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Contestacion de D. García de Toledo á la carta anterior.

Nápoles 22 de agosto de 1573.

Serenísimo Señor-Despues de haber escrito á V. A. á los 46 del presente, estando con el mayor deseo del mundo por saber de la salud de V. A., he recibido la que me mandó escribir en 15 del mismo, y beso muchas veces las manos á V. A. por la merced que con ella me ha hecho, que para alivio de mis indisposiciones no hay igual remedio. Son tan grandes los favores que V. A. me hace de contino, que si bien los merece la voluntad y la aficion que tengo al servicio de V. A., es mucho mayor la obligacion con que yo me hallo para emplearme en él toda la vida, aunque la tuviese muy larga; y pluguiera á Dios que la tuviera de manera que pudiera ayudar á llevar parte destos trabajos á V. A., que bien puede creer que no tiene cabe sí persona que lo hiciera de mejor gana, y que nadie hay que los sienta mas vivamente que yo, cualesquiera que toquen á V. A.; y ansí digo que de mí y de lo poco que yo tengo puede disponer V. A. á su voluntad, que no se me podrá conceder mayor merced ni de mas contentamiento, siendo todo ello, como lo es, de V. A. Pésame en el ánima por las mismas causas que con tanto juicio y prudencia dice V. A. en la suya, que haya tan gran falta de dinero, pues sin él se deja bien entender cuán dificultoso es de encaminar las cosas al fin que se desea, y que no teniendo con tiempo el recado necesario, es imposible poder prevenir con sazon la expedicion que conviene, y obviar á los inconvinientes que suelen nacer de lo contrario, no obstante que la diligencia y maña que V. A. se da en todo es de tal manera, que está bien entendido que en

lo que dependiere de V. A. no se perderá tiempo ni ocasion ninguna; y con el mundo tiene V. A. tan ganado el crédito, y su buen celo y valor es tan notorio y manificsto, que le hacen libre de lo que las gentes quisiesen decir: ni esto le ha de dar pena á V. A., mayormente habiendo solicitado y hecho por su parte las preparaciones y diligencias posibles, que todas ellas han sido muy convenientes y acertadas: y en fin, Señor, es menester pasar por todos estos trabajos para llegar á donde V. A. merece. Tiéneme con la mayor pena del mundo esta degresion de la armada del Turco, particularmente por la suspension en que tendrá á V. A., porque si bien tengo por cierto que hallándose V. A. en el lugar que está no osará emprender cosa de importancia, tampoco creo lo podrá hacer V. A. estando ella tan cerca ; y mientras lo estuviere y no se tuviere certinidad que se haya retirado, seria yo de parecer que siendo los enemigos tan poderosos, si no tuviere V. A. fuerzas bastantes para combatir con ellos, que no emprendiese empresa alguna en Berbería, pues dello podrian resultar los inconvinientes que V. A. puede considerar, y vale mas á mi juicio perder el gasto que está hecho, que no aventurar la armada juntamente con ello, pareciéndome que se hace harto en estorbar al enemigo, estando tan vecino, que no haga efecto ninguno, aunque no dudo que esto y lo demas que yo podria decir en esta materia lo tendrá V. A. pensado y considerado harto mejor de lo que yo sabria acordárselo; y que siendo el negocio de Dios, guiará y encaminará él mismo á V. A. como todos deseamos. Yo voy sentiendo cada dia mas la soledad con que nos dejó V. A., y no hay otro consuelo sino juntarnos sus apóstoles y apostolesas á tratar de V. A. Con esto voy divertiendo el

humor melancólico, que como tengo escrito á V. A., me ha traido todos estos dias con unas congojas muy inquieto: hállome un poco mejor, y con esperanza de que en lloviendo irá esto mas adelante, placiendo á nuestro Señor, el cual guarde etc. Nápoles 22 de agosto de 1573— D. García de Toledo.

Carta de D. Juan de Austria á D. García de Toledo.

Mesina 2 de setiembre de 1573.

Envía el Sr. D. Juan á D. García de Toledo copia de la carta que escribia al Cardenal Granvela con el aviso de la resolucion tomada por los consejeros de S. M. que asistian cerca de S. A., sobre las operaciones de la armada.

Muy Ilustre Señor—Habiéndose platicado con los consejeros del Rey mi Señor que asisten cerca de mi persona, lo que se debria hacer con su armada hallándose las cosas en el estado en que al presente se hallan, se ha tomado la resolucion que se verá por la copia de lo que escribo al Cardenal de Granvela, que va con esta, de que me ha parecido avisar á Vm. para que lo tenga entendido, como se hará de lo que adelante se ofreciere. Cuya muy ilustre persona guarde nuestro Señor etc. De Mesina á 2 de setiembre de 1573-A servicio de Vm.Don Juan.

Copia de la carta de D. Juan de Austria al Cardenal Granvela.

Ilustrísimo y Reverendísimo Señor-A los 30 del pasado escribí á V. S. respondiendo á todas las cartas que hasta aquel dia habia rescebido, y dije como se quedaba tratando si era conviniente al servicio del Rey nuestro Se

ñor que yo me partiese la vuelta de la Goleta, ó que aguardase á saber resolutamente lo que hacia la del Turco para tenerla en freno y estorbarle que, no se desmandase á dañar los lugares de las marinas deste reino y del de Nápoles, y que habia enviado al capitan Marcelo de Oria con dos galeras y una galeota á tomar lengua de la dicha armada. Despues se ha ido considerando y platicando con el Duque de Sesa y con las otras personas que S. M. ha mandado que asistan cerca de la mia, para me aconsejar que es lo que conviene que hagamos segun el estado de las cosas presentes, y se ha tomado la resolucion que abajo diré.

Que yo me parta de aquí á Palermo á los 4 del presente con una banda de galeras, y que no aguardando el resto de la armada adelante este tiempo para tratar con el Duque de Terranova, que esforzándose mas de lo posible procure de darme la mayor suma de dinero que pudiere; pues no habiéndome V. S. proveido de ninguna de los ciento cincuenta mil escudos que S. M. habia mandado que se me proveyesen en este reino; no habiendo llegado el que se aguarda de España será imposible llevar á esta armada en Berbería si el Presidente de este reino no me ayuda.

Que entretanto que yo negocio con el dicho Presidente lo que toca al dinero, lo cual se ha juzgado ninguno otro poder acabar en mi ausencia, dé órden como se encaminen las naves y otros navíos que hubiere en la dicha Palermo con victuallas y municiones, y las que de aquí han ido, que son cuasi todas, la vuelta de Trapana, y que Don Juan de Cardona que va conmigo pase con las galeras de su cargo al puerto de aquella ciudad y avíe dende allí á la Goleta las dichas naves y todos los demas impe

dimentos que hallare, pues que yo he despachado hombres de recaudo á la dicha Goleta que tengan prevenido en qué partes y cómo han de dar fondo las dichas naves para que no estorben la armada de las galeras cuando yo

vaya.

Que el Duque de Sesa y el Marques de Santa Cruz se queden en este puerto con las galeras de ese reino á aguardar á que venga Don Alonso Bazan de Zaragoza (*) á donde ha ido á embarcar la infantería de la coronelía del Marques de Castellon, y á ver qué avisos trae de la armada del Turco el dicho Marcelo de Oria, y que segun los que fueren me despache con ellos en diligencia; y siendo como se tiene por cierto que serán de manera que no nos obligue á perder tiempo en la jornada que se ha de hacer; despues de haber recogido todos los navíos que han de seguir la armada, y dado órden tal, que ninguno de ellos quede á peligro de poder recibir daño del enemigo, se vayan la vuelta de Palermo donde los aguardaré, para dende allí juntos seguir nuestra navegacion la vuelta de la Goleta.

Las causas sustanciales que han movido á tomar esta resolucion ha sido hallarnos á los 2 de setiembre en Mesina, y haber hecho cuenta que para conducir tan grande armada hasta la dicha Goleta son menester por lo menos veinte dias, y que yo partiré de aquí á los 4 del presente, y el Duque de Sesa algunos dias despues, y que en Palermo y Trapana por fuerza me habré de entretener tanto que será á la fin del mes, con hacer buenos tiempos, cuando la armada haya dado fondo en la dicha Goleta. Que la costa de Berbería, como llueve en aquellas par

(*) Siracusa.

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