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dolor á toda la Religion Católica; por tanto, creyera yo que el abocamiento con el Cardenal se podria concluir, ó bien se podria reconocer que habia moral certitud de concluir, y en este caso el Congreso fuera muy loable y necesario; pero en caso contrario, si yo reconociese que las máximas de la Corona de Francia están muy distintas de poderse esperar la paz, debia proseguir mi viaje sin dejar empeño ninguno en materia de Congreso, que es lo que siempre he escrito al Contarini últimamente á la respuesta de su carta de 8 de Enero y papel que la acompaña del conde de Brienne, de que remito copia.

Sírvese Vuestra Majestad de decirme, en cuanto á Cataluña, que si franceses dieren abertura tal que pueda salvar los inconvenientes que arriba se apuntan, aunque allá no se ofrece otra que la referida, despache yo correo avisando en toda diligencia: algunos temperamentos hay en las Reales órdenes de Vuestra Majestad tocante á esta tregua, como son: que podria acordarse restituyendo franceses Balaguer, Tortosa y Flix. Tercero, que podria acordarse restituyendo franceses Tortosa: por la carta de Contarini al Nuncio de Munster, cuya copia remití en despacho de 29 del pasado, y por más de otras cartas del Contarini, para diferentes personas, que he visto, no hay apariencia humana de que franceses propongan partido en cuanto á Cataluña; yo observaré lo mejor que supiere las órdenes que tengo de Vuestra Majestad, y si Vuestra Majestad se hubiera servido de insinuar cuáles partidos pudiera yo admitir, si me los propusiesen se habria ganado algun tiempo en la materia.

He mostrado al Señor Archiduque la órden de Vuestra Majestad para que Su Alteza mande que, de estos 500.000 escudos que se han remitido, se dé satisfaccion á las personas con cuyo caudal he socorrido el ejército, y así espero que lo hará; pero no se sirve Vuestra Majestad de mandar que se me dé satisfaccion de lo que he puesto en las levas y de lo que se me debe de mi sueldo, aunque se habia recibido la relacion y tanteo por menor que he enviado de todo el caudal que ha entrado en la Tesorería desta Embajada y de su distribucion, y por ella consta el alcance que hago, y, despues de haber enviado esta relacion,

remití á Brun 20.000 florines, y he recibido letras de 12.000 escudos por cuenta de mi sueldo, pagaderos á setenta dias, como de todo tengo avisado en mi antecedente despacho, y espero que Vuestra Majestad se servirá de mandar que se me dé satisfaccion, de manera que yo pueda acudir donde llamare la ocasion del mayor servicio de Vuestra Majestad. Dios, etc.

COPIA DE CARTA DESCIFRADA

DEL CONDE DE PEÑARANDA Á SU MAJESTAD, FECHA EN BRUSELAS Á 28 DE ENERO DE 1650.

(Archivo general de Simancas.-Secretaría de Estado.-Leg. 2,073.)

SEÑOR.

Esta mañana se resolvió despachar correo á Vuestra Majestad por mar, con deseo de tener prontamente informado á Vuestra Majestad de la novedad que se ofrece en Francia, habiendo resuelto el Cardenal poner en arresto (como lo ejecutó) á los Príncipes de Condé y de Conti y duque de Longavila; hánse visto diferentes relaciones del caso: yo remito á Vuestra Majestad copia de la que el Contarini hace al Nuncio de Munster y tambien de la carta que el Rey Cristianísimo ha mandado escribir al Parlamento; este negocio es de tan gran peso y de tanto ruido, que parece casi imposible que deje de causar consecuencias de mucha importancia, considerando el estado en que se halla aquel Reino, con un Rey pupilo gobernado por una Reina española, un Cardenal italiano y un duque de Orleans inconsiderable, gobernado tambien absolutamente por el Abad de la Ribiera; en el estado de aquel Reino, y humores, movimientos y fuerzas de mar y tierra, aliados y caudal, he discurrido otra vez, pero estando la cosa tan en los principios, que apénas puede haber llegado á noticia de las provincias donde el Príncipe de Condé puede tener partido y amigos, no se puede discurrir sino es pronosticando, lo cual no sufre la reverencia con que debo hablar á

Vuestra Majestad; remítome á lo que escribirán el Señor Archiduque y el conde de Fuensaldaña, y á lo que Vuestra Majestad se servirá de ver en las copias de carta del vizconde de Turena y del Gobernador de Steney que envió el conde de Fuensaldaña; esta mañana se reconoció todo en una junta donde me hallé, y el Señor Archiduque resolvió prevenir cuanto pareció conveniente, enviar persona á Normandía y otra á Luxemburg para tratar con la duquesa de Longavila y con el vizconde de Turena; y habiendo sido Nuestro Señor servido de que esto suceda al mismo tiempo que ha llegado un socorro tan considerable, creo que no se perderá por esta parte algun lance de cuantos ofreciere la oportunidad y la ocasion, y tambien fío que Vuestra Majestad se dignará de creer que en cuanto á la negociacion de la paz se caminará á proporcion de lo que fueren produciendo estos accidentes y de los Tratados particulares en que nos podriamos empeñar; á mi corto entender, merece singular reflexion el estar declarado el vizconde de Turena contra la Regencia, siendo él hugonote y un Capitan tan antiguo y que ha mandado ejércitos tantos años, porque, en fin, há mucho tiempo que oimos que los de esta religion dejan de moverse en Francia por no tener cabeza, y es muy verosímil que á esta cabeza se quieran juntar miembros de mucha consideracion. Señor, Vuestra Majestad se sirva de creerme sola esta proposicion que humildemente me atrevo á hacer: Vuestra Majestad no tiene otra guerra sino esta, ni há menester acudir á otra guerra sino á esta; aquí está Cataluña y Portugal y Portolongo y todos los intereses, y habiendo acudido gallardamente á esto, está socorrido todo y gobernado todo por un solo Dios; que no se hable en si se puede más ó no se puede más, porque esta vez es menester poder más que lo ordinario, creyendo firmemente que cada real de los que enviaren aquí en esta coyuntura, tiene de ganancia á Vuestra Majestad y á todos sus súbditos y dominios ciento por uno; yo espero que muy contínuamente se irán despachando correos, y tambien debó esperar que la materia nos dará bastantes motivos. Nuestro Señor nos guie y guarde la católica, etc.

COPIA DE CARTA DESCIFRADA

DEL CONDE DE PEÑARANDA Á SU MAJESTAD, FECHA EN BRUSELAS Á 7 DE FEBRERO DE 1650.

(Archivo general de Simancas.-Secretaría de Estado.-Leg. 2.073.)

SEÑOR.

El Embajador Brun me escribe en muchas cartas el buen celo que D. Luis de Portugal muestra al servicio de Vuestra Majestad, dándole algunos avisos de lo que se suele ofrecer, y empleándose en pasar buenos oficios con el Príncipe de Orange cuando conviene, de que sin duda Brun habrá dado cuenta á Vuestra Majestad, añadiendo que el Príncipe reiteradas veces suele encomendar los intereses de D. Luis (como primo hermano suyo), y que desea merecer con toda fineza el Real amparo y proteccion de Vuestra Majestad; y su mujer me ha escrito tambien dos cartas en este mismo sentido, representando su humilde afecto y reverencia y las necesidades que padece, y yo he juzgado que mientras Brun muestra tanta satisfaccion del proceder deste caballero, es inexcusable que experimente la clemencia de Vuestra Majestad, socorriéndole á veces con algun dinero, entendiéndolo no por vía de pension fija, por no hacerlo cosa ordinaria, sino por de cuando en cuando, conforme el útil que se sacare de su voluntad al servicio de Vuestra Majestad; en esta conformidad he escrito á Brun, y así lo pongo en la Real consideracion de Vuestra Majestad para que se sirva de ordenar lo que fuere más conveniente. Dios, etc.

COPIA DE CARTA DESCIFRADA

DEL CONDE DE PEÑARANDA Á SU MAJESTAD, FECHA EN BRUSELAS Á 7 DE FEBRERO DE 1650.

(Archivo general de Simancas.-Secretaría de Estado.-Leg. 2.073.)

SEÑOR.

Con un antecedente despacho de 28 del pasado remití copia á Vuestra Majestad de la última carta que respondí al Contarini, y ahora la remito de lo que el Contarini me ha escrito á mí, y pondera dos cosas: la una es que respondió puntualmente sin hora de dilacion á esta carta, cosa que jamás ha hecho; la otra, que esta carta que me escribe es la primera despues de haberse ejecutado la prision de los Príncipes, con que discurro que el Cardenal ha querido darnos á entender que nunca tuvo ménos miedo ni ménos necesidad de la paz, aunque, con su licencia, yo creo que tiene harto miedo y no poca razon de tenerle; conforme al contenido desta carta, se reconoce que el Cardenal no quiere que nos aboquemos los dos, y que el punto de Cataluña se quiere dar por insuperable y desesperado, y yo le tengo por tal, como he escrito otras veces, mientras algun accidente violento no sacare la negociacion de su paso ordinario; hasta hoy se han podido ver pocos efectos desta gran novedad de la prision de Condé y los demás, pero ella es tan grande, que naturalmente parece imposible que deje de producir grandes y extraordinarios acaecimientos; es menester paciencia para esperarlos, pero si tardaren en apresurar la paz sin dar algun tiempo á ver lo que sucede, yo no lo podria aconsejar, aunque haya tenido hasta ahora la opinion que es bien notoria á Vuestra Majestad, y tendria la misma si supiese que no hay medios de Hacienda para lograr los lances que verosímilmente se nos han de representar. En cuanto á la forma de tratar, yo no pienso que haya Congreso, porque no habiendo aceptado el

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