Imágenes de página
PDF
ePub

EL VIZCONDE LUIS JOSÉ DE BRETTES

EXPLORADOR DEL CHACO

POR EL SR. VICEPRESIDENTE, LIC. FELIX ROMERO

C

SEÑORES:

ONSECUENTES con la tarea que nos hemos impuesto, en bien

de la ciencia y como un estímulo al talento y al trabajo meritorio, de dar á conocer á algunos hombres distinguidos, á fin de que figuren en primer término sobre el campo que han sabido conquistar con su pluma y con sus viajes, hoy tomamos de las páginas de «La Revue Diplomatique» el bosquejo biográfico del Vizconde J. de Brettes, explorador del Chaco, hecho por el notable escritor Carlos Cadiot, y lo trasladamos de buena voluntad al papel para exhibirse en la presente lectura. Helo aquí:

«En el momento en que todos los pensamientos así como todas las esperanzas se tornan hacia el Africa, como si este continente negro fuese un nuevo Edén ó un nuevo Eldorado, es bueno hablar de los exploradores pacíficos, como el presente, acaso menos ruidosos y menos conocidos, pero cuyos trabajos, agrandando el dominio de la ciencia geográfica, han contribuido poderosamente á conservar la influencia francesa en la América del Sur. En presencia de la invasión progresiva de los discípulos de Monroë, es necesario que el comercio francés no se deje suplantar en los mercados de la América del Sur. En esta lucha económica, nuestros exploradores, verdaderos misioneros comerciales, están llamados á desempeñar un papel de los más importantes, y es así como sirven á la ciencia, sirviendo á la vez á la patria francesa.

Entre los viajeros franceses, los Crevaux, los Coudreau, los Re clus, los Chaffanjon, etc., cuyas exploraciones y trabajos científicos y económicos han tenido más resultados prácticos, es necesariocitar á M. de Brettes, quien teniendo treinta y tres años solamente, cuenta ya nueve de exploraciones en Sud-América.

El vizconde Luis José de Brettes, nació en Limoges (Alto Vie. na) el 28 de Marzo de 1861, de Enrique, conde Brettes y de Elena de la Gueroniére.

De un carácter audaz y aventurero, M. de Brettes se deja llevar por la pasión de los viajes; visita desde luego las costas septentrionales y occidentales del Africa, y permanece muchos años en el Sur de la Argelia (de 1877 á 1883). Pero el Nuevo Mundo le atrae, y sobre todo la América del Sur, con sus ríos gigantescos y sus jóvenes repúblicas, con sus riquezas poco exploradas y sus inmensos territorios indios, habitados por poblaciones apenas conocidas.

En una primera expedición (de 1884 á 1885) M. de Brettes emprende la travesía de los desiertos del Chaco-Austral, de Corrientes á Candelaria; pero es bien pronto obligado á volver sobre suspasos, detenido por un gran lago salado, al cual le da el nombre del infortunado Dr. Crevaux.

Encargado en 1886 de una comisión geográfica por el Ministe rio de Instrucción pública, emprende de nuevo el trazo de un camino á través del Chaco, queriendo probar con un argumento irrefutable, es decir, andándolo él mismo, que la ruta por tierra era la vía de comunicación más directa y más cómoda entre las repú blicas orientales y occidentales de Sud-América.

á

Esta vez, pesar de numerosos deberes y al precio de las más duras fatigas, M. de Brettes lo logró, gracias á su energía y á su constancia. De Olpa, sobre la frontera del Brasil y el Paraguay, toca la frontera de Bolivia, estableciendo por una serie de observaciones astronómicas y el levantamiento trigonométrico de su ruta, una vía de comunicación entre el Paraguay y Bolivia, ó por mejor decir, la ruta comercial entre el Atlántico y Pacífico, buscada en vano hacía tres siglos.

Esta penosa exploración en el Chaco boreal, que había de que. brantar un tanto la vida á M. de Brettes, ha sido referida en un libro interesante- La América desconocida,-publicado en la ca

sa de Fermín Didot por uno de sus amigos más antiguos, M. Mallat de Bassilan, de la Biblioteca Nacional, que ha seguido cons. tantemente los trabajos del explorador.

Entre tanto, M. de Brettes ha estudiado minuciosamente el Paraguay, este magnífico país, tan rico en maderas tintóreas y de ebanistería que, después de una guerra terrible, como la vieja Europa no la había tenido jamás, se ha levantado, gracias á la fecundidad de su suelo y á su gobierno liberal.

Después de haber tomado en Francia un reposo bastante merecido, en medio de su familia, que habita un castillo muy bien situado en el Perigord, M. de Brettes volvió á partir en 1889 para la América, esta vez para Colombia, y verificó la ascensión de la Sierra Nevada de Santa Marta (5,887 metros), macizo aislado de la cadena de los Andes; fué encargado de una misión económica y comercial por el Ministro de Comercio, por decreto de 9 de Junio de 1892, y casi al mismo tiempo el infatigable viajero era nombrado por el gobierno del Magdalena, jefe de la exploración geográfica de este vasto departamento, con encargo de dirigir la carta y recoger los documentos etnográficos é históricos para las exposiciones de Bogotá, de Madrid y de Chicago.

Para cumplir esta doble misión, nuestro compatriota partió de Río-Hacha el 11 de Abril de 1892, y en un itinerario de más de 2,000 kilómetros, de los cuales 1,110 fueron hechos á caballo, fijó -ochenta y dos observaciones astronómicas y trigonométricas, y visitó el Norte, el Centro y Sud del Magdalena, atravesando los territorios civilizados y las regiones habitadas por los indios Goagi. ros, Motilones y Aruaques. Según el informe verbal dirigido por el Sr. Ramón Goenaga, Gobernador del Magdalena, el 26 de Septiembre de 1892, al retorno de M. de Brettes, el intrépido explo rador, «habiendo tenido que salvar un contrafuerte de la Sierra Nevada, á 5,210 metros sobre el nivel del mar, región en la cual ningún hombre civilizado, inclusos los mismos conquistadores, había penetrado antes que él; descubrió allí cinco lagos, treinta y cinco corrientes de agua y ocho centros de poblaciones indígenas aruaques. Es justo hacer constar aquí, que, debido al bené volo apoyo del Gobierno colombiano, en particular del Sr. Ramón Goenaga, Gobernador del Magdalena, y del Sr. José Laborde, prefecto de Padilla, M. de Brettes pudo triunfar de los obstáculos de una

exploración difícil. Así, el 28 de Mayo último, la Sociedad Nacional de Estímulo al Bien, bajo la presidencia del Sr. Julio Simón, senador, ha sido adjudicada, mediante el dictamen de M. Mallat de Bassilan, miembro del Consejo Superior, una medalla de honor al Sr. Ramón Goenaga, por el concurso prestado á la misión de Brettes.

El vizconde J. de Brettes, miembro de la Sociedad de Geografía, de la Sociedad de Topografía y de la Sociedad de Estudios Marítimos y Coloniales, es también oficial de la Academia y de la orden del Libertador de Venezuela.

Después de una corta permanencia en Francia, donde ha sido recibido con distinción por la Sociedad de Geografía de París, la Sociedad de Estudios Marítimos y Coloniales, la Sociedad Comercial de Burdeos, y de que la Reunión Colonial de París le ofreció un banquete y una medalla de oro conmemorativa, M. de Brettes se ha embarcado recientemente en Burdeos para Colombia, donde es llamado por otros nuevos trabajos. Nosotros le deseamos todo el éxito y los honores que merece por su larga y fecunda peregrinación científica, digna de la geografía y la historia á un mismo tiempo.

LA CUESTION AGRARIA NACIONAL

TESIS sobre los medios que pueden ponerse en práctica para el pleno desarrollo de la Agricultura en México y obviar las dificultades especiales con que tropieza.1

PROVECHANDO la hourosa invitación que sin distinción

A

de personas ha hecho la ilustre Sociedad de Geografía y Estadística, presento ante el respetable jurado que debe conocer en el concurso respectivo, un ligero estudio sobre los medios que propongo para el pronto desarrollo de la agricultura en la República Mexicana.

Conociendo como conozco mi propia insuficiencia intelectual, no abrigo pretensión de ningún género, ni aspiro á una distinción en un concurso en que, inteligencias y talentos superiores á los míos van á tomar parte; pero creo deber ineludible del hombre que, como yo, está en contacto con los desheredados rurales, tomar la voz de ellos para decirle á una corporación de sabios y patriotas que se interesan por la prosperidad de su nación: « Nuestra miserable situación es una de las principales rémoras para el adelanto de la agricultura nacional. »

El progreso de ella, como es fácil comprender, depende también de otra multitud de circunstancias, lo cual viene á hacer muy complexa esta cuestión, que además me propongo abordar, deseoso de

1 Este estudio fué enviado por su autor para tomar parte en el Concurso abierto por la Sociedad, á iniciativa del Socio Ingeniero D. Amador A. Chimalpopoca, publicada en el Tomo II de este Boletin,

« AnteriorContinuar »