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Cuareca cuando Vasco Núñez de Balboa descubrió la mar del Sur, por lo cual es opinión que va en los hombres y no en la tierra; que bien puede ser, aunque todos seamos nascidos de Adán y Eva; bien que no sabemos la causa por qué Dios así lo ordenó y diferenció, mas de pensar que por mostrar su omnipotencia y sabiduría en tan diversa variedad de colores que tienen los hombres. También dicen que no hay crespos, que es otro notable, y pocos calvos, que dará cuidado a los filósofos para rastrear los secretos de natura y novedades del Mundo Nuevo, y las complisiones del hombre.

CCXVII

De la libertad de los indios.

Libres dejaban a los indios al principio los Reyes Católicos, aunque los soldados y pobladores se servían dellos como de cativos en las minas, labranza, cargas y conquistas que la guerra lo llevaba. Mas el año de 1504 se dieron por esclavos los caribes, por el pecado de sodomía y de idolatría y de comer hombres, aunque no comprehendía esta licencia y mandamiento a todos los indios. Después que los caribes mataron los españoles en Cumaná y asolaron dos monesterios que allí había, uno de franciscos y otro de dominicos, según ya contamos, se hicieron muchos esclavos en todas partes sin pena ni castigo, porque Tomás Ortiz, fraile dominico, y otros frailes de su hábito y de San Francisco aconsejaron la servidumbre de los indios, y para persuadir que no merecían libertad presentó cartas y testigos en Consejo de Indias, siendo presidente fray García de Loaisa, confesor del emperador, hizo un razonamiento del tenor siguiente:

y

<Los hombres de tierra firme de Indias comen car

ne humana, y son sodométicos más que generación alguna. Ninguna justicia hay entre ellos; andan desnudos; no tienen amor ni vergüenza; son como asnos, abobados, alocados, insensatos; no tienen en nada matarse y matar; no guardan verdad sino es en su provecho; son inconstantes; no saben qué cosa sea consejo; son ingratísimos y amigos de novedades; précianse de borrachos, ca tienen vinos de diversas yerbas, frutas, raíces y grano; emborráchanse también con humo y con ciertas yerbas que los saca de seso; son bestiales en los vicios; ninguna obediencia ni cortesía tienen mozos a viejos ni hijos a padres; no son capaces de doctrina ni castigo; son traidores, crueles y vengativos, que nunca perdonan; inimicísimos de religión, haraganes, ladrones, mintrosos y de juicios bajos y apocados; no guardan fe ni orden; no se guardan lealtad maridos a mujeres ni mujeres a maridos; son hechiceros, agoreros, nigrománticos; son cobardes como liebres, sucios como puercos; comen piojos, arañas y gusanos crudos do quiera que los hallan; no tienen arte ni maña de hombres; cuando se olvidan de las cosas de la fe que aprendieron, dicen que son aquellas cosas para Castilla y no para ellos, y que no quieren mudar costumbres ni dioses; son sin barbas, y si algunas les nascen, se las arrancan; con los enfermos no usan piedad ninguna, y aunque sean vecinos y parientes los desamparan al tiempo de la muerte, o los llevan a los montes a morir con sendos pocos de pan y agua; cuanto más crescen se hacen peores; hasta diez o doce años paresce que han de salir con alguna crianza y virtud; de allí adelante se tornan como brutos animales; en fin, digo que nunca crió Dios tan cocida gente en vicios y bestialidades, sin mezcla de bondad o policia. Juzguen agora las gentes para qué puede ser cepa de tan malas mañas y artes. Los que los habemos tratado, esto habemos conoscido dellos por experiencia, mayormente el padre fray Pedro de

Córdoba, de cuya mano yo tengo escripto todo esto, y lo platicamos en uno muchas veces con otras cosas que callo.

Fray García de Loaisa dió grandísimo crédito a fray Tomás Ortiz y a los otros frailes de su orden; por lo cual el emperador, con acuerdo del Consejo de Indias, declaró que fuesen esclavos, estando en Madrid, el año de 25. Mudaron de parescer los frailes dominicos. Reprehendían mucho la servidumbre de indios en los púlpitos y escuelas, por donde se tomó otra información sobre esta materia el año de 31, y fray Rodrigo Minaya procuró mucho la libertad de los indios, y sacó una bula del papa Paulo III en declaración que los indios eran hombres y no bestias, libres y no esclavos. Insistió después en esto fray Bartolomé de las Casas, y mandó el emperador al doctor Figueroa tomar otras informaciones de religiosos, letrados y gobernadores de Indias que había en corte, por los cuales, y por otras muchas razones que dieron los trece que ordenaron las ordenanzas, de las cuales ya en otra parte se dijo, libertó el emperador los indios, mandando, so gravísimas penas, que nadie los haga esclavos, y así se guarda y cumple. Ley fué santísima cual convenía a emperador clementísimo. Mayor gloria es de un rey hacer buenas leyes que vencer grandes huestes. Justo es que los hombres que nascen libres no sean esclavos de otros hombres, especialmente saliendo de la servidumbre del diablo por el santo baptismo, y aunque la servidumbre y captiverio, por culpa y por pena es del pecado, según declaran los santos doctores Augustín y Crisóstomo, y Dios quizá permitió la servidumbre y trabajo destas gentes de pecados para su castigo, ca menos pecó Can contra su padre Noé que estos indios contra Dios, y fueron sus hijos y descendientes esclavos por maldición.

CCXVIII

Del Consejo de Indias.

Luego que se hallaron las Indias y que comenzaron a descubrir tierra firme, se conoció ser grandísimo negocio, aunque no cuanto agora es, y procuraron los reyes, de gran memoria, don Fernando y doña Isabel, que eran sabios en la gobernación, de cometer los pleitos y negocios de aquellas nuevas tierras a personas de confianza, que despachasen con brevedad lo que ocurriese. Mas no hicieron chancillería dello en forma por sí. El que lo gobernaba todo era Juan Rodríguez de Fonseca, que comenzó a entender en ello siendo deán de Sevilla y acabó obispo de Burgos, y aun acabara arzobispo de Toledo si no fuera escaso. Fernando de Vega, señor de Grajales y comendador mayor de Castilla, que trataba todos los negocios del reino, entendió mucho tiempo en las cosas de Indias, y aun Mercurino Gatinara, gran chanciller, entendió también en ellas, y mosiur de Lassao, que era de la cámara del emperador, y el licenciado Francisco de Vargas, tesorero general de Castilla, y otros grandes letrados. Mas como no había personas ciertas, sino que se nombraban los que el rey o sus gobernadores querían, y era necesario estar estantes a tanta negociación y tan importante, ordenó el emperador don Carlos nuestro señor, el año de 24, un Consejo Real de Indias, que despachase las causas, mercedes y todas las otras cosas de aquellas partes, por sello y registro, conforme al estilo de los otros Consejos de Castilla. Hizo presidente dél a fray García de Loaisa, natural de Talavera, que siendo general de la orden de Santo Domingo le tomó por su confesor, el cual murió cardenal y arzobispo de Sevilla, inquisidor general, co

misario general de la Cruzada y presidente de Indias, aun cuando fué visitado quisieran que dejara el cargo. Fueron oidores el obispo de Canaria, el doctor Beltrán, el licenciado Maldonado y Pedro Mártir. Por absencia del cardenal, presidió tres o cuatro años en este Consejo don García Manrique, conde de Osorno, que era presidente de Consejo de Ordenes. El secretario Francisco de los Cobos, que fué comendador mayor de León, tuvo la secretaría de Indias, con grandísimos provechos. Largo sería contar todos los oidores y personas que han entendido en los negocios y Consejo de Indias. Solamente digo que han sido muy singulares hombres, y de la calidad que habéis oído. Por muerte del cardenal Loaisa, entró en la presidencia deste Consejo don Luis Hurtado de Mendoza, marqués de Mondéjar, que había sido virrey de Granada y de Navarra, caballero de grandes partes y virtudes y que trata cuerdamente los negocios de guerra estado. Son al presente oidores el doctor Gregorio López, el licenciado Francisco Tello de Sandoval, el doctor Hernán Pérez Belón, el doctor Gonzalo Pérez de Rivadeneyra, el licenciado García de Birbiesca, el licenciado don Joan Sarmiento. Es fiscal el licenciado Martín de Agreda, varones gravísimos y que merescidamente tienen el oficio y cargo de gobernar las Indias y las gobiernan con mucho juicio y prudencia. Es secretario Joan de Sámano, caballero de Santiago, hombre muy cuerdo y de negocios. Hay también allá en las Indias muchas audiencias y gobernaciones, pero de todas vienen al Consejo como a supremo juicio. En Santo Domingo hay chancillería, y en Cuba, gobernador, que son las mayores e principales islas. En Méjico reside la chancillería de la Nueva España, y preside don Luis de Velasco, virrey de aquella provincia. En la Nueva Galicia está otra audiencia de cuatro alcaldes mayores. Guatimala y Nicaragua tienen asimesmo una chancillería, y la Nueva Granada

y

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