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sion de las ideas. No conoceria ni sus ideas, ni la necesidad de esta concordancia.

La Escritura santa nós enseña que el hombre ha sido formado á semejanza de Dios: Ad similitudinem Dei creavit illum. Es á saber, que ha recibido una alma espiritual, inmortal y libre; imágen de Aquél que es esencialmente espíritu puro, eterno é independiente. Así Moisés nos da sobre la excelencia de nuestro ser luces que no hubiéramos podido esperar de ningun filósofo. Vano seria lisonjearse de resolver sin la revelacion los grandes problemas del origen, naturaleza y destino del hombre. Los que los han probado, han tenido mal éxito.

Pero es preciso observar que la ignorancia está unida tambien á la corrupcion del corazon. Las pasiones desarregladas forman en nosotros como nubes que se extienden en el espíritu y lo oscurecen. Platon, Aristóteles y Ciceron, habrian podido demostrar tan bien como los filósofos cristianos ciertas verdades que dependian de la sola razon, si no hubiesen sido dominados por la idolatría; si su razon ya debilitada por la caida primitiva no se hubiese debilitado aun mas por esta nueva caida. Porque ellos tambien tenian sus luces naturales; poseian como nosotros verdades primeras, y podian deducir de ellas las mismas consecuencias siguiendo las reglas del raciocinio que les eran tambien naturalmente conocidas.

En todas las épocas de grandes desórdenes ocasionados por una profunda perversidad del corazon humano, se ve oscurecerse la verdad, la razon perder de su fuerza, y sobre todo de su rectitud natural; y entonces es cuando aparecen en el mundo esos espíritus falsos, que todo lo confunden en filosofia y en religion, ó que llevan la corrupcion y el mal gusto en la literatura y las artes. ¡Qué cosa merece mas compasion que las incertidumbres y dificultades de los filósofos de la antigüedad sobre la naturaleza y aun sobre la existencia del alma!

Platon le atribuye movimiento y extension. Aristóteles la forma de un quinto elemento material; pero solamente mas sutil que el aire ó el fuego. Ciceron queda indeciso entre estas diversas

1

Tresne partes habeat, ut placuit Platoni? (Acad. 1, 39).

2 Natura multo integriora ac puriora.

opiniones, y no sabe aun si hay una alma1. «Leed tanto como «querais á Homero, el grande teólogo de los griegos, y nada ha<«<llaréis en él que pueda haceros conjeturar que él pensase en al«guna cosa espiritual é incorporal; dice el abate Fleury .»

Mas la razon una vez apartada de la idolatría, recobró una nueva fuerza, y los filósofos pudieron con el auxilio de su sola luz penetrar mas adelante y con mas certidumbre en los problemas de filosofía natural. Descubrieron con claridad lo que los idólatras no vislumbraban sino confusamente desde el seno de las sombras de la muerte en que se hallaban.

De esta diversidad de opiniones entre los filósofos de todos los tiempos no conviene apresurarse á concluir, como tan temerariamente lo hacen algunos al presente, que no hay verdadera filosofía; que solo existen sistemas mas o menos incoherentes entregados á nuestras disputas. Es preciso ver la causa de esta diversidad, en lugar de sacar de ella una consecuencia absurda. El hombre ha sido criado racional;

La razon es una luz que le ha sido dada para dirigirse 3.

Con la ayuda de esta luz, de la que algunos rayos siempre se abren paso al través de las tinieblas aun las mas espesas, es conducido con certidumbre, é independientemente de la fe, á un cierto grado de ciencia ó de filosofía; grado que puede aumentarse á medida que las pasiones ejercen menos imperio sobre la razon. Hemos mostrado en el curso de esta obra que Moisés era el mas sábio de los geólogos; reconozcamos aun que es el mas profundo de los filósofos. Hace ya mas de tres mil años que nos ha ilustrado sobre los puntos tan importantes de la naturaleza del hombre.

1

Tenemus ne quid sit animus? ubi sit? denique sit ne; an ne sit quidem ullus? (Acad. 1, 39).

2 Costumbres de los israelitas.

4

3 Bossuet.

5

Bourdaloue.

Descartes hace notar en su Carta dedicatoria á la Sorbona, que el concilio de Letran bajo Leon X, condena en su octava sesion á los que se atreven á decir que las razones humanas no eran suficientes para demostrar, independientemente de la Fe, ciertas verdades filosóficas; que el Concilio ordena á los filósofos el responder á sus argumentos, y emplear todas las fuerzas de sus talentos para hacer conocer la verdad.

y su degradacion. Él ha proclamado el primero que habíamos sido criados á imágen de Dios, y nos ha enseñado por qué y cómo esta imágen habia sido desfigurada, dándonos así la clave de los mas grandes misterios de la naturaleza, explicándonos la causa de estas perpétuas contradicciones que se hallan en nuestro corazon; de esta mezcla de luz y tinieblas que ocupan nuestro espíritu; de esos sentimientos que nos elevan y arrebatan algunas veces, y de este peso que nos rebaja y nos arrastra muy a menudo: Video meliora proboque, deteriora sequor1.

1 Ovidio.

CAPÍTULO XII.

CONTINUACION DEL DIA SEXTO. -EL HOMBRE.

El hombre ha nacido para la verdad. - Doble luz y doble camino para conducirle á ella.-Tres sistemas en filosofía. ¿Cuál es el verdadero? - Método de Descartes. No le es particular á él. — Jamás ha sido ni podido ser condenado. Razon individual. Su autoridad siguiendo á Fenelon, Bossuet y Bourdaloue. Necesidad de oponerse á los errores de la nueva escuela.- La filosofía es una ciencia que tiene sus principios ciertos. - Dos axiomas que pueden servirle de base. -¿Cuál es el mejor? - Qué debe pensarse del de Descartes. Ciego odio contra este filósofo. - Ejemplo muy notable de esta ceguedad. Conclusion de toda la obra.

Echemos aun una rápida ojeada sobre los medios que el hombre posee despues de su caida para llegar á la verdad.

Nacido para poseerla, la desea, la busca, pero está expuesto al error. Tinieblas interiores oscurecen su razon; por defuera espíritus falsos se esfuerzan en extraviarlo y seducirlo. ¿Qué camino seguirá? ¿Qué luz le iluminará en esta importante investigacion?

Dos vias se presentan: la via de exámen primeramente, y en seguida la via de autoridad.

Una doble luz lo guia: la razon y la fe.

La razon lo conduce á la fe; la fe suple á la insuficiencia de la

razon.

La razon, ó la luz natural, le da la certidumbre de las verdades que le descubre 1.

La fe, ó la luz sobrenatural, le conduce mas léjos que la razon, hasta los límites que la soberana sabiduría ha puesto en este mundo á la inteligencia humana.

y

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Per lumen naturale intellectus noster redditur certus de his quae lumine illo cognoscit. (Santo Tomás).

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Con la ayuda de estas dos antorchas, el espíritu humano marcha con seguridad á la investigacion de la verdad.

1

¿Cómo principios tan evidentes han podido ser desconocidos? Pero ¿cómo no lo habrian sido en una época en que la degradacion original ejerce mas que nunca su maligna influencia, en que la anarquía de las inteligencias se manifiesta en todo y por todas partes? Espíritus excesivos, movidos del abuso que los herejes hacen del sentido privado en religion, se han imaginado combatirlo, aun en filosofía; y sustituyendo un exceso á otro exceso, han estimado mas confundirlo todo, que distinguir entre las verdades y examinar qué genero de prueba es propio á cada una. Hábiles por otra parte en el arte dañoso de colorar un sofisma, han fácilmente seducido á los amantes de nuevas vias, cuyo oido es mas seguro que el juicio, y que no aprecian la bondad de un discurso sino por las palabras mas o menos armoniosas bajo las cuales es presentado.

Segun Mr. de Lamennais, no hay sino tres sistemas posibles en filosofía ; y en punto á esto no se engaña:

1

El uno tiene por base la razon particular del indivíduo;

El otro la razon comun de la especie;

El tercero, despreciando la razon, no busca el principio de certidumbre sino en la Escritura santa.

«Fuera de esto, dice, hay el escepticismo absoluto; es pues « preciso adherirse de toda necesidad á uno de los tres. >>

Pero él pretende que el primero es incompatible con las bases del catolicismo; que, censurado muchas veces y bajo diversas formas, es aun menos tolerado que el tercero «rechazado de cási <«la universalidad de los Católicos, poco mas o menos calificado <«<de herético por un obispo, y que no ha sido tampoco mejor aco«gido en Roma. >>

El segundo es, pues, el solo, añade, «que le ha parecido y le pa«rece aun realmente sólido, el solo admisible,» pero él ha sido « declarado falso, absurdo, dañoso para la fe, por la mayor par«te de los obispos de Francia, proscrito de las escuelas, solem«nemente denunciado en Roma; ha sido si no condenado de una

વ્યું Nuevas misceláneas.

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