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cena, y gracias á Porlier, que con sus ginetes y su serenidad salvó muchos fugitivos inclusos los generales, no fué mayor el infortunio.

Algo mejoró la organizacion y disciplina del 6.o ejército que asi se llamaba el de estas provincias, desde que se confió el mando en jefe á Castaños, reteniendo el del 5,° ejército que se hallaba en Estremadura. Pues aunque aquel nombramiento fué casi nominal y de honra, tuvo no obstante una influencia saludable. Tambien favoreció el haber sucedido á Mahy D. José María Santocildes, que disfrutaba escelente reputacion por su gloriosa defensa de Astorga. Distribuyó pues el 6. ejército en tres divisiones la primera al mando del general Losada, que se quedó en Asturias; la segunda al de Taboada, que se situó en el Vierzo á la entrada de Galicia; y la tercera al de don Francisco Cabrera, que fué destinada á la Puebla de Sanabria. Quedó además en Lugo una reserva.»

A principios de Junio todo el sesto ejército hizo un movimiento de avance escepto la division de Losada que se dirigió á Oviedo. Esta maniobra produjo escelentes resultados pues obligando á los franceses á abandonar á Astorga y replegarse á Benavente viéronse tambien precisados á evacuar el Principado, saliendo el 14 de Junio de la capital despues de algunos meses de residencia,

«Situóse el ejército español á la derecha del Orbigo, en donde se le reunió una de las brigadas de la division asturiana. Bonnet despues de abandonar esta provincia se mantuvo en Leon, vigilándole en sus movimientos los españoles: destacó el 23 al general Villetaux con órden de que atacase á Taboada que se hallaba en el pueblecillo de Corgoderos, sito junto à la carretera de Astorga á Ponferrada sobre el rio Tuerto. Defendíase bizarramente el general español, cuando acudió en su socorro D. Federico Castañon con su brigada asturiana, y atacando á los enemigos por el flanco, los deshizo completamente, quedando entre los muertos el mismo Villetaux, y cogiendo entre los prisioneros once oficiales.

Esta victoria mas que por los resultados positivos que

produjo, se apreció por lo mucho que en organizacion y disciplina habian adelantado las tropas.

Al abandonar el general Bonnet el Principado, se instaló de nuevo en Oviedo la Junta provincial, dictando saludables y enérgicas medidas y decretando el armamento en masa de la provincia; que si por algun tiempo gozaba esta de respiro despues de largos meses de dominacion estranjera, en breve los aborrecidos invasores habian de tornar al montañoso suelo de Asturias.

CAPITULO III.

Nueva invasion de Asturias.-Acertadas medidas de Losada.Queda burlado el enemigo.-Enojo de Bonnet al encontrar desierta la capital.-Apuros para sostenerse en el pais.-Penosa retirada.-Vuelven los franceses.-Heróica defensa del coronel Rato en Villaviciosa.-Definitiva evacuacion del Principado.Fin de la guerra.-Escasas simpatias que encuentran absolutistas y carlistas.-Denuedo con que los ovetenses rechazan el ataque de Sanz.-Gobierno y Administracion de Asturias.-Cambios diversos.-La Junta general del Principado.-Ultimos años de su existencia.-Esfuerzo de los asturianos por sostenerla.Es definitivamente disuelta en el año de 1836.-Censos de poblacion.

Despues de haber dado muestras de tan buen espíritu el 6.o ejército y se ponia de acuerdo con el 7.° que el infatigable Porlier, organizaba en Santander, volvió á caer de nuevo en la inaccion, precisamente cuando las circunstancias se presentaban sumamente críticas.

Que viendo los franceses tanta indolencia, y persuadidos de que los ingleses al menos durante el invierno no se moverian de Portugal, juzgaron llegado el momento de invadir de nuevo las Asturias, ya por tener mas medios con que sustentar el ejército, ó por que agradaba al general Bonnet la estancia en el Principado, donde se mantenía con mayor libertad que bajo la dependencia de Drouet en Castilla. Tambien instaba á su propó

sito el haber Abadía, sacado de Asturias, la mayor parte de las tropas que guarnecian la provincia.

Conocíanse en todas partes los intentos de Bonnet, y el jefe de estado mayor Moscoso, se dirigió á Oviedo, no para oponer resistencia, para lo que no contaba fuerzas, sino para preparar la retirada de las tropas, atenuando de este modo males que se preparaban.

Continuaba encargado del mando en Asturias don Francisco Javier Losada, quien tenia á sus órdenes la primera division del 6.° ejército, harto mermada y descompuesta por el arreglo de Abadía: no por eso dejó Losada de tomar algunas medidas militares bastante oportunas. Habia lebantado en el puente de los Fierros algunas obras de campaña, colocando allí y en las avenidas mas fuertes del Pajares, una de sus secciones al mando de D. Manuel Trevijano.

No pensó solo el general Bonnet acometer el Principado por dicho puerto, sino tambien por el de Ventana, mas al occidente. Contaba para su espedicion con 12.000 hombres que dividió en dos trozos. El primero al cargo del mismo Bonnet se dirigió á Pajares; el otro lo dirigía el coronel Gauthier.

Por fortuna conocia Losada, los planes de Bonnet: así que trató de burlarle, poniendo en movimiento de antemano sus tropas sobre el Narcea, impidiendo de este modo que los franceses le cortasen la retirada, hacia Galicia. En consecuencia el 5 de Noviembre de 1811, dia en que se presentó Bonnet delante del puente de los Fierros, no se hizo mas resistencia que la necesaria para ocultar el plan proyectado: fue tan feliz su èxito que el 7 reunidas todas las tropas en Grado, marcharon sin detenerse á las alturás del Fresno, y cubrir el paso del Narcea. Tan buena maniobra destruyó las intenciones del enemigo, impidiendo que Gauthier se colocara á nuestras espaldas: al bajaṛ del puerto de Ventana tuvo que contentarse con perseguir á los españoles, y alcanzó en Doriga la retaguardia, donde detenido cejó en breve, pensando solo en unirse con Bonnet que habia entrado en Oviedo. Acampañaban

á Losada D. Pedro de la Bárcena, restablecido de sus anteriores heridas, y D. Juan Moscoso: la presencia de ambos en la retirada favoreció la diligente actividad del primero. artilleria, municiones, efectos pertenecientes al ejército y real hacienda, todo se salvó, embarcándose en Gijon la mayor parte y transportando el resto por tierra. Casi desiertas quedaron lo mismo la capital que los demás pueblos del Principado, pues que todos sus moradores, abandonaron sus casas y haciendas dejándolas á merced del invasor, y dando de este modo una prueba de adhesion y lealtad hacia la noble causa nacional.»

Grande amargura sintió Bonnet al entrar en Oviedo y ver tan solitaria la ciudad, porque si bien anteriormente le habia pasado lo mismo, creia que las penalidades y el tiempo habrian entibiado el ánimo de los valerosos astu rianos Tambien se disgustó al encontrar vacias las fábricas de armas y los almacenes; lo cual le embarazaba para suplir las atenciones de sus tropas y continuar las operaciones.

Trató sin embargo de probar fortuna, y ordenó á Gauthier que marchase inmediatamente sobre los españoles. Losada obrando entonces con laudable prudencia se retiró aun mas allá del Narcea y el francés llegó á Tineo el 12 de Noviembre. Poco permaneció allí, pues habiendo dispuesto los nuestros un movimiento combinado, le atacó Bárcena con una pequeña columna obligándole á retroceder. Tambien Abadia quiso amagar por Astorga y el Orbigo para distraer los franceses de Asturias; pero la idea no dió resultados dejándose para mas adelante. A pesar de eso Bonnet apenas disponia esta vez en el Principado de otro terreno que el comprendido en la línea de Pajares á Oviedo, puesto que al nismo tiempo que los franceses se veian rechazados por el Occidente, tenian que combatir incesantemente por el opuesto lado con las fuerzas de D. Juan Porlier, que habia conseguido organizar en Santander el sétimo ejército español. »

Nada satisfactoria era por lo tanto la situacion de ios franceses; ni aun sirvieron para mejorarla la llegada de al

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