Poética

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Pasajes populares

Página 56 - Cantemos al Señor, que en la llanura Venció del ancho mar al Trace fiero; Tú, Dios de las batallas, tú eres diestra, Salud y gloria nuestra.
Página 108 - Recuerde el alma dormida, avive el seso y despierte, contemplando cómo se pasa la vida, cómo se viene la muerte tan callando...
Página 91 - Cuentan de un sabio, que un día tan pobre y mísero estaba, que sólo se sustentaba de unas yerbas que cogía. ¿Habrá otro (entre sí decía) más pobre y triste que yo?
Página 71 - Esto diciendo el pastor desde el tronco está mirando adonde irán a parar los amantes desdichados. Y vio que en un verde pino otra vez se están besando; admiróse y prosiguió olvidado de su llanto. Voluntades que avasallas Amor, con tu fuerza y arte, ¿quién habrá que las aparte que apartallas es juntallas? Pues que del nido os eché y ya tenéis compañía quiero esperar que algún día con Filis me juntaré...
Página 77 - Pero la poesía verdaderamente lírica debe reflejar los sentimientos personales del autor en relación con los problemas propios de su época. En todas las edades soplan unos vientos alisios de ideas que se estilan, y hay que seguir su impulso si no se quiere parecer anacrónico.
Página 41 - El mármol del Pentélico labrado por sus manos se' convierte en estatua cristiana, y sobre un cúmulo de reminiscencias de griegos, latinos e italianos, de Horacio, de Píndaro y del Petrarca, de Virgilio y del himno de Aristóteles a Hermias, corre juvenil aliento de vida que lo transfigura y lo remoza todo.
Página 34 - A un artista no hay derecho para »pedirle cuenta de sus ideas, sino de examinar si sus »ideas están bien reducidas á imágenes. Un lírico, »sin ser ilógico, puede ser es'céptico en horas de des»aliento y optimista en sus momentos de esperanza. »A un artista sólo se le puede exigir que el fondo de »sus obras sea esencialmente humano.
Página 65 - Víle tan congojado. Por tal atrevimiento, Dar mil quejas al viento, Para que al cielo santo Lleve su tierno llanto, Lleve su triste acento. Ya con triste armonía, Esforzando el intento. Mil quejas repetía.
Página 123 - La dulce boca que a gustar convida un humor entre perlas destilado, ya no invidiar aquel licor sagrado que a Júpiter ministra el garzón de Ida, amantes, no toquéis, si queréis vida, porque entre un labio y otro colorado Amor está, de su veneno armado, cual entre flor y flor sierpe escondida.
Página 42 - ... imita de sus modelos, y con sentirlo lo hace propio, y lo anima con rasgos suyos ; y así en la tempestad pone el carro de Dios ligero y reluciente, y en la vida retirada...

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