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DE

AUTORES ESPAÑOLES

DESDE LA FORMACION DEL LENGUAJE HASTA NUESTROS DIAS

TOMO QUINCUAGÉSIMO SÉPTIMO

POETAS CASTELLANOS ANTERIORES AL SIGLO XV

COLECCIÓN HECHA POR D. TOMÁS ANTONIO SÁNCHEZ

CONTINUADA

POR EL Excmo. Sr. D. PEDRO JOSÉ PIDAL

Y CONSIDERABLEMENTE AUMENTADA E ILUSTRADA

A VISTA DE LOS CÓDICES Y MANUSCRITOS ANTIGUOS

POR

D. FLORENCIO JANER

MADRID

IMPRENTA DE LOS SUCESORES DE HERNANDO

CALLE DE QUINTANA, 33

1921

MINAR

461426
OCT 25 1938

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DISCURSO PRELIMINAR.

Difícil será, por cierto, dejar en el presente tomo satisfecho el buen gusto literario le los suscritores á esta BIBLIOTECA. Saboreadas, en volúmenes anteriores, las dulcisimas poesías de Garcilaso, Ercilla, Rioja, Mendoza, Alcázar, Fray Luis de Leon, Argensola y otros, que cultivaron el Parnaso español en no ménos felices y abundosas rimas, la sequedad y rudeza de los orígenes de la poesía castellana ha de formar desagradable contraste con la fluidez y galanura de los poetas que alcanzaron nota de mejores. Y sin embargo, la BIBLIOTECA DE AUTORES ESPAÑOLES, siéndolo desde la formacion del lenguaje hasta nuestros dias, no podia prescindir de un volúmen en donde apareciesen debidamente ordenados los cimientos literarios y filológicos, si nos es dable valernos de esta expresion, los primitivos esfuerzos del idioma patrio. Sólo de este modo podrá apreciarse mejor la marcha progresiva, el admirable desarrollo de nuestra literatura en su edad de oro.

Así como á un Cervantes, á un Mendoza y á un Moncada precedieron, en época bien remota de su tiempo, un marqués de Villena y un Fernando del Pulgar, así tambien á los Menas y Manriques, á los Boscanes y Herreras, habian precedido, años ántes, Gonzalo de Berceo, el Arcipreste de Hita, Pedro Lopez de Ayala y otros poetas y rimadores, más ó ménos conocidos, más ó ménos felices en los primeros ensayos de la musa castellana. Porque nombre de ensayos, y no otro, merccen algunas veces los fragmentos, los cantares de gesta, y áun ciertos poemas que al comenzarse á formar el idioma patrio aparecen diseminados en diferentes localidades de la Península, tomando sabor de otros idiomas y áun dialectos que trabajosa y paulatinamente se iban formando al propio tiempo en territorios ó reinos convecinos. Ni otra cosa podia esperarse del estado social de España durante los calamitosos siglos que se siguieron á la decadencia hispano-latina. Salidos sus moradores de dominacion csencialmente romana, para sufrir la influencia visigoda, que á su vez hacia lugar á idioImas y costumbres africanas, el lenguaje que de la mezcla, corrupcion y hermandad le unos y otros idiomas iba á resultar, daba orígen, como es sabido, á los primeros vagidos de la lengua castellana, no tiernos y apasionados, como los de toda creacion infantil, sino rudos, agrest's y varoniles, como salidos de entre el entusiasmo religioso y las necesidades guerreras de nuestros antepasados.

Fué, en efecto, la antigua literatura española, una de las literaturas de Europa que no tuvieron su nacimiento entre la ociosidad y bienestar de la paz, ni entre la calma y regalo de los pueblos que, en su suelo nativo, se vieron libres de las convulsiones

y trastornos de las luchas guerreras. Todo lo contrario. Si bien parece que durante la reconquista no debia haberse oido resonar acento alguno de la musa castellana, el menor cántico guerrero que alentára á la pelea, en la patria de los Ramiros y Fer nandos el primer grito de libertad fué acompañado de una voz que animaba á empren der una lucha de más de siete siglos, y entre el ruido de los combates, los ayes de los moribundos y el estruendo de los gritos guerreros, se oia el cántico que animab al cristiano contra el enemigo de su fe, y con sus palabras sencillas y desaliñadas pero enérgicas y heroicas, se recuperaba desde las asperezas de Astúrias hasta lo muros de Toledo y Zaragoza (1).

No fueron, sin embargo, los Poemas del Cid y del conde Fernan Gonzalez, respi rando el aire agitado de los campamentos, las únicas producciones notables en lo orígenes de la poesía castellana. Merecen igual calificacion otras composiciones, s bien no en crecido número, puramente histórico-caballerescas, religiosas, morales de amor y leyendarias. A este número pertenecen, por ejemplo, el Poema de Ale jandro, las Poesias de Gonzalo de Berceo, las del Arcipreste de Hita, el Rimado de Pa lacio, los Proverbios morales del Rabbi don Sem Tob, el Libro de Apolonio, y otra composiciones que, ya publicadas y conocidas, ya desconocidas ó inéditas, debia incluirse en el presente volúmen, con tal que fueran todas anteriores al siglo xv. I bien podemos decir que (por demas escasa nuestra suficiencia, aunque grande cntusiasmo por semejante género de estudios) hemos sido no poco felices respect al número de composiciones incluidas en las siguientes páginas. Al Poema del Cid Obras de Gonzalo de Berceo, Poema de Alejandro y Poesias del Arcipreste de Hita, que dió á luz don Tomas Sanchez, ofreció agregar el diligente editor de esta BIBLIOTEC el Libro de Apolonio, la Vida de santa Maria Egipciaca y la Adoracion de los Reyes, publicadas por el señor Pidal, y ademas las Poesias de don Alonso el Sabio, las del Rabb don Santo, la Danza de la Muerte, el Pcema de José, el Poema del conde Fernan Gonzalez y el Rimado de Palacio, de Pero Lopez de Ayala. No poca fortuna nuestra ha side cumplir no sólo con lo ofrecido anteriormente á los suscritores, sino poder aún enri quecer la literatura nacional con la publicacion de dos composiciones generalmente desconocidas hasta hoy de literatos y eruditos, una de ellas anhelada desde hace siglos. Nos referimos á la Vida de san Ildefonso, por el beneficiado de Ubeda, de quel tuvo noticia Sanchez, y al Poema de Alfonso Onceno, no há mucho publicado por vez primera, de órden de S. M. la Reina, enterada de que los eruditos deploraban su pérdida, siendo así que se conservaba, aunque en mal estado, en una de sus Reales bibliotecas (2).

En cambio, sin que por esto dejemos de dar á conocer á los lectores los únicos

(1) Así tuvimos ocasion de consignarlo en el preámbulo de La Danza de la Muerte, poema castellano del siglo XIV, que con preámbulo, facsimile y explicacion de las voces más anticuadas, publicamos, enter mente conforme con el códice original, durante nuestra estancia en París, en 1856.

(2) Poema de Alfonso Onceno, rey de Castilla y de Leon. Manuscrito del siglo xiv, publicado por vez primera de órden de S. M. la Reina, con noticias y observaciones de Florencio Janer. - Madrid, impreso por don Manuel Rivadeneyra, Agosto de 1863.

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