Imágenes de página
PDF
ePub

Montemayor, Capitan general de África, estaba muy ocupado en hacer que hubiese abundancia de bastimentos, y reparando el artillería que se habia de llevar, y mejorando sus caballos, porque de las muchas batallas y demasiados trabajos de la jornada de Tremecen estaban muy fatigados, fuéle forzoso á su Señoría estar en Orán quince dias, que fué bien menester para, segun los trabajos pasados habian sido excesivos, y áun con todo esto, no iban tales cuales era necesario que fuesen. Llama su Señoría del Conde al Maestre de campo, D. Alonso de Villaroel, y manda en el real, el cual estaba alojado en la Rambla honda, que todos los Capitanes tomasen bastimentos para sus soldados, para que cada uno llevase bastimentos para cuatro dias. Esto hecho, y sacada el artillería al campo, Miércoles Sancto, que se contaron 21 de Marzo del año de 43, salió el Conde, en amaneciendo, y subió al campo á la Rambla honda, donde el ejército estaba alojado; y apercibida la partida, se levantó el 'avanguardia á las diez horas de la mañana. Iban con ella trece banderas, y D. Martin de Córdoua, cuarto hijo del Conde, con ellas, y el Sargento mavor Melchor de Villaroel. Iba muy

lucida y muy galanos soldados en ella. Salió el Conde con todo el ejército á las doce horas del dia. Iban con su Señoría y su estandarte 160 lanzas de cristianos y 7.000 peones, entre los cuales serian los 5.000 tiradores de arcabuceros y ballesteros. Juntóse el campo con el avanguardia luégo, á hora de las tres de la tarde. Iban sus escuadrones muy en órden desde el punto que salieron del alojamiento de la Rambla honda. El Conde, con su guion y estandarte, fueron á alojarse aquella noche á los Pozuelos, que son unos pozos que están de Orán dos leguas y media, y son estos pozos siete ú ocho, los cuales estaban cubiertos con la yerba, porque estaban todos aquellos campos la yerba hasta la rodilla. No se puede pensar el ánimo generoso y esfuerzo deste gran Capitan, que siendo certificado que Mostagan estaba socorrido de Cenaga, rey de Argél, el cual habia enviado toda su potencia por mar y por tierra, como adelante se dirá, no los tuvo en nada. Iba con tanto esfuerzo y alegría como si tuviera por muy cierta la victoria. Pues llegados á los Pozuelos, alójanse allí aquella noche, donde descansaron del trabajo de su camino, poniendo sus guardas y centinelas como de costumbre tenian. Llevaban

cinco tiros de campo muy buenos, y uno grueso de batería.

CAPÍTULO II.

De lo que aconteció al xeque Guirref y su gente, con los galanes de Meliona.

Juéves Santo, que se contaron 22 del dicho mes de Marzo, muy de mañana, mandó su Señoría del Conde tocar la trompeta para la partida. Salió el campo del alojamiento á las ocho horas de la mañana. Este dia venia el xeque Guirref con 300 lanzas; y, como ya dijimos en la jornada pasada, este moro es un Xeque muy honrado, hombre grueso, anciano, y por su persona hombre de quien se hace caso entre ellos. Y digo esto, porque le Conozco y muchas veces ví traia consigo sus aduares, tiendas y mujeres y hijos y ganados, en que, segun dicen, traia más de 4.000 cabezas de ganado, y muchas vacas; y viniendo así con todo su ejército y familias, salen á ellos los galanes del valle de Meliona, y pelean con el xeque Guirref y su familia, el cual lo hizo muy bien él y los suyos, aunque como los de

Meliona eran muchos, porque son más de 600 lanzas, tuvo necesidad de ser socorrido; y así envió dos moros á caballo al Conde, suplicándole se detuviese, porque los de Meliona le daban guerra. El Conde le respondió que él no podia dejar de llegar aquella noche á Arceo, por lo cual no se podia detener, mas que se iria poco á poco; que lo mejor que pudiese se viniese peleando con ellos; y el Xeque, vista la respuesta del Conde, lo hizo así, que muy valerosamente peleó con los galanes todo el camino, y les hizo mucho daño; y ellos le hirieron dos caballeros y un caballo. Acabados de despedir los dos moros del xeque Guirref, parescieron tres puercos jabalíes, muy grandes, los cuales fueron por los caballeros muertos, y el uno mató D. Mendo de Benavides, sobrino del Conde, y así se fueron aquella noche á dormir á Arzeo, lugar antiguo, despoblado, donde áun están las casas, las paredes algo altas de piedras muy grandes, y una torre en medio, caido el un lienzo, que se dice ser aquella torre de la casa del Rey antiguamente. Fué alojado el campo á la parte de la marina, junto á dos fuentes que están allí, porque el ejército tuviese abundancia de agua. Y porque este lugar está algo alto, asentado en un cerrillo, fué

necesario abajar de la otra parte de la marina por respecto destar junto á las fuentes. Era algo fragosa la descendida; no pudo aquella noche bajar el artillería hasta el campo. Quedó aquella noche con su muy buena guarda.

CAPÍTULO III.

De cómo vinieron aquella noche las galeras de Argel al puerto, y lo que hicieron, y lo que el Conde proveyó (*).

Viernes Sancto, á 23 de Marzo del dicho año, muy de mañana, y tanto que era una hora ántes del dia, sintieron navíos en la mar, porque era tan de mañana que no los pudieron ver, y eran las galeras de Cenaga, de Argel, las cuales eran cinco galeras gruesas y una galeota; y así como llegaron tiraron á los fuegos de nuestro ejército, dándoles el alborada con tres cañones gruesos de crujía, con los cuales mataron un caballo rucio del Con

(*) Hay una nota marginal que dice: «Aquí le dieron el estandarte á Hernando de las Infantas, hasta que volvieron ahora.»

« AnteriorContinuar »