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insistiendo con mucha constancia en todo lo que no está concedido, por ver si puedo conseguir que los Estados se cansen de la iniquidad de las largas de franceses, y se resuelvan á concluir ellos, como muchos se esfuerzan á persuadir que lo harán. Vuestra Majestad será servido de mandar reparar en la respuesta que dimos sobre los intereses de Italia en el punto. que habla de la Liga que pretenden franceses hacer para afianzar, segun dicen, todo este Tratado, y el intento fué hacer constar á aquellos Príncipes con evidencia la ambicion é interés particular con que franceses tratan las cosas de aquellas Provincias, y al revés, el candor y realidad con que de parte de Vuestra Majestad se atiende sólo á la entera pacificacion, para la cual se estima por el medio más oportuno y más proporcionado reintegrar á cada cual de los Príncipes en su dominio antiguo. Tuve por muy conveniente que esta declaracion pueda llegar á Italia al tiempo que se halla con tanta turbacion y alteraciones, y particularmente en los dominios y Estados de Vuestra Majestad, por si aquellos Príncipes quisieren abrir los ojos, mirar á sí mismos y considerar el riesgo y peligro en que los pondria cualquiera novedad. Tengo experiencia de que todas las consideraciones de razon y de prudencia sirven de poco, si lar armas no dan reputacion á las negociaciones; y espero lo que Dios habrá querido que obre el Sr. D. Juan, en quien todos tienen puestos los ojos, ya que desde 8 de Agosto, que dicen se hizo á la vela en las costas de España, á 14 de Octubre, apénas sabemos que se haya dejado ver en el mar de Italia. Enviaré copia á todos los Ministros de la proposicion de franceses, como de nuestra respuesta. Guarde Dios, etc.

Copia del papel que, de parte de los Plenipotenciarios de Su Majestad, se entregó á los medianeros sobre algunos de los puntos de Italia, y Liga de aquellos Principes, en Munster á 13 de Octubre de 1647.

En cuanto á los intereses de Italia, la intencion firme y constante del Rey Católico, es, y ha sido siempre, de procurar

á todo su poder restablecer en aquellas provincias una firme, entera y segura paz; y, para contribuir á ella real y sinceramente, ha ofrecido, y de nuevo ofrece, la entera restitucion de todo lo que hubieren ocupado sus armas en los Estados de Saboya y Mántua hasta el dia de la permutacion de las ratificaciones, sin reserva alguna, haciendo de su parte el Señor Rey Cristianísimo una tal reintegracion de todas las plazas y puestos que ocupa á los dichos señores Duques; quedándose sólo con Piñarol, y dejando las cosas de Casal en la forma que por nuestra parte se ha convenido al parecer que dieron los señores Plenipotenciarios de los Señores Estados Generales.

En cuanto á la Liga que se propone por parte del Señor Rey Cristianísimo, convinimos en ofrecer, de parte de Su Majestad Católica, concurrir entera y realmente á este intento por todos los medios honestos que sea posible á Su dicha Majestad, en la forma y modo que, de parte del Señor Rey Cristianísimo, lo proponen los Señores, sus Embajadores; pero reconociendo que el entrar ó no entrar en una Liga es acto de mera libertad á cualquier Príncipe Soberano, á quien pertenece estimar la justificacion y conveniencia, segun sus intereses, somos forzados á reparar en que podria tenerse por especie de violencia y coaccion el quedarse entrambos Señores Reyes con lo que ocupan en Italia por este respeto, y privar á los dichos señores Duques de Saboya y Mántua del goce de sus tierras y países que, conforme al presente Tratado, les habrán de ser restituidos y entregados á buena fe, y á hacerse más dura la dicha retencion que en nombre del Señor Rey Cristianísimo se propone; considerando que, por el rehusamiento ó dilacion que, por justos respetos, podria alguno de los Señores Príncipes de Italia hacer en dicha Liga, hubiesen de quedar condenados los dichos señores Duques de Saboya y Mántua por hecho ajeno.

CARTA

DEL CONDE DE PEÑARANDa al marquéS DE CASTEL-RODRIGO. MUNSTER Á 17 DE OCTUBRE DE 1647.

(Biblioteca Nacional.-Sala de Manuscritos.-V. 238.)

Recibo la carta de V. E. de 14, en respuesta de dos mias; y como no me dice nada de su hijo ni de su salida, quiero pensar que V. E. se acomoda con lo que en esta razon le dije, obedeciendo á V. E., y no puedo negar que para mí seria de particular consuelo.

Por mi antecedente y las copias que remití á V. E. de lo que escribí á Su Majestad, habrá visto V. E. que está hecho, lo cual el Padre Vivero y demás Padres con quien comunico pareció posible y conveniente en el presente estado. Hasta ahora, sólo puedo añadir que ayer salieron de aquí, la vuelta de La Haya y de sus provincias, cuatro de estos Señores: el de Güeldres, que es Meyneswick; uno de los de Holanda, que es el Pauw, el Quenuyt y el Clau. Todos afirman que traerán una buena resolucion, y no alargan más el plazo que quince dias. Todavía me tengo mi miedo en el cuerpo, porque son poderosas las experiencias que he visto otras dos veces en esta razon. A la verdad, si ellos no se determinan, serán grandes locos, y no sé qué disculpa darán si dejan de concluir un negocio tan importante por pretexto tan vano. Anteayer estuvimos en mi casa todos; pero como entre ellos venia el Niderhorst, que es un francés tan declarado, ni se les pudo hablar intrínsecamente, ni ellos se atrevieron á dar señal expresa. Hartas dieron marcando palabrás y acciones y ademanes. Dios ha querido, por un medio extravagantísimo, traerme á las manos una cantidad considerable de cartas de París para Munster y de Muns

1 lo que al?

2 estuvieron?

ter á París. Quiere la suerte que en ellas se discurre desenfadada y largamente de las personas de Meyneswick, Pauw y Quenuyt. Yo deseaba con gran ánsia mostrárselas á todos, ó á alguno dellos; pero no se descubrió nada; y estando en esta perplejidad tratando con Brun de la materia, vinieron á nosotros, para despedirse, los que se fueron, y cuando nos despedimos, hubo lugar para aplacarse unas ciertas vistas, en las cuales se escogió toda la tienda, sin reservar nada. Yo puedo asegurar á V. E. que, á todo mi entender, ha sido un cudemestre 1; porque, con la verdad en la mano, sin otro medio, les hemos hecho constar del ánimo é intencion de franceses, y de la estima que hacen, tanto de los Estados como de las personas de estos Comisarios. Díjoseles que el negocio no era de burlas, ni admitia partidos ni medios; que era menester una gallarda defensa que les asegurase, pues conocen bien que franceses no es gente que perdona, y ménos pueden dudar que se hallan ofendidos y atravesados hasta el corazon. Espero en Dios que, pues nos ha puesto en la mano medio tan eficaz, sin obra nuestra ni diligencia nuestra, permitirá que obre el buen efecto que es razon, y que debemos esperar, si esta gente no son bestias y quieren caminar á perderse enteramente.

El Tratado con franceses se está así, sin haber dado más paso. Sé que han estado con ellos medianeros, y que se ha gritado largamente, que les ha picado la respuesta que dimos sobre los intereses de Italia tocante á la Liga, pareciéndoles forzoso que en Italia se manifieste la intencion de los unos y de los otros, la propuesta y la respuesta. Así me lo ha certificado persona que no puede dejar de saberlo, añadiendo que este Embajador de Saboya, con ser todo francés é íntima criatura de Mazarino y Servien, ha rifado con franceses y reprochádoles su ambicion, y pedido una copia de nuestra parte para enviar á su amo. De Milan ni de Génova no hubo cartas, con lo cual no sabemos cómo pasará la entrada del duque de Módena en el Cremonés, ni qué ha hecho Dios del señor D. Juan, ni de nuestra Armada

+ Coup de mailre?

Real. Hemos visto una carta de Mántua, de los 4, en que avisan que aquel ejército del Duque de Módena, reforzado de 1.000 caballos que le vinieron por el Parmesano, y de 3.000 infantes, que se cree ser enviados del Príncipe Tomás, habia sitiado á Cremona en número de 13 á 14.000 hombres; que dentro de la plaza se hallaban 4.000 infantes y 1.500 caballos; que la gente de la ciudad estaba muy animada á defenderse, y en particular habia 1.500 religiosos que tomaban las armas; que los sitiadores empezaban á padecer de víveres y del tiempo, y por todo se esperaba que el de Módena saldria descalabrado y arrepentido al entrar, ántes de tomar los puestos, como habia dado en el Mantuano, haciéndole cruel hostilidad, y tambien ocupó á Cassalmayor, en el Cremonés, al cual estaban fortificando por asegurar la retirada. Esto es lo que contiene la carta, y lo que yo puedo decir, que ya se ha puesto otra barrera incomportable al Tratado, siendo impracticable que podamos consentir en que franceses se queden con Cremona, si la tomaren, ni áun con Cassalmayor, y es más practicable esperar que ellos quieran proseguir la tratacion dejando estos puntos, ni ninguna otra cosa de cuanto ocuparen, porque ésta es la máxima incontrastable que cada dia repiten, añadiendo que si de otra manera hiciesen, perjudicarian los derechos que tienen contra nosotros. En suma, yo seré forzado á esperar lo que sobre ello me dirán de España. El arte de Mazarino es hasta atravesar por el mes de Octubre un triunfo que necesariamente embrolle y embarace la tratacion, con que la va pasando de Octubre á Navidad y de la Navidad á la primavera. A mí me han certificado que ha escrito al Príncipe Tomás, que es gran confidente suyo, que no le pide conquistas, sino que tome un punto con que pueda alojar algun trozo de ejército en el Estado de Milan. He tenido carta de Caracena, y está alborozado con el cargo de Milan. El Rey parece que ha hecho lo que debia, pues apénas se hallará alguno más obligado á saber lo bastante para aquel gobierno; pero el misacantante bien podrá ser que se arrepienta si las cosas de Nápoles no se reducen á mejor postura.

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