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órden, y luego que acabaron, comienza nuestra artillería muy magníficamente, y toda nuestra arcabucería, que era gloria de oir, y los trompetas que eran gloria de oir, que eran muchos, y todos los atambores. Esta fué una de las solemnes salvas que se pudieron hacer.

Estaba Humida-Lauda espantado y admirado de ver al Conde, el cual no se hartaba de mirar, porque Almanzor, segun dicen, ya le habia visto. Fueron estas vistas del Conde y Humida y Almanzor, como cuando Cipion se vió con Aníbal, que no se hartaban de mirar el uno al otro; y despues que hubieron reposado, dice el xeque Humida-Lauda al Conde estas palabras:

PARLAMENTO DEL XEQUE HUMIDA-LAUDA AL CONDE.

Cracias a Dios, que tan venturoso y tan esforzado Dios te hizo, que has hecho lo que Príncipe cristiano jamás hizo. Has señoreado el mundo, así la mar como la tierra. Véngote á ver y conocer por mi señor y amigo verdadero, y ténmelo á grande amistad, que ningun Príncipe ni

Rey ha visto mi cara para que yo le fuese á conocer. Y el principal intento mio de verte y conocerte es, que yo soy viejo, y segun razon, me quedan pocos años de vida. Tengo estos dos hijos, hombres: acuerdo, Señor, de os los dejar encomendados y debajo de vuestra guarda y amparo, porque me parece que, amparándolos un tan valiente hombre como vos, ellos quedarán seguros, y yo moriré contento, y ellos, Señor, os servirán y darán el ayuda que demandáredes contra turcos cuando se lo pidiéredes. Y esto os suplico, y, con el acatamiento que debo, ruego que lo acepteis y me lo jureis.

Y lo mismo hizo Almanzor-ben-Bogani. Sacaron un libro de su ley, y en él juraron el amistad é confederacion, con toda solemnidad, y allí le entregaron los rehenes, que fueron dos niños de hasta diez ó doce años, los cuales venian en sus caballos; y así como se apeaban, los llevaban moros en los hombros. Dijeron que el uno era hijo de Almanzor y el otro de un Xeque muy señalado. El Conde se lo agradeció mucho, y llegaron los dos hijos de Humida y besaron las manos al Conde, y el Conde los abrazó, y dió paz en las mejillas; y así

holgaron aquel dia. Mandó el Conde fuesen proveidos de lo necesario, lo mejor. que ser pudiese.

CAPÍTULO V.

Del parlamento que el Conde hizo á los caballeros y Capitanes de su ejército, sobre los rehenes de los moros.

Visto por el Conde el comedimiento de Humida y Almanzor, otro dia hace llamar el Conde á los caballeros Capitanes de su ejército, y juntos en su consejo dice el Conde así: «Caballeros, ya habeis visto la bondad y comedimientos de Humida-Lauda y Almanzor, y el merescimiento de sus personas, y la voluntad y amor que á todos nos han mostrado. Parezca agora que en nosotros hay aquella confianza que entre caballeros se debe tener, máxime entre cristianos, y en nosotros resplandezca aquella nobleza que á profesion de caballeros se requiere. Por cierto, que me paresce á mí, que los rehenes que estos nos han dado, para el menor de los que en el ejército vienen no bastan, aunque entre ellos sean tenidos en

mucho; y digo más, que si estos han de cometer alguna ruindad, ó la traen pensada, no la dejarán de cometer por respecto que tengan á sus rehenes, como paresce que á la gente de nuestro antecesor y hermano, el marqués de Comares, intentaron hacer. He acordado, si á vosotros paresce, de volverles sus rehenes y sólo fiar de su palabra, y así haremos del ladron fiel, porque, como dijo el Cónsul Silla, más es vencer al amigo fingido que al enemigo, porque, con el ayuda de Nuestro Señor, no serán parte para dañarnos, ya que ruindad alguna cometiesen. Así que esto me paresce que se haga, porque viendo estos caballeros moros nuestra liberalidad y la confianza que dellos se tiene, servirán con fidelidad; y para esto quiero que me digais vuestro parescer.» Todos aquellos Capitanes respondieron loando el consejo y voluntad del Conde y que su Señoría lo habia muy bien determinado, y que estaba bien y era bien hecho, y que su Señoría lo debia hacer. Así fué su consejo del Conde y ardid muy loado. Salidos de allí, manda llamar el muy ilustre señor conde de Alcaudete al xeque Humida-Lauda y Almanzor-ben-Bogani, y díceles por la lengua desta manera:

PARLAMENTO DEL CONDE AL XEQUE HUMIDALAUDA Y ALMANZOR.

Caballeros, vista la bondad y merescimiento de vuestras personas, y voluntad con que venís á nuestra amistad, y el deseo que de servir á la Majestad del Emperador, mi señor, teneis, y la mucha confianza que de vuestras personas se debe tener, estos caballeros y Capitanes y yo habemos acordado, en nuestro Consejo, de os alargar vuestros rehenes, y que mucho de en buenas horas los recibais y lleveis líbremente, porque de tales personas como las vuestras basta la palabra, la cual entre caballeros se tiene en más que los rehenes.

Luégo el xeque Humida y el alcaide Almanzor besaron las manos al Conde y abrazaron á todos, y de nuevo juraron el amistad y fidelidad, y así la guardaron. Y entre las cosas que allí pasaron, fué que el xeque Humida-Lauda, dijo al Conde: «No sé en qué yo pueda pagar las mercedes que vuestra señoría nos hace en dar tanto crédito á nuestras personas, mas pues es así, suplico á vuestra señoría, de mi parte pida á Su Majestad del Empera

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