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dellas comido; y era la causa de estar allí tantas abejas, que habia encima de la muralla colmenas, y fué á la puerta y abrióla, y luego entraron los soldados en el pueblo, que será de hasta 200 vecinos, y no hallaron otra cosa salvo trigo y cebada, y los soldados sacaron las puertas de las casas y telares y ripias para hacer las lumbres, y sacaron algunos molinillos de mano para moler el trigo, que les hizo bien menester: luégo mandó el Conde poner guarda en el lugar y en la fuente que está fuera, porque los moros no se apoderasen en el lugar y fuente.

CAPÍTULO VI.

De lo que el Conde hizo y los moros, el tiempo que estuvo en Mazagran, y como vinieron las galeras de los turcos sobre el Conde.

Tomado por el Conde el lugar de Mazagran, y asentado su campo, el cual estaba á vista de la mar, vienen las galeras de Argel y de nuevo vuelven á saludar al Conde y su ejército con muchos cañonazos, pensando hacer daño en ellos, mas

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fué Nuestro Señor servido que con ningun tiro llegaron donde estaba el real, dando fe moros que allí habia, que siendo Capitan general de las galeras D. Alvaro Bazan, vino allí, y del mismo lugar que estaban las galeras de los turcos, bombardeó con las galeras de España el lugar, y allí están en las murallas las señales de las pelotas: el buen Conde mandó luégo al artillero poner fuego al tiro grueso, y pasó por cima las galeras de los turcos adelante; los moros que ya dijimos que estaban en Mazagran y se retiraron como vieron venir al Conde, fuéronse á un cerro que está del lugar casi media legua, á vista de Mazagran, donde tenian sentados sus aduares, y pusieron sus banderas, y de allí daban sus escaramuzas los de pié y de caballo, acercábanse tanto los turcos flecheros y arcabuceros, que echaban las pelotas y flechas dentro en el campo desde un cerro: visto por el Conde el daño que hacian con los arcabuces y flechas, mandó á 300 arcabuceros y ballesteros que se pusiesen en la halda del cerro en celada; los moros desnudos, en cueros, por lo alto del cerro, con los alquiceles en los brazos, echábanles piedras, con las cuales hirieron dos soldados, y los soldados hirieron muchos moros y mataron

algunos: cuando el Conde vió que tanto se acercaban y las banderas de los moros bajaban, mandó hacer en torno del campo un fox ó baluarte de muchas ramas de allozos y higueras de la huerta baja, y poner las banderas en torno del baluarte junto al ejército, y digo que nunca, vez arremetieron 30 cristianos á 500 turcos, que los turcos no volviesen las espaldas. Fué esto mártes de Páscua Florida.

CAPÍTULO VII.

De cómo el Conde supo la imposibilidad de poderse tomar Mostagan, y como se retiró el campo.

Los tres dias que el Conde estuvo con su ejército en este lugar de Mazagran, peleando contínuamente con los moros y turcos, como hombre prudente y muy sabio en las cosas de la guerra, no dejaba ni ponia en olvido lo que convenia para el efecto de aquello á que era allí venido; y viendo lo que en Mostagan pasaba, acordó llamar al xeque Guirref y tratar con él que algunos de aquellos moros de paz de su compañía se dispusiesen á ir al

real de los enemigos, y si fuese posible, entrasen en Mostagan y supiesen lo que habia; y allende de hacer en esto lo que era razon, él les prometia de se lo gratificar, y así lo hizo, que les dió muchos dineros y les hizo muchas mercedes porque así lo hiciesen, y los moros lo hacian; fué su Señoría certificado que dentro en Mostagan habia 1.500 turcos y moros tiradores, y 21 piezas de artillería de bronce y ocho de hierro; sabido esto por el Conde, y vista la imposibilidad de poderse tomar el pueblo de Mostagan, porque como tenga la muralla fuerte, habia necesidad de artillería gruesa de batería, la cual no se llevaba, excepto una sola pieza, como ya dijimos, ni el tiempo servia para poderse llevar por la mar; acordó su Señoría del buen conde de Alcaudete de se retirar; y así, miércoles, á 28 de Marzo, en la tarde, á las cinco horas, estando la gente segura, mandó el Conde cargar el bagax sin ruido ninguno, y á dos horas de la noche comenzó la avanguardia á marchar con tres hachas encendidas delante.

Iban en esta manera: una en el escuadron de la mano derecha y otra en el de la siniestra, y otra en el bagax, y estas llevaban caballeros á caballo; en cada hacha destas iba una pieza de artillería, y lo mes

mo por la mesma órden iba en la retaguardia con sus hachas, con tal órden, que si la avanguardia tuviese necesidad de hacer alto, se matase la hacha de la mano derecha y lo mismo se hiciese en la retaguardia, y esta órden se guardó toda la noche; mandó su Señoría del buen Conde que todos los demas de caballo, cada uno llevase á las ancas de su caballo un enfermo ó herido, y así los de caballo lo hicieron, y con esta órden salió el Conde con su ejército, como dicho es, á dos horas de la noche, de Mazagran; iba el buen conde de Alcaudete con su estandarte y gente de á caballo en la retaguardia, haciendo rostro á los enemigos, y así lo hizo siempre, poniéndose al mayor peligro, como buen Capitan. Habido conoscimiento por los moros que dentro en Mostagan estaban, que el Conde se retiraba, el cual conoscimiento tuvieron de las hachas encendidas que se movian, y sus espías, las cuales de una parte y otra no faltan en los semejantes ejércitos, dispararon toda su arrillería y ponen muchas y grandes luminarias sobre las murallas.

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