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«nes de Mr. Adolfo Brongniart, que en esas épocas remotas, la << atmósfera contenia mucho mas ácido carbónico del que contiene cal presente. Era impropia á la respiracion de los animales, pe«ro muy favorable á la vegetacion. De este modo, la tierra se cu«brió de plantas que hallaban en el aire, mucho mas rico en carbo«no, un nutrimento mas abundante que en nuestros dias. Y así es « cómo se explica la anterioridad de la creacion de los vegetales << relativamente á la de los animales 1. » No: esa anterioridad no se explica así. El origen del mundo es ya un poco antiguo, y no es seguro que Mr. Adolfo Brongniart no se haya engañado en la evaluacion precisa del carbono contenido en el aire en esta época remota. Las primeras plantas de que se cubrió entonces la tierra algunos químicos las hacen venir de un gérmen depositado en su seno, y cuyo desarrollo facilitaba el carbono; pero esto es enteramente contrario al sagrado texto, que tiene buen cuidado de hacernos observar que las causas naturales para nada obraban en esa primera produccion de los vegetales. «Dios, dice Moisés, <«< crió todas las plantas de los campos, antes que hubiesen salido de «la tierra, y todas las yerbas de la campiña antes que hubiesen bro«tado 2; » esto es, antes que hubiesen nacido de una semilla : Omnemque herbam regionis priusquam germinaret. Los efectos son, pues, aquí enteramente separados de las causas, y nada podia el carbono allí donde aun nada habia producido la palabra del Criador. Otra manera hay mas verdadera con que explicar esa anterioridad de los vegetales relativamente á los animales, que por la superabundancia del carbono. Consiste en que antes de criar los animales, era necesario proveer á su sustento. ¿Qué se hubieran hecho si en su aparicion sobre la tierra nada hubiesen hallado que comer? ¿No hubiera faltado la sabiduría del Criador? Esta explicacion no es muy científica, pero quizá gustará mas. El mismo Dios no se desdeña de dárnosla, cuando dice á Adan, que él ha criado los vegetales, para que todo lo que se mueve sobre la tierra hallase de qué alimentarse: ut habeant ad vescendum. ¡Cuándo sucederá que los sábios se reconcilien un poco con las causas finales!

1 Teoría del mundo.

ใ Génesis.

« La primera creacion, continúa Mr. Ampère, era enteramente <«< compuesta de plantas acotyledones; á una época posterior mez«cláronse con ellas coníferas y cycadeas; despues aparecieron «las plantas monocotyledones, y por fin las dicotyledones, que pue«den mirarse como las mas perfectas, y las mejor organizadas pa«ra resistir al frio 1.» Hé aquí el órden siguiendo los principios de la química; pero Moisés no distingue épocas en la creacion de las plantas; ellas aparecieron en el dia tercero, y á esta sola palabra: Germinet terra. Las conjeturas de Mr. Ampère son insostenibles; el sol, la temperatura, las cualidades del aire atmosférico habian sido puestas en estado conveniente para que las dycotiledones y las coníferas pudiesen vivir juntamente desde el primer instante de su aparicion, como aun viven al presente.

Así, desde el fin del dia tercero, la morada del hombre estaba ya dispuesta para recibirle. La tierra tenia sus fuentes que la regaban como una lluvia bienhechora: Fons ascendebat è terra irrigans universam superficiem terrae; ella tenia sus rios, mares, bosques, praderas, árboles frutales cargados de sus primeros frutos, y conteniendo en sí mismos su semilla; tenia su luz y sus tinieblas; su tarde y su mañana; los astros solos no habian aun brillado en el firmamento. Dios queria en la série de los siglos hacer comprender á los hombres corrompidos y llevados á la idolatría, que todo dependia de él solo; que las producciones de la tierra podian prescindir de la presencia de los astros; y «que esas grandes y «magníficas lumbreras, que se ha querido convertir en divinida«des, no tenian por sí mismas ni la preciosa y esplendente mate«ria de que están compuestas, ni la admirable forma á que las ve«mos reducidas,» pues que la luz existia é iluminaba al mundo antes de su existencia.

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Teoria de la tierra. (Revista de los dos mundos, mes de julio de 1833).. 2 Bossuet, Hist. univ.

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Creacion de los astros. -Hipóteses de Herschel inconciliables con el Génesis. -¿El sol ha perdido nada de su resplandor, despues de su orígen? -¿Los cometas van á reanimarlo? - Conjeturas sobre la combustion que experimenta. — Sistema planetario.—Su regularidad prueba que preside en él una inteligencia. ¿Cómo se puede apostar, siguiendo los sábios, que no es efecto de la casualidad? — Daño de estos cálculos.-Nada sucede por casualidad. Causa final de los astros señalada en la Escritura. - Movimiento de la tierra. ¿Está matemáticamente demostrado? - Sus pruebas reducidas á una sola. Esta no es incontestable. - Opinion de Mr. Delaplace. - Incompatibilidad de la existencia de la atmósfera con el movimiento de la tierra. ¡ Milagro de Josué! - Cuadrante de Achaz. — El verdadero sistema del mundo es un enigma. Dificultad de persuadirse el movimiento de la tierra. Pensamiento de Mr. de Maistre. Pluralidad de mundos. -Razones físicas y morales que parecen combatirla.

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¡Qué espectáculo mas pasmoso que el de la tierra en el momento en que salió de las manos del Criador! ¡Qué pincel podria reproducirnos el encanto de los sitios, la belleza de las sombras, la limpieza de las aguas, el brillo y variados colores de las flores! Pero, cuanto más magnífica era esa tierra durante el dia, tanto mas espantosa era durante la noche. Apenas la luz habia desaparecido, se apoderaba de ella una oscuridad cuya negrura nada templaba; semejante sin duda á aquellas tinieblas palpables de que Moisés, muchos siglos despues, cubrió los países perseguidores del pueblo de Dios. Un tal estado no podia subsistir en la morada del hombre.

Desde el dia cuarto, Dios crió dos grandes luminares, el uno para presidir al dia, y el otro á la noche: el primero brillando por sí mismo é iluminándonos directamente con su luz; el segundo, de menores dimensiones, subordinado en todo al primero, y di

sipando la oscuridad de la noche.con su luz reflejada y menos viva. Colocó tambien en el firmamento innumerables estrellas, que proyectan su luz hasta nuestra atmósfera, que templan con sus fuegos la temperatura de los espacios celestes, y cuyo resplandor y variedad embellecen la bóveda de los cielos.

La ciencia ha podido ensayar el formar conjeturas sobre el órden en que los diversos seres han aparecido sobre la tierra. Ha podido emprender el deducir de sus observaciones, nociones sobre la antigüedad de nuestros continentes, y sobre las diversas épocas de su formacion. Pero ¿qué nos dirá sobre los astros? ¿En qué sistema nos explicará las circunstancias de su orígen, el momento determinado de su aparicion, la causa de su movimiento no interrumpido en el espacio de sesenta siglos? Es evidente que sola la revelacion puede instruirnos aquí. «Sean en el firmamento «del cielo cuerpos de luz; » y el efecto siguió al mandamiento; y en estas pocas palabras el Escritor sagrado nos cuenta toda la historia de los cielos. Pero la ciencia incrédula y curiosa no se contenta con ella; querria ir mas léjos; parece que se lisonjearia de sorprender el secreto de la creacion, y de penetrar en alguna manera en la operacion impenetrable de Aquel que fecunda la nada, y que hace salir lo que debe ser, de lo que no existe.

Cuando, en una noche serena, el cielo centellea con todas sus luces, vense acá y acullá en las regiones elevadas del firmamento unas cosas como nubes débilmente luminosas y de diversas figuras, que los astrónomos designan bajo el nombre de nebulosas. En el seno de esa materia gaseosa infinitamente rara es en donde los sábios buscan actualmente descubrir el misterio de la formacion del universo.

«Herschel, dice Mr. Ampère, se creyó autorizado á admitir, «que la materia de que están compuestos los mundos estaba, al «primer aspecto, en el estado gaseoso. En efecto, habia visto que <<< entre las nebulosas, las unas no ofrecen al ojo sino una luz difuasa y homogénea, análoga á la de la cola de los cometas, mien«tras que otras presentan en esta misma luz puntos mas brillan«tes, que parecen indicar que las partículas gaseosas empiezan «á reunirse en núcleos sólidos ó líquidos. Habia por otra parte «observado, que el resplandor de estos puntos aumenta á medi

«da que la luz difusa va perdiendo su intensidad, y de ahí habia «< concluido muy naturalmente, que esas diferencias correspon<«<dian á las diferentes fases por las cuales ha pasado un mundo << despues de la época de su formacion. »

Se puede dudar de que esas consecuencias sean tan naturales como lo parecen al ilustre fisico; y que se esté dispuesto á creer, sobre observaciones tan vagas, y puede tambien decirse, tan pueriles, que todos los cuerpos del universo hayan pasado del estado gaseoso al líquido, y de este al sólido, y que ellos hayan sido sucesivamente cometas, estrellas, planetas; de manera que cada nebulosa sea como «el gérmen y la esperanza de un sistema de «mundos futuros, análogo al sistema completo de nuestro sol y << estrellas 1.» Metamorfosis por metamorfosis, tanto se estimarán las de Ovidio. No, nadie creerá que millares de mundos se elaboren así perpétuamente sobre nuestras cabezas; y por mas respetable que sea la autoridad científica de Mr. Ampère, no nos persuadirá que «esta hipótesis de Herschel nada tiene que no sea muy «conciliable con el texto del Génesis. » Si Dios descanso en el dia séptimo, no se forman ya nuevos mundos.

Pero, por fin, todos esos sistemas nos dispensarán de recurrir al grande milagro de la creacion? porque este es el punto esencial. Que se nos diga, pues, ¿ de dónde ha venido la materia de las nebulosas? ¿cuál es la causa de su existencia? ¿cómo se han establecido los centros de atraccion en torno de los cuales se aglomera esta materia; quién ha hecho nacer esas leyes de la atraccion; quién ha dado el primer impulso para obligar á los nuevos cuerpos á moverse circularmente á medida que eran formados? Si no puede hallarse la razon de esos fenómenos, será preciso definitivamente remontar á un Dios criador, quién solo ha dado el ser, la forma y el movimiento; y entonces ¿por qué embarazarse con esta sucesion de formas que nada justifica, y que es enteramente contraria al órden del texto sagrado? Moisés no nos muestra las estrellas, primeramente en el estado líquido, solidificándose, despues apagándose ó incrustándose para reducirse á planetas; pero da á la tierra, destinada á la habitacion del hombre,

1 Teoría del mundo. (Revista de los dos mundos, 1.o de julio de 1833),

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