A. lo que conviene, para cualquier caso, que haya cantidad grande de victuallas, porque sé que Pulla y

Sicilia no le hartarian della, y con mucha razon; ni tampoco otras provisiones que fuesen necesarias y ordinarias, así para el marchar del campo si se determinase á hacello, como para la fortificacion de Biserta y puerto Farina, porque esto y lo demas se remite al juicio y prudencia de V. A. que ha de ser el ejecutor. Cuya Serenísima persona guarde nuestro Señor y en mayor estado acreciente con la grandeza y felicidad que sus servidores deseamos. De Napoles á 28 de agosto de 1574-Don García de Toledo.

Respuesta de D. Juan de Austria á la carta anterior.

Palermo 7 de setiembre de 1574.

Muy ilustre Señor-La carta de Vm. de los 28 del раsado he recibido, y muy particular contentamiento con el discurso della, que si así como á mi juicio es lo que conviene se pudiese ejecutar, seria menor el daño. A S. M. envío la copia con Don Carlos de Abalos que partirá mañana con una galera, al cual he ordenado que procure con grand brevedad la resolucion de lo que S. M. será servido que se haga, y que con ella venga la sustancia para ejecutarla. Quiera Dios que así sea. Entretanto se usa de toda la diligencia posible en conducir las victuallas y municiones que hay en este reino á Trapana, y la misma se usará en procurar que se traiga la gente y las demas cosas que de ahí han de venir, y particularmente los alemanes, para los cuales enviaré dentro de dos dias cuarenta mil escudos; pero dudo que aun con esto no se puedan

arrancar.

La carta que va con esta rescibí con el despacho que últimamente tuve de S. M.: por ella verá Vm. lo que de

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seaba que le viniese á servir en esta jornada. Yo no tengo que añadir á esto sino que si con mi propia sangre pudiera comprarle la salud que para ello ha menester, lo hiciera hasta no dejar gota, así por lo que sé que la presencia de Vm. importara en esta ocasion, como por mi propio contentamiento. Presupuesto esto Vm. tomará la resolucion que sus indisposiciones le dieren lugar, que yo por saber la gravedad dellas no oso hacerle instancia que tome la que S. M. desea, y de que yo tanto gusto rescibiria; y así dejando á Vm. la consideracion de lo uno y de lo otro, no diré sino que esperaré con grand deseo la respuesta desta.

Lo demas que aquí se ofrece verá Vm. por la relacion que va con esta, por lo cual y con decir que quedo con salud, se acaba rogando á nuestro Señor que guarde la muy ilustre persona de Vm. como desea. De Palermo á 7 de setiembre de 1574.

De puño propio.

La carta de Vm. ha parecido tan bien á todos los que la han visto, que ninguno creo yo hallará otro mejor remedio, aunque le busque y piense, como Vm. lo remite en ella al que contradijere su opinion. Envío copia á S. M. con Don Carlos de Avalos, y todas las instrucciones que llevaban en conformidad della, como lo mejor que á todos ha parecido, y sobre ellos, á mí, que soy quien mas debe contentarse de la opinion de tan prudente juicio; pero si la salud de Vm. diese lugar á hallarse presente á lo que agora se ofrece, como S. M. lo escribe, seria el consejo mas sano para todo, y para mí muy gran contento entrar debajo de su obediencia.—A servicio de Vm.-Don Juan.

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