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se presenta fácil inclinar á los chinos á trabajos forestales y agrícolas, haciéndoles abandonar el comercio al menudeo, que hoy constituye su principal y casi exclusiva ocupacion. Creo que no debe desperdiciarse ocasion de estrechar nuestras relaciones con el Imperio japonés, de dar á conocer allí los productos de Filipinas y de procurar establecer un comercio entre ambos países, los cuales, á pesar de su vecindad, no están hoy en contacto mercantil. Situado el Japon en el gran camino de los continentes norte-americano y asiático, punto forzado de escala para los buques que saliendo de San Francisco de California van á Hong-kong, encerrando una gran riqueza áun no explotada, está llamado á ser el centro del comercio en el remoto Oriente y merece nuestra preferente atencion.

Si todos los países vecinos al Archipiélago se nos presentan como consumidores de maderas en vez de ofrecérsenos como productores capaces de hacernos una temible competencia, no sucede así si nos fijamos en las riquísimas colonias que Holanda tiene en el mar de las Célebes y que por su floreciente estado son objeto de envidia y de estudio por parte de todas las naciones europeas, inclusa la orgullosa Inglaterra, que tanto se precia de potencia colonizadora. Su próspero estado lo demuestra la comparacion de los presupuestos de 1857 con los de 1830. En estos aparece un déficit de 2.296.317 florines, ó sean unos 5.902.730 pesetas, siendo la poblacion, segun el censo de aquel año, de 6.838.335, mientras que aquellos arrojan un sobrante de 45.387.928 florines, ó sean 115.843.661 pesetas, con un número de habitantes que llegaba á 11.594.158, siendo de advertir que en todo

este tiempo no ha habido baja alguna en el presupuesto de gastos; ántes al contrario se elevó éste de 28.869.361 florines (equivalentes á 73.689.306 pesetas) á 60.648.658 florines (que valen 177.345.947 pesetas). Semejantes resultados no necesitan ser comentados. Sólo una administracion modelo entre las mejores puede gloriarse de haberlos conseguido. Me abstendré de detenerme en una explanacion del sistema colonizador emprendido por el ilustre general Van der Bosch, á quien se debe la transformacion de Java, pues está magistralmente tratado en la obra, cuyo estudio recomiendo encarecidamente á cuantos se interesen por la prosperidad de nuestro Archipiélago, de J. W. B. Money titulada, Java or how to manage a colony (1). Las islas holandesas: Java, Sumatra, parte de Borneo (2) y las Molucas, distan mucho de ser pobres en maderas; sin embargo, especialmente la primera, no pueden sostener el parangon con nuestras Filipinas, si bien satisfacen el consumo interior no tienen existencias de las de construccion para exportar, ni aún las Molucas, célebres por su comercio de especería y cuya flora tanto se asemeja á la de Mindanao. En esta isla vegeta silvestre el árbol de la canela, que si se cultivase, seria una riqueza para la isla. Proceden de ellas, entre otras maderas preciosas, el alcanfor y el sándalo. La colonizacion de Sumatra está atrasada respecto de la de Java. En

y

(1) Dos tomos en 8.o, publicada en Londres por Hurt y Blac-Kett en 1861. (2) Esta isla, la mayor de aquellos mares, nos pertenece de derecho segun documentos auténticos que he tenido ocasion de ver. No tenemos en ella, como es sabido, ningun establecimiento.

Borneo sostiene el Gobierno holandés tan sólo algunos establecimientos, faltos casi de vida propia, pero que sirven para realizar de hecho la posesion usurpada de una isla desatendida y abandonada por nosotros desde aquellos tiempos en que, por no ponerse el sol en nuestros Estados, parecíanos de poca importancia la ocupacion de un país de extension tan considerable.

Si bien más apartado al Oeste, y no pudiendo casi considerarse como situado en el extremo Oriente, hay una colonia inglesa de gran interes como productora de maderas, y es la establecida en la costa NO. de la Indo-China, en el antiguo imperio de Birmania. Los inteligentes esfuerzos de una administracion forestal, encomendada á un personal facultativo distinguido á las órdenes del ilustrado dasónomo Dr. Brandis, se han visto coronados en breve tiempo por los resultados más satisfactorios. En la Memoria de produccion de 1871-72 se ha hecho ya un breve paralelo de la gestion forestal inglesa en Birmania

y

la española en Filipinas, y se ha dado una idea exacta de la naturaleza de los trabajos emprendidos por aquella, haciendo consideraciones que, si son atendidas como merecen, probarán que sabemos aprovechar las lecciones que en esta materia nos dan las razas anglo-sajonas en Europa y fuera de ella. Hasta ahora no sé que haya llegado al Archipiélago más que un cargamento de maderas de Birmania, y áun esto por efecto de un accidente siendo desgraciadísima la expedicion. El buque que las conducia salió de Singapore no sé si para Hong-kong ó para Shanghai, corrió fuertes tempestades y con grandes averías, que le imposibilitaban seguir su viaje, arribó á Manila, donde

las maderas no pudieron hallar salida hasta que en pública almoneda fueron vendidas á ínfimos precios.

De todo lo expuesto podemos legítimamente deducir que las islas Filipinas parecen destinadas, por la naturaleza, á ser el gran centro productor de maderas del remoto Oriente. Hoy lo son, en efecto, y lo serán en mayor escala si no se desatiende este importante ramo de la pública riqueza destruyendo la obra de aquélla y si dirigimos los esfuerzos á fomentarlo por cuantos medios se presenten á nuestro alcance. Vemos que á las puertas del Archipiélago filipino hay el malayo, que no hace medio siglo era gravoso á la Metrópoli costándole su sostenimiento bastantes millones, y que en cuatro años (1830-34) del gobierno de un hombre de Estado eminente, de voluntad de hierro, del citado Van der Bosch, dió, en el ejercicio de 1834, un sobrante de 28.976.705 pesetas. No nos asusten, pues, las poco satisfactorias cifras de los presupuestos de Filipinas. Hay medios bastantes para obtener allí en breve tiempo, impulsando la produccion, no sólo su nivelacion, que este objeto no bastaría, si no hasta un exceso de ingresos bastante para desahogar el Tesoro de la Península con sobrantes más considerables

que el gran déficit que hoy ofrecen. Para ello no hay más que aprovechar la enseñanza que el sistema de Holanda en el Archipiélago malayo nos ofrece y reconocer de cuanta importancia es que la Autoridad superior se ocupe preferentemente, y por sí misma, del estudio de las cuestiones agrícolas asesorándose de personas facultativas en la parte puramente técnica, que no puede suponerse familiar á un hombre de Gobierno, como no lo era al gran regenerador

de Java, partiendo de esta base la iniciativa del planteamiento inmediato de las que estime convenientes á la prosperidad del país. Mucho se ha inculpado al sistema de Van der Bosch de ser puramente utilitario para Holanda é inhumano para los indígenas diciendo que pesaba sobre ellos como una disfrazada esclavitud, y recientemente así lo hemos leido en un artículo de un conocido publicista español, que preferentemente se ocupa de los problemas coloniales, pero el solo exámen de los datos estadísticos del movimiento de poblacion demuestra que ésta casi ha duplicado desde que aquel se aplica, indicio seguro de la prosperidad de un pais más decisivo que el aumento de las rentas públicas. El malayo, pasando en Java de embrutecido holgazan á cultivador, ha mejorado de suerte alcanzando un bienestar relativo, alcanzándolo forzosamente á pesar suyo y por medio del trabajo obligatorio, lo cual quizás no suene muy bien á algunos adeptos de nuestra escuela reformista; pero que es una gran verdad, cuya trascendencia casi sólo aprecia el que viviendo, aunque sea corto tiempo, entre los pueblos indios se ha penetrado bien de ella.

Si en los mercados del continente asiático hallan ya cil y lucrativa colocacion las maderas del Archipiélago, aumentando la demanda de dia en dia, y si de la apertura de los del Japon esperamos justificadamente un desarrollo de su comercio, la superior calidad de algunos de dichos productos, hoy áun poco conocidos, para la construccion naval induce á creer que los principales arsenales del mundo han de llegar á pedir determinadas piezas á Filipinas para buques en que se quiera emplear materiales de pri

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