Imágenes de página
PDF
ePub

porque yo os prometo que si otro dia volvieran, que les estaba aparejada la merienda, y fuera tal, que se acordaran della; mas como su Señoría es tan piadoso, luégo que vinieron los recibió, como cada dia hace á todos los demas. Fué certificado del alcaide Abrahen, que éste que trujo estos moros á pelear es un Xeque valeroso y caudaloso de gente, y que trataban los caballeros, parientes y amigos del rey Muley-Ababdila de casarle con su hija, por la pacificacion del reino, porque el Rey es mancebo de veinte años, y en disposicion de ganar muchos amigos.

CAPÍTULO XXXVI.

De lo que el Conde dijo y hizo á un renegado que se llama Padilla, cuando se vino á reconciliar y volver á nuestra fe.

Este propio dia llegó un renegado, que se llama Padilla, á esta cibdad de Tremecen con su mujer, tambien de nacion cristiana, ý naturales de Baeza, porque yo conoscí á su padre deste Padilla, y á un hermano suyo, clérigo; vienen á reconciliarse, como, segun dice, lo tenia

muchos dias ha en deseo, y paresce ello ser así, porque todos los cristianos captitivos que habia en esta cibdad, en especial cuando se perdieron en lo de Tibida, él los recogió y vistió á algunos dellos, y les hacia otros bienes, lo que no hacian otros renegados que con él estaban; y desto dan testimonio algunos Capitanes y soldados de nuestro ejército que entónces fueron captivos. Vino muy destrozado, porque los alárabes los habian robado en el camino, de manera que no traia encima sino un alquicel blanco, y áun no muy bueno, y su mujer lo mesmo, siendo persona que siempre fué bien tratado del Rey, y con seis caballos en la caballeriza, y por esto se conoce su buen deseo, porque yo hablé con él, y me dijo que todo lo daba por bien empleado con venir á salvar su ánima y la de su mujer, pues estaban condenadas; y su Señoría del Conde les rescibió muy alegremente con aquellas entrañas de misericordia y amor que siempre tuvo, y le dijo: «Tengo en tanto vuestra venida, por venir como venís, al reconoscimiento de la fe de Nuestro Maestro y Redemptor Jesucristo, como la victoria que Dios me ha dado de tomar á Tremecen, porque venís en conoscimiento del error que habeis tenido.» Por cierto,

muy ilustre señor, teneis mucha razon de tenello así, porque así lo dijo nuestro Redemptor Jesucristo en el Sancto Evangelio: Gaudium et in cœlis super vno peccatore, etc., que quiere decir: Grande gozo se publica en los Cielos cuando el pecador viene en conoscimiento del error que ha cometido y dél hace penitencia, etc. Y con aquella liberalidad generosa que siempre tuvo, le consoló y le mandó dar de vestir á él y á su mujer, y un caballo, y todo lo demas necesario, y le prometió que en llegando á Orán él veria lo que haria por ello; y yo los ví ambos á dos, vestidos como su Señoría lo mandó, y muy alegres y contentos, como era razon, de verse entre cristianos.".

CAPÍTULO XXXVII.

Del contrato ó concierto que hizo el Conde con el rey de Tremecen Muley-Ababdila, en nombre de su Majestad del Emperador y Rey, nuestro señor, quedando por su vasallo tributario, y de cómo salió el artillería.

Lúnes, á 26 del dicho mes de Hebrero, del año de 43, se hizo el concierto entre el

muy ilustre señor conde de Alcaudete, Capitan general de Africa, en nombre de su Majestad del Emperador y Rey, nuestro señor, y el rey de Tremecen MuleyAbabdila, en esta manera: que el rey Muley-Ababdila quedaba por vasallo tributario del Emperador, nuestro señor, y quedó de le acudir cada año con el tributo que le daba el rey Muley-Mahamet, que es 4.000 doblas cada un año, y ciertos caballos y jaeces y halcones; y así lo juró por su ley, y lo firmó de su nombre y mandó sellar con su sello.

Mártes, á las dos horas despues de medio dia, vinieron los moros á la puerta de Fez, como habian otras veces hecho, haciendo su algazara, entre los cuales venia un Alférez con una bandera blanca, en un buen caballo castaño, con un capellar de grana y un almaizar atado al brazo de la lanza, y descubrióse entre los olivares, bregando la lanza y muy galan. Estaban ciertos soldados encima de la torre de la puerta, entre los cuales estaba un arcabucero, y vió como el moro venia muy rutilante; asestóle el arcabuz y dióle por encima los pechos, y luego cayó él y su bandera. Los moros le tomaron y llevaron arrastrando, y si su Señoría del Conde diera licencia que los nuestros salieran al campo, yo sé

que se acordaran. Este dicho dia, mártes 27 del dicho mes de Hebrero, mandó su Señoría sacar el artillería á la puerta de Orán; y digo que esta artillería es la que se perdió en la de Tibida, habrá ocho años, poco más ó ménos, y son seis tiros de campo, los cuales su Señoría halló en el Mexuar desencabalgados; porque los moros no me parece que tienen habilidad para menearlos, ó, por mejor decir, fué la voluntad de Dios, porque no hiciesen con ella daño en nuestro ejército. Mandó su Señoría aderezarla y encabalgarla de nuevo, con todos sus aderezos, que fué bien menester poner diligencia en ello, porque estaba muy maltratada, y mandó echar su bando para nuestra partida á la ciudad de Orán. Este dicho dia, mártes susodicho, mandó su Señoría que todo el bagaje se recogiese á la puerta de Fez y puerta de Orán, porque allí hay buena disposicion para ello, porque en cada puerta destas está un llano, harto grande, de las partes de dentro de la muralla, y así se hizo con propósito que nos habíamos de partir otro dia de mañana. Y luego, el miércoles, salió todo el campo á las puertas para partir; y digo todo el campo, porque en un capítulo pasado dijimos que estaba determinado por su Señoría que

« AnteriorContinuar »