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OмO sea verdad, muy Ilustre y gran Señor, que los Doctores Sanctos dicen que

no hay pecado que se iguale con el pecado del ingrato: ingrato no quiere otra cosa decir sino hombre desagradecido, no grato á los bienes y mercedes que recibe, por no ser uno destos, acuerdo, pues no puedo pagar con servicios las mercedes de vuestra muy Ilustre Señoría recibidas, quiero hacer lo que hicieron los ángeles á Abraham en el valle de Mambré, pagar con agradescimiento; sea este pequeñuelo servicio que à vuestra muy Ilustre Señoría hago en darle relacion desta sancta jornada que vuestra Señoría ha hecho en esta empresa de Tremecen; la cual, si no va tal cual el gusto de vuestra muy Ilustre Señoría requiere, con aquella humildad que debo, suplico á vuestra Señoría perdone la falta deste su muy cierto servidor y criado, y como quien vuestra

Señoria es reciba mi deseo, pues es todo en su servicio. Y ruego á Nuestro Señor me dé fuerzas para que en algun tiempo puedan mis servicios ser merecedores de pagar las mercedes en esta tan sancta jornada rescibidas, porque lo que aquí hago, sólo es imitar al enfermo que está sin habla, que con menear las manos, ojos ó cabeza, le pesa, porque otro arrepentimiento mejor no puede tener, y ésta es señal de arrepentirse. Así, yo, muy Ilustre Señor, en esta relacion no es otra cosa sino mostrar señal de mi amor, y deseo ser muy enderezado al servicio de vuestra Señoría; y así ruego á Nuestro Señor, por los méritos de su Sagrada Pasion, para ello me dé su gracia. Amen.

COMIENZA LA RELACION.

CAPÍTULO PRIMERO.

Del mucho cuidado y vigilancia que el Conde tiene en la guarda de la cibdad de Orán á él encomendada.

E

Nel nombre de la Sanctísima Trinidad,
Padre, Hijo y Espíritu Sancto, trini-

dad en las personas y unidad en la esencia, un solo Dios Todopoderoso, y de la Sacratísima Vírgen sin mancilla, Nuestra Señora la Virgen María, su Madre, sea manifiesto á todas las naciones de los cristianos, y á todos los demas que de la presente obra quisieren gozar, como en el año del Nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo, de 1542 años, reinando la Sacra Católica Cesárea Majestad del Emperador y Rey D. Cárlos, nuestro señor,

quinto de este nombre, á los veintiseis años de su reinado en estos reinos de Castilla, estando el muy ilustre Sr. D. Martin de Córdoua y de Velasco, conde de Alcaudete, Señor de la casa de Montemayor, por Capitan general de los reinos de Tremecen y Tenez, en la cibdad de Orán, contra los enemigos de nuestra sancta fe católica, empleando sus fuerzas y ánimo generoso como fidelísimo y católico cristiano, en servicio de Nuestro Señor y honra de su sancta fe, y en servicio de su Rey, manifestando lo que dentro en su generoso corazon tenia, conformándose con lo que dice Sant Pablo, que la fe sin las obras es muerta; y así, por la honra de Jesucristo, padeciendo este señor grandes trabajos, así de noche como de dia, contra los infieles en la guarda de la cibdad de Orán á él encomendada, haciendo en esto, como esforzado varon, conforme á lo que dice David: «haced como varon, y esforzad vuestro corazon»; y así trabajó y siempre trabaja que la cibdad de Orán esté muy reparada y adelante; con el favor y amor que el Emperador y Rey, nuestro señor, le hace, y porque sus obras han dado testimonio de lo que nuestro gran Capitan merece.

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