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mandé dar, y demas desto por los ministros de S. M. que han conferido con ellos se les ha dicho mas largamente las necesidades de S. M. y lo que es menester para el sostenimiento del estado destos reinos é fronteras deilos, porque no ayudándose y proveyéndose por el reino es imposible que S. M. ni yo lo podamos complir como á todos es notorio, y tratándose del nagocio han venido todos los procuradores del reino en servir à S. M. con trescientos cuentos pagados en tres años que corran y se cuenten desde el principio del año venidero en adelante, y pidién– doles que pues para proveer las grandes necesidades que S. M. tiene no bastaban aquellos, diesen órden de manera que fuese socorrido é ayudado con el mas servicio que ser pudiere, que á lo menos sea con los ciento é cincuenta cuentos extraordinarios con que ha sido servido las tres cortes pasadas, y pɔr la misma forma é manera que entonces se hizo; y aunque los dichos vuestros procuradores tienen entendido las necesidades grandes de S. M. y lo que importa al bien universal destos reinos, cerramiento dellos y el otorgamiento del dicho servicio, todavia lo han querido consultar con esa ciudad, y asi confiando en vuestra lealtad y fidelidad lo habemos habido por bien, y os encargamos y mandamos que luego como ésta recibiéredes, enviedes á mandar á los dichos vuestros procuradores que otorguen el servicio extraordinario de los dichos ciento é cincuenta cuentos segun y como se hizo en las tres cortes pasadas, pues como es notorio las necesidades de S. M. son muy mayores que nin◄ gunas de las que ha habido hasta agora, que en ello nos ternemos desa ciudad por muy servido como mas largamente lo...... al licenciado Lugo nuestro juez de res!dencia desa ciudad derleheis entera fe é creencia. De Valladolid á 5 dias del mes de mayo de mill é quinientos é Guarenta é ocho años. YO EL PRINCIPE. Por mandado de S A. Juan Vazquez.

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Original en el archivo de Toledo. C. 8. L. 1. N. 56. y copia en la Biblioteca Real. Dd. 137. fol. 99.

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NUM. XLII.

Juramento del Principe de Asturias D. Fernando, hijo de D. Felipe segundo, en las cortes de Madrid á 31 de mayo de 1573.

En la villa de Madrid domingo treinta y un dias del

mes de mayo año del nascimiento de nuestro señor Jesucristo de mil y quinientos y setenta y tres años: teniendo el Rey D. Felipe segundo de este nombre, nuestro Soberano señor convocadas y ayuntadas cortes generales de los procuradores del reino, llamados entre otras cosas especialmente para jurar al Príncipe D. Fernando nuestro señor su primogénito hijo y de la Reina Doña Ana nuestra señora, habiéndose señalado y declarado por S. M. el dicho dia para hacerse y prestarse el dicho juramento y solemnidad en la iglesia del monasterio de san Hieronimo el Real, que es fuera de los muros de la dicha villa que estaba para este efecto aderezada, y díchose y advertidose á los prelados, grandes, señores de título, caballeros que á la sazon se hallaban y estaban en la corte y á los procuradores del reino, los cuales dichos procuradores trugeron para ello poderes bastantes de sus ciudades y villas que se habian visto antes de ser empezadas las cortes por el presidente y asistentes de ellas como se acostumbra: y habiendo asimesmo para el dicho efecto el Rey nuestro señor ido á estar en el dicho monasterio dos dias antes, y hecho llevar y pasar á él al dicho Príncipe nuestro señor por estar flaco de unas tercianas que habia tenido, y ido tambien la serenísima infanta Doña Juana Princesa de Portugal hermana del dicho Rey nuestro señor el dia antes al dicho monasterio por andar indispuesta y flaca para hallarse presente y hacer el mesmo juramento: la Reina nuestra señora salió del alcazar de la dicha villa donde es palacio Real de SS. MM. acompañada de los serenísimos ar

chiduques de Austria Alberto y Venceslao sus hermanos y de los dichos grandes, señores, caballeros y otros muchos, y sin otra ceremonia fue hasta el dicho monasterio de san Hieronimo donde la salió á recibir el Rey nuestro señor fuera de la puerta de la iglesia del dicho monasterio, y asi juntos SS. MM. entraron en ella y llegaron á un tablado alto que para la dicha solemnidad se habia hecho, al cual se subia por ocho gradas y estaba arrimado al altar mayor, habia unas cortinas de brocado y debajo de ellas cinco sillas de lo mismo, las dos prime ras para el Rey y Reina nuestros señores y la tercera para la dicha serenísima infanta Doña Juana Princesa de Portugal y las otras dos últimas para los dichos serenísimos archiduques, desde donde SS. MM. oyeron la misa mayor de pontifical que dijo y celebró el muy reverendo D. Diego Cobarrubias de Leiva obispo de Segovia presidente del consejo Real de S. M. y de las dichas cortes, hallándose asimismo á ella los prelados, grandes, señores, caballeros por la órden y forma que en la capilla Real de S. M. se acostumbra.

Acabada que fue la misa salieron de la iglesia los dichos prelados, grandes, señores, caballeros y subieron al aposento en que el dicho Príncipe D. Fernando nuestro señor estaba, para acompañarle desde él al lugar donde SS. MM. habian quedado y se habia de hacer el dicho juramento, y desde alli fueron delante acompañándole ellos y tambien los procuradores del reino que estaban aguardando en el corredor alto de la claustra del dicho monasterio para hallarse en el dicho acompañamiento: llevaba á S. A. en los brazos D. Francisco de Aragon duque de Segorbe y de Cardona descubierto y sin bonete, y llevaban á S. A. enmedio los dos archiduques sus tios que para este efecto habian entrado por otra puerta y subido á su aposento: delante de su S. A. venia sin bonete D. Antonio de Toledo prior de Leon de la órden de san Juan del consejo de estado de S. M. y su caballerizo mayor, y traia el estoque desnudo sobre el hombro: y

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en está órden y con cuatro Reyes de armas vestidos con sus cotas de armas y cuatro maceros con sus mazas, y acompañando á S. A. delante los dichos grandes, señocaballeros y procuradores del reino, y viniendo detras de S. A. D. Antonio de la Cueva marques de la Adrada mayordomo mayor de la Reina nuestra señora y Doña María Chacon su aya y la ama, y detras de ellas los obispos y prelados que habian ido por S. A., volvieron á la dicha iglesia entrando por la puerta de la claustra, en la cual y en este tiempo hubo mucha música de trompetas y menestriles, y subieron á S. A. en el tablado al lugar donde SS. MM. habian quedado donde los hallaron, y con SS. MM. la dicha serenísima Princesa Doña Juana.

En entrando S. A. debajo de la dicha cortina le pusieron sentado en un carrillo que para el dicho efecto estaba puesto delante de SS. MM.: lo cual hecho SS. MM, que se habian levantado cuando S. A. entró en la cortina y la dicha serenísima Princesa y los archiduques se volvieron á sentar, y los dichos prelados, grandes, señores, caballeros y procuradores del reino se bajaron del dicho tablado á sentar en los bancos que les estaban puestos, y entretanto que se sentaron se cantó por los de la capilla estando todos de rodillas tedo el himno que comienza: Veni creator Spiritus; y el obispo de Segovia dijo los versos y oracion siguientes: y. Emite spiritum tuum et crcabuntur. . Et renovabis facicm terræ.. Oratio. Spiritum, nobis Domine tua charitatis infunde, et concede famulo tuo Principi nostro Ferdinando, cujus in tuo nomine Principatum agnoscimus et veneramur, ut qui tua benig-. nitate fit princeps, tuo sit semper munere potens. Per Dominum nostrum &c.

Delante del altar mayor estaba otra silla de espaldas, de brocado en que se sentó el dicho muy reverendo obispo de Segovia que habia de tomar el juramento, y se habia desnudado las vestiduras con que dijo la misa y estaba con su mitra y una capa de brocado, y tenia delante de sí un banco cubierto de brocado y en él una almoha

da de lo mismo y sobre ella una cruz y un libro de los evangelios abierto.

Junto á la silla de S. M. á su mano derecha fuera de la cortina estaban el dicho prior D. Antonio de Toledo que tenia el estoque, y luego tras él el dicho duque de Segorbe y junto à él el dicho marques del Adrada y luego D. Pero Hernandez de Bobadilla conde de Chinchon mayordomo de S. M., los cuales cerraban y ocupaban desde la dicha cortina hasta cerca de la mesa á donde se habia de tomar el juramento, dejando solamente en niedio el lugar para el que habia de tomar el pleito homenage como se dirá adelante.

En un seno que el dicho tablado hacia junto con la cortina de SS. MM, entre la dicha cortina y el remate del dicho tablado estaban las camareras mayores, dueñas de honor y damas de la Reina nuestra señora y de la dicha serenísima Princesa.

En otro seno que el dicho tablado hacia á la otra parte en la adelantera estaban sentados en un banco y cubiertos el muy reverendo Nicolao Ormaneto obispo de Pavía nuncio de su Santidad y Mr. de sant Goard embajador del cristianismo Rey de Francia y Leonardo Donato y Lorenzo Preule embajadores de la señoría de Venecia, en el cual lugar habian estado á la misa.

En aquella parte en que los dichos embajadores estaban, quedaron en pie y descubiertos como se acostumbra el muy reverendo D. Francisco de Soto de Salazar obispo de Segorbe comisario general de la santa cruzada del consejo de la santa y general inquisicion, y D. Juan Dimas Lloriz obispo de Urgel regente de Cataluña , y asimismo estuvieron alli D. Gonzalo Chacon y D. Pero Laso de Castilla mayordomo de la Reina nuestra señora.

En la misma órden estaban en pie y descubiertos sus bonetes el licenciado Juan de Ovando presidente del consejo de las Indias de S. M. y D. Antonio de Padilla obrero de Calatrava y presidente del consejo de las Ordenes, y el doctor Martin de Velasco del consejo Real y del de

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