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No. 372.

Amigos é vasallos de Dios omnipotent,

si vos me escuchasedes por vuestro consiment, querriavos contar un buen aveniment: terrédeslo en cabo por bueno verament.

Yo Maestro Gonzalo de Berceo nomnado, yendo en romería caecí en un prado verde é bien sencido, de flores bien poblado, lugar codiciadero para ome cansado.

Daban olor sobejo las flores bien olientes, refrescaban en ome las caras é las mientes, manaban cada canto fuentes claras corrientes, en verano bien frias, en ivierno calientes.

Habie hí grand abondo de buenas arboledas, milgranos é figueras, peros é manzanedas, é muchas otras fructas de diversas monedas, mas non habie ningunas podridas nin acedas.

La verdura del prado, la odor de las flores, las sombras de los arbores de temprados sabores refrescáronme todo é perdí los sudores: podrie vivir el ome con aquellos olores.

Nuncua trobé en sieglo lugar tan deleitoso, ni sombra tan temprada, nin olor tan sabroso : descargué mi ropiela por yacer mas vicioso, poséme á la sombra de un arbor fermoso.

Yaciendo á la sombra perdí todos cuidados, odí sonos de aves dulces é modulados: nuncua udieron omes órganos mas temprados, nin que formar pudiesen sones mas acordados.

Unas tenien la quinta é las otras doblaban, otras tenien el punto, errar no las dejaban, al posar, al mover todas se esperaban, aves torpes nin roncas hí non se acotaban.

Non serie organista, nin serie violero, nin giga nin salterio, nin manoderotero, nin instrument nin lengua, nin tan claro vocero, cuyo canto valiese con esto un dinero.

Peroque vos disiemos todas estas bondades, non contamos las diezmas, esto bien lo creades: habie de noblezas tantas diversidades, que no las contarien priores ni abades.

El prado que vos digo habie otra bondat, por calor ni por frio non perdie su beldat, siempre estaba verde en su integridat, non perdie la verdura por nula tempestat.

Manamano que fui en tierra acostado, de todo el lacerio fui luego folgado: oblidé toda cuita, el lacerio pasado, qui allí se morase serie bien venturado.

Los omes é las aves cuantas acaecien, levaban de las flores cuantas levar querien, mas mengua en el prado ninguna non facien, por una que levaban tres é cuatro nacien.

El fructo de los arbores era dulz é sabrido, si Don Adam hobiese de tal fructo comido, de tan mala manera non serie decibido, nin tomarien tal daño Eva ni su marido. Señores é amigos, lo que dicho habemos palabra es oscura, exponerla queremos: tolgamos la corteza, al meollo entremos, prendamos lo de dentro, lo de fuera dejemos.

Todos cuantos vivimos que en piedes andamos,

siquiere en prisión ó en lecho yagamos,

todos somos romeos que camino andamos :

San Pedro lo dis esto, por él vos lo probamos.

Cuanto aqui vivimos en ageno moramos,

la ficanza durable suso la esperamos: la nuestra romería estonz la acabamos

cuando á paraiso las almas enviamos.

En esta romería habemos un buen prado, en qui trova reparo tot romeo cansado, la Vírgen gloriosa, Madre del buen criado, del cual otro ninguno egual non fue trovado.

Esti prado fue siempre verde' en honestat, ca nuncua hobo mácula la su virginidat, post partum et in partu fue virgen de verdat, ilesa, incorrupta en su integridat.

La sombra de los arbores buena dulz é sanía, en qui habe reparo toda la romería,

si son las oraciones que fas Sancta Maria, que por los pecadores ruega noche é dia. Cuantos que son en mundo justos é pecadores, coronados é legos, reys é emperadores, allí corremos todos vasallos é señores, todos á la su sombra imos coger las flores.

Los arbores que facen sombra dulz é donosa, son los santos miraclos que fas la Gloriosa, ca son mucho mas dulces que azúcar sabrosa, la que dan al enfermo en la cuita rabiosa.

Las aves que organan entre esos fructales, que han las dulces voces, dicen cantos leales, estos son Agustin, Gregorio, otros tales, cuantos que escribieron los sus fechos reales.

Estos habien con ella amor é atenencia, en laudar los sus fechos metien toda femencia, todos fablaban de ella, cascuno su sentencia, pero tenien por todo todos una creencia.

Tornemos ennas flores que componen el prado,

que lo facen fermoso, apuesto é temprado:
las flores son los nomnes que li da el dictado
á la Virgo Maria, Madre del buen criado.
La benedicta Virgen es estrella clamada,
estrella de los mares, guiona deseada,
es de los marineros en las cuitas guardada,
ca cuando esa veden es la nave guiada.

Es clamada y eslo de los cielos reína, templo de Jesu Cristo, estrella matutina, señora natural, piadosa vecina,

de cuerpos é de almas salud é medecina.

Ella es dicha fuent de qui todos bebemos, ella nos dió el cibo de qui todos comemos, ella es dicha puerto á qui todos corremos, é puerta por la cual entrada atendemos.

que

Es dicha vid, es uva, almendra, malgranada, de granos de gracia está toda calcada,

oliva, cedro, bálsamo, palma bien elevada, piértega en que se hobo la serpiente alzada.

Señores é amigos, en vano contendemos,

entramos en grand pozo, fondo nol' trovaremos, porque mas son los nomnes que nos de ella leemos, que las flores del campo del mas grand que sabemos. Desuso lo disiemos que eran los fructales en qui facien las aves los cantos generales, los sus santos miraclos grandes é principales, los cuales organamos en las fiestas caudales.

Quiero dejar contanto las aves cantadoras, las sombras é las aguas, las devant dichas flores: quiero de estos fructales tan plenos de dulzores fer unos pocos versos, amigos é señores.

Quiero en estos arbores un ratielo subir, é de los sus miraclos algunos escribir: la Gloriosa me guie que lo pueda cumplir, ca yo non me trevria en ello á venir.

Terrélo por miraclo que lo fas la Gloriosa si guiarme quisiere á mí en esta cosa: Madre plena de gracia, reína poderosa, tu me guia en ello, ca eres piadosa.

Era

No. 373.

ra un simple clérigo pobre de clerecía, dicie cutiano misa de la Sancta Maria, non sabia decir otra, diciela cada dia, mas la sabia por uso que por sabiduría.

Fo est misacantano al Bispo acusado que era idiota, mal clérigo probado: Salve Sancta Parens solo tenie usado, non sabie otra misa el torpe embargado.

Fo durament movido el Obispo á saña, dicie: nuncua de preste udí atal hazaña: diso: dicit al fijo de la mala putaña que venga ante mí, no lo pare por maña.

Vino ante el Obispo el preste pecador, habie con el grand miedo perdida la color, non podie de verguenza catar contral señor, nuncua fo el mezquino en tan mala sudor.

Dísoli el Obispo: preste, dime verdat,

si es tal como dicen la tu neciedat: dísoli el buen ome: señor, por caridat si disiese que non dizria falsedat.

Dísoli el Obispo: cuando non has ciencia de cantar otra misa, nin has sen, nin potencia, viédote que non cantes, métote en sentencia: vivi como mereces por otra agudencia.

Fo el preste su via triste é desarrado,

habie muy grand verguenza, el daño muy granado, tornó en la Gloriosa ploroso é quesado, que li diese consejo, ca era aterrado,

La Madre preciosa que nunca falleció

á qui de corazon á piedes li cadió,
el ruego de su clérigo luego gelo udió:
no lo metió por plazo, luego li acorrió.

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