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CAPITULO VI.

Guerras del siglo XVII.--Gijon, blanco de las asechanzas de los enemigos.-Corsarios. - Piratas.- Medidas de defensa.- Real cédula de Felipe III. -Una escuadra holandesa.-Naves francesas sobre el rio Piles.-Plano de 'fortificaciones. -Trincheras.La armada francesa y el Arzobispo de Burdeos.-Socorro á Fuenterrabia. Temores.-Necesidad de gente.- Peticion al rey.-Es atendida.-Notable acuerdo del Ayuntamiento.-Visita del gobernador del Principado.--Declara urgentes las obras de fortificacion.-Orden de Felipe IV para llevarlas á cabo.-Olvido en que caen.-Descalabro de los franceses.-El galeon San Francisco. El conde de Linares pretende el titulo de conde de Gijon. -Oposicion energica del Principado y la villa.-Memoriales.Vése obligado á desistir de sus pretensiones.-Artilleria gruesa en Torres.-Diversas medidas.-El Tesoro de Indias.-Navio portugues apresado.-La escuadra de Carlos II fondeada en el Musel.--Socorro á un navio.-Confirma este monarca la exencion maritima. -Advertencias de defensa.-Navio francés en la concha.-Bloqueo.-Paz de Riswick.

Vamos áreasumir en este capítulo, aquellos principales sucesos históricos de interés general, ocurridos en Gijon. durante los reinados de los tres últimos monarcas de la ca

sa de Austria, que comprenden todo el siglo XVII, siglo guerrero, en que nuestras armas se vieron constantemente en lucha, ya con ingleses y holandeses, como con Francia y Portugal, contienda eterna y desastrosa, que no habia de terminar definitivamente, sino en el año de 1697, con el tratado de paz de Riswick, para alzarse mas sangrienta y obstinada al despuntar la aurora del siglo XVIII.

Gijon puerto principal de la costa del Principado, llave de su seguridad y plaza que á poca costa pudiera hacerse inespugnable, fué constantemente blanco de las asechanzas de los enemigos, siquiera la asidua vigilancia de sus autoridades, y el deseo de mas importantes empresas, libertara á sus vecinos, de ver flotar en sus maros otros pabellones que los de España. Naves sospechosas que se presentaron en la costa en el año de 1612, y un corsario en el siguiente reconocido en virtud de órden del Juez, por un patron del puerto, dictaron varias medidas preventivas, alarde y revista militar, transcarren cinco años, y en el de 1617, algunos piratas ingleses, nuevamente aparecidos, obligan á secundar aquellas medidas, y reclamar la villa el apoyo. de Felipe III, á quien se hizo saber lo desprovista que se encontraba, para el caso de un ataque; penetrado el monarca de la justicia que asistía á esta peticion envió órden al gobernador del Principado en el inmediato de 1618 para que en la costa de la mar del Principado, se haga la defensa necesaria, para que los enemigos que dicen vendrán á la costa, y porque en toda ella no hay puerto mas apropósito para que el enemigo entre en ella, mejor que el de Gijon, por ser el mas abierto, y en sitio donde el enemigo puede hacerse fuerte, que se envien con toda urgencia, artillería, municiones y socorros de hombres y dinero. Cumpliendo las órdenes del Rey, se allegaron en Gijon los recursos que fueron posibles, prestándose los vecinos de Somió y Cabueñes á velar en San Lorenzo y en Torres los de Jove, Cenero y Poago: se prohibió tambien á los habitantes de las feligresías, abandonar sus moradas, repartiéndoles varias clases de armas, á fin de que estuviesen prevenidos para la defensa comun.

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A pesar de que siempre se mantenia reinante la zozobra, que se reparó algun tanto la garita y se trataron de construir trincheras y baluartes, habíanse retirado los centinelas del puerto, cuando la Loticia sabida en 21 de Setiembre de 1622, de haberse presentado en mares comarcanos, una escuadra holandesa de 30 navios, redobló las precauciones que iban cayendo en olvido, creándose dos compañías de milicia urbana, adquiriendo una bandera militar y armándose en corso una chalupa, con el encargo de mantenerse á la vela durante todo el verano, en espectativa y vigilancia de la costa: aumentan las medidas preventivas en los años siguientes, levantándose la muralla de la garita y disponiendo que todos los vecinos hicieran velas sea cual fuere su calidad.

En el año de 1635, se acercaron varias naves francesas hácia las riberas del Piles, desembarcando 600 hombres; afortunadamente sobrevino un temporal, que les obligó á regresar á sus buques, que de seguida se hicieron á la mar; libertándose asi, y por casualidad la villa, de las calamidades de un saqueo: entonces se reconoció la necesidad de fortificar á Gijon por la parte del mar; en este sent do representó al Rey el sargento mayor del Principado D. Fernando de Valdés: acompañándole plano de las obras proyectadas (1) mas la estrema indolencia reinante en la corte, y la desastrosa administracion del conde-duque de Olivares, impidió la realizacion de esta obra tan necesaria entonces para la tranquilidad y sosiego de Asturias, al paso que para asegurar la defensa del reino, por aquella parte tan desguarnecida.

Recibiéronse en elaño de 1636 cinco piezas de artillería, donativo del monarca por los servicios de la villa, y en este mismo año se leyó en el Ayuntamiento, una órden del gobernador del Principado, en la que en

(1) De este plano cuyo original se conserva en el archivo de Simancas, acompañado de la memoria descriptiva formada por D. Fernando de Valdes, se han sacado varias copias, una de las cuales se conserva en la secretaría del Ayuntamiento de Gijon.

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REMITIDA EN CARTA DE D. FERNANDO VALDES EN 29 DE AGOSTO DE 1635.

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