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95 Alfonso de Haro, Señor de Chillon, D. Juan Ponce de Cabrera, Señor de Cabra, que como primo segundo de D. Juan Manuel, era el principal partidario, Salvador Martinez, Martin Gomez, Martin Alfonso de Velasco, su hermano, Fernando Gutierrez Arguiñano, Gutierre Fernandez de Riopisa, y otros muchos Cavalleros, y la mayor parte del Pueblo. Por el partido contrario se mantenian D. Alonso Fernandez de Cordoba, I. Señor de la Villa de Cañete, tronco de todo este grande linage, Alcalde mayor de la Ciudad, y Adelantado mayor de la Frontera, D. Payo Arias de Castro, I. Señor de Espejo, tronco de todos los Valenzuelas, Alcalde mayor de Cordoba, Alcayde de sus Reales Alcazares, Portero mayor de Andalucia, y Embaxador extraordinario del Rey D. Fernando al Pontifice Clemente, D. Fernando Alfonso de Cordoba, Alguacil mayor de la Ciudad, Capitan General de sus gentes, Alcayde de Alcaudete, Martin Alfonso de Cordoba, su hermano, Alferez mayor, fundador del Castillo de Montemayor, hijos ambos del Adelantado, en quienes fundò sus dos principales mayorazgos, D. Arias de Cabrera, hermano de D. Juan Ponce, Pedro Ximenez de Gongora, Señor del Cañaveral, y la Zarza, cuñado del Adelantado Martin Alfonso de Saavedra, su sobrino, Ruy Perez de Castro, hijo mayor de D. Payo Arias, Lope Fernandez de Escaño, con otros muchos Cavalleros, Oficiales del Rey.

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Encendieronse entre los dos partidos contiendas tan sangrientas, y porfiadas, que tuvieron muy fatales consequencias; porque prevaleciendo el partido de D. Juan Ponce, ocupò por fuerza de armas toda la Axerquia, tapiando dos puertas, que tenia el muro medio en aquel tiempo para la comunicacion del resto de la Ciudad, antigua Ciudadela de Romanos, por estar en la parte superior de su situacion. Des pues ocupando con la misma ferocidad el Castillo del Puente, y otras Torres, se apoderaron de toda la Ciudad, obligando à los contrarios à fortificarse en el Alcazar, donde se defendieron con muchas heridas, y muertes de ambas partes, hasta que sabiendo el Adelantado, y sus compañeros, que D. Juan Manuel no distaba de Cordoba sino dos leguas, viniendo con gentes armadas en socorro de su facción, pactaron la salida libre de Cordoba, con sus personas libres, y se retiraron à la Villa de Castro del Rio, donde fueron acogidos. Todo lo referido cons ta del rescripto, que produciremos despues de la Cronica del Rey D. Alonso, y del privilegio, que por este servicio otorgò el Rey à la Villa de Castro de muchas franquezas, mandando, que en adelante se llamarà Castro Leal. En este privilegio se refieren distintamente las personas principales, que salieron de Cordoba con el Adelantado. Con

esto

esto quedò toda la Ciudad por el partido de D. Juan Manuel, quien repartiò los oficios del gobierno de la Ciudad entre los Cavalleros de su faccion.

No obstante procurò componerse con la Reyna Doña Maria, quedando igualmente por tutor, y curador con el Infante D. Felipe: porque no solamente Cordoba, sino tambien muchas Ciudades de Castilla, seguian voluntariamente su partido, que hacian mucho mas poderoso, asi la gran autoridad de este Principe en el Reyno, como su experimentado valor, virtudes militares, prudencia, astucia no vulgar, y el oficio, que tenia de Adelantado mayor de la Frontera de Murcia, al qual añadiò la Reyna en esta ocasion el empleo de Adelantado mayor de la Frontera de Andalucia, para tenerle mas obligado.

Las principales Ciudades de Andalucia por las instancias del Infante D. Felipe, pactaron treguas con el Granadino, exceptuando à Cordoba, y su Reyno, porque esta Ciudad havia faltado al trato, y juramento de no tomar por tutòr sino al Infante D. Felipe. Con esta ocasion el Rey de Granada mandò à Hozmin, Capitan General de sus Exercitos, muy experimentado, y valeroso, que entrase poderosamente por el Reyno de Cordoba, haciendo gravisimos daños. La primera Plaza, que sitiò fuè el Castillo de Rute, donde hizo muchisimos estragos, entrando por asalto à fuego, y sangre. D. Juan Manuel, aunque co nocia el desamparo de las demás fuerzas de la Frontera, sacò sus gentes de Cordoba con los Pendones, y Regimientos de las Ordenes, y con los Maestres de Calatrava, y Alcantara, acometiò al exercito de Hozmin cerca del Rio Guadalforce, donde pelearon los cristianos con tanto valor, que derrotaron enteramente todo el exercito Granadino, con muerte de la mayor parte de la Infanteria, y Cavalleria de Granada Quedò el campo de batalla por los cristianos con innumerables prisioneros, y despojos, escapando Hozmin, y los demás donde pudieron. Ganose esta gran victora en el mes de Agosto de 1326. segun Kalendario antiguo de Baeza.

por

el

Sin embargo de tan memorable victoria, meritos › y potencia, no tenia el Infante D. Juan Manuel la mayor seguridad del Rey D. Alonso, que yà desde las Cortes celebradas en Valladolid por Febrero del mismo año comenzaba à manifestar mayores talentos, justicia, y prudencia, que permitian sus pocos años: Porque supo, que el Rey havia quitado la vida à D. Juan el Tuerto, hijo del Infante D. Juan, porque no cesaba de alvorotarle el Reyno, sin que bastasen medios algunos de paz, y de concordia. Con esta noticia D. Juan Manuel, encomendando el Adelantamiento de la Frontera à su primo D. Juan Pon

ce,

ce, que mandaba absolutamente à Cordoba, saliò de esta Ciudad procurando poner en salvo su persona en las Fortalezas, y Castillos de su estado de Villena.

Mantenia por este tiempo el Adelantado D. Juan Ponce de Cabrera la posesion de su Castillo de Cabra, sin que pudiese despojarlo de èl D. Juan Nuñez de Prado, intruso Maestre de Calatrava, aunque le sitiò, y combatiò con gentes armadas, que venciò valerosamente D. Juan Ponce, defendiendo el Castillo, y la Villa: mas esta gloriosa de fensa fuè la causa principal de toda su ruina; porque haviendo venido el Rey à la Frontera, no solo le quitò el oficio de Adelantado, sino tambien la vida. Luego que supo la fuga de D. Juan Manuel, determinando venir à la Andalucia, hizo, que los electores de Santiago re cibiesen por Maestre à D. Vasco Rodriguez de Coronado, hermano segundo de D. Gonzalo Rodriguez de Coronado, Alcalde mayor de Cordoba, despues Comendador mayor de Leon , y Señor del Castillo de Azuaga; y mandò al Maestre, que dispuestas con celeridad las cosas de su orden en Merida, viniese con todas sus gentes à la guerra de los moros, creandole desde luego Adelantado mayor de la Frontera. A los 27. de Abril del año siguiente estaba yà el Rey en Cordoba, donde los emulos de D. Juan Ponce de Cabrera, procuraron preocuparle el animo, sobradamente irritado con las rebueltas de las tutorias: y no queriendo embarazarse en estos negocios pasò à la guerra de los moios con su exercito, conquistandoles de esta vez los Castillos de Olvera, Pruna, Almonte, y otros Lugares, de donde descendiò triunfador à Se+ villa. Entre tanto dexò en Cordoba un Juez Pesquisidor llamado Fer, nando Gomez, para que con toda diligencia substanciase los procesos de todos los culpados en la sedicion de las tutorias.

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A los principios del año siguiente de 1328. funesto, para Cordoba, yà se hallaba el Rey en esta Ciudad, donde à los 16 de Febrero confirmò un privilegio al Monasterio de San Agustin. Aqui mandò à D. Juan Ponce, que entregase al Maestre de Calatrava la Villa de Cabra: y resistiendose à este mandato, valiendose por una parte de esta desobediencia, y por otra de los alborotos de las tutorias, en cuyos procesos resultaban graves cargos contra D. Juan Ponce, y sus compa ñeros, formalizadas sus causas por el Juez Pesquisidor, y vistas en el Consejo Real, mandò el Rey, que fuesen degollados varios Cavalleros, entre los quales fueron señalados D. Juan Ponce de Cabrera, D. Pedro Alfonso de Haro, y en rebeldia los dos hermanos Martin Gomez, y Martin Alfonso de Velasco, que desde Cabra huyeron al Reyno de Granada. Fueron confiscados los bienes, no solamente de los sobredichos, si

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no tambien de otros muchos. Por resultas de la pesquisa fueron depu→ estos los quince Cavalleros del Regimiento de Cordoba, que havia puesto D. Juan Manuel, y quedò reducido su numero à solos trece. Y finalmente mandò, que se siguiese con todo rigor ante sus Alcaldes la causa de los quince, por haver usurpado mucha hacienda, y ganados en tiempo de sus tutorias à D. Majon, judio muy poderoso de esta Ciudad, cuyo fuego soplaba incesantemente D. Jucaf, de la misma profesion, Almojarife mayor del Rey.

Consta todo lo referido de la respuesta, que diò el Rey à la Ciudad, que se conserva en su archivo; porque haviendo salido de Cordoba en seguimiento de D. Juan Manuel, quedò la Ciudad summamente contristada con las sentencias de muerte, y confiscacion de bienes de tan nobles Ciudadanos. Y haviendo succedido poco despues la gloriosa defensa de Castro del Rio, y la perdida, y recuperacion del Castillo de Cabra, escribiò al Rey la Ciudad, despachandole su diputado Fernando Gil, para que le representara varios particulares, à los quales respondiò en el Real sobre Escalona à los 3. de Mayo del mismo año, mandando, que la Ciudad percibiese 60yooo. maravedis para fortificar sus Castillos : Que los acreedores justos de la Ciudad, cuyos creditos fuesen ciertos, esperasen un año: Que los demàs, cuyos creditos fuesen dudosos, recurriesen à su Consejo, para deducir su derecho: Que todas las obligaciones, que D. Juan Ponce havia hecho en tiempo de las tutorias con los caudales de la Ciudad, fuesen de ningun valor: Que todo el trigo, que la Ciudad debia al dicho D. Juan Ponce fuese aplicado al Real Fisco con todos sus bienes: Que D. Pedro Alfonso de Haro havia sido tambien condenado à muerte por sus Alcaldes justamente segun derecho: Que todos sus bienes pertenecian à su Real Camara; pero que sin embargo perdonaba à la Ciudad todos los creditos, que le debian, por haver reparado à su costa el dicho D. Pedrò el Castillo de Chillon, por cuyo motivo le havian quedado obligados à la satisfacèion de estos costos quarenta hombres buenos en nombre del Concejo: Que las Casas, que se havian quitado à Salvador Martinez no sé le debian restituir : Que se buelvan à abrir las dos puertas de comunicacion del muro medio, que se tapiaron quando D. Juan Ponce ocupò la Axerquia, revocando todas las facultades, que tenian algunos, para edificar casas en aquellos portillos: Que la mitad de los bienes de los condenados à muerte por sus Alcaldes fuesen para las mugeres de los reos, y la otra mitad para su Real Fisco, excepto todos los bienes de Martin Gomez, y Martin Alfonso de Velasco su hermano, que desde Cabra se havian pasado à los moros: porque siendo condenados por es

sa

y

ta causa, pertenecian todos sus bienes à la Real Camara: Que aunque sus Alcaldes havian condenado à muerte à Fernando Gutierrez de Arguiñano, y à Gutierre Fernandez Riopisa, les perdonaba las vidas, si los Jueces convenian en este indulto: Que se restituyesen todos los bienes, heredades à los presos en cadenas, como los que los huviesen tomado, no tuviesen mandato expreso del Rey: Que se soltasen de la prision todos los que no estaban comprehendidos en la pesquisa, con tal condicion, que consintiese en esta libertad Fernando Gomez su Alguacil: Que el Maestre de Calatrava debia reparar la Villa, y Castillo de Ca bra, como se lo mandaba : Que el Obispo fortificase tambien el Castillo de Lucena, para lo qual yà daba la providencia correspondiente: Y finalmente [ omitiendo otros muchos particulares ] mandò, que la te› nencia del Castillo de Castroviejo se entregase à D. Fernando Alfonso de Cordoba, su Alguacil mayor, quitandolo à Pedro Diaz de Aguayo, que havia sido Alcayde de Cabra. Y à la representacion, que Cordoba le hacia sobre la residencia del Adelantado mayor de la Frontera en esta Ciudad por estar en el centro de la Frontera de moros, responde, que en el tiempo de la cosecha harà, que resida en Cordoba su Adelantado mayor D. Juan Alfonso.

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Estas fueron las resultas funestas del tumulto de las tutorias, de donde sacamos, que no fuè condenado D. Juan Ponce, por sola la desobediencia de no haver querido entregar prontamente el Castillo de Cabra al Maestre, como significa Rhades de Andrade. Ambas causas comprehendiò la Cronica de este Rey en el Capitulo 65. por estas palabras, hablando del Rey: Luego partiò à Sevilla, y fuese para Cordo ba: y en aquel tiempo moraba en esta Ciudad D. Juan Ponce de Cabrera, que tenia el Castillo de Cabra, que era de la Orden de Calatrava, y no lo queria entregar al Maestre, y el Rey demandolo, y no se lo diò, y por esto, y otrosi, porque, este D. Juan Ponce puso gran alboroto en esta Ciudad en el tiempo de los tutores, en quanto el Rey estaba en Vas lladolid, por la qual razon esta Ciudad se huviera de perder entonces so bre esto, y por otras muchas querellas, que el Rey ballò de el, mandole cortar la cabeza, y cobrò el Castillo de Cabra, y mandolo entregar à la Orden de Calatrava. De todo lo dicho consta manifiestamente con

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tra Pellicer, que el mismo D. Juan Ponce de Leon, asi llamado por la citada Cronica al Capitulo 29., quando trata las rebueltas de las tu torias en Cordoba, es nuestro D. Juan Ponce de Cabrera, que quiso Pellicer fuese hijo del primero. Llamale la Cronica D. Juan Ponce de Leon: porque realmente sus primos, y sus tios, Señores de la Puebla de Asturias, y Marchena, seguian este apellido por descender todos de

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