Asolamiento de indios en la isla Espa engolosinados en ellos, y tienen por ley infalible que se han de servir de ellos hasta que no quede alguno, así los hubieron de acabar del todo. Y por el mesmo rumbo llevaron á los moradores de la isla de Cuba, que tiene trescientas leguas de largo: y en las islas fiola y comarcanas. de Jamaica y Puerto Rico, y las de los Lucayos, que eran al pié de cincuenta islas muy pobladas, y de gente que no se les halló señal de idolatría, ni figura, ni estatua de ídolos, ni cosa que le pareciese; antes se entendió que con el conocimiento universal y confuso de una primera causa pasaban su vida. Este largo discurso. quise hacer por fin y conclusion de este libro que tracta de la isla Española, porque claramente se entienda la razon y causa, y los que la dieron y tuvieron la culpa en el modo cómo totalmente se acabaron millones de gentes en aquella isla y en las demas referidas; porque no lo sabiendo de raiz los del siglo venidero (como yo lo supe de persona digna de todo crédito, que á lo mas de ello se halló presente), por ventura no culpen á nuestros católicos reyes de Castilla, en cuyo reinado pasó este negocio, siendo ellos, como fueron, ignorantes y ajenos de toda culpa. Reyes Católicos no fueron culpables en isla Española. la destruccion de la LIBRO SEGUNDO de la Historia Eclesiástica Indiana Que trata De los ritos y costumbres de los indios de la Nueva España PRÓLOGO AL CRISTIANO LECTOR. PUES el intento de esta historia (como en el prólogo del primero Libro queda dicho) es tratar principal y particularmente la conversion de los indios de esta Nueva España á la lumbre y claridad de nuestra santa fe y religion cristiana, cosa necesaria parece para este efecto presuponer primero los errores y cegueras de su vana religion, los ritos y ceremonias que en ella guardaban, y las demas costumbres que en género de policía tenian; y esto es lo que este segundo libro declara. Y lo que de él podemos sacar y notar es, á cuánta bajeza viene el entendimiento humano, y cuánto se pervierte su lumbre natural por falta de fe y de la gracia, pues viene á creer y tener por ciertos los desatinos y disparates que estos indios, siendo infieles, creian; la confusion en que ellos y nosotros nos hemos de ver en el juicio de Dios, pues siendo cristianos no nos disponemos á hacer por Jesucristo siquiera la centésima parte de lo que estos hacian por nuestro comun enemigo el demonio; la vergüenza que los cristianos debriamos tener de que unos infieles, y de menos talento, hayan tenido en su infidelidad mejor policía y gobierno, en lo que es costumbres morales, que el que tienen, siendo cristianos, debajo de nuestra mano. Pues es de saber, que en el año de mil y quinientos y treinta y tres, siendo presidente de la Real Audiencia de México D. Sebastian Ramirez de Fuenleal (obispo que á la sazon era de la isla Española), y siendo custodio de la órden de nuestro Padre S. Francisco en esta Nueva España el santo varon Fr. Martin de Valencia, por ambos á dos fué encargado el padre Fr. Andrés de Olmos de la dicha órden (por ser la mejor lengua mexicana que entonces habia en esta tierra, y hombre docto y discreto), que sacase en un libro las antigüedades de estos naturales indios, en especial de México, y Tezcuco, y Tlaxcala, para que de ello hubiese alguna memoria, y lo malo y fuera de tino se pudiese mejor refutar, y si algo bueno se hallase, se pudiese notar, como se notan y tienen en memoria muchas cosas de otros gentiles. Y el dicho padre lo hizo así, que habiendo visto todas las pinturas que los caciques y principales de estas provincias tenian de sus antiguallas, y habiéndole dado los mas ancianos respuesta á todo lo que les quiso preguntar, hizo de todo ello un libro muy copioso, y de él se sacaron tres ó cuatro trasuntos que se enviaron á España, y el original dió despues á cierto religioso que tambien iba á Castilla, de suerte que no le quedó copia de este libro, aunque le quedó memoria de lo principal que en él se contenia, por haberlo inquirido por diversas veces con mucho cuidado y atencion, y haberlo escrito y tratado de ello en largo tiempo; y como despues de algunos años, teniendo noticia algunas personas de autoridad en España de cómo el dicho padre Fr. Andrés de Olmos habia recopilado |