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empresa, y aun debía muchos dellos, y no traían cosa ninguna de allá, ni muestra de plata ni de oro ni de otra riqueza. Muchos quisieron quedarse allá; mas Francisco Vázquez de Coronado, que rico y recién casado era con hermosa mujer, no quiso, diciendo no se podrían sustentar ni defender en tan pobre tierra y tan lejos del socorro. Caminaron más de novecientas leguas de largo esta jornada.

CCXIV

De las vacas corcovadas que hay en Quivira.

Todo lo que hay de Cicuic a Quivira es tierra llanísima, sin árboles ni piedras, y de pocos y chicos pueblos. Los hombres visten y calzan de cuero, y las mujeres, que se precian de largos cabellos, cubren sus cabezas y vergüenzas con lo mesmo. No tienen pan de ningún grano, según dicen, que lo tengo a mucho. Su principal vianda es carne, y aquélla muchas veces cruda, por costumbre o por falta de leña. Comen el sebo así como lo sacan del buey, y beben la sangre caliente, y no mueren, aunque dicen los antiguos que mata, como hizo a Empedocles y a otros. También la beben fría, desatada en agua. No cuecen la carne por falta de ollas, sino ásanla, o por mejor decir caliéntanla a lumbre de boñigas. Comiendo, mascan poco y tragan mucho; y teniendo la carne con los dientes, la parten con navajones de pedernal, que paresce bestialidad. Mas tal es su vivienda y traje. Andan en compañías, y múdanse, como alárabes, de una parte a otra, siguiendo el tiempo y el pasto tras sus bueyes. Son aquellos bueyes del tamaño y color que nuestros toros, pero no de tan grandes cuernos. Tienen una gran giba sobre la cruz, y más pelo de medio adelante que de medio atrás, y es lana. Tienen como clines

sobre el espinazo, y mucho pelo y muy largo de las rodillas abajo. Cuélganles por la frente grandes guedejas, y paresce que tienen barbas, según los muchos pelos del garguero y varillas. Tienen la cola muy larga los machos, y con un flueco grande al cabo; así que algo tienen de león y algo de camello. Hieren con los cuernos, corren, alcanzan y matan un caballo cuando ellos se embravescen y enojan. Finalmente, es animal feo y fiero de rostro y cuerpo; huyen dellos los caballos por su mala catadura o por nunca los haber visto. No tienen sus dueños otra riqueza ni hacienda. Dellos comen, beben, visten, calzan y hacen muchas cosas; de los cueros, casas, calzado, vestido y sogas; de los huesos, punzones; de los nervios y pelos, hilo; de los cuernos, buches y vejigas, vasos; de las boñigas, lumbre, y de las terneras, odres, en que traen y tienen agua; hacen, en fin, tantas cosas dellos cuantas han menester o cuantas les bastan para su vivienda. Hay también otros animales, tan grandes como caballos, que por tener cuernos y lana fina los llaman carneros, y dicen que cada cuerno pesa dos arrobas. Hay tambien grandes perros que lidian con un toro y que llevan dos arrobas de carga sobre salmas cuando van a caza o cuando se mudan con el ganado y hato.

CCXV

Del pan de los indios.

El común mantenimiento de todos los hombres del mundo es pan; y no es común por ser mejor mantenimiento, sino por ser mayor y más fácil de haber y guardar, aunque otros tienen opinión contraria viendo que con pan y agua pasan los hombres; y es cierto que también pasarían con sola carne si lo acostumbra

sen, o con solas yerbas o frutas, que nuestro estómago y naturaleza con muy poco se contenta si lo avezamos; y comiendo por necesidad, y no por gula, cualquier manjar sustenta y aun deleita. Llaman pan lo que se amasa y cuece después de ser molido el grano, aunque también dicen pan lo que hacen de raíces, ralladuras de madera y de peces cocidos. En Europa comen generalmente pan de trigo, aunque también hacen pan de centeno en algunas partes, y de mío, y aun de castañas. La más gente de Africa come pan de arroz y cebada. En Asia usan mucho el pan de arroz; por lo cual paresce claramente que muy muchos hombres viven sin comer trigo. Tampoco tenían trigo en todas las Indias, que son otro mundo; falta grandísima según la usanza de acá. Mas empero los naturales de aquellas partes no sintían ni sienten tal falta, comiendo pan de maíz, y cómenlo todos. Cavan a manos la tierra con palas de madera, ca no tienen bestias con que arar. Siembran el maíz como nosotros las habas, remojado; pero echan cuatro granos por lo menos en cada agujero. De un grano nasce una caña solamente; empero muchas veces una caña lleva dos y tres espigas, y una espiga cien granos y docientos, y aun cuatrocientos, y tal hay que seiscientos. Cresce la caña un estado y más, engorda mucho y echa las hojas como nuestras cañas, pero más anchas, más largas, más verdes y más blandas. La espiga es como piña en la hechura y tamaño; el grano es grande, mas ni es redondo como garbanzo, ni largo como trigo, ni cuadrado. Viene a sazón en cuatro meses, y en algunas tierras en tres, y a mes y medio en regadío, mas no es tan bueno. Siémbranlo dos y tres veces por año en muchos cabos, y en algunos rinde trecientas, y aun quinientas por una. Comen cocida la espiga en leche por fruta o regalo. Cómenla también, después de nada, cruda y cocida y asada, que es mejor. Comen eso mesmo el grano seco, crudo y tostado; mas de

gra

cualquiera manera es duro de mascar y atormenta las encías y dientes. Para comer pan cuecen el grano en agua, estrujan, muelen y amásanlo; y o lo cuecen en el rescoldo, envuelto en sus hojas, que no tienen hornos, o lo asan sobre las brasas; otros lo muelen el grano entre dos piedras como mostaza, ca no tienen molinos; pero es muy gran trabajo, así por la dureza como por la continuación, que no se tiene como el pan de trigo; y así, las mujeres pasan trabajo en cocer cada día; duro pierde el sabor y enduréscese presto, y a tres días se mohesce y aun pudre. Ensucia y daña mucho la dentadura, y por eso traen gran cuidado de alimpiarse los dientes. La harina del maíz adoba la agua corrompida, quitándole aquel mal sabor y olor, y por eso es buena para la mar. Es de mucha sustancia este pan, y aun dicen que harta y mantiene mejor que pan de trigo, pues con maíz y ají están gordos los hombres, y también los caballos, y no enflaquecen como acá, aunque caminen, comiendo maíz verde. Hacen asimesmo del maíz vino, y es muy ordinario y provechoso. Es, en fin, el maíz cosa muy buena y que no lo dejaran los indios por el trigo, según tengo entendido. Las causas que dan son grandes, y son éstas: que están hechos a este pan, y se hallan bien con él; que les sirve el maíz de pan y vino; que multiplica más que trigo; que se cría con menos peligros que trigo, así de agua y sol como de aves y bestias; que se hace más sin trabajo, pues un hombre solo siembra y coge más maíz que un hombre y dos bestias trigo. También usan los indios otro pan que hacen de unas raíces dichas en lengua de Santo Domingo yuca y ajes, de los cuales traté en otra parte.

CCXVI

Del color de los indios.

Una de las maravillas que Dios usó en la composición del hombre es el color; y así, pone muy grande admiración y gana de contemplarlo, viendo un hombre blanco y otro negro, que son del todo contrarios colores; pues si meten un bermejo entre el negro y el blanco, ¡qué divisada librea paresce! Cuanto es de maravillar por estos colores tan diferentes, tanto es de considerar cómo se van diferenciando unos de otros, casi por grados; porque hay hombres blancos de muchas maneras de blancura, y bermejos de muchas maneras de bermejura, y negros de muchas maneras de negrura; y de blanco va a bermejo por descolorido y rubio, y a negro por cenizoso, moreno, loro y leonado como nuestros indios, los cuales son todos en general como leonados o membrillos cochos, o tiriciados o castaños, y este color es por naturaleza, y no por desnudez, como pensaban muchos, aunque algo les ayuda para ello ir desnudos; de suerte que así como en Europa son comúnmente blancos y en Africa negros, así también son leonados en nuestras Indias, donde tanto se maravillan de ver hombres blancos como negros. Es también de considerar que son blancos en Sevilla, negros en el cabo de Buena Esperanza y castaños en el río de la Plata, estando en iguales grados de la Equinocial; y que los hombres de Africa de Asia viven so la tórrida zona sean negros, y no lo sean los que viven debajo la mesma zona en Méjico, Yucatán, Cuauhtemallán, Nicaragua, Panamá, Santo Domingo, Paria, cabo de Sant Agustín, Lima, Quito y otras tierras del Perú que tocan en la mesma Equinocial. Solamente se hallaron ciertos negros en

y

que

GÓMARA: HISTORIA DE LAS INDIAS.-T II.

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