Obras completas de D. Ángel de Saavedra duque de Rivas ... Coleccionadas o D. Enrique R. de Saavedra, duque de Rivas ...

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Est. tip. "Sucesores de Rivadeneyra", 1897 - 546 páginas
 

Términos y frases comunes

Pasajes populares

Página 41 - Conde en su Historia de la dominación de los árabes en España, sacada de • varios manuscritos y memorias arábigas...
Página 478 - Pronto el son de timbales y añafiles en la parte exterior, la grita y bulla que en las calles levanta el gran gentío, y el estruendo de arneses y herraduras que llega, dicen, el gallardo moro, el retador valiente. Expresión una y una sola actitud se advierte en todos cuantos el ancho circo en torno ocupan; y todos, de la puerta que en el lado siniestro se abre, tornan a la oscura bóveda ojos y faz, el cuerpo inclinan, y rumor sordo por los aires zumba.
Página xxxi - Con decir esto ha declarado el autor su intento al componer el siguiente poema. No ha pretendido hacerlo clásico ni romántico, divisiones arbitrarias en cuya existencia no cree...
Página 496 - Rui-Velázquez fuerte se ostenta y diestro, y aunque duda de lograr la victoria, despechado todas sus fuerzas y su saña junta. Mudarra, tan gallardo, tan ligero como sobre la yegua, con astuta destreza manejando la cuchilla, ora de filo hiere, ora de punta. El cristiano defiéndese, y responde con tajos o estocadas furibundas; entrambos con su sangre el suelo riegan; mas aún no hay de cuidado herida alguna.
Página 479 - Así súbita ráfaga de viento resuena, mueve las ligeras puntas de los árboles todos de una selva, y hacia la misma parte las empuja. Entran de dos en dos en la estacada, con lento paso y grave compostura, sobre negros caballos, ocho pajes, negras la veste, la gualdrapa y plumas: después cuatro escuderos enlutados, y cuatro ancianos caballeros, cuyas armas empavonadas y rodelas con negras manchas que el blasón ocultan, y cuyas picas que por tierra arrastran, sin pendonc¡llo la acerada punta,...
Página xxviii - Naturaleza; pintor del hombre social de las clases ínfimas Crabbe, que en su estilo vigoroso y bronco, no menos que vivo y brillante, describe costumbres que retratan las pasiones naturales y enérgicas, y los vicios y delitos, en vez de presentarnos los modelos estudiados y las flaquezas y arterías de la sociedad; Burns, que la pinta, es sin embargo fogoso y fiel intérprete de afectos vehementes; galante, agudo, conceptuoso y vivo de fantasía, aunque amanerado, Moore, quien al recuerdo de su...
Página xi - ... figuras hasta en sus nombres diferentes de las demás), descubriremos en la poesía dramática española no poca semejanza con la poesía francesa, tenida por el modelo más perfecto de la escuela clásica. Para buscar el origen de la escuela romántica de nuestros días, fuerza es que vayamos a Alemania. Allí nació, y de allí han sacado su pauta los modernos románticos italianos y franceses.
Página 491 - Vclázquez como herido toro ; otra vez y otra vez, furioso, busca por el frente a Mudarra, que otra y otra el golpe esquiva de la lanza aguda. Al cabo, viendo que de tal manera en inútil y larga escaramuza, sin conseguir un decidido golpe, interminable tornarán la lucha a pie firme resuelve el castellano un encuentro esperar ; y en su bravura y en el veloz empuje de su yegua confiado el joven cordobés, no excusa dar una arremetida a aquel escollo, y despreciar el hierro, que relumbra, del mágico...
Página 499 - Queriendo él mismo ante los pies del padre ofrecer por despojo de la pugna la pérfida cabeza desangrada, el vencedor Mudarra, no sin mucha dificultad se mueve, y tiende el paso; pero apuradas ¡ay! las fuerzas suyas con tan tremenda herida y tal pelea, tropieza, se resbala, se le turba la desmayada vista, a tierra viene. El entusiasmo universal se muda en repentino horror y helado espanto, en inacción de muerte y en angustia. Mas aquel jovencillo de facciones mezquinas, femeniles y menudas, cautivo...
Página 498 - Raudo, como se arroja hambriento buitre de corvo pico y de rampantes uñas a cebarse voraz en el cadáver que ve en la playa entre salobre espuma, arrójase Mudarra a su enemigo, de la gola y del casco le desnuda, desenvaina la bárbara gumía de filo cortador, el cuello trunca del cuerpo aún palpitante, le divide la cabeza espantosa, por la hirsuta cabellera la coge, y la levanta, cual bandera de triunfo, cual segura prenda de la razón y la justicia con que hizo el reto y provocó la lucha, y...

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