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Si la Confederacion Catalano-Aragonesa continuara con igual empuje por dos siglos mas, si alcanzara la época de los descubrimientos marítimos ¿quién sabe hasta dónde llegara su grandeza? Pero sonó la hora de su decadencia, topó con el freno que la habia de detener para siempre, y cesó en su carrera, como si bastase su glorioso pasado, que vive en la Historia, para compensarla del dolor que le produjera lo que dejaba de hacer y pudiera haber cumplido bien en lo futuro. Una casualidad arrastró á tan terribles efectos á la antigua patria que no cesamos de alabar, y al explicarla, volvemos por precision al principio de este discurso, que debemos recordar, para que se conozca me— jor el fin: las naciones Hispanas que fueron asomando cuando la reconquista, por efecto de tratados y de matrimonios de sus príncipes, habian llegado á agruparse bajo dos cetros solamente: todos los territorios de Galicia, Asturias, Leon y las Castillas reconocian por reina y señora á Isabel de Castilla, al paso que los demás territorios (escepto el de Granada, no conquistado todavía) eran regidos por el monarca de Aragon, Juan II, que habia hecho rey de Sicilia á su hijo don Fernando; para que Castilla tuviese al frente de su gobierno un varon digno, tratóse de casar á Isabel con el jóven rey de Sicilia, que se trasladó á la morada de su esposa, y empezó á familiarizarse con los hábitos Castellanos, y como don Fernando, luego de muerto don Juan, habia de ser el natural heredero de su padre, todos los reinos y señoríos de España y de fuera de ella, que constituian la gran Corona de Aragon, pasaron á poder del esposo de la reina de Castilla, ó mejor, reuniéronse

bajo el poder de los dos esposos todos los dominios Españoles, y resultando una monarquía única y general, revivió entonces el nombre de España, establecióge en consecuencia una sola corte, desapareciendo las antiguas, y eligiendo para ello solo el centro geográfico y hasta geométrico del mapa, sin mas condiciones, los habitantes de la region escogida para tanta honra, la raza mas influyente en este mismo centro, la mas inmediatamente súbdita de la reina Castellana hubo de ejercer desde entonces la única influencia que pesó sobre las demás naciones y razas que obedecian á los reyes Católicos de España, y los antiguos centros de influencia, los núcleos de las grandes nacionalidades antes independientes, desaparecieron para siempre, transformándose las naciones confederadas en provincias Españolas, y siendo Aragon y Cataluña, respecto del nuevo centro, ni mas ni menos que cualquiera de sus hermanas ó de aquellas naciones en cuya compañía no habian vivido

antes.

Las dos corrientes, los dos grandes rios en que se dividió la multitud Hispana tras la rota de Guadalete, la que se dirigió á Asturias, donde tuvo principio la monarquía de Pelayo, y la empujada hacia Cataluña y al través del Pirineo para volver despues y erigir la soberanía de los Berengueres, confundiéndose en un mismo cauce, hacian desaparecer todas las corrientes secundarias y sus nombres, y unidos y poderosos se transformaban en inmenso lago, cuyos bordes habian de ser, à corta diferencia, los límites que tenia el reino de Rodrigo.

La monarquía general Goda fué, pues, origen de las na

ciones Hispanas, entre las que se comprende la Confederacion Catalano-Aragonesa con todos los demás estados que la engrandecieron: la monarquía Española de los Reyes Católicos acabó con la importancia de aquellas, anonadó la que habia sabido conquistarse en todo Europa la Confederacion de que tratamos.

En tal situacion ha continuado la España por tres siglos mas: si la política y el interés de la misma nacion Española reconocen que así ha de continuar para siempre y que es imposible retroceder á la situacion antigua, la Historia no dejará de consignar que España no fué jamás una nacion homogénea en carácter, costumbres, legislacion, lenguaje, tradiciones y glorias, como tampoco es igual en el clima y en las producciones de su suelo; y si la virtud y la ilustracion de sus hijos logra que se unifique lo primero, ya que lo segundo es imposible, la fuerza de los años nos hará conocer que la Providencia compensa á los pueblos que tienen vida propia, activos y laboriosos, haciéndoles centros de gran civilizacion y adelanto en los modernos tiempos, como lo fueron de empresas políticas y guerreras en la Edad Media, gracia que no alcanzarán jamás aquellos centros cuya vida es artificial, sin historia anterior que les abone, sin esperanza provechosa que les aliente.

COLECCION DE DOCUMENTOS JUSTIFICATIVOS.

ÍNDICE Y EXTRACTO DE LOS MISMOS.

I.

Testamento de Alfonso el Batallador, por el que nombra herederos y sucesores suyos en el reino de Aragon á los caballeros del Santo Sepulcro, á los Hospitalarios y á los Templarios.

II.

Donacion hecha por Ramiro II de Aragon de su hija Petronila y de su reino al Conde de Barcelona Ramon Berenguer IV. Sigue el homenaje prestado al Conde por los barones.

III.

Confirmacion de la donacion por Ramiro al Conde de Barcelona, declarando al mismo tiempo la nulidad de cuantas donaciones habia hecho, engañado, despues de aquella.

IV.

Mandato de Ramiro á sus vasallos, de todas clases, para que tengan sus castillos, fortalezas y honores por el Conde de Barcelona, y le presten fidelidad.

V.

Reversion de la parte del reino Aragonés que Don Alfonso habia dejado al Santo Sepulcro, hecha por Wilielmo, patriarca de Jerusalen, al Conde de Barcelona Ramon Berenguer.

VI.

Carta de Wilielmo, patriarca de Jerusalen, al Conde de Barcelona Ramon Berenguer, confirmándole la reversion ó cesion de la parte del reino Aragonés que Don Alfonso habia dejado al Santo Sepulcro, recomendándole un comisionado que le envia á este objeto, y celebrando la fama de que disfruta.

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Confirmacion hecha por Raimundo Maestre del Hospital, junto con los priores Martin y Caixal, de la cesion de la parte del reino Aragonés, que dejó al Hospital y al Templo Don Alfonso, á favor del Conde de Barcelona Ramon Berenguer.

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