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no quiero que por darme á mí este contentamiento perjudique al suyo en quererlo hacer con trabajo y descomodidad que cause daño á la salud. Yo quedo con ella, gracias á nuestro Señor, que guarde la muy ilustre persona de Vm. como desea. De Vegeven á 12 de junio de 1574 De puño propio.

No se descuide Vm. de enviarme nuevas de su salud, pues sabe que hacen en mí los efectos que labran en Vm., á quien la dé Dios tal cual yo le deseo el contento de todo nos iria á bien colmado-A servicio de Vm. D. Juan.

que

Respuesta de D. García á la carta anterior.

Nápoles 30 de junio de 1574.

Serenísimo Señor-De 5 y 19 del presente son dos últimas cartas que me hallo de V. A., cuyas manos beso infinitas veces por la merced y favor que V. A. me hace en todo, que esto es siempre de manera que no hay pensar servillo sino con solo la voluntad como yo lo haré toda la vida. En lo de la muerte del Rey de Francia, á mí juicio, hay poco que decir mas de guardar la paz, que es lo lo que agora parece que nos cumple; y pues Dios le ha llevado en tal tiempo, puédese tener por cierto que es lo que convenia á su servicio; y si para ser Rey de Francia tuviese V. A. el derecho conforme á los méritos, podríase luego coronar sin contradiccion ninguna; mas habiendo de ir esto por sucesion, podríamos echar los ojos á lo que va por eleccion y por méritos, y cuando vacase lo de Polonia con el nuevo reino y herencia del que agora lo tiene, podríase tentar con el Rey nuestro Señor, que encaminase y procurase la eleccion para V. A., que no se

ría mucho cumpliéndole á él tanto salir con la empresa que salió tres dias ha el Rey de Francia, concurriendo en V. A. con mucha ventaja todas aquellas partes que parece movieron á aquellos electores á elegir el que es agora, que son valor, industria de guerra, defension de la patria, y no estar obligado á gastar las rentas de allí en otros reinos estrangeros sino en el suyo, á lo cual se añade el crédito y reputacion tan grande como V. A. ha ganado con el comun enemigo de la cristiandad, y el mayor y mas poderoso que tiene aquel reino. Para salir con cosas grandes menester es emprendellas, pues cuando no salgan no se pierde otra cosa sino estarnos como agora; y si el Rey nuestro Señor no está obligado al Emperador, no veo inconveniente que estorbe el tratallo. Esto es lo que en esta materia puedo decir: en lo demas me remito á mayor juicio, pero no á mayor voluntad de servir á V. A., que en esto no doy ventaja á cuantos son nacidos. Mis congojas no me tratan tan ruinmente que no lo pasase mejor que agora un año por este tiempo, si la ausencia de V. A. no les diese mas fuerzas, que con esta en nada les puede ir sino muy mal á sus servidores de V. A. Guarde nuestro Señor etc. De Nápoles 30 de Junio de 1574-Don García de Toledo.

Carta de D. García de Toledo á D. Juan de Austria.

Nápoles 16 de julio de 1574.

Parecer de D. García de lo que convenia hacerse en ocasion el Turco habia puesto sitio á la Goleta.

que

Serenísimo Señor-Yo hablo de mala gana en cosas que dan gusto, tanto mas en esta que le quita del todo; pero la necesidad y el mandamiento de V. A. me fuerzan

á decir harto menos de lo que yo querria, y así no entraré en referir la reprension que merecen los que informan de una manera cuando las cosas tienen remedio, y de otra cuando no lo tienen; que aunque es diferente cosa juzgar y ver el defecto estando los enemigos en Constantinopla, que teniéndolos encima, todavía siendo la primer letra de este a. b. c. ver si el sitio tiene defecto ó no, se debia de haber visto con tiempo sin esperar á que la presencia de los enemigos se lo hiciese ver: esto digo por las cartas que algunos escriben, en que segun me dicen refieren lo contrario de lo que han escrito hasta aquí; y por venir á la sustancia, digo, que á lo que yo entiendo destas cartas y segun lo que refieren algunos como testigos de vista de la flaqueza del fuerte, yo tengo aquello en cuanto á mí por muy peligroso; y si es verdad que en la Goleta no hay la gente que seria menester, tambien me hace temer mucho, y seria de opinion que es mejor estar fuertes en una parte que flacos en dos: es de tratar y ver con brevedad si yo me engaño en esta opinion, porque si lo hago no pierdo nada en habello dicho, y si no me engaño aventúrase mucho en dilatallo, porque si se pierde Don Juan Zanoguera que me dicen que está en el fuerte que se ha hecho en la isla del Estaño, perdersehá la ocasion y el poderse pasar los de la parte mas flaca á la Goleta que es la mas fuerte, y tambien hay diferencia de pasar por su voluntad que esperar á que se lo hagan hacer por fuerza; y entrar en la Goleta todos enteros y con ánimo, ó esperar á hacello con pérdida de ánimo y de la mitad ó mas de la gente: esto se entiende si en la Goleta hay mantenimientos para todos en caso que los del fuerte no lo pudiesen inviar del que allí tienen. Bien creo habrá algunos que quizá ternán por ganancia que es mejor tengan los

enemigos dos plazas que combatir, con decir que perderán mas tiempo, y que en este medio pueden suceder grandes cosas en nuestro favor: estos tales quieren aventurar y recibir daño cierto con nuestra pérdida por esperanzas tan inciertas de nuestra ganancia, y aunque fuese así no miran á que esto podria tener alguna disputa cuando los enemigos no tuviesen fuerzas bastantísimas con la que han levantado en Berbería de gente y artillería para combatir juntamente el fuerte y la Goleta sin ser necesitados de combatir lo uno y despues lo otro; y haciendo ansí como lo harán, pensando ganar tiempo lo perderémos, porque hallándonos flacos en dos partes como digo al principio, mas presto harian los enemigos su hecho. Otros habrá que quizá inclinarian á tomar la via de medio, y como digo que se pasen todos á la Goleta, dijiesen que podian pasar mil ó dos mil, y asegurar con estos la Goleta y sustentar el fuerte con los demas: esto me parece que trae consigo mas consideracion que lo primero; pero á mi juicio es de considerar que parece crueldad dejar el resto de la gente en el fuerte; porque está claro que si cuatro mil no se pueden defender, que los dos mil seria entregallos al cuchillo de los enemigos. Demas desto no sé yo si podríamos salir con ello, porque está visto que los que quedasen en el fuerte no consintirian salir á los otros, pareciéndoles que quedan en poder de los enemigos, y la cabeza que los manda y ha de quedar allí será el primero que huelgue de la resistencia que en esto harán los soldados; y aunque se mandase que la misma cabeza que agora está, pasase á la Goleta con la gente que en ella hubiese de entrar á ayudar á Don Pedro Puerto Carrero, que lo habia menester por la poca esperiencia que tiene de lo que se ha de tratar, todavía el que se señalase para que

dar en el fuerte cerraria los ojos á los desórdenes que sobre lo dicho pudiesen suceder: de manera que considerando lo uno y lo otro tengo por mejor que la gente pase toda, que no que pase parte; pero si estos inconvenientes no militan, yo concurriré en que se tome la via de medio, aunque me parece mejor que esten todos unidos en la parte mas fuerte. Bien creo que habrá dificultad en envialles la órden de lo que han de hacer; pero todavía se hallarán moros que por interese se aventurarán á entrar en la una parte ó en la otra, y estos se podrian buscar entre estos faquines, que los hay aquí con muger y hijos. Tambien habrá cristianos que hablan perfectamente la lengua morisca, que podrán hacer lo mismo; y enviando la órden en cifra que se debe tener con Gabrio, aunque quieran ser bellacos mostrando la carta á los enemigos, no podrian dañar: podránse enviar tres ó cuatro duplicadas sin que sepan los unos de los otros, y ponelles en tierra con diferentes fragatas de Biserta: podríase tambien enviar un hombre de bien á Tabarca á probar si con el trato que allí se tiene con los moros, pudiese inviar otra copia de la órden que se les diese. Importa tanto á mi juicio la breve resolucion en este negocio, que he querido hacer estos renglones para V. A. y enviar la copia al Cardenal de Granvela como ministro tan principal de S. M., y lo mismo hago con el Duque de Sesa para que si les pareciere que hay inconveniente en esperar la respuesta de V. A., puedan dar la órden que mas convenga: en lo demas espero algunas informaciones que he demandado al Duque para saber decir mejor mi opinion. Tiéneme este negocio tan inquieto que yo mismo no sé de mi salud: bien creo que sino fuese mejor que la de estos dias, me habrian ya enterrado estas congojas. De la de V. A. querria saber ca

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