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Capitanes, á los cuales recogió consigo y les dió de comer los dias que estuvo en Cartagena; y despues de embarcados, por la mar, á los Capitanes y soldados que en su navío iban; y acaesció así, que de el armada que el Conde sacó del puerto, con la fortuna que ya en el capítulo pasado se dijo que habia pasado el Conde y su armada, desgaritaron della una nao que se decia la Trapanesa, y dos carabelas gruesas, las cuales llegaron al dicho puerto de Cartagena, de donde habian salido, y allí las recogió. Tomado refresco, salió toda el armada con el dicho D. Martin, Señor del Albayda, viérnes, víspera de Sant Sebastian, que se contaron 19 del dicho mes de Enero, con muy buen tiempo, mar bonanza y viento fresco. Llegó el dicho D. Martin con el armada que consigo llevaba al puerto de Mazalquivir, domingo, de mañana, á 21 del dicho mes, en el cual puerto se desembarcó él y todos los Capitanes y gente que con él iban. Llevaba siete banderas, las cuales hizo poner en órden de guerra en sus escuadrones en saltando en tierra, con su vanguardia y retaguardia, y así con esta órden caminó el dicho D. Martin la vuelta de Orán. Sabido por el muy ilustre señor conde de Alcaudete, Capitan general de Africa, la venida

de D. Martin de Córdoua, su primo, la cual el Conde mucho deseaba, y dudaba pudiese venir á tiempo que en esta jorna la se hallase; y así, certificado de su venida, se regocijó mucho cuando lo supo, y salió al campo él y sus hijos, Capitanes y caballeros que con él estaban, hasta la cuesta de la Torre del Hacho, en la cual cuesta se juntaron los dos primos, y Don Martin de Córdoua, Señor del Albayda, llegó al Conde y le besó las manos, y el Conde le abrazó y dió paz en el rostro con mucho placer y gozo; y así, con esta alegría, se entraron en la cibdad de Orán. Fué aposentado en el alcazaba en un suntuoso aposento que el Conde habia mandado aderezar, y digo esto porque yo fuí al aposento que dicho tengo, por mandado de D. Alonso de Córdoua, á le visitar.

CAPÍTULO XV.

De cómo el Conde señaló los Oficiales de su ejército para la buena gobernacion y especial cuidado que en ello se habia de tener.

Domingo, 21 de Enero, señaló su Señoría los Oficiales del su ejército; á Don

Alonso de Villaroel, por Maestre de campo, con el capitan Francisco de Arroyo, para que le ayudase; á Melchor de Villaroel, por Sargento mayor. Entregó su estandarte con mucha solemnidad ¦á García de Navarrete, alcaide de Mazalquivir; y así los unos como los otros lo hicieron tan bien como adelante se dirá. A Don Juan Pacheco, General de la gente de caballo; y á D. Mendo, su hermano, con D. Juan de Villaroel, que mirasen y concertasen el escuadron de la gente de caballo, y así lo hicieron; porque, como testigo de vista, digo que los ví muchas veces, porque iba yo junto á el estandarte con mi crucifijo y bandera blanca. Este dicho dia llamó el Conde á su hijo Don Martin, y le encargó y encomendó la gobernacion de la cibdad de Orán, y tuviese especial cuidado de la guarda della, y que mirase la jornada que iba él y sus hermanos, pues ellos iban en empresa tan alta y tan llena de fe, él procurase de tener la cibdad bien proveida, y que no saliesen fuera si no hubiese mucha necesidad, salvo en lo ordinario. E luego llamó su Señoría á Martin de Mescua, Capitan de gente de infantería, y criado viejo de su casa, y porque, como ya digimos, el Conde dió su estandarte á García de Navarrete, alcaide

de Mazalquivir, mandóle que quedase en su lugar en Mazalquivir, y así, aceptado, se fueron á sus posadas.

CAPÍTULO XVI.

De cómo el Conde tomó muestra general al ejército en los campos de Orán, y el número de la gente que se halló.

Llegó el lúnes siguiente, que se contaron 22 de Enero; sale el muy ilustre señor conde de Alcaudete, Capitan general de Africa, al campo con todos sus caballeros, muy acompañado de gente y trompetas, con su guion delante, y sacó con él al rey de Tremecen, Muley Ab-Abdila, en un caballo blanco, con una ropa de carmesí altibajo, y un capellar de grana, y tomó muestra general á toda la gente de su ejército; la cual salió al campo muy triunfante, y excelentes Capitanes muy ataviados, y muchos y muy buenos soldados, galanes y bien armados, que era cosa digna de memoria ver tanta y tal y tan buena gente, y con tanta alegría y grande ánimo, y tan deseosa de caminar á los infieles. Estaban los campos de Orán

á la Torre los Sanctos, lleno de gente y banderas, que era gloria de mirar; y así, tomada la muestra general de la infantería, sin muchos que se quedaron en la cibdad de Orán, la cual tomó el ilustre señor Don Alonso de Córdoua, en presencia del Conde y D. Alonso de Villaroel, como Maestre de campo, el cual dijo que era la lista de los soldados que se hallaron presentes en la muestra 11.775, sin los de la cibdad y gente de caballo, que son por número trece mil quinientos y tantos, sin los que comen á la mesa del Conde, y los criados de su casa.

CAPÍTULO XVII.

De cómo envió el rey de Tremecen, Muley Mahamet, mensajeros al Conde, prometiéndole 200.000 ducados porque no fuese allá, y de lo que el Conde respondió.

Tomada la dicha muestra general, como ya habemos dicho, vueltos el Conde y el Rey á sus aposentos, digo que este dia fué el primero que salieron los estandartes del Conde y del Rey moro. Sabido por el rey Muley Mahamet la potencia con que

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