Imágenes de página
PDF
ePub

perniciosa guerra, y que suspiran tras la querida paz, se disminuye totalmente, si no se quita de todo punto la esperanza que tenian del reposo tan necesario. Con todo eso, se contribuirá de muy buena gana por nuestra parte en lo venidero del mismo modo que hasta ahora se ha hecho, y de lo cual así la negociacion misma, como cada uno desapasionado, podrá dar buen testimonio, todo cuanto pudiera ayudar á que se alcance una paz segura, firme y universal, deseando de todo corazon que de la parte contraria se acomoden tambien á la equidad y no alarguen más voluntariamente esta obra, ni se fien á la inconstante fortuna de las armas, dejando entretanto derramar tanta sangre cristiana inocente, ántes que procedan en esto de tal suerte, que cada uno pueda ver su deseo para la paz y holgarse de ella á su tiempo. Con que quedo etc.

COPIA

DE CONSULTA ORIGINAL DE LA JUNTA DE ESTADO.
EN MADRID Á 25 DE FEBRERO DE 1648 1.

(Archivo general de Simancas-Secretaría de Estado.-Leg. 2.353.)

SEÑOR.

Las cartas que últimamente han ido llegando del conde de Peñaranda y del duque de Terranova para Vuestra Majestad, concernientes á los Tratados de las paces generales entre Vuestra Majestad, Imperiales, franceses y sueceses, y la particular con Holanda, que han estado en las Reales manos de Vuestra Majestad, y se sirvió mandar se viesen en la Junta de Estado donde corren estas materias, son veinte: las diez y seis del Conde, sus datas desde 13 de Noviembre hasta 26 de Diciembre

1 Aun cuando las fechas de estas consultas son de 25 de Febrero y 7 de Marzo de 1648, las insertamos en este lugar, por referirse á cartas del conde de Peñaranda, de Noviembre y Diciembre del año de 47.

del año pasado, y las cuatro del duque de Terranova, desde 10 de Octubre hasta 20 de Noviembre, cuyo contenido, en sustancia, es el que se sigue:

En carta de 13 de Noviembre remite el conde de Peñaranda seis copias de las que habia escrito al Señor Archiduque Leopoldo y al marqués de Castel-Rodrigo, con algunos papeles que citan, refiriendo el curso que han tenido los Tratados de Imperiales con franceses, sueceses y protestantes, y el término en que hasta aquel dia quedaban; apuntando se habia hecho una junta en casa del Conde de Nassao, donde se propuso que el Emperador habia resuelto que la paz se acordase, concediendo todo aquello que, en nombre de Su Majestad Cesárea, habia concedido el conde de Trauttmansdorff. Refiere el Conde el modo con que negociaba el Presidente Volmar, que es con gran daño en las conveniencias de la tratacion y poca realidad, y siente lo mismo del de Trauttmansdorff, y sospecha de estar ganado de los enemigos, si bien parece no se podia presumir cosa semejante de tan gran Ministro; y habia descubierto que Volmar empezaba á separar á Vuestra Majestad de la dignidad Imperial, y que se decia hubiera ajustado con franceses, excepto en lo que toca á Vuestra Majestad y al duque de Lorena, y discurre en las intenciones del de Baviera, siendo su ánimo quedarse con el Palatinato y voz electoral. Despues llevó á efecto el asentar entre Imperiales y franceses el último ajustamiento; repara sólo en lo platicado de que franceses se obligasen á socorrer al Emperador, en caso de tener guerra con el Turco, lo cual no quisieron hacer por escrito, ni en públi co ni en secreto.

En carta de 18 de Diciembre dice el Conde lo que le obligó á comunicar á los Plenipotenciarios de Suecia las cartas interceptas de franceses que le dió el confidente, á fin que conociesen el ánimo de Francia, sin más atencion que sus conveniencias. Discurre en el modo de la paz que trataban Imperiales, tan perjudicial á Vuestra Majestad, y en el ánimo del Duque de Baviera, pues, por lograr sus intentos, ni repara en la Religion católica, ni en los intereses de Su Majestad Cesárea,

ni el aumento de la augustísima casa; siendo el Conde de opinion que, en el estado en que se hallaban las armas de una y otra parte, es de más conveniencia á Su Majestad Cesárea la continuacion de la guerra que la conclusion de la paz, en la forma que se trataba.

Dice que en otra carta de 25 del dicho mes, que envió el consejero Brun á Osnabruk, para que comunicase á los Ministros de Suecia, y en particular á Oxenstiern, padre é hijo, los papeles de franceses interceptos, que surtió bien este pensamiento, pues quedó desengañado Oxenstiern del proceder de franceses, é irritado contra ellos, ofreciendo ser su enemigo y ponerse de la parte de España por su igualdad y verdad. Que Brun visitó á todos los diputados de Príncipes que se hallaban en Osnabruk, con quienes pasó buenos oficios, y quedaron enterados del engaño de franceses.

Remite el Conde, con carta de 18 de Noviembre, copia de papel de puntos acordados sobre el Tratado entre España y Francia y firmado del Secretario de aquella Embajada, que quedaba en poder del Nuncio. Dice que, en tiempos tan calamitosos, no seria cordura perdiésemos algo de lo que se pudiere alcanzar con paciencia y tolerancia. Que el punto de Lorena es el insuperable, y el de quedar franceses dentro del Estado de Milan, pues si ocupasen algo allí, no hay apariencia de que querrán restituirlo; y apunta que con los sucesos de Italia, y la atencion. que miran á ellos franceses para gobernar su partido, se puede tener harto cuidado.

En otra de la misma fecha responde á lo que se le dijo, tocante á la declaracion que franceses pretenden de los medianeros en lo de Portugal, habiendo ordenado Vuestra Majestad al Conde, que ni en el Tratado principal ni en ningun particular ó declaratorio se nombre especificadamente á Portugal ni al Duque de Berganza; pero que, en términos generales, se podria hacer la declaracion que franceses pedian: á lo que dice el Conde, que en ningun Tratado que ha hecho con franceses se ha nombrado á Portugal ni al Duque de Berganza. Que la certificacion que franceses piden no es con otro intento sino

por nombrar á Portugal, en que él nunca ha consentido. Pide se le diga claramente lo que ha de hacer en esto. Tambien responde en esta carta á lo que se le escribió sobre las circunstancias con que de aquí en adelante se han de dar los pasaportes de bajeles holandeses que fueren á servir á la República de Venecia, en que dice obedecerá lo que Vuestra Majestad le manda.

Asimismo, con otra carta de los dichos 18, remite copia de billete de una persona que le da noticia de la correspondencia de los Plenipotenciarios de Francia á París, enviándole copia de carta del Embajador francés en La Haya á los Plenipotenciarios de Munster, avisándoles que allí se daban mucha priesa á concluir los Tratados con España, sin acordarse de Francia, en particular la villa de Amsterdan; pero que la provincia de Zelanda y el Príncipe de Orange hacian maravillas por la Francia; y tambien envia otra copia del Embajador francés en Roma, refiriendo las instancias que le hacian de Nápoles con un religioso carmelita para que diligenciase ser socorridos con la Armada naval francesa.

Da cuenta el Conde, en otra carta de la misma fecha, de la ida á Holanda de los Plenipotenciarios de aquellos Estados, y cómo los avisaba la tratacion con franceses, y el ánimo que Vuestra Majestad tenia de concluir con ellos, con las ventajas que, por interposicion de holandeses, se les ha concedido y consentido, sin perjuicio del servicio de Vuestra Majestad, en el punto de Monaco, en lo que toca á la Liga de Italia, Tratado de Querasco, los refugiados de Flándes y forma de tregua de Cataluña.

Responde á lo de querer el Papa llevar el Tratado de la paz de Munster á Roma; que el conde de Oñate no le ha dado ninguna noticia de esto, como se le insinuó, ni tiene por á propósito la mudanza de aquel Congreso.

Asímismo responde en las cosas de D. Luis de Portugal sobre el aviso que dió de la conjuracion de algunos caballeros portugueses contra la vida de Vuestra Majestad, ha entendido fué invencion del confesor de D. Luis para sacar dinero.

Discurre el Conde, en carta de 25, del estado en que caminaba la negociacion con franceses, diciendo que éstos se quieren quedar con lo que ocupan en todas partes, y lo que le pasó con el Embajador de Venecia, sobre que Vuestra Majestad se ajuste en cualquier forma, pues ve lo que le sucede en Nápoles; y apunta el Conde, que si franceses tomasen pié allí, no queda otro remedio que la guerra, ó que la resolucion de holandeses dé color á las cosas.

Con carta de 28 remite los últimos papeles que dieron medianeros de parte de franceses, y copia de lo que respondió á ellos el Conde y al punto que toca de límites.

Envia el Conde, con otra carta, copia de la ratificacion que holandeses han de hacer en el Tratado de paz, y de la de Vuestra Majestad, y otra de la resolucion tomada en estas ratificaciones, y en lo de los puestos que se han de demoler de una y otra parte.

En carta de 26 de Diciembre vuelve á repetir el Conde las cosas del Tratado de paz de los Imperiales, que siempre están en perpétua contienda y confusion. Tambien repite (como lo ha dicho) el intento que lleva el duque de Baviera en sus intereses, sin tener otra atencion más que su conveniencia, y habla asímismo del concepto en que tiene al conde de Trauttmansdorff, dando por errados los negocios que se encaminasen por

su mano.

Apunta el crédito de buen católico que en Osnabruk dieron al Nuncio por parte de protestantes, hablando con ironía, y la satisfaccion que dió al Conde, habiéndole comunicado este particular. Hace relacion del estado de las cosas de la guerra, refiriendo las plazas que habian rendido las armas imperiales.

En otra carta de la misma fecha trata de cómo se ha de ajustar el punto de aliados entre Vuestra Majestad y el Rey de Francia, nombrándose en los Tratados los que han de ser; que Vuestra Majestad no da permision para que ni en la certificacion que desean franceses de medianeros, ni en algun instrumento público se nombre al Tiranó de Portugal, ni tampoco á Portugal. El Conde dice la órden que tuvo de Vuestra Majestad para

« AnteriorContinuar »