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» parecian una pavesada;" por que los de la guarnicion además de pelear esforzadamente con saetas, arcabuces, lanzas y espadas, "les arrojaban ollas llenas de resina y

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pólvora y unos botafuegos que echaban de si fuego ter» rible y mortal: con lo cual los soldados de Navarro se » turbaron y dando luego sobre ellos en aquella turba»cion los enemigos fueron derribados por la bateria (bre» cha) y retiráronse habiendo perdido algunos de los su» yos y quedando muchos heridos y abrasados del fue› go (1).”

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Reflexionando entónces Icart, asi en los cinco asaltos que en un mismo dia y tiempo habia sostenido, como en que de los suyos el que no estaba herido estaba traspasado de sueño, llamó á los capitanes y principales vecinos de la ciudad, y con su acuerdo y autorizacion trató y logró una capitulacion en la que no sola quedó salva la reputacion de la guarnicion sino las personas y propiedades de los habitantes que se hubiesen declarado por el Emperador. Cumplió Icart lo que les dijo de que no recibirian condiciones, sino que pareceria que las imponian; y asi fué que al salir por las puertas de Brescia con su gente" iba >> esta tan animosa y pasó tan ufana por medio de los es> cuadrones enemigos, que los franceses viendo cuan po» cos eran, porque apenas llegaban á setecientos solda>> dos armados, comenzaron á confundirse de vergüenza » y á bramar porque tan poca gente haciendo muestra de » que era mas, se habia defendido de la furia de dos

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(1) El testo latino de Jovio dice... Sed ab ea parte quam Navarrus opugnandam acceperat, longe periculosum certamen fuit: nam Cantabri et Vascones intrepide murum subiere: actumque est utrinque audacter non missilibus tantum sed lanceis et gladiis quum. scutis super capita positis veluti testudine facta succederetur etc.

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ejércitos. Quisieron mofarse de ellos y aun maltratarlos » de despecho, pero ellos que todo lo entendian pasaban » sin perder su órden y sin responder sino con risa y li» bertad en los semblantes," llevando en multitud de carros su equipaje y dirigiéndose á Alemania por las monta ñas de Trento (1).

(1) Jovio y Baeza, lib 18, cap. 23.-Mocenicus, ibi., página 144, y Bernadinus Aldinus De bello veneto, lib. 6, pág. 292. Dum que possessa violenter acriterque defensa mania relaxant. Ipsi interea jumentis carpentisque omnibus pretiosa supellectile sua oneratis... urbem egressi magno examine longisque carrorum ligneis per Tridentinos saltus in Germaniam abiere.

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Brescia se rindió en 24 de mayo de 1516, y no fué la única plaza defendida en aquel siglo por los españoles, que al rendirla admiraron á sus enemigos. Tratando D. Cárlos Coloma que lo presenciaba de la rendicion de Amiens, dice en el libro 10 de sus Guerras de Flandes, pág. 477, año de 1597, "cumplido el plazo de los ocho dias salió la guarnicion á los 15 de septiembre en número de 600 soldados sanos al pié de 800 heridos: cosa que admiró al Rey de Francia y mucho mas al ver despues cuales estaban las baterías y en particular la del rebellin, pues sin ayuda alguna subió por ella Madama Gabriela Duquesa de Beaufort dama del Rey y otras muchas señoras que habian acudido á ver á sus maridos en sabiendo que la guarnicion parlamenteaba. La salida fué con muy gran ostentacion, banderas tendidas y los demás requisitos de este género, y llevándose á los ojos del Rey hasta los mas viles despojos de aquella su nobilisima ciudad, tras seis meses y medio de sitio, en medio podemos decir de su reino."

SEPTIMA EPOCA.

Desde 1516 á 1526.

Ninguno de cuantos se mostraban despechados por la salida como triunfal de Icart y la guarnicion de Brescia, tenia mayor motivo para estarlo que el tornadizo Navar ro. Nada le habia salido bien en aquella empresa. Desdeñando el ejemplo de los alemanes que, sirviendo al Rey de Francia se resistieron á ir contra los compatriotas y parientes que en Brescia estaban por el Emperador, estuvo en poco que cuando él menos escrupuloso caminaba contra los suyos, no cayera en manos, como ya referimos, de los que de la plaza habian salido á merodear. Sus minas, aquella su invencion tan terrible y tan cacareada, habian sido totalmente inutilizadas por las contraminas de los sitiadores, faltando tambien muy poco para que no pereciera en ellas. Sus escogidos gascones y navar ros bajos á pesar de sus mandatos y de haberlos adiestrado hasta en formar con paveses el testudo ó galápago, usado por los romanos para combatir las murallas (1), acaso por no sentir en él aquel ardor patriótico que con los suyos le animaban, se habian mostrado flacos y débiles en

(4) Vegetius, De re militari, lib. 4, cap. 14.

los asaltos; y la Providencia por último, habiendo sido Icart el primer español contra quien Navarro guiado de su mala estrella combatió, puede decirse fué el predestinado, como en su lugar verémos, para presenciar cuando el dia de la expiacion llegó, su triste y desdicha

do fin.

que

1517.-No está claro si Navarro acompañó á los franceses y venecianos cuando, despues de apoderados de Brescia, se encaminaron contra Verona. Era su alcaide todavía y gobernaba la gente española y alemana, no como general pontificio sino como comisario imperial, el mismo Marco Antonio Colona, que con tan acertada oportunidad socorrió á Brescia al principiar su asedio. La guarnicion reforzada, á pesar de las precauciones de los venecianos, con gran parte de la que allí acababa de capitular, dió tambien como su gobernador las mismas pruebas de valor admiradas por los enemigos en Brescia. Ni con tener por el suelo ciento y cincuenta pasos de muralla derribados por los venecianos hacia la puerta de Vicenza, ni con haber los franceses abierto cinco grandes portillos por cinco partes diferentes de la misma muralla, ni con amotinarse por las pagas é irse de sus resultas á los venecianos, con grandísimo encono de los demás españoles, los capitanes Rojas, Plasolla, Cristoval Manjon, Juan Perez, Juan Ladron, y el coronel Maldonado y Juarez, pasados despues por las picas, sirviendo al duque de Urbino (1) (lo cual

(1) Guicciardini, lib. 12.-Jovio, lib. 18, describe largamente este sitio en que tambien hubo retos y duelos por las Damas entre españoles, italianos y franceses, y alborotos por las rameras; y tratando de aquella desercion, refiere que muchos españoles sin vergüenza ninguna diciendo que sin paga no querian pelear por el. Emperador ni esperar á pasar la última hambre, fingian que salian

debió servir de aviso á Navarro) lograron los sitiadores que se rindiera Verona. Sus defensores la mantuvieron resueltos hasta que concertada la paz de Noyon en agosto de aquel año entre nuestro Carlos llamado despues el Quinto, y el Rey Francisco I, y luego entre este, el Emperador y los venecianos, volvieron estos á su posesion en enero de 1517; y puesto fin á la sangrienta guerra derivada de la liga de Cambray, que habia durado ocho

á correr la tierra y pasábanse á los venencianos. Pero otros muchos, teniendo respeto á la honra de su nacion, recibian enojo, pareciéndoles que aquella maldad era afrenta á toda ella. Y así maldecian el hecho y juraban que en habiendo lugar habian de casti gar su maldad matándolos por sus manos ó por justicia. Entre otros que se pasaron fueron Juarez, Rojas, Plasolla, Cristóbal Manjon, Juan Perez y Juan llamado el Ladron y algunos otros leones mas que soldados usados á ganar y aprovecharse. Estos poco antes siendo muertos los mejores de su gente habian entrado en lugar de los alfereces y capitanes mas por su atrevimiento y por favor de los soldados que por su valor. A estos siguió poco despues el capitan Maldonado no teniendo respeto à la honra que habia ganado en las guerras pasadas. Era verdaderamente digno de ser alabado de valeroso guerrero, si siendo ya viejo, no lo engañáran soberbia y avaricia de manera que maculára con esta maldad y con el horrible fin de su vida la honra ganada con tantos trabajos. "Fué este fin, >> segun Herrera en sus Comentarios de los hechos de los españoles » en Italia, pág. 304, que el Coronel Maldonado y el Capitan Jua>> rez y otros dos capitanes mas que servian al Duque de Urbino, >> oido lo que trataban contra él y leidas las escrituras y cartas, y >> relatados los indicios, estando todos los españoles con grande >> atencion, por comun juicio condenaron á muerte á Maldonado y » á los tres capitanes y haciéndolos pasar por las hileras de las picas » fué ejecutada la pena y segun decian purgada con este castigo toda >> la malicia que habia en aquel ejército. Y esto se llama entre la >> nacion española pasar por las picas: castigo usado en ella. Véan» se Jovio, lib. 19, y Guicciardini, lib. 43 al principio y mas ade»lante. "

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